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Pasa el tiempo desde que Aaron Cole vuelve de Candy town.

Es mitad de otoño. Un atardecer cualquiera. En alguna parte del desierto de Arizona, en un fuerte confederado abandonado, se halla a Mario Morales atado a una silla, riéndose de Warren Filton y de Samuel Liverpool. Uno de estos últimos mata de un tiro en la cabeza al truhan atado.

2 días antes

Warren y Samuel están terminando de comer en el saloom de Kimberly Texas cuando la propietaria les acerca el postre que han pedido cada uno. Los hombres se lo agradecen y hablan entre ellos. En ese momento, llega José y se une a sus amigos. Sánchez pide de comer. Kim le dice lo que hay en el menú y el Sánchez pide unos filetes con patatas. Kim se lo trae. Los tres tipos comen y ríen. Hacen tiempo que los tres amigos no toman algo los tres juntos. Brindan por ellos y por su difunto compañero Edward Richards.

En ese momento entra Aaron con Andrew, Adam y Albert al saloom de Kim. Se unen a Warren y a sus amigos. Estos tres últimos piden de comer también. Pero todos dejan de engullir cuando entran M.L y Andrew, dando una mala noticia. Han hallado tres cadáveres a las afueras de Villa Rocosa City. Casi todos agradecen la comida que han comido a Kim antes de marcharse del saloom. Cabalgan hasta un cañón cerca de la ciudad, donde hallan tres Marshall muertos dentro de un carruaje. Allí José y Juani echan un primer vistazo a los difuntos uniformados y ven que mueren por un tiro en el torso. Todos salvo uno, tienen un solo disparo. Hay una de las víctimas que tiene dos (uno en el torso y otro en la cabeza). Warren y Sam hallan un pasquín en el interior del carruaje. En el papel está dibujada la cara de Mario Morales. Lo cogen y se acuerdan de aquel día en el que fueron a Misisipi y por poco en busca de Morales. Pero en lugar de hallarle a él, encontraron una trampa en una casa donde se hospedó el fugitivo y estuvieron a punto de morir por aquel engaño. La mansión explotó y Liverpool recordó como su nieta Selena lloraba porque creía que había muerto. Ambos hombres ocultan la prueba a los demás. Aaron les preguntan sobre que han hallado y los otros dos mienten al resto del equipo. El grupo halla un rastro pequeño de sangre y lo sigue hasta una roca donde hallan un paño mediano manchado de sangre. El sheriff informa al grupo de que se dividan. Una parte que vaya a la ciudad y que comiencen a enviar telegramas con la prominencia de los Marshall y a quien trasportaban en ese carromato, mientras que otro grupo buscaban por el desierto al fugitivo. La sangre hallada piensan que es del asesino. Sam y Warren deciden ir con el equipo que va al desierto.

Pasa el día. A la mañana siguiente, Warren y Samuel deciden separarse del resto del equipo, poniendo como excusa que cubren más terreno si son dos equipos cubriendo el gran desierto. Aseguraron, siendo mentira, que en cuanto hallasen a Mario Morales, avisarían al resto del grupo y le traerían detenido. Más tarde, Filton y Liverpool encuentran un fuerte abandonado confederado y entran en él. Hallan a Mario Morales herido. Este está sentado en una silla frente a una mesa de madera. Al final, Samuel le mata. No lejos de allí, en Villa Rocosa City, Andrew va caminando hacia la oficina del sheriff cuando escucha el disparo. Cole también lo oye y ambos se montan en sus respectivos caballos. Antes de irse de la ciudad, el jefe de estación le da al sheriff los telegramas de respuesta. Se dan cuentan de que el fugitivo es Mario Morales. Cole pregunta donde está Filton y Liverpool. Andrew le responde que ellos se separaron del grupo y que posiblemente estén donde han escuchado el tiro. Mientras, Warren y Samuel el escenario del crimen de Mario Morales como si él les hubiese disparado y ellos hubieran actuado en defensa propia.

Por otra parte, Marsha, desde su rancho cercano al fuerte piensa que ha escuchado el disparo ahí. Se lo comenta a Aaron y a Andrew. Esto se lo agradecen y van para allá, descubriendo lo que están haciendo Warren y Sam.     

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