1x07:Complot- Plot

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Warren y Samuel investigan una mujer muerta en una gran mansión de un multimillonario. Pronto se darán cuenta, cuando ocurre un segundo crimen repentinamente, de que se enfrentan a un complot. Por otra parte, Edward investiga la muerte de un indio cerca del pueblo.

Warren apoyado en el umbral de la puerta, en la mansión de Wade Walhem. Contemplando el ambiente. Veía a unos nueve personas separadas en dos filas: hombres y mujeres. Un hombre regordete y vestido con una camisa de botones blancos, empezó a contar a sus sirvientes.

El motivo de ese enredo es que uno de sus sirvientes había muerto en la cocina de la mansión. Warren pidió al dueño de la casa que reuniera a los demás mozos. Wade se le ocurrió la idea de separarlos en dos grupos. El doctor no había llegado todavía a la escena del crimen. El sheriff paseó hasta la cocina viendo los cuadros españoles que había en la pared del salón. Diferentes pinturas, estilos.

Acompañado del señor Walherm que estaba un poco nervioso porque nunca había visto el cadáver de una persona, le llevó hasta la cocina.

-¿A quien espera?-pregunto Wade mientras miraba a Warren como analizaba el escenario del crimen.

-Al médico, ¿puede explicarme lo que ocurrió?-preguntó Warren mientras se agachaba para analizar el cadáver.

-Una de mis criadas pegó un grito cuando vio al pobre Keith, tumbado, muerto. Ella me dijo que no tocó el cadáver-explicó Wade mientras se rascaba los brazos.

Warren miró a Keith y lo analizó. La primera impresión que vio fue un balazo en el pecho. La herida era profunda. La víctima era gruesa, con los ojos abiertos, sin pelo.

-Disparo en el pecho, no hay otras heridas a la vista. Posible causa de la muerte-afirmó Warren.

-¿ Y quién le mató?-preguntó Wade interesándose.

-Ahí me ha pillado.

De repente Samuel cruzó la puerta y vio a Wade apoyado en la pared.

-¿Y usted es?-preguntó el dueño.

-Samuel Liverpool, ¿usted es Wade Walherm?

-El mismo, mi fama me precede- bromeó Wade.

Warren interrumpió y le ordenó a Samuel que le ayudase con el cadáver. Mientras transportaban el cadáver hacia la puerta, el sheriff preguntó a su ayudante.

-¿Y el doctor?

-Está viniendo acá. Esto está un poco alejado del pueblo.

-¿Quieren usar una de mis carretas para llevarle al pueblo?-preguntó Wade queriendo ayudar al sheriff y a su ayudante.

-De acuerdo-contestó Warren.

Wade avisó a uno de sus criados que estaba en la fila masculina. El mozo vino y el amo le ordenó que trajese una carreta para los señores. Este obedeció. El sheriff y el ayudante dejaron el cuerpo en el suelo. Descansaron. Se estiraron.

La mansión estaba a unos cinco kilómetros del pueblo. Era una de las fincas más grande que había de todos los ranchos. Esa propiedad estaba sin habitar hasta que Wade lo compró hace un mes y medio. La reformó, construyó la casa más grande para su hijo, Jackson, usando la herencia de su difunta esposa.

Warren miró a Wade y quiso preguntarle.

-¿Quien es la víctima?

-Keith Maslow, un ex-convicto. Le contraté hará unos meses. Le cogí porque buen cocinero y sabía hacer buenos filetes de pollo.-rio al final de la frase.

-¿Donde estaba a la hora del crimen?

-¿Soy sospechoso?

-Depende, ¿donde estuvo?

-En el cuarto ayudando a uno de mis ayudantes. Pueden preguntárselo- dijo Wade mientras señalaba a uno de sus mozos.

Era grueso, con el pelo moreno y un vestido ceñido a su cuerpo, verde oliva. Estaba al final de la fila.

-De acuerdo. Hablaremos con él ahora.

-¿Y porque cree que soy sospechoso?

-Por que podía haberle sorprendido robar en su casa-respondió Samuel.

-Yo no lo hice. Tengo un testigo.

-Ya nos lo ha dicho.

-De acuerdo, no le importara que revisemos su cuarto ¿no?-preguntó Warren.

-Sí, no me importa- dijo Wade mientras acompañaba Warren al piso de arriba.

Warren ordenó a Samuel que hablase con el único testigo que tenía Wade para corroborar su inocencia. El sheriff subió acompañado por el dueño de la casa hasta la planta de arriba. El pasillo de las escaleras eran estrechos, subió con cuidado. Contemplando los cuadros pequeños que había colgados en la pared. Le acompañó hasta la segunda habitación de la derecha. El cuarto no era muy grande. Tenía dos mesas y una silla de madera. Un armario empotrado grande de madera. Y una cama con los barrotes de hierro. Warren analizó el cuarto.

-¿Y cómo se compró esta casa?-preguntó Warren.

-Era vendedor de caballos, compraba y vendía caballos muy buenos, algunos de carrera. Otros que habían venido de la guerra. Pero gané mucho más de mi difunta esposa. Tuvo una herencia de mucho dinero-narró Wade.

-Lo siento. ¿Y el hijo es suyo?-preguntó el sheriff viendo de refilón a un chico que paseaba al piso de abajo preguntando qué es lo que ocurría.

-No, era de mi esposa. Pero le trató como si fuera mío.

Warren levantó la vista hacia la mesilla de noche. Vio el cañón de un revólver en frente suyo. Se levantó y lo cogió. Era un Smith and Wesson. Vio inscrito en el mango del revólver las iniciales K.M. Se lo enseñó a Wade.

-¿Que es K.M?

-Oh dios mío. Es de Keith.

Esta prueba demostraba o bien que el asesino forcejeó con la víctima, le disparó y se llevó el arma del crimen a su cuarto para esconderlo. Pero en el transcurso apareció el sheriff y lo ha estropeado todo. O alguien le ha implicado en el crimen.

Wade estaba con la cara pálida. Warren sacó las esposas y le detuvo. Cuando salió por la puerta en dirección a las escaleras. Oyeron un grito al final del pasillo.

-Ese es mi despacho-dijo Wade señalando con la cabeza, indicando a Warren donde estaba la oficina.

-Quédese aquí-pidió el sheriff mientras se dirigía a donde se había oído el grito.

Cuando llegó vio el cuerpo tendido de una joven. Era rubia, con el pelo liso. Delgada y con un olor a perfume que echaba para atrás. No vio ningún casquillo alrededor y pensó en que le mato con otro objeto. Warren se fijó en cómo estaba los ojos verdes profundos mirando fijamente hacia arriba.

***

En una casa alejada del pueblo en medio de unas montañas rocosas. Edward estaba cabalgando por un camino de tierra hacia la hacienda. Se fijó a lo lejos que estaba el caballo de John Kruger atado a un poster. Se bajó y fue caminando hacia la puerta de madera de la casa. Vio a dos hombres hablando entre sí apoyados en el umbral. Uno frente a otro. Se dio cuenta de que uno de ellos era Kruger.

-Eh, ¿me habéis llamado?-bocinó Edward.

-Sí- John les presentó- Edward, Franklie.

Lo miró. Era delgado, blanco y de constitución fuerte.

-!Me han robado. Esos cabrones me han robado¡-gritó el dueño de la casa mientras invitaba a pasar a Edward y a John a su casa.

Era pequeña, vieron el salón pequeño. Fueron hacía la cocina. Edward analizó la escena del crimen. Vio que faltaban algunos objetos en uno de los estantes. Se fijó echando un vistazo a la derecha, donde había una puerta. Avanzó hacía esa dirección.

-¿Que objetos le faltan?-preguntó Edward mientras se fijó en un charco de agua seca en uno de los escalones.

- Un maletín médico-respondió Franklie apoyándose en la mesa, mientras se secaba unas gotas de sudor que tenía en la cara.

Edward lo anotó en su libreta pequeña, antes de lanzar la siguiente pregunta.

-¿Se le ha caído agua esta mañana en estas escaleras?

-No, ¿por?

-Porque lo hizo el ladrón. Salió por aquí-afirmó Edward bajando por las escaleras.

-Tengo que irme a abrir el bar-interrumpió John mientras se lavaba los ojos con el agua que había en un cubo, encima de la mesa de la cocina.

Franklie y Edward se despidieron de él, mientras le veían alejarse hacia la puerta principal. El dueño se volvió al ayudante y le afirmó.

-John dice que es usted un buen rastreador. No me habrá mentido, ¿verdad?

-Hago mi trabajo.

Tras eso, vio unas huellas de pies alejándose del rancho de Franklie hacia el oeste.

-Le traeré sus cosas.

-Si lo hace, le pagare.

-No quiero su dinero, porque es mi trabajo. Aunque gracias por ofrecérmelo.

Tras eso, se alejó del rancho y fue preguntando por los ranchos cercanos al de Franklie. Los dueños de las dos haciendas cercanas al del robo, uno no vio nada. El otro le empezó a decir lo que vio. El testigo era mayor, con gafas de culo de botella, y caminaba con un bastón.

-Ese tipo se fue corriendo como un relámpago del rancho de Franklie. Creo que era un salvaje. Se dirigía hacía el poblado indio- señalando hacia el norte. Edward observó el bonito cañón que se veía a lo lejos.

-¿No recuerda nada más?

-No, lo siento.

-Gracias.

Tras eso, Edward se fue por donde vino, hasta el rancho de Franklie. Se montó en su caballo y fue hacía el poblado indio.

***

En la oficina del sheriff, Wade y Warren estaban en frente uno de otro. El sospechoso sacó un cigarrillo y una cerilla.

-Le importaría no fumar. Gracias- pidió Warren al sospechoso.

-De acuerdo-apagó el cigarrillo.

-¿Que cargos cometió Keith Maslow?

-Fue ladrón y participó en una serie de robos en unos cuantos pueblos. Me contó que fue a la cárcel porque era la única salida que tenía para no delatar a sus compinches. Cumplió ocho años-dijo Wade rascándose la calva.

-De acuerdo, ¿tenía enemigos en la hacienda?

-Que supiera no. No tenía muchos amigos, pero nadie le envidiaba. Hacía buena comida-respondió Wade sin remilgos.

-¿Y la chica quien era?

-Otra sirvienta. Se llamaba Shailene, era una chica muy guapa. Y creo que tenía un romance con Jackson.-hizo una pausa- ¿Quien la ha matado?

-No lo sé. Pero lo descubriré. Aunque tengo mis sospechas-torció el sheriff su hocico.

-Yo no les mate. Hablen con mi ayudante-dijo Wade para que Warren le creyese.

-Ya lo estamos haciendo. ¿Puede decirme que hacía con el revólver de Maslow?

-Yo no lo hice, me han implicado.

Warren dubitativo mirando a los ojos verdes del dueño de la casa. Vio que estaba muy nervioso y tembloroso. El sheriff pensó en que podría decir la verdad, así que le concedió el beneficio de la duda.

-De acuerdo, digamos que le han implicado en el crimen. Si eso es cierto, su testigo lo verificara. Pero hágame un favor. Podría pensar si hay alguien que podría haber matado a Shailene y a Keith.

-No lo sé. De verdad que no lo sé. Pero sea quien sea, alguien podría querer mi dinero-explicó Wade como posible teoría.

-¿Por qué piensa eso?-pensó Warren en la respuesta que le había hecho.

-Es el único motivo que hay, porque yo no trato mal a mis empleados. Y soy un buen padre-respondió Wade.

-¿Cuánto dinero heredó su esposa?

-ciento noventa mil dólares.

-De acuerdo. Quédese aquí mientras investigo lo sucedido en su casa.

-No puedo, tengo cosas que hacer.

-No puede, su casa es un escenario del crimen-replicó Warren.

Tras eso, se levantó y fue caminando hacia la puerta. Salió de la oficina cogiendo su sombrero. Caminó a paso ligero hasta la morgue. En la mitad del camino se encontró a Sam.

-¿Puedes hacerme un favor?. Consígueme toda la información que puedas de las dos víctimas que han muerto en casa de Wade.

-De acuerdo. Eso estaba haciendo yo ahora, pero hasta ahora no he conseguido nada. Pienso que la víctima es de otro pueblo y nunca ha estado aquí.

Warren abrió la puerta de la morgue y vio a las dos víctimas ahí tendidas. La chica estaba pálida. El sheriff vio una marca en el cuello. Mientras en Keith la causa de la muerte era evidente: dos disparos en el pecho.

-La criada murió de ahogamiento-dijo José señalando las pupilas verdes de la criada.

-¿A qué hora murió?

-Debió ser hace cuatro horas. El objeto-señalando al cuello delgado de la chica- fue una cuerda fina. Posiblemente de un piano o un violín.

Warren vio la marca del arma del crimen. Pensó en si habría algún piano o un violín en la casa de Wade, pero no sacó nada en claro.

-¿Quién crees que fue primero?-preguntó Warren a José.

-Si yo tuviera que apostar. Mataron al gordinflón-señalando a Keith- y tras eso se cargaron a la criada. Pudo ser porque fuera testigo de un crimen.

-Podría ser, la criada quiso chivarse y el asesino la mató.

-Aunque he encontrado gotas de sangre en el vestido de ella.

-¿Gotas de sangre has dicho?, que raro.

- También podría haber sido que ella matase al ladrón. Y alguien la mato después.

-Podría ser, pero tendríamos que tener más pruebas- dijo Warren.


Por otra parte, en la mansión de Walhem. Samuel vio al testigo que podía corroborar la coartada de Wade. Seguía con el traje ceñido verde oliva, sentado en una de las cuatro sillas del salón. Sam se acercó. Se sentó en una de las sillas vacías y se quitó su sombrero.

-¿Usted es el hombre que estuvo con Wade Walhem cuando asesinaron a Keith Clayton?

-Sí. Me llamo Juan Caparros, encantado.

Se dieron la mano. El testigo tenía aire mejicano. Su mano era tan gruesa como la cara.

-Así que estuvo con él todo el tiempo. Incluso durante el segundo crimen.

-¿A qué hora se oyó el disparo?

-Más o menos entre las siete en punto y las siete y diez, lo sé porque miré el reloj.

-¿Y qué pasó después?

-Cuando sonó el disparo, fue corriendo a la cocina. No sé donde estuvo después, pero no fue conmigo.

-¿ Y sabe estuvo el señor?

-Ni idea. Pero conozco al señor Walhem desde hace tiempo, él fue el que me consiguió este empleo. Así que dudo mucho que fuera él.

Samuel pensó en el espacio de tiempo entre los crímenes. Uno se cometió posiblemente un cuarto de hora después, o tal vez media hora. Había algo que no encajaba en estos crímenes. Tras eso, agradeció la corta entrevista con Juan. Habló con todos los sirvientes de la casa. Ninguno supo donde estuvo Wade durante el segundo crimen. Así que aún era sospechoso de asesinato. Pero el porqué, lo desconocía.

***

En los cañones. Subiendo una cuesta a caballo. Edward estaba pensativo e intentando averiguar dónde podría estar el ladrón. La teoría que tenía cuando el vecino de Franklie testifico que el caco podría ser indio.

Dejó de galopar cuando vio un reflejo a lo lejos. Mientras que reanudaba su marcha hacía el reflejo, vio un par de sombras acercándose a él. Estaba protegiéndose con el brazo derecho del reflejo que le daba en los ojos. Estuvo pensando que si fuera un indio, alguien le conocería. Mientras que iba avanzando hacía las sombras. Se percató de que era West y su hijo Luis montados a caballo. El fornido de Luis le hizo un gesto con la mano en forma de saludo a Edward.

-Hola-contestó Edward.

-¿Qué tal, vas a nuestro poblado?-preguntó West.

-Así es. ¿sabéis si alguno de los vuestros salió del poblado y no ha regresado?

-Ahora que lo dices. Estamos buscando a dos hermanos indios que salieron de caza y todavía no han vuelto al poblado. ¿Te apuntas a la búsqueda?- le invitó West reanudando su viaje con su hijo.

Los tres galoparon durante un largo rato. Mientras que buscaban a la pareja de hermanos, Edward le enseñó los datos que había dicho el testigo de gafas de culo de botella. West lo vio primero. Pensó. Se lo paso a su hijo. Luis cayó en la cuenta rápidamente.

-Es Guerrero Rojo, no le hemos visto desde anoche. No sé donde pueden estar. Él y su hermano Relámpago fueron de caza. Su madre y ellos estaban escasos de comida y fueron a matar a un ciervo, ¿creo?

-De acuerdo, busquemos a esos hermanos.

Los tres siguieron rastreando la desaparición de los hermanos. Casi anocheciendo, alejados del poblado. Se bajaron de sus caballos y montaron un círculo alrededor de una pequeña hoguera que encendió West con la ayuda de su hijo. Mientras, Edward estaba pensando donde podrían estar el supuesto ladrón, Guerrero Rojo o su hermano Relámpago. Había todavía muchos sitios por donde buscarlos, podrían estar atrapados en una cueva dentro de un cañón o haber sido secuestrados por hombres blancos. Edward estuvo pensando eso porque si uno de ellos se llevó el maletín médico de Franklie, la razón más obvia podía ser para curar una herida. ¿Quién de los hermanos estaría herido y de qué? tras ese pensamiento. Vio a West sentarse delante de la hoguera comiendo. Luis se sentó a su lado y le preguntó a Edward sobre que tal la vida en el pueblo. Este lo ignoró y le preguntó sobre los hermanos.

-¿Se llevaban bien los hermanos ?

-Sí, tenían sus peleas pero al final se querían mucho. Yo creo que los dos se defenderían el uno al otro si uno de ellos le pasara algo.

-De acuerdo, ¿a qué hora salieron de caza ayer?

-Yo diría sobre las dos o tres de la tarde, no lose. Cuando los vi, ya estaban de mi vista.

Edward bostezó y se despidió de Luis acostándose y cerrando los ojos. A la mañana siguiente los tres se levantaron y quitaron los troncos quemados de la hoguera. Viendo los restos de comida de la noche anterior. Fueron a montar a caballo. Cabalgaron durante media hora, cuando Luis vislumbro un pie desnudo que asomaba en el borde de una piedra blanca, a pocos metros de donde ellos estaban. Galoparon lo más deprisa posible. Edward se bajó del caballo y se acercó al cadáver: Era fornido, delgado y con una herida en la pierna derecha.

-Es Relámpago- dijo West identificando al cadáver.

El ayudante examinó la herida, parecía una mordedura inflamada de algún reptil. No vio el maletín del doctor Franklie. Cerca del cadáver había un hueco en la arena, en forma de maletín. Vio cerca de la roca, vio un pañuelo desdoblado y con una mancha de sangre en su interior. Se levantó y miró a los indios.

-Me ayudáis a transportar el cadáver al pueblo.

-De acuerdo-respondió West.

Los indios cogieron el cadáver de las piernas y lo pusieron encima del caballo de Edward. Tras esto, se subieron y marcharon a Villa Rocosa.

***

En la casa de Walhem, Warren se asomó al cuarto de Jackson, estaba de espaldas a él, recogiendo y metiendo su ropa en sus respectivos cajones. El joven era delgado y vestía con ropa ligera.

-¿Eres Jackson Walhem?- preguntó el sheriff apoyándose en el umbral de la puerta.

-Así es- respondió el joven dándose la vuelta hacía él.-¿Y usted es?

-Warren Filton, el sheriff del pueblo.

-Ah... vale-respondió pasivamente Jackson cerrando uno de los cajones de madera de arriba.

-Siento lo de tu chica, ¿puedo hacerte algunas preguntas?

- Shai-respondió con un diminutivo- Así es como la llamaba. ¿Quien ha podido hacer esto?, ella era una buena chica, hacía muy bien su trabajo.

-¿Cuándo fue la última vez que la vistes?

-Ayer, a eso de las once y media. Los días de diario tengo que madrugar para ir a la escuela y después ayudar a mi padre.

-Querrás decir tu padrastro-corrigió al chico.

-Yo ya le trato como si fuera mi padre.

El cuarto de Jackson era similar al de Wade, con la única diferencia de que uno de los cuadros había pintado una mujer blanca. El sheriff lo contempló durante unos segundos.

-Era mi madre. Wade me lo regalo tras su muerte y me lo colgó ahí-contestó el chico.

-Lo siento. Volviendo al tema, ¿donde estuviste esta mañana, a eso de las siete y media?

-¿Porque, soy sospechoso?- respondió Jackson con otra pregunta.

-Solamente descarto a las personas para encontrar al asesino.

Warren vio la cara del chico. Se fijó en como su cara pecosa estaba cada vez mas arrugada. Como si quisiera llorar de rabia. Jackson no se parecía nada a Wade. Era delgado, rubio. Se parecía más a su madre. Tras un corto tiempo, Jackson respondió a la pregunta que le hecho Warren.

-Estaba preparándome para irme al colegio-al final se secó una de las lágrimas que se le caía por la cara.

-De acuerdo, ¿alguien puede corroborarlo?

-Madison. Ella me estaba limpiando la habitación cuando yo preparaba el material escolar.

-De acuerdo, hablare con ella.

-Está justo en el cuarto de al lado.

-Bien, ¿qué me puede decir sobre Keith Maslow, le conocías bien?

-Nunca nos cruzamos más que un par de frases de vez en cuando.

-De acuerdo, si le necesito, ¿estará aquí?-preguntó Warren.

-Sí, tengo que estudiar, así que si tiene más preguntas. Estaré en mi cuarto.

-Gracias, pues ya no te molesto más.

Finalizando la conversación con Jackson, Warren salió preguntándose si el chico podría haber matado a su novia por celos. Estableció un motivo: Tal vez Madison y Jackson tuvieran una aventura y uno de ellos matase a Shailene por los celos.

Se puso en frente de la habitación de Madison. Cuando su puño derecho fue a llamar al cuarto de Madison, Samuel le interrumpió. Este estaba en el cuarto de Wade, investigándolo de nuevo para haber si encontraba nuevas pistas que no buscaron la primera vez. El ayudante cogió una hoja donde estaba escrito una serie de números. Tenían tres números en cada hueco. Tres huecos con tres números.

-Lo he encontrado en uno de los cajones del cuarto de Wade-respondió Samuel.

-Puede que no tenga nada que ver o puede ser un motivo para matar a alguien.

-¿Cómo encaja este papel en todo esto?, se nos está escapando algo-dedujo Warren.

-Preguntémosle a Wade.

-De acuerdo. Vamos.

Salieron del cuarto. Vieron a Wade abajo, dirigiéndose al salón de la mansión. Bajaron pensando en que todo esto era muy extraño. Y se hicieron varias cuestiones: ¿Quien mató a Shailene?, ¿por qué había sangre en el vestido de la segunda víctima?,¿ El segundo crimen tenía algo que ver con el primero?, ¿Y tenía algo que ver la nota con esos números apuntados?

Fueron caminando con aires ligeros hacía el despacho de Walhem. Era la segunda sala más grande a parte de la del salón. El hombre estaba sentado en su silla de oro y escribiendo sobre su gran mesa de madera marrón. En la habitación había cuadros de todos los tamaños. Wade tosió.

-¿Si?, ¿qué quieren?-preguntó Walhem.

-¿Que significa este papel con estos números?- inquirió Warren.

-Es la combinación de mi caja fuerte. ¿Qué está pasando?

-¿Quien más sabia lo de la combinación?

-Todo el mundo. Creía que nadie me robaría, dios. Como ha cambiado todo.

-Cuando eres rico, no hay amigos-dijo Warren.

-¿Ha revisado su caja fuerte últimamente?-preguntó Samuel.

- Sí, ayer por la noche.

-¿Donde se encuentra ?

-En mi despacho.

Los ojos de Wade estaban hundidos para dentro. Muerto de miedo. Warren tenía dos pruebas en contra suya: el revólver de Keith Clayton en su cuarto y el cadáver de Shailene en su despacho. El sheriff sacó sus esposas, esposó a Wade. Se lo llevaron de la casa, antes de que montara en el caballo de Samuel. El dueño se paró en seco y preguntó al sheriff y a su ayudante:

-¿Preguntaron a mi ayudante?

-Así es. Afirmó la coartada del asesinato de Keith. Pero no nos dijo nada sobre que estuviera con usted en el momento del crimen de la chica. ¿Para eso tiene coartada Walhem?-afirmó Warren.

-No señores, no tengo coartada. Pero les juro que yo no fui.

Samuel se subió al caballo y le dijo a Wade que se agarrase a él fuerte hasta que llegaran al pueblo. Mientras Samuel llevaba el posible sospechoso al calabozo, Warren volvió a entrar en la mansión. Subió las escaleras y echó un vistazo al despacho del hombre rico. Sacó la hoja y revisó los números. Empezó a girar la manivela de la caja fuerte. Probó distintas combinaciones hasta que dio con la acertada. Vio la caja llena de dos fajos de cincuenta dólares. De repente oyó los pasos de alguien, se dio la vuelta. Vio a Jackson quedarse en el umbral de la puerta, se quedó perplejo ante la situación.

-¿Qué demonios está haciendo?¿por qué se han llevado a mi padre?-preguntó nervioso el joven.

De repente vio a una joven cerca de Jackson. Ella era rubia, acarició el hombro del chico. Warren no supo ver lo que era. Una pareja muy extraña. Había algo extraño en todo esto. No sacaron el dinero de la caja fuerte. Así que el sheriff pensó que podía ser una treta para engañarlos. Warren volvió a mirar a la pareja joven.

-Tu padre está detenido por dos asesinatos, lo siento-consoló el sheriff a chaval.

Se fijó en que en la chaqueta marrón que llevaba Jackson, faltaba un botón. Le preguntó dónde estaba el botón. El chico respondió que no sabía dónde estaba.

-Esta es Madison-le presentó Jackson a la chica que tenía al lado.

La joven era rubia, con ojos puestos en la mesa de escritorio de Wade. Tenía un vestido ajustado amarillo. Se acariciaba la mandíbula, mientras hablaban con Warren.

-Encantado. Bien, tengo que irme. Nos veremos pronto-se despidió Warren de la pareja.

***

En la morgue de Villa Rocosa, José estaba haciendo la autopsia del cadáver indio. Encontró en la pierna derecha una mordedura. Cogió la lupa y lo examinó de cerca. De repente entraron de golpe Luis, Edward y West con aire de preocupación. Se acercaron al doctor.

-¿Que tienes?-preguntó Edward.

-He examinado varias veces el cuerpo. Hasta que he llegado a examinar la pierna izquierda del indio...

-Es Relámpago.

-Sí, perdón-hizo una pausa José- Como estaba diciendo, he encontrado una herida en la pierna. Producida por un animal pequeño. Podría ser de una serpiente- dedujo el doctor.

-Una serpiente Cascabel. Hay muchas por ese territorio-dijo Edward sacando el pañuelo blanco que encontró en el desierto.

Lo puso plano y le enseñó a José las manchas de sangre que había en ello. Este dedujo que las gotas se las limpió alguien. Todos llegaron a la conclusión de que el hermano era sospechoso de un homicidio. La teoría de que Guerrero Rojo huyera del homicidio, fue por temor, y con eso se llevó el maletín de Franklie. Edward pidió a West y a su hijo que les acompañase a buscar al sospechoso.

-Gracias José- dijo Edward levantando la mano con los dedos estirados.

Los tres se fueron de la morgue. Se montaron en sus respectivos caballos. Con un calor infernal. Acercaron los caballos a un abrevadero para que bebiesen agua, ellos se echaron el agua por la cara para refrescarse. Tras un corto tiempo, se montaron en sus caballos y galoparon a los cañones. Mientras avanzaba la tarde. Edward observó el cálido cielo. Un cielo casi sin nubes. Luis le pasó la bota de piel, llena de agua.

-Bebe un poco- dijo viéndole la gota de sudor cayéndole de la frente.

Bebió agua y se lo devolvió. Observó, tocando la piel de la bota, que era muy áspera. Parecía de un búfalo.

-Bonito.

-¿En que estas pensando?-preguntó el hijo mientras sujetaba las riendas de su caballo, para que no dejase de galopar.

-En Guerrero Rojo. Si mi hermano hubiera muerto, no la habría abandonado. Le hubiera llevado al poblado entre mis brazos. Aunque hubiera muerto. No lo hubiera dejado tirado como un perro. Aunque no conozco mucho a Guerrero Rojo para juzgarle.

Luis le extrañó lo que opinó Edward del sospechoso del caso. Entonces el joven dio su opinión.

-Relámpago era un buen chaval, veinticinco años habría cumplido. Y su hermano nunca le habría abandonado sin una buena razón. Se protegían entre sí. Pasaron una infancia muy dura, su padre les pegaba y era un borracho, Huracán desapareció al poco después. Hay leyendas que cuentan que su hijo Guerreo Rojo le echó una maldición. Al poco tiempo después. Huracán murió desangrado y sin cabeza.

-¿Quien le mató?

-Nunca lo supimos. Ahora Guerrero Rojo ha perdido a dos familiares. Él piensa que el fantasma de su padre hizo que sucediese lo que le paso a su hermano.

-Yo soy un ayudante de un sheriff y mi trabajo se basa en las pruebas que encuentre para juzgar al asesino. No creo en maldiciones, aunque siento lo que le sucedió a Guerrero Rojo. Solo espero encontrarle antes de que haga una locura.

De repente West se paró en seco. Su vista llegó a ver a una serpiente Cascabel cerca de donde encontraron a Relámpago. Silbó a sus acompañantes.

-Mirar a esa roca. He visto una serpiente de Cascabel. Podemos ir allí a echar un vistazo- dijo West mientras observaba a la roca donde estaba la serpiente.

Fueron allí los tres. Se bajaron de los caballos. Edward caminó hasta la serpiente de Cascabel. El animal no se movía. Lo tocó.

-No la toques- sugirió West.

-Está muerta- respondió Edward comprobando el pulso de la serpiente.

Observó que el animal tenía una herida de cuchillo en medio de su delgado cuerpo. Era profunda, le atravesó la piel. El ayudante miró a Luis y a West y les preguntó.

-¿Guerrero Rojo era bueno buen lanzador?

-Sí-respondieron los dos a la vez.

-Tal vez mató al asesino de su hermano.

Edward se fijó en los dientes del animal muerto. Vio sangre en ellos. Dedujo que pudo ser la serpiente que mató a Relámpago.

-¿Y ahora qué hacemos?- preguntó West mientras observaba el atardecer.

-Aún tengo que buscar al sospechoso. Así que volveremos al poblado. Hablaré con la madre de Guerrero Rojo. Tal vez haya vuelto al poblado-respondió Edward.

Se echó la serpiente al bolsillo de su chaqueta. Se subieron a los caballos y cabalgaron hacía el poblado.

***

En la oficina del sheriff, Wade estaba triste, llorando a más no poder. Samuel lo miró con cara de preocupación. Le dio de beber un vaso de agua. Este lo cogió y lo bebió. Tras eso, miró a Samuel.

-Yo no asesine a esas personas. Aunque todas las pruebas apunten hacía mi.

-Hable con su sirviente, Caparros. Usted es inocente del crimen de Keith, pero del de Shailene , nadie supo donde estuvo. ¿Me lo puede explicar?- preguntó Samuel.

-Estuve en mi habitación guardando mi ropa. Sé que es una coartada muy floja. Pero es lo que hice.

-El asesinato de la criada ocurrió en frente de su cuarto. Perdone que dude de usted si no me trago su testificación.

-Yo no hice. No sé quien pudo ser. Pero descubrí el cadáver cuando oí el grito de una de mis criadas. Tras eso, ustedes me interrogaron y me llevaron al piso de abajo, ¿ o no lo recuerda?- preguntó Wade defendiendo su inocencia.

Samuel pensó en lo último que le dijo Wade, y la verdad es que tenía razón. Este y Warren le detuvieron, mientras bajaron las escaleras oyeron el grito y descubrieron el cuerpo de la joven. Asi que era verdad esa parte de la historia. Samuel pensó en buscar otras vías. Se bebió su vaso de agua. Encerró a Wade en el calabozo. Se despidió de Wade y salió por la puerta. Cualquiera pudo inculparle, pero los que fueron tendrían que ser personas que tuvieran motivos para matarles.


A unos cuatro kilómetros, entre los ranchos y el pueblo se entrecruzaron Warren y Samuel, montados en sus respectivos caballos.

-¿Adónde vas?-pregunto el sheriff viendo a Samuel que iba dirigiéndose fuera de Villa Rocosa.

- A la mansión de Wade. Él no mato a Shailene, le han inculpado de varios crímenes.

-¿Dónde está?

-En el calabozo. ¿Puedes ayudarme a atrapar al culpable o culpables de todo esto?

-¿Que pruebas tienes de que él no fuese?

-El testimonio de Caparros sobre el crimen de Keith y mi intuición sobre la muerte de la joven. ¿Por qué iba a matar a una criada suya e inculparse a sí mismo?

-Porque tendría alguna aventura con él o por motivos financieros. Los asesinos cometen errores- respondió Warren.

-Hazme caso, y ayúdame a demostrar su inocencia- trató Samuel de convencer al sheriff.

-¿Y si no es inocente en el crimen de la criada?-preguntó otra vez Warren.

-Pues ira a la cárcel.

Warren estuvo un rato dubitativo, luego pensó en la posibilidad que habría en la inocencia de Wade. Aceptó el trato. El sheriff fue con su amigo hasta el rancho. Una hora después, Warren y Samuel se apearon de sus caballos. Los ataron a un palo de madera, cerca de la mansión y fueron hacía la cocina. Warren le pidió a su compañero que se pusiera donde estuvo posiblemente Shailene en el escenario de Keith Clayton, tras eso, sacó de una bolsa de cartón el vestido manchado de sangre y se lo dio a su compañero.

-Es para mí- bromeó este.

-Estíralo-pidió el sheriff.

Lo estiró. Las manchas de sangre estaban en la parte de abajo del vestido. Era de manga corta, lleno de flores rojas. Las gotas secas estaban al borde del camisón. Warren las examinó con detenimiento. Vio que las gotas se desplazaron horizontalmente hacía la derecha. Pensó que Keith Clayton miro en su dirección y la escupió. Miró al suelo y vio un pequeño objeto que brillaba bajo la mesa de madera. Se acercó, era botón marrón, que tenía una bola dorada que le daba el brillo. Lo cogió, lo examinó.

-¿En qué piensas?-preguntó Samuel.

Warren no contestó.

-¿Warren? , ¿estás aquí?

-Fue el chico- habló el sheriff solo.

Tras eso salió de la cocina y fue hacía la planta de arriba. Llamó a la habitación de Jackson. No respondió. Volvió a llamar. Apretó el pomo. Cuando este abrió la puerta vio a Madison y al joven en la cama. Se asustaron.

Unos minutos después, el chico se vistió poniéndose la misma chaqueta marrón que llevaba la primera vez que tuvieron este y el sheriff el primer interrogatorio. Todavía le faltaba el botón. Mientras tanto la joven se iba al cuarto de baño a ponerse lo que le faltaba. El botón tenía sangre en el borde.

-Tu mastates a Keith...-afirmó Warren mirando al chico.

El joven se quedó sin aliento y hizo una mueca. Tras eso rió.

-Y Shailene era su compinche-terminó la frase.

-¿Tiene alguna prueba?

-Este botón- se lo enseñó al joven- Tiene sangre y seguramente sería de su chaqueta marrón. Shailene era su compinche y tras esto la mató.

Samuel estaba detrás de Warren y le enseñó la otra prueba a Jackson, el vestido de flores con la mancha de sangre en el borde.

-Este vestido lo llevó la criada el día de su muerte. Te doy la oportunidad de decir la verdad- prometió el sheriff al joven mirando fríamente.

-Además varios testigos vieron a Keith, a la criada y a ti reunidos unas cuantas veces en la cocina-mintió Warren para ver la reacción del chico.

En un duelo de miradas el joven confesó.

-Mi padrastro era un cabrón. Cuando falleció mi madre, Wade empezó a acostarse con cada criada de la mansión. Cuando le pille en un par de ocasiones, le dije que lo confesase en un par de ocasiones. Él no lo hizo. Necesitaba ayuda.

-Así que pidió ayuda a su novia, Shailene. pero ¿por qué Keith?

Samuel pensó en ello y dio se le encendió la bombilla.

-Necesitaban un cebo. Le mató para culpar a su padrastro de una muerte. El motivo era el dinero, llevaron el revólver a la habitación de Wade para inculparle. Y tras eso mató a la criada para atar cabos- afirmó Samuel, dando conocer su idea al sheriff y a Jackson.

-¿Eso es verdad?- preguntó Warren.

Jackson miró abajo. Warren vio que estaba asustado. Le volvió a preguntar. Este no respondió. Le esposo y se lo llevó a la planta de abajo. Mientras Samuel estando en el cuarto, pisó algo. Miró abajo, se fijó en que estaba pisando una cuerda metálica, la cogió. Vio un pequeño y fino cabello rubio en el extremo. Miró a la puerta, vio pasar a Madison. La llamó. Esta se acercó.

-¿Sí?

Samuel observó los arañazos de la joven en el brazo derecho y le preguntó.

-¿Esto es tuyo?, ¿con quién se ha peleado?- enseñándola el cabello rubio.

Madison encogió los hombros no diciendo nada, tras esto salió del cuarto mirando a la joven y diciéndole:

-Sé que hay algo que escondes, y lo descubriré.

Esta última frase dejó a la joven sin aliento, se fue a secarse el pelo largo que lo tenía mojado. Samuel salió de la mansión y se montó en su caballo. Se dirigió al pueblo.

***

En la aldea. Edward, West y Luis se apearon de sus caballos. Estaba anocheciendo. El padre y el hijo acompañaron a Edward hasta la tienda de cabaña donde estaba la madre de Guerrero Rojo y Relámpago. Las tiendas estaban separadas pocos centímetros, eran tipis con ventanillas para salida de humo. Un forro de este mismo material en su interior. En una de esas tiendas había una señora mayor, con el pelo blanco y arrugas en su cara. Estaba asustada y discutiendo con alguien en su interior, el tono de la conversación era alto. Primero entraron los indios, después él. Vio a un joven con dos plumas sujetas a su pelo negro. De repente cogió una pequeña navaja y apuntó al ayudante. Este sacó su revólver. El padre y el hijo, asustados intentaron calmar la situación. La mujer mayor pidió al chico que soltase el cuchillo.

-No lo hagas-replicó Edward.

El chico asustado, soltó la navaja. El ayudante se fijó en la cama desecha, había una cuantas cosas desperdigadas: vendas blancas, gafas de culo de botella y un termómetro de mercurio. Volvió a mirar al indio. Su poro estaba encharcado de sudor.

-¿De dónde has sacado este maletín?

Guerrero Rojo no contestó. Edward se fijó en la inscripción que había en la cerradura de oro que tenía el maletín: vio F.L ( Franklie Loomis). Supo que era el ladrón y que era el hermano de Relámpago. Le pidió que se calmase y se sentase en la cama. Edward ayudó al indio a meter las cosas de nuevo en el maletín. La madre miró con ojos de preocupación al ayudante. Edward volvió a mirar al hijo de nuevo.

-Mi hermano murió por mi culpa-hizo una pausa-le deje abandonado como un perro.

-No fue culpa tuya. Una cascabel le mordió en la pierna- Edward sacó el reptil muerto de su bolsillo- aún falta confirmar si fue esta la serpiente que le mordió.

La madre y su hijo vieron la herida que tenía la serpiente. La madre pensó que su hijo era un buen tirador. Relámpago fue entrenado por el hermano de su padre Huracán, Pluma Roja a cazar animales. Aprendió durante su infancia a sobrevivir a la vida salvaje y a enseñar a su hermano a ser como él. Por eso supo que su hijo mató al animal.

El ayudante cogió la navaja de la cama, el arma que mató a la serpiente era similar al que tenía en sus manos. Tras este pensamiento, volvió a hablarle al indio.

-Escúchame, Franklie, el hombre del maletín no te pondrá una denuncia si se lo devuelves y me cuentas que hiciste hace dos días, desde que degastes a tu hermano malherido.

-Cuando nuestra madre nos pidió que fuéramos de caza, mi hermano y yo vimos a un búfalo. Le matamos. Tardamos unas cuatro horas en encontrarle y otra en matarle. Estuvimos lejos de nuestro campamento, así que decidimos montar un fuego-hizo una pausa- La noche fue dura para mi, cuando mi hermano empezó a ahogarse. Me fui corriendo a pedir ayuda. Sin pensar, paré en una casa y robé este maletín-señaló el objeto en cuestión, prosiguió- Cuando volví a ver mi hermano, ya estaba muerto. Sin saber bien que hacer, desorientado volví al campamento y se lo explique todo a mi madre.

-Démelo y le prometo que nadie le denunciara.

Guerrero Rojo le dio el maletín a Edward y le pidió un favor a este. Quiso saber si el reptil fue el que mató a su hermano.

El indio y Edward se despidieron de Luis y West y se subieron a sus respectivos caballos dirigiéndose al pueblo.

***

Warren estaba delante de Jackson, el joven estaba con la mirada baja. Sentado en las sillas de madera de la oficina, en la sala de interrogatorios hacía un calor infernal. El sheriff supo que el joven era el asesino, solo necesitaba pruebas de ello, uno frente a otro. De repente Samuel entró y se sentó junto a su compañero. El chico seguía mirando abajo.

-Tu compinche era Madison, ¿verdad?-inició Samuel el interrogatorio.

-Responde-siguió el sheriff.

El joven estaba asustado, no dijo nada. Warren sacó de su bolsillo el botón marrón, lo puso encima de la mesa. Este lo observó esperando a que ellos dijesen algo. Lo que no pensaba es que Madison le hubiese traicionado, no se lo trago. Entonces respondió.

-No fui yo. Ni tampoco creo que ella les haya dicho nada.

Con el ceño fruncido, Samuel tuvo una idea para saber qué es lo que paso en realidad. Antes de ir a la oficina, fue a la morgue, verificó la causa de la muerte. La cuerda coincidía con la marca encontrada en el cuello de Shailene. Tras esto, salió de la morgue y fue derecho a la oficina del sheriff. Sentado, pensó en la idea de ofrecerles un trato a los responsables de los dos crímenes: quien confiese antes, tendrían menos años de condena. Encontró un pelo rubio en la cuerda empleada para asesinar a la segunda víctima, el ayudante había visto esos arañazos en los brazos de Madison. Sabía que se peleó con Shailene por celos, porque estaba con su novio Jackson. Esa era su posible teoría.

Se hizo larga la espera de que el chico dijese algo más. Silencio en la sala. Warren decidió ir a la mansión con el joven criminal y llevar por otra parte a Wade para que escuchase la confesión de su hijastro con una trampa que iba a prepararle el sheriff y su ayudante.

Le pidió al chico que se levantase, salieron por la puerta de la oficina del sheriff. Wade vio a su hijastro con los ojos pálidos y lágrimas secas. Samuel mientras tanto abría la puerta de la celda de este y le acompañase en su caballo.

Tras un paseo de veinte minutos y un calor infernal, parando a beber agua, ofreciéndole a Wade y al sospechoso. Cuando llegaron a la hacienda, Samuel pidió a su pasajero que le acompañase mientras Warren reunía a Madison y a Jackson solos en uno de los cuartos del piso de arriba de la mansión. El dueño pidió al resto de los empleados que volvieran a sus tareas. Los dos subieron por las escaleras. El dueño miró con preocupación y dubitativo por ver la situación. Preguntó al compañero del sheriff.

-¿Qué demonios está pasando?

-Habrá tiempo para escucharlo todo-soltó Samuel mientras subían y se situaban en la habitación de al lado.

Junto a Warren, los tres escuchaban la discusión que había entre Jackson y su novia. Estos estaban en la habitación de ella. Con la puerta medio abierta.

-¡¿Qué demonios les has contado?!-gritó el joven.

-Nada, te lo prometo, ellos no saben lo del plan-contestó la novia.- A propósito ¿tú que tenías con esa zorra?

Jackson sabía de quien se trataba y la abofeteó. Esta se recompuso y devolvió la torta.

-¿Crees que no sabía lo que hacíais?, ¿crees que no se lo tanto que odias a tu padrastros?, mastates a Keith e inculpaste a Wade. Lo oí todo desde la cocina hace tres días.

-¿Tu mastates a Shailene?

-Si, lo hice por nosotros, para que nos dejase-Madison juró la última frase antes de salir de la habitación-si yo voy al hoyo, tu vienes conmigo.

Jackson alzó sus largos brazos a la garganta de la joven, la puso contra la pared. Warren, su ayudante y Wade entraron de repente. Los separaron, El sheriff sujetó con fuerza al joven, les pusieron las esposas.

-¿Quien se lo ha dicho?-preguntó Jackson arrodillado.

-Fui yo, sabía que escondías algo. No sabía que era hasta que encontré esto encima de tu mesa- Madison hizo que Samuel mostrara a todos la diadema de Shailene, que estaba entre las sabanas del chico.

Wade pegó a su hijastro otra torta y dijo.

-Como has podido hacer esto, yo te quería.

-Tu fingías que querías a mi madre. Pero cuando murió todo el dinero sería tuyo y a mi me ibas a dejar de lado, como un perro-contestó el chico.

El padrastro le volvió a pegar. Warren ordenó que parase. El chico con la cara roja de las manos que le habían dado una torta. Se arrodilló y le contestó a su hijastro.

-Yo siempre os quise a los dos por igual. Pero ahora me acabas de romper el corazón al incriminarme en un delito que no he cometido.

Se puso de pie y pidió a la autoridad que se llevase a los asesinos de su morada.

***

En el pueblo, Edward y Guerrero Rojo estaban de camino a la morgue para confirmar las heridas del animal. El ayudante apretó su bolsillo derecho del pantalón para ver si llevaba al reptil encima. Sudando los dos, antes de entrar bebieron agua, gracias a la cantimplora que llevaba encima el joven que compartió con el ayudante.

Cuando entraron en la morgue, José los vio y dijo:

-¿Qué tal estas? ¿quién es este?

-Es Guerrero Rojo, es el hermano de Relámpago.-respondió Edward.

Se estrecharon la mano el doctor y el indio, un firme saludo entre hombres. El ayudante se sacó la serpiente Cascabel y se la mostró a José. Este la cogió, les enseñó el cadáver, destapando la manta blanca que tenía el cuerpo por encima. Guerrero Rojo lloró durante un tiempo corto echándose las manos a la cara para secarse las lagrimas. Edward le acarició el hombro para animarle. El doctor comparó las mordedura que había en su pierna con los colmillos del animal. Coincidía.

-Es la serpiente-respondió José.

-Así que este fue el asesino-respondió Edward mirando al indio.

Edward estaba preguntándose cómo murió Huracán, el padre de los jóvenes indios. Cuando vio a Guerrero Rojo salir por la puerta de la morgue, fue tras él. Salió y le preguntó:

-Eh chico, ¿cómo murió Huracán?

El indio le miró serio.

-No vuelva a nombrar a ese cabrón-respondió Guerrero Rojo.

-¿Que le ocurrió?-inquirió Edward.

-Ocurrió durante una velada tranquila-hizo una pausa el chico- Mi hermano, mi madre y yo estábamos cenando, cuando mi padre apareció de repente, borracho y empezó a pegar a mi madre. Mi hermano le plantó cara, pero él se rió y salió para afuera a que le diese el aire. Mi hermano cogió un hacha y me dijo que no me preocupase. La última vez que supe de mi padre fue la noticia que rumearon mi pueblo. Que era un espíritu y fue el que mató a mi hermano.

-Eso son solos leyendas.

Guerrero Rojo se subió a su caballo y antes de galopar a su poblado miró a Edward y le afirmó:

-Se lo mereció.

El ayudante se aupó a su caballo cogiendo, sujetando el maletín negro de Franklie, para llevárselo a este a su rancho.

FIN


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