1x06: No resuelto-Unsolved

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El equipo investiga una muerte en el saloom de Esperanza, un hombre ha aparecido muerto con varias puñaladas en el pecho. Una mujer pelirroja llamada Marta Sánchez es la única sospechosa, pero la pregunta es ¿cómo Warren demuestra que ha sido ella la asesina?. Por otro lado Neil Lambert llega al pueblo, descubre que su hermano, Sean, vuelve al juego engañando a su mujer.

En el bar de Esperanza, una noche tranquila. Eran las nueve. Josh Wilcox escuchó el grito de una de sus ayudantes y subió rápidamente para saber lo que ocurría. Se acercó al cadáver: era un varón de unos treinta y muchos años, tenía una barba corta y llevaba el uniforme y el quepis del ejercito confederado. Le tocó la garganta para ver si aún respiraba. No mostró signo alguno. Fue hacia su camarera intentándola tranquilizar y le ordenó.


-Avise al sheriff.


Un rato después, Warren y su equipo abren la puerta de madera del bar y suben a la


habitación número ocho. Se fijó por la trenza del traje que la víctima debía ser un oficial del


ejército. En el quepis llevaba la insignia de tres semi- triángulos de color rojo boca abajo.


-Era sargento de artillería, averiguare como se llamaba- dijo Samuel poniendo en su libreta la


estatura, el peso de la víctima, etc. Samuel conocía dentro del ejercito a algunos hombres en


Virginia, que posiblemente podrían echarle una mano.


Se fue de la habitación a la calle.


-De acuerdo, estaba casado.- dijo Warren fijándose en su anillo de compromiso que tenía en la


mano derecha.- ¿Causa de la muerte?


-Le apuñalaron la arteria humeral varias veces. Yo diría que murió hace unas ochos horas más


o menos.- comprobando los bolsillos de la chaqueta para a ver si encontraba alguna


identificación.


-Así que un hombre pasa la noche en este bar, sube con alguien y a la mañana siguiente esta


muerto. Voy a ver si recibió alguna visita.- dijo Warren mirando el reloj. Eran las ocho de la


mañana de un miércoles .


Bajó las escaleras y vio a Manuela en la barra del bar. Al lado de ella, estaba Josh hablando con


Edward. Se dirigió allí.


-Un café por favor- dijo Warren mientras se sentaba en un taburete.


Ella le sirvió el café al instante. Mientras que Warren se tomaba el café, Manuela le dijo.


-¿Que tal señor?- dijo mientras secaba un vaso de cerveza con su paño.- ¿Que tal esta el café?


- Muy bueno, Manuela. ¿Quien descubrió el cadáver?, ¿fue usted?- dijo Warren mientras


dejaba la taza de café en la mesa y sacaba su monedero para pagarlo.


-Así es, ¡ay pobrecito!. ¿Quien ha podido hacer una cosa así?- dijo mientras se llevaba la taza


de café al lavabo.


- Pues no lo sabemos. ¿Vio alguien que acompañase al hombre a su habitación?


-No... no exactamente. Una hora después del que el señor subiera, hubo una dama que se


dirigió a la habitación número nueve.


-¿Y?


-Me resultó sospecha, no sé, un pálpito.


-¿Vio a esa mujer meterse en la habitación del hombre?


- No señor.


-Pues entonces un pálpito no sirve como prueba- dijo Warren con una sonrisa al final. ¿Cómo


era esa mujer?


- No la vi bien, sé que era pelirroja, es que paso un momento por al lado mío.


- Gracias Manuela.- dijo Warren yéndose con Edward a la oficina.


Manuela Esperanza era la esposa del difunto Mario. Ellos nacieron en un pequeño pueblo de


México y decidieron montar su propio negocio. Los dos adoptaron como si fuera su propio hijo


a Josh Wincott. Él era hijo de Gerard Wincott, no conoció a su madre a causa de que murió en


el parto.


Gerard era un antiguo minero que trabajaba en una de las minas de Zacatecas durante la


fiebre del oro. Murió a causa de una explosión cuando josh tenía solo cinco años. Él y Mario


eran vecinos y adoptaron al niño como mucho cariño. El motivo por el que se fueran a Villa


Rocosa era porque el antiguo bar Esperanza les fue mal el negocio.


La pareja se traslado junto al crío hará varios años. Consiguieron triunfar en el negocio y


cuando Josh tuvo los ocho años, empezó a trabajar en el bar: Primero con trabajos de menos


esfuerzos. Cuando alcanzó la suficiente edad, ya empezó sirviendo a los clientes. Manuela le


quiere como si fuera su propio hijo.


***


En una habitación donde la luz empezaba a entrar por la ventana poco a poco. Se veía a una


pareja abrazados en la cama. Sean estiró la mano derecha mientras bostezaba. Miró a Brittany


Mcadams, ella era rubia como el oro, de unos veinte años aproximadamente y complexión media. Ella y su hermana Emily eran nietas del viejo vendedor Peter Wilcox.


Sean nació junto a su hermano Neil en Villa Rocosa. Eran hijos de unos padres que eran


completamente de bandos opuestos: La madre de Sean pertenecía a la parte del norte de


América y su padre era del sur. Ambos se conocieron y enamoraron en el mismo pueblo en


que habían nacido y que aún no habían entrado en guerra. Sus padres tuvieron que


esconderse mucho tiempo por la atracción que uno sentía por el otro. Al final emigraron a


Villa Rocosa. Se casaron allí y tuvieron a sus dos hijos.


Sean se enamoro al igual que su hermano, Neil, de las hermanas Mcadams: Brittany y Emily.


Cuando Sean tuvo la mayoría de edad, le propuso el matrimonio a Brittany. Ella aceptó y


vivieron durante varios años juntos y felices, hasta que Sean perdió el trabajo de cuidar


caballos para un hombre rico. Que le despidió porque le pilló bebiendo Whisky en horas de


trabajo.


Brittany le pidió a su tío que le diese una oportunidad a Sean para que trabajase allí. Pero Sean


no quería devolver favores a nadie. Muchos meses después de aquella situación. Él se acercó


al banco del pueblo Fuente María y vio a un hombre allí sentado en frente suyo. Pensó que no


le iba a coger como empleado suyo a consecuencia de los rumores que recorrían por el pueblo.


Pero al final le cogió como empleado. Empezó desde cero: recogiendo las cosas que tiraban la


gente del pueblo dentro del banco , etc. Hasta que ascendió como ayudante que despachaba a


la clientela. Un tiempo después se hizo jugador de cartas, le encantaba el juego de cartas


desde pequeño. La única promesa que le hizo a su mujer y que la empezó a incumplir esa


noche fue que jamás se endeudaría con nadie.


Pero esa misma noche, se endeudo con el tipo equivocado en el bar Lemond. Jack Fever. Era


un tipo bastante seguro de sí mismo. Le llamaban Jackie Escalera. Era corpulento, complexión


media, ojos negros como la noche y siempre iba con su sombrero que combinaba con su traje


blanco. Llevaba un bigote afeitado y siempre que veía a una mujer atractiva decía la misma


frase: ¡Ay quate, que aquí hay tomate¡.


Aquella noche Sean estaba nervioso por aquella partida, aunque sabía que había alguna


posibilidad, por mínima que fuera de ganar. Se sentó en la misma mesa donde se jugaba


siempre al Texas Holdem todas las noches. Grande, de madera y con un montón de sillas a sus


lados donde se sentaban los jugadores con sus respectivas damas entre sus piernas.


Las piernas de Sean se tambalearon de un lado a otro, mirando el reloj de vez en cuando. Eran


las ocho y media de la noche. Tenía que estar en casa dentro de una hora para cenar con su


señora. Repartieron las cartas a cada jugador, a él le toco una J y un Cuatro. Empezó a pensar


como ganar a los ocho jugadores más incluidos Jack en la partida. Durante las dos primeras


partidas perdió lo poco que tenía. Pero en la tercera quiso arriesgarse con lo que tenía: un


Diez, un Joker, una Reina, un Rey y un As. Esa vez y las dos siguiente tuvo las mismas cartas y


ganó mucho más que al principio.


Jack pensó que aquí había algo extraño, pero no tenía pruebas para demostrarlo. Aquella


noche Sean se fue del bar con alegría, hizo el amor con su mujer esa misma noche y durmió


tranquilamente.


Jack Fever y sus matones estuvieron buscando a ese tipo toda la noche. Hasta que un


ciudadano, vecino de Sean les dijo donde vivía a cambio de unos dólares.


Cuando Brittany despertó. Sean escondió mejor el dinero que había ganado la noche anterior


en su cajón que tenía debajo de la mesita de noche.


-Buenos días- dijo Brittany mirando el reloj de la pared. Eran las ocho y media.


-Buenos días cariño. ¿Qué tal has dormido?- dijo Sean acercándose para darla un beso en los


labios. Dejando a un lado su taza de café.


-Bien, contenta.- dijo mirando a Sean a los ojos y poniéndole un puchero después.- pero tengo


que irme a trabajar.


-Y yo, te estaba esperando a que te levantases para desayunar juntos.


-No puedo. Tengo que irme.- Poniéndole otro puchero mientras se vestía.


-Te quiero.- Dijo Sean mientras la acompañaba a la puerta y se despedía de ella.


Cuando Brittany se iba alejando de su casa yéndose a la tienda. Jack entro con sus matones .


Sean se sorprendió. De repente Jack le hizo un guiño a Sean.


-Sean, ¿hace cuanto nos conocemos?- dijo Jack sacando su revólver.


-No sé, ¿desde hace unas semanas?. Tú eras un forastero por aquel entonces para mí.- dijo


Sean protegiéndose sus partes.


De repente Jack hizo que Sean se sentase en su cama y le apuntó a sus partes con el revólver.


- No me gustan los tramposos. Dime ¿desde cuándo se te da tan bien jugar al Texas?


-No sé. Desde hace tiempo.- No dejando de mirar al revólver de Jack.


-¿No me mentirías verdad Sean? . ¿Cómo tuviste tanta suerte anoche?- dijo Jack amartillando


el revólver.


-¿Que quieres tío?. Gane esas partidas sin hacer trampas de ninguna clase. - Dijo Sean


empezando a ponerse nervioso.


-Demuéstralo. Esta noche en el mismo sitio a la misma hora- dijo Jack no dejando de apuntar a


Sean.


-De acuerdo. Pero déjame vivir.- dijo Sean muerto de miedo.


-Va a tener que incluir a otro jefe-dijo una voz ajena. Que se iba acercando a la puerta de la


casa.


Sean se tranquilizó al ver a su hermano Neil entrando en su casa.


-Dos por el precio de uno. ¿Qué os parece chicos?- dijo Jack dirigiéndose a sus matones.


-Primero mi hermano te gana y luego yo te machaco- río Neil con ironía.


-De acuerdo Neil. Pero si no cumplís. Vendré yo mismo y le diré a tu perra que la engañas con


el juego.- amenazó dirigiéndose a Sean y escupiéndole en la cara.-Hasta esta noche.


Cuando se hubo marchado de su casa. Sean abrazo a su hermano muerto de miedo.


***


En la autopsia del soldado confederado. José estaba haciéndole la autopsia cuando de repente


Warren y Edward entraron.


-¿Que tal doc?- dijo Warren dirigiéndose hacia José-¿cómo murió la víctima?


- Como te iba contando en el motel. Murió desangrado, el asesino usó un objeto afilado y se lo


clavó varias veces en la arteria humera. Se desangró enseguida.- dijo José señalando por


debajo del hombro.


- Eso me recuerda a un viejo caso que tuvimos, ¿os acordáis?, un hombre muere desangrado


en la habitación siete del hotel Lemond y lo único que sacamos fue la vaga descripción de una


mujer pelirroja que subió una hora después.- dijo acordándose Edward, mirando el cadáver del hombre.


-Si hace así como dos años.- dijo José haciendo memoria.- También era soldado.


-Ya, pero la víctima estaba con su mujer- respondió Warren- me lo ha confirmado Manuela.


-¿Y qué te ha dicho ella?-preguntó Edward.


-No he hablado todavía con ella, iba a ir ahora. Mientras tanto Samuel ha enviado un telegrama ejercito para averiguar quién era la víctima. - respondió Warren mientras pensaba cual era el siguiente paso.


-¿Quieres que hable yo con ella?- preguntó Edward.


- No iré yo, gracias.- respondió Warren saliendo por la puerta de la morgue.

Warren fue paseando por el pueblo volviendo al bar de Josh. Él estaba limpiando la mesa de madera. Miró al sheriff.

-¿Que te pongo?

-Nada, ¿vistes a la mujer del soldado?-dijo Warren respondiendo con otra pregunta a Josh.

-Sí, iba con una mujer guapa, no sé cómo se llamaba. Pero si quieres puedo describírtela.

Warren aceptó. Josh cogió un lápiz y una hoja de un cuaderno. Empezó a dibujar a la mujer:

" Mujer caucásica, Edad aproximada entre veintinueve y treinta y dos años. Delgada, vestido negro ceñido ".

Warren cogió la hoja y se fue del bar agradeciéndole la descripción. Con esa información gráfica, fue preguntando por todos los locales de alrededor: Preguntó al banquero, a la tienda de armas. El sheriff vio a su ayudante y le pidió ayuda para que preguntase por los ranchos.

fueron cabalgando por todos los ranchos. Con el aire en la cara, respirando motas de polvo. Unas horas después, el sol calló para ponerse la noche. Cansados, vieron luz a lo lejos. Brillaba a través de una ventana. Se acercaron, era una casa pequeña. Se apearon del caballo y se acercaron a la puerta. La vista era bonita a lo lejos, se quitaron los sombreros. Llamaron.

-Bien, vamos a averiguar quién vive-preguntó Warren.

-Este rancho pertenecía al viejo González, y que yo sepa él no tiene familia-respondió Edward.

-En eso tienes razón.

Los dos sacaron los revólveres y lo amartillaron, Warren puso la mano en el pomo. De repente una mujer parecida a la que le había descrito John a Warren. Con un vestido ceñido de color negro. Edward se quedó perplejo de la belleza que veía.

-Sí- dijo la mujer dejando un vaso de agua en una mesa que estaba al lado suya.

-Soy el sheriff Warren, ¿ y usted?¿qué hace viviendo aquí?

-Esta casa estaba vacía desde hace tiempo. Un vecino me dijo que alguien vivía aquí, pero no es un delito que yo pase aquí la noche mientras que pague por ello. Además este rancho esta en alquiler, ¿no?

-En eso tiene razón. El rancho esta en alquiler desde hace tiempo-respondió Edward viendo a la mujer alisarse el pelo.

-Me llamo Marta Sánchez, ¿qué quiere?

-¿Ha estado fuera esta noche?, nose ¿en un bar llamado Esperanza?-preguntó Edward.

-Sí, fui a visitar a un hombre, creo que era confederado.

-¿Cómo se llamaba?

-Víctor Ortiz, ¿por qué?

-Porque está muerto. ¿Sobre qué hora estuvo con ese hombre?

-Serían las nueve de la noche o así.

-¿Y de que hablaron?

-Me contó su vida, me dijo que se había separado de su esposa hace tiempo. Que estuvo en el ejercito...

-Usted fue la última en verle, y eso le convierte en sospechosa-interrumpió Warren.

-Yo no le mate.

-¿Tiene coartada?

-Sí, cuando me fui de allí, él estaba vivo. Tras eso, estuve en otro bar, creó que se llamaba Kruger. Hablen con él, estuve hasta el amanecer y luego me fui a casa.

Marta se tocó el pelo y sonrió a los dos hombres.

-Muchas gracias- dijo Warren mirando a través de ella un reloj que marcaba las once de las noche.- ¿Va a estar usted mucho tiempo aquí?

-Me iré en un par de días.

-De acuerdo, la dejamos descansar.

Marta cerró la puerta. Edward y Warren acariciaron a sus caballos y se subieron.

La única información que ha conseguido del caso es que la víctima se llamaba Víctor Ortiz. Se bajó en la estación de ferrocarril del pueblo. Se hospedaban en un pequeño motel del pueblo. Que estuvo con una persona una hora antes de morir. Cuando Warren y Edward hablaron con la mujer. Les contó que no se fue a las nueve de la noche. Estuvo en otro bar pasando el resto del día. La mujer les contó que tuvieron una pequeña presentación antes de que ella se marchase. Warren pensó en la hora de la muerte de Víctor. Así que dedujo que el/la asesino tenía que ser un profesional o haber tenido mucha suerte. Pero había algo que no le encajaba. ¿el porque del crimen? .Víctor murió a las once de la noche. Según la testificación de Manuela,

la mujer subió a eso de las ocho y media. ¿Qué ocurrió en esas cuatro horas? y ¿tendría algo que ver el asesinato del otro soldado que murió en el bar Lemond hace dos años con este?


Warren fue a hablar con Jack Lemond a su bar. Cuando entró le vio barriendo el suelo. Warren

se dirigió hacia él.

-Warren, ¿qué te pongo?

-Nada. ¿Te acuerdas del caso de la habitación número siete que ocurrió hace años en tu bar?

-Como lo iba a olvidar. Estuvisteis Sam, Edward y tú más de una semana serios, como si estuvierais pasando un duelo. ¿Por qué?- preguntó Jack mientras se acariciaba el bigote negro.

-Porque creó que ha vuelto a actuar.

-¿Tienes algun sospechoso?

-Una mujer llamada Marta Sánchez.

-¿Y tienes alguna prueba contra ella?

-Tengo una coartada que confirmar. ¿Sabes como era la sospechosa que visitó al otro hombre?

-Solo sé que era pelirroja, nada más.

-Gracias.

-Sabes una cosa, los clientes llaman a esa habitación "el cuarto del mal".

-Je-sonrió Warren mientras salía del bar.

Después de eso Warren se dirigió hacia el lugar del crimen de Víctor. Analizó otra vez la escena del crimen. Miró por todas partes: la cama, el armario de madera,para ver si había un vestido femenino en el equipaje de Víctor. No encontró nada. Warren pensó que a lo mejor la persona que mató a ese pobre soldado confederado de poca monta, mató también a Víctor. Pero ¿Cual era la relación entre los crímenes?

Volvió a su casa donde Juana le preparó un plato de sopa caliente. Cuando entro en su salón vio como Juana hablaba con otra persona. Se acercó para ver con quien era.


-Hola Samantha.- dijo Warren sorprendiéndose.- ¿Qué haces aquí?


-Pues me ha invitado Juana a tomar algo mientras le esperaba para decirle una cosa.- dijo


Samantha dejando el vaso de agua encima de la mesa del lavabo.


-Ha sido culpa mía por no avisarle, señor.- dijo Juana arrepintiéndose.


-No se disculpe, no pasa nada. Es que hoy no tengo un buen día-dijo Warren acercándose a


Samantha- ¿Quiere cenar conmigo esta noche?


-Si a Juana no le importa- dijo Samantha con una sonrisa cándida.


-Por supuesto que no. Yo preparo otra sopa señora.


Mientras Juana preparaba el segundo plato de sopa, Samantha tomaba asiento y se acercaba


más con su silla a la mesa.


-Bien señorita ¿qué quería?-preguntó Warren sentándose.


- Los alumnos de mi clase me han dicho hoy que si el sheriff del pueblo se podría pasar por el


colegio y contarles una de esas historieta que les cuenta usted cada cierto tiempo.- dijo


Samantha con un poco de vergüenza- Me han dicho que les convenza. Pero si no quiere, yo les


digo que no.


-Llámeme Warren, Samantha. Y la verdad es que estoy muy ocupado con el caso del


confederado que ha muerto en el bar Wilcox. Pero cuando acabe el caso, por supuesto que


no me importará.- mirando a Juana y después a Samantha.- Ya le avisaré.


-Por supuesto, y gracias por ser tan amable conmigo.


-No hay de que Samantha.


Warren y Samantha se conocían desde que ella fue su vecina. La primera que se vieron fue


cuando estaban trasportando Warren y unos cuantos hombres más algunos muebles a la casa


de Samantha hace algunos años. La parcela que estaba al lado de la Warren, no era de nadie.


La primera inquilina fue ella.


Samantha empezó a gustarle él un poco la segunda vez que le vio. Fue cuando Warren


investigaba un asesinato en el pueblo.


Cuando terminaron de cenar. Warren la acompaño a su casa. Samantha le miró con ojos


tiernos a Warren y le dijo "gracias caballero". Pensó en la frase que le había dicho y dedujo que


había algo más que le quería decir, pero no se atrevía a decírselo.


A la mañana siguiente alguien llamó a su puerta. Warren abrió. Era Samuel con un telegrama


en la mano.


- Te espero en la oficina- dijo Samuel cuando vio a Warren con una camisa de manga corta


sudada. Pensó que era mejor que desayunará tranquilo y le comentaría lo que había recogido


en la oficina.


En la oficina. Warren, Edward y Samuel estaban sentados en una mesa de madera con el


telegrama delante.


- Según compañeros míos que tengo en el ejercito. Me han escrito que ese hombre, Víctor Ortiz era un sargento de artillería que estuvieron a punto de desertarle en el ejercito por algunas cosas que había hecho. - dijo Samuel mientras resumía el telegrama que le habían enviado desde Virginia.


-¿Qué clase de cosas?- preguntó Warren intuitivo.


-Desobedeció a su superior muchas veces, bebió en alguna que otra vigilancia. Pero lo salvo


que su yerno era uno de los generales más prestigioso de la base y le respaldo en todas las


ocasiones. Cuando obtuvo el permiso hace una semana él y su mujer empezaron a tener


problemas personales. Me lo contó un amigo mío que vio a Víctor un par de días antes en


Santa Fe antes de que cogiera un tren hasta un pueblo cerca de aquí. Discutieron y se separaron...


-Y terminó muerto en el bar de Esperanza. Así que tenemos a un hombre con problemas: desobedecía ordenes y no sabemos si tienen algo que ver el caso del bar Lemond con este. ¿Cuál es el verdadero móvil del crimen?- preguntó Warren preocupándose por el caso.


- He investigado también al otro confederado. Nada, pertenecía a la base que esta Tennessee y


Víctor al de Virginia. Tal vez fueran al azar, una asesina en serie. La única prueba que tenemos es que Jack y Manuela nos han descrito a una mujer pelirroja - dijo Samuel intentando aclarar los dos casos.- Puede que la mujer de Víctor descubriese que su marido tuviera una aventura, de ahí los problemas.


-Esta es la segunda vez que nos pilla desprevenidos. Y no sabemos el motivo- dijo Edward.

-Vamos a hablar con John para ver si la coartada de Marta es verdad.

Los tres se fueron al bar de John Kruger. Estaban queriendo obtener alguna prueba para pillar a ese asesino.

***


Neil y Sean entraron en la tienda de armas Wilcox Gun, que pertenecía a Peter Wilcox. El


abuelo de Emily y Brittany. Era la única tienda del pueblo que vendía armas. La tienda tenía


todo tipo de revólveres, rifles, incluso cartucho de dinamita. Se acercaron a la mesa donde


ellas despachaba a los clientes. De repente vieron a Jack Fever y a sus matones hablando con


las hermanas.


Cuando hubo terminado la conversación se dirigieron a Jack.


-¿Que le has dicho pedazo de .....?- dijo Sean enfadado. Por encima de él vio como Brittany se


dirigía a la habitación que había detrás de la mesa. Triste.


- Me parece que acabas de meter la pata hasta el cuello. Nos vemos gringo.- dijo Jack con una


sonrisa maligna y yéndose con sus dos matones de la tienda.


Sean se acercó a su mujer para explicarle la situación. Mientras tanto Neil se acercó a Emily y


le dijo.


-Hola preciosa- dijo Neil con una sonrisa cándida al final.


-¡Cerdo!- le dijo mientras le echaba el agua que contenía su vaso a su preciosa chaqueta negra


que tenía. Neil la miró y luego pensó "era la mejor chaqueta que tenía".


Neil era de piel morena y se llevaba bien con su hermano. Tenía los ojos verdes claros y el pelo


rubio, complexión media. Sabía jugar muy a las cartas como su hermano. Solo que él se ganaba


la vida con eso. Conoció a Emily desde niño y siempre fue el amor de su vida. Ella era rubia,


piel blanca, complexión media y ojos marrones.


El motivo por el que se había peleado con Neil era porque antes de que él se marchase del


pueblo, tuvo una aventura secreta con una prostituta llamada Clara López. Ella y él se


conocieron en una de las muchas visitas que hacía al bar Caldo Caliente, que estaba en la


frontera de México y Arizona. Un día en Villa Rocosa, él la invito a una cerveza como


agradecimiento por sus servicios en el bar de la Esperanza.


La noticia de que Neil había sido visto con una prostituta llego hasta Emily. Ella no se lo podía


creer si no lo veía con sus propios ojos. Un día, cuando se encargó de cerrar la tienda de armas,


vio a Neil y a esa mujer a lo lejos besarse. Emily lo odio en ese momento y no le dirigió más la


palabra. Él se fue con la prostituta del pueblo. Esto ocurrió hace diez años.


Neil se separó de Clara hará un año y medio yéndose con otro hombre. Decidió que iba a pedir


disculpas a Emily y dejar que pasara un tiempo para que ella se lo plantease y decidiera volver


con él.


La tienda de armas era bastante pequeña para que se oyese ese grito. Cuando Frank salió con


un rifle de dos cañones cargado y apuntado hacia Neil.


-Lárgate de aquí rompecorazones- dijo Frank enojando y no dejando de apuntar a Neil.


-De acuerdo- dijo Neil echando la vista hacia atrás, donde estaba con su hermano hablando


con su novia.


-Y llévate a tu novia- dijo Emily con risa burlona refiriéndose a su hermano.


Brittany le dijo que se fuesen de la tienda. Los hermanos se fueron cabreados por culpa de


Frank. Neil y Sean decidieron recuperar a sus novias mediante una apuesta en las cartas que


habían decidido hacerle a Jack: "Si ganaban la partida a Jack, los dejaba en paz a los dos y le


dirían a sus novias personalmente que dejaron el juego . Y si perdían se irían del pueblo


definitivamente."


Durante días estuvieron jugando a las cartas junto al fiscal James, que también sabía jugar a las


cartas. Le dijeron a Jack la apuesta.


***

Cuando entraron el sheriff y sus ayudantes con paso ligero en el saloom de John Kruger. Miraron a su alrededor, no vieron mucho jaleo, miraron a John como servía una cereza a un cliente. Warren levantó la mano para que el camarero le viese. Este se acercó.

-Ey, ¿queréis unas cervezas?-preguntó John mientras se tocaba el pelo.

-No, queremos información-respondió Samuel.

-¿Conoces a una tal Marta Sánchez?- volvió a preguntar Warren.

-Sí, era una mujer que pasó ayer la noche hasta las tantas creo-respondió el camarero intentando acordarse de la situación.

-¿Bebió mucho?-preguntó Edward.

-Sí, unas dos cervezas y media, creo.

-¿A qué hora entró?-preguntó Warren mientras anotaba lo que le decía Jonh Kruger.

-A eso de las nueve y media, ¿creo?

-De acuerdo.

-¿Por qué lo preguntáis?

-Para verificar una coartada- respondió Samuel.

-Gracias- dijo Warren.

-¡Ah por cierto!, esta noche hay partida del Texas Holdem en el bar de Lemond-dijo John informando al grupo.

No tenían ninguna prueba contra ella. Pensaron en otro sospechoso: Pero la única sospechosa que tenía era Marta. Nunca supieron el porque. Lo único que podían constatar es que durante esas cuatro horas, Víctor y ella. Al igual que en el otro asesinato. La asesina obtuviera información de las víctimas. Las matase y esperase unas horas de margen para irse sin ser la sospechosa principal.

Esperaron unas cuantas horas esa noche antes de que empezara la partida de cartas. Pero no salió nada. Cansados de ese caso. Se fueron al bar Lemond. Fue el único caso donde el sheriff ni sus ayudantes podían sacar conclusiones claras. Habiendo investigado el pasado de Marta Sánchez, la posible asesina. Pero no había nada en su vida que levantase sospechas.

***


Esa misma noche en el bar Lemond se celebró la partida de Holdem Texas de toda la vida. En la


mesa grande estaban sentado personas como: Jack Fever , James Lloyd, los hermanos Wilson.


De pie estaba el sheriff y sus ayudantes. Sean estaba esperando a que apareciera Brittany por


el bar. Pero no la veía.


-Vamos a ganar esta partida, ¿verdad sheriff?- dijo Neil sonriendo.


- Yo apuesto por vosotros. Pero jugar bien-dijo Warren apostando un poco de lo que tenía en


su cartera. Esa misma noche. Las apuestas estaban altas, ocho jugadores. Todo el mundo soltó


un buen fajo de billetes: algunos apostaban por los hermanos, la mayoría apostaba por Jack y


unos poco apostaba por James y los otros jugadores.


Hubo varias partidas donde se apostaba alto. Jack arriesgó varias veces todo lo que tenía.


Ganó mucho dinero. Antes de la última partida de la noche. Neil enfiló los ojos hacía Jack y le


dijo la frase que habían estando pensado: "Si ganaban la partida a Jack, los dejaba en paz a los


dos y le dirían a sus novias personalmente que dejaron el juego . Y si perdían se irían del


pueblo definitivamente.". Jack se lo tomó a guasa. Hubo grandes momentos de tensión


durante la partida. En la jugada final, James se retiró y al final solo quedaron los hermanos y


Jack.


Jack le miró los miró a los ojos y Sean se retiró. Miró a Neil y apretó las manos. De repente


echó un vistazo a su baraja. Después apostó todo lo que tenía en la mesa. Jack hizo lo mismo.


De repente se hizo un silencio largo. De repente Jack miró y se echo las manos a la cabeza. La


jugada de él era inferior a la de Neil y había perdido una cantidad alta de dinero. Jack fue coger


su revólver cuando el sheriff le paró el brazo.


-No lo haga. Ha sido justo- dijo Warren retirando el brazo.


Jack se fue del bar con sus dos matones cabreado. Cuando salió, los hermanos iban tras ello.


Jack vio a Brittany y a Emily, les dijo.


-Ha sido culpa mía, escúcheme. Creía que me habían robado mi dinero y que su marido-


dirigiéndose a Brittany- me había robado el dinero. Ahora bien son buenos jugando a las


cartas.


Después de eso se despidió de las señoritas y se fueron del pueblo. Emily le dijo a su hermana


que la esperaba en casa. Neil salió tras ella para hablar de su relación. Brittany se acercó a


Sean y le dijo que se fueran a casa.


A la mañana siguiente Warren y Samuel se acercaron al colegio. Samantha les dijo a través de


la ventana que entrasen. Estuvieron pensando en que cuento contarles y al final preguntaron


a los niños que escogiesen ellos mismos.


FIN


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