1x13: Estafando a los Baerman-Ripping off the Baermans

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Warren y Samuel se ocupan de salvar la vida de Willy Perkins, un contrabandista al que habían intentado en un par de ocasiones. El motivo fue que había estafado mucho dinero a los hermanos Baermann, sus antiguos jefes de Boston. Ellos enviaron a un asesino y a un ex-amigo de Willy que le traicionó por dinero. La autoridad le detuvo y esta vez le han intentando matar en la prisión de Two Gun. Mientras tanto, Edward se queda como sheriff en Villa Rocosa, investigando una discusión que acabó en un crimen.


Hacía un calor infernal, había vuelto a subir la temperatura en todo el estado de Arizona. Al llegar Warren y Samuel a Two Gun tras haber recibido una carta de Luke Chester, el sheriff del pueblo, de que habían intentado matar a Willy Perkins hará unas horas en la prisión de Santa Clarita. Los dos forasteros dejaron sus caballos atados a un poste de un motel que había cerca de la oficina de la autoridad. El pueblo había crecido un poco por la parte del este, dado que habían levantado dos negocios más en la calle de los saloom y tiendas. Samuel y Warren miraron el reloj, era la hora de comer, decidieron tomar algo primero antes de que Chester le llevase al escenario del crimen.


Bebieron y comieron bien antes de montarse en sus caballos y dirigirse a la oficina. El sheriff les estaba esperando en el umbral de la puerta, fumando un cigarrillo. Al acercarse ellos a este les estrechó la mano.

-Luke Chester, este es mi compañero Samuel Liverpool-presentó Warren a los otros dos.

-Encantado.-dijo Luke estrechando la mano al ayudante de Filton.

Chester se tocó su pelo moreno, alisándoselo.

-¿Y su ayudante?-preguntó Filton, tocándose el mentón.

-Dentro.-respondió Chester haciendo un chasquido y señalando para dentro de la oficina.

La puerta estaba medio abierta, los ojos verdes claros de Chester se dirigieron hacia ella. Entró en su oficina y vio a Danny Myers escribir informes a mano, este estaba centrado en el trabajo.

-Danny-dijo Chester.

Este dejó de escribir dicho informe, se vio las manos sudada de tanto escribir y crujió sus diez dedos, tras eso se estiró en su silla y se levantó a saludar. Warren vio que no había crecido la oficina, seguía igual de pequeña que la última vez que la vio. Pensó en su oficina, porque le recordaba a ella.

-Soy Danny Myers-se presentó este, estrechándole la mano a Liverpool.

-Samuel Liverpool, encantado.

El sheriff de Two Gun cogió su sombrero y se lo puso, los otros tres salieron de la oficina mientras Luke bebía agua de su cantimplora de piel. Tras eso, se la llevó encima. Los cuatro se acercaron cada uno a sus caballos, se montaron. Chester y Myers guiaron a los invitados al cementerio del pueblo. Unos minutos después, los cuatro entraron en dicho lugar, caminando con aire de tranquilidad. Los tres miraban a Chester, dado que este silbaba y chasqueaba los dedos al mismo tiempo. Warren y Samuel quisieron saber cómo estaba el recluso Willy Perkins.

-Pues la verdad es que está asustado, casi le matan. Le dijo al doctor Cifuentes, el médico del pueblo-mirando Luke a Samuel para que supiese quien era-que los hermanos Baermann han intentado matarle.

-¿Y donde están esos indeseables?-preguntó el ayudante de Filton.

-No lo sé. Mi ayudante y yo investigamos el escenario, no encontramos al tirador. Pero según el médico la bala penetró en el centro de la cabeza de la víctima.-contó Chester.

-Un disparo limpio, seguramente de un profesional-dedujo Warren.

-Eso pienso yo también.-replicó el otro sheriff.

-A ese hombre le intentaron matar dos veces: Según lo que nos contó hace ya tiempo los hermanos Baermann perdieron un montón de dinero por culpa suya. Él junto a un socio suyo que fueron enviados en principio, a expandir el negocio del alcohol que sus jefes tenían.-contó Liverpool.

-Pero todo cambió cuando la avaricia se apodero de Perkins y mató a su socio para quedarse con el negocio del alcohol que pretendían expandir los hermanos Baermann.- contó Filton.

-Tras eso, tiempo después de estar encerrado en Santa Clarita, planeó una fuga con su amigo Pedro, que resultó ser un mercenario de los amos del crimen. Los hermanos Baermann le contrataron para que se fugase con Willy y traerle ante ellos.-continuó Luke.

-Pero Willy se percató de la traición de su socio y le mató en el desierto.-siguió Warren.

-Pero, ¿no le encerraron en el pueblo de Ryan?-preguntó Samuel, tocándose su tripa.

-Sí, pero se fugó de allí, volviéndole a atrapar aquí. Fue una sorpresa encontrarle aquí, este estaba descansando en un saloom. Al día siguiente, según un camarero, se iba a ir-dijo Chester.

-¿Y dónde está ahora mismo la víctima?-preguntó Liverpool.

-En Santa Clarita.-respondió Myers.

Al estar encima de la tumba del recluso muerto, Luke Chester fue hablar con el enterrador. Unos segundos después, los cinco hombres con una pala cada uno en mano, desenterraron la tumba, la abrieron y hallaron el cuerpo descompuesto de un hombre de la misma edad que Willy, unos treinta, complexión media, estaba un poco más delgado que Perkins. Tenía un orificio de bala en el entre cejo, posiblemente de un Smith & Wesson, Colt 45 o un rifle, dado el tamaño de impacto. Warren se tocó el mentón y dijo.

-Quiero ver a Perkins.

-De acuerdo-contestó Chester dejando su pala.

-Y ya está, para eso le hemos desenterrado.-contó el enterrador.

El hombre era el más mayor de los cinco, tenía la cara arrugada y era él que andabas más despacio, tenía unos sesenta años.

-Pues sí, lo siento Fran-se disculpó Luke.

El viejo Fran se fue a su oficina para beber un poco de agua, ese hombre veía peor y se quejaba de su dolor de espalda que tenía desde hace tiempo. Los otros cuatro hicieron lo mismo, bebiendo de sus cantimploras. Tras eso, esperaron a que Fran llegase y le ayudaron a enterrar la tumba. Un tiempo después, los cuatro hombres montados en sus caballos, salieron del cementerio.

***

José Sánchez, el doctor de Villa Rocosa, estaba descansando en su cama de matrimonio, solo, echaba de menos a su difunta esposa Beatriz Morales.

***

Ellos se conocieron en el pueblo, un día en el que se celebraba el cuatro de julio. Beatriz, al igual que el doctor, se conocieron desde pequeños, dado que nacieron en el mismo pueblo. Al ser mayores, ella era camarera en el bar de Jack Lemond, fue una de las primeras jóvenes que contrató el simpático mejicano. El doctor, el día del cuatro de julio de hace nueve años, fue la primera vez que se enamoró de su vieja amiga, al verla tan guapa, con ese vestido ceñido y ese pelo moreno rizado largo. Ese día tomaron y hablaron durante horas. Aquella noche surgió la chispa entre los dos. Una semana después, se casaron. Tuvieron unos nueve años muy felices, hasta que en una noche con estrellas, José y Beatriz paseaban por uno de los callejones del pueblo, hasta que un par de sujetos con muy mala pinta, dieron una paliza de muerte a la pareja, llevándose el dinero que tenían. Warren fue avisado un par de minutos después y fue como una bala hacia ese callejón. Cuando tuvo entre los brazos a Beatriz el sheriff, ya no podía hacer nada. Ella murió antes de que llegase la ayuda y entre los brazos de Filton.


El médico no quiso saber nada del mundo en ese momento, estuvo unas cuantas semanas sin hablar del tema con nadie del pueblo, aunque todos intentaban apoyarle para que superase esa situación tan violenta. Morales se animó y empezó a salir más por las noches con el sheriff y el ayudante. Los criminales que mataron a Beatriz nunca fueron capturados, dado que José no pudo hacer ninguna descripción clara de esos tipos. No hubo más atracos por parte de esa pareja de criminales en todo el estado.

***

Eran las siete y media de la mañana cuando José abrió un ojo y se puso sentado en la cama, mirando la fotografía de su boda, donde salía Beatriz y José abrazados. Era la hora habitual y lo que hacía todos los días, nada más levantarse, mirar ese recuerdo. Se vistió, poniendose una camisa y un pantalón que le daba más grande, que se lo tenía que poner con cinturón. Fue hacía la cocina y se preparó su desayuno. Tras eso, dio de comer a su ganado y a su caballo de montar. A veces, al acercarse a la caballeriza, se acordaba de la yegua que tenía su mujer. El animal lo vendió unos días después de la muerte de Beatriz. Siempre quisieron tener algún hijo, pero ella era estéril. Una hora después vio, en este caso, a Edward Richard, el ayudante de Warren Filton, que había sido ascendido a sheriff por el propio jefe, durante un tiempo, hasta que este y Samuel llegasen al pueblo. Siempre iba la gente a buscar al doctor a su rancho o a su consulta cuando ocurría algún tipo de problema. El ayudante se tocó su pelo canoso y le contó una cosa, mientras caminaba hacía José con aire de tranquilidad. Este al no tener sus gafas de culo de botella, veía mal de lejos. Al estar cerca el ayudante, José se relajó al verle mejor.

-Hola Edward, ¿qué pasa?, no abro la consulta hasta dentro de media hora.

-Ha habido una redada cerca del pueblo donde uno de los Marshall que me he encontrado en la tienda de Peter Wilcox, me ha dicho que una pistola de avancarga había desaparecido. Dicha arma tenía sangre en la culata....

-Espera, espera, ¿qué tiene eso que ver conmigo?

-Uno de los detenidos, que ha resultado ser el cabecilla de los contrabandistas, está enfermo y uno de los Marshall lo ha traído. Los dos te están esperando en la consulta.

-¿Y el Marshall de la tienda es el mismo que me está esperando en la consulta?

-Así es.-terminó este.

-Espera un momento, que me arregle y cojo mi caballo.-dijo el médico.

-De acuerdo, te espero en la consulta.

El ayudante se alejó del rancho de José Sánchez y se montó en el caballo. Mientras tanto, el médico se quitó el pijama y se puso otro traje que estaba tendido en una de las mecedoras del patio delantero, se puso su sombrero de paja al igual que sus gafas. Fue a la caballeriza y se subió a su caballo marrón con manchas blancas. Hizo que cogiera carrerilla para salir de su casa. Al llegar a la consulta, el animal estaba jadeando. El médico ató al caballo, al lado del de Edward y entró en el bar de Jack Lemond. Al hacerlo, el mejicano grueso se tocó su bigote y le informó.

-Te están esperando arriba.

-Lo sé, lo sé.-contestó este ajustándose sus gafas.

No llevaba el maletín, dado que se lo había dejado en su consulta. Caminó apresuradamente hasta las escaleras, subiéndolas de dos en dos. Al llegar a su puesto de trabajo, le estaban esperando tres hombres en el pasillo, esperando a que el doctor abriese la puerta. Los tres sujetos eran Edward Richard, el Marshall y el fugitivo que tenía cara de dolor. Morales abrió su puerta y entraron todos los hombres.

-Charlie Gilbert-señalando al apuesto Marshall-José Sánchez-señalando a su amigo.

Los desconocidos se estrecharon la mano. El recluso se quejaba de dolor.

-Su amigo se queja demasiado-contestó Morales señalando al preso.

-No sé qué le pasa.-dijo Charlie, haciendo que el quejica se sentase en una silla que había en el cuarto.

-Bien, veamos-dijo el médico ajustándose sus gafas de culo de botella.

Este cogió su maletín marrón y lo puso encima de la mesa. Lo abrió y sacó el estetoscopio, el agente que custodiaba al enfermo, le quitó la camisa. El médico puso un lado de estetoscopio en el corazón del enfermo, en el otro lado, José puso el oído para escucharle. El recluso se rió, los otros tres se miraron y pensaron en que estaría pasando. El preso le dio un cabezazo al médico y le intentó coger el revólver a Edward, fallando en el intento. Se levantó y corrió hacía la puerta, pero una bala le alcanzó en la pierna.

-¿Adónde vas, eh?-preguntó Charlie, abalanzándose sobre el que huía.

El doctor levantó la cara y se puso papel encima de la nariz, dado que le estaba sangrando. Edward intentó ayudarle, el doctor se quitó las gafas y se sentó en una silla. El sheriff le dio una bofetada al recluso. Entre el Marshall y Edward forzaron al recluso a sentarse en otra silla. El estetoscopio fue pisoteado varias veces hasta que fue enviado a una esquina de la habitación.

-¿Quién es este cabrón?-preguntó Edward enfadado.

-Gael Santos, un autentico truhan, ¿verdad?-respondió Charlie mirando al recluso.

El hombre señalado, se rascó su calvo rota pelada, tenía una cicatriz en forma de media luna en su cara morena. Era medio mejicano, medio español. El fornido recluso le enseñó la dentadura de oro a Charlie y a Edward. Se rió.

-Delató a sus vendedores a cambio de no ir a la horca, ¿verdad Gael?-continuó el Marshall- Nos entregó toda la mercancía y a varios nombres de sus vendedores. Según él, uno de ellos vive en este pueblo.- se sacó del bolsillo un dibujo y se lo enseñó a Edward.- dice que se llama Ronnie Prime.

-Me suena ese nombre- respondió el sheriff tocándose su pelo canoso.

-¿Y de qué?

-Hubo una denuncia hace algún tiempo sobre la desaparición de una mujer.

-Wendy Prime.-intervino José.

-Este tipo denunció la desaparición de su esposa. Warren Filton, mi jefe, investigó dicha desaparición, pero no sirvió de mucho. Al final no encontramos a esa mujer, y eso que lo intentamos durante días.

-¿Le considerasteis sospechoso?-preguntó Gilbert señalando al tipo del dibujo, tocándose el lunar de su cara.

-Al principio si, incluso pensamos que fue el asesino. Pero nunca hubo pruebas de ello.

-Y quedo libre, ¿no?

-Sí.

Edward Richard se dirigió a Gael y le preguntó.

-¿Que te vendió Ronnie Prime?

-Fue una puñetera pistola, pero esta vieja. Creo que es antigua.-respondió el interrogado, enseñándole sus dientes.

-¿Y donde esta dicha arma?

-En la casa de mi abuela.- respondió Santos riéndose.

-No me digas-dijo Edward, echándole un duelo de miradas.

-Si hace falta ir para Culiacán, iremos allí a encontrar esa arma.-respondió Charlie mientras se volvía a rascar el lunar de su cara.

El ofendido miró al Marshall y levantó la barbilla mirándole con amenaza. El de la autoridad, sabía dónde vivía la poca familia de Santos.

-Me voy a fornicar a tu hermana-amenazó el recluso.

-Puedes hacerlo cuando quieras-le respondió este riéndose, sabiendo que no conocía a su familia. Además no tenía hermanas.

-Eh, ¿dónde está tu mercancía?-preguntó serio Edward.

-Él la tiene-respondió Santos, señalando con la barbilla a Charlie-Pero ese mamón me timó.

El Marshall le levantó del asiento y le puso las esposas. Tras eso, Edward y él bajaron con el recluso cojo hasta la entrada del bar de Jack Lemond. Fueron hasta el caballo del Marshall y este abrió una de las bolsas de piel, que fue donde tenía todas las mercancías y el dinero ganado. Dicha arma no estaba. Edward miró a Santos y le preguntó.

-¿Podrías describir dicha arma?

-No era un revólver, seguro.

-¿Y que era?

-Un arma antigua, parecida o igual que la que usaban antes.

-¿Una de avancarga?

-Creo que sí.

-¿Y porque no está entre la mercancía, porque solo robó esa arma y no el cargamento entero?-preguntó Gilbert.

-Creo que ya se lo que paso. El que le vendió el arma a Gael, seguramente le vio en este bar esta mañana y quiso recuperar la mercancía, robándosela, para ocultar algo.

-Pero ¿el qué?

-Eso es lo que tengo que averiguar.

***

El calor que hacía era infernal, cada hora subía la temperatura, llegando alcanzar los cuarenta grados. Los cuatro hombres iban cabalgando hasta la prisión de Santa Clarita, para visitar a Willy Perkins. Bebían cada dos minutos y se echaban el agua por sus rostros para refrescarse. Warren fue guiado por Danny Myers y Luke Chester hasta la puerta principal de la prisión. Uno de los centinelas, avisó a un guardia para que abriese el portón. El sheriff de Two Gun fue el primero en atar a su caballo en un palo que estaba frente a la puerta de un edificio, era una institución donde se alojaba a más de cien reclusos por los cinco bloques que había, rodeada por grandes muros de casi tres metros de alto, blancos y por una lujosa vista al desierto. Warren no vio ninguna modificación.

-Ya verás al alcaide-señalando Danny a Samuel-es gracioso.

Entraron por la puerta y vieron al recepcionista Mike al fondo del cuarto. Este no se dio cuenta de quienes habían entrado hasta que estuvieron frente a él. Mike miró con sus lentes de cristal, sujetas a dos pastas de acero. Chester presenta a Samuel y le pregunta.

-¿Donde está Stacey?

-Aquí mismo-bravo una voz detrás de ellos.

Los cuatro se dieron la vuelta y vieron a un hombre trajeado de arriba a abajo, con un bigote blanco grueso, con entrada en el pelo y grande como un armario. Este se acercó a los visitantes y se fijó en que había una cara nueva. Warren vio que cambió mucho de la última vez que le vio.

-Soy Stacey Keppler, ¿ y usted?-preguntó, dirigiéndose a Samuel, mientras cogía de los mofletes a Warren y a su ayudante Liverpool, después rió.

-Samuel Liverpool, encantado.

-Soy el jefe...-contó el alcaide mientras miraba a los alrededores de la habitación- de este sitio lleno de gentuza.

El alcaide se ajustó los pantalones, dado que le quedaban un poco grande. Tras eso, el alcaide les enseñó el interior de la cárcel, Samuel y Warren vieron que las paredes estaban muy descolorida y con ciertas zonas agrietadas. No les gustó nada, Luke y Danny fue con ellos.

-¿Donde ocurrió el crimen?-preguntó Filton.

-Fue en el patio-contestó Chester.

Al llegar al patio, que estaba detrás del edificio donde estaba, el sheriff Luke enseñó donde ocurrió el crimen, señalándoles la mancha de sangre seca que había en la arena. Todo el patio grande tenía arena de desierto. Filton miró a los alrededores, intentando averiguar el sitio posible donde estaría el tirador: Podría haberse posado en la ventana de un tercer piso que había en la institución, aunque le hubiesen pillado en seguida. Otra sería desde un piso de un almacén abandonado, que estaba en frente del patio. Cerca de la sangre seca, había muchas pisadas y no pudo saber quien estaría encima de quien, dado que estaba todo mezclado cerca de la mancha.

-¿Donde estaba Willy?-preguntó Filton.

-Uno de los guardias dijo que estaba hablando con el recluso que murió...-dijo Stacey.

-Me refiero si estaba de lado a la víctima o en frente suya.

-Y eso que más da.

-Podría aclarar el asesinato. Si Willy estaba detrás de la víctima, el tirador intentaría darle en la cabeza. Pero a lo mejor, cuando disparó, este se puso en medio.- refiriéndose a la víctima.

-Eso pudo ser lo que paso.-intervino Liverpool.

-¿Y desde donde disparó?-preguntó el alcaide.

-Yo apostaría desde la tercera planta de ese almacén-contestó Warren, señalando a la planta de ese almacén- Hay más o menos, unos cien metros, y además, fácil para huir.

-Pero, ¿quién es ese tirador?

-Eso es lo que tendremos que averiguar, pero yo apostaría a que los Baermann contrataron a otro mercenario. Vamos a hablar con nuestra víctima.

Tras terminar Warren de decir eso, se fue junto al alcaide y su compañero por un pasillo de uno de los bloques de la cárcel hasta que llegaron a la celda de Willy Perkins. Luke Chester iba con ellos, mientras Danny Myers esperaba en la sala de espera. Las celdas no eran muy grandes, con solo dos camas en su interior y unas mesitas donde ponía los reclusos sus cosas personales. En una de ellas, Willy Perkins estaba sentado en la cama, afeitándose con cuidado su cara. Había engordado un poco desde la última vez que Warren le vio encarcelado en Ryan, el pelo rubio le había crecido un poco, casi tenía media melena.

-Han vuelto a intentar matarte, ¿no?-preguntó Filton.

-Sí, ¿qué tal le va la vida Warren Filton?-Willy dejó de afeitarse.

-Bien, ¿ y a ti?

-Han estado a punto de matarme, otra vez. Creo que a los hermanos Baermann van a defraudarse otra vez, dado que han vuelto a fallar en su propósito.

-Primero fue Alfed Loomis, el socio que te traicionó por el dinero que ibais a ganar en el negocio de los Baermann, luego tú amigo Pedro...

-Ex-socio-rectificó el recluso mirando al sheriff.

-Perdón, ex-socio. Tus jefes sin duda quieren matarte.

-Y a la tercera..-dijo jactándose Perkins-no va la vencida.

-Pero tarde o temprano lo harán si no los detenemos.

-Escúchame, yo ya no puedo huir más. Mi cara esta por todos los carteles de "se busca vivo o muerto". O estaba. Sé cómo acabará todo esto, o la autoridad me lleva a la horca. O los hermanos Baermann me atraparan dios sabe cómo y me mataran.

-Podemos ayudarte.

-¿Cómo?

-Primero habrá que encontrar a dicho tirador que intentó matarte. Luego, él nos conducirá hasta tus jefes y los detendremos.

-No creáis que dejan cabos sueltos. Y más por un intento de asesinato.

-¿No pudiste ver bien al tirador?-interrumpió Samuel.

-No, lo siento.

-¿Y sabes de alguien que estuviera en el patio que lo viese?-preguntó Chester.

-No.

-¿Puedes describirnos a tus jefes?-preguntó Filton.

-Hace años que no los veo.

-Da igual, tu hazlo. Será la única forma de acabar con esto.

-¿Tu estas tonto?, si publicas dicho folleto irán a por mí antes. No quiero morir tan joven.

-¿Y quién ha dicho que lo publiquemos?-preguntó el sheriff, mirando a los demás del pasillo: el alcaide, Luke y Samuel.

Willy miró con curiosidad a Filton y se rió durante unos minutos.

-¿Que pretendes hacer?-preguntó el recluso.

-Salvarte la vida.

-¿Cómo?

-Ya lo veras.

-Espera, espera. Han intentado matarme tres veces, compraron a un socio mío para que me llevase ante ellos. No quiero sorpresas Warren. Quiero algo a cambio de la información que os de.

-¿Y qué quieres?-preguntó Luke Chester.

-Libertad. He estado deseándolo desde que empezó todo esto. Maté a dos tipos en defensa propia y volvería hacerlo.

-Fue homicidio, en ambos casos-recordó Filton.

-¿Por qué no te avise?

-Sí.

-Es verdad que quería quedarme con lo que sacase del negocio de alcohol de mis jefes en el sur. Pero al igual que Alfred Loomis. Por eso le maté en las vías del tren. Mis jefes, aunque estén en Boston, tienen muchos contactos en casi todas partes. Pensé que tú-señalando a Warren- eras uno de ellos.

-Yo no trabajo para asesinos.

-En cierto modo, todos matamos en defensa propia alguna vez.

-Si nos describes a tus jefes y los detenemos-dijo Filton mirando a Chester-puede que te liberemos-volviendo a mirar a Willy.

El sheriff de Two Gun junto al otro sheriff y Sam Liverpool se unieron en coro y empezaron a hablar sobre lo que hacer con el asunto de Willy Perkins.

-Podríamos intentarlo, de todas maneras, no sabemos cómo son sus jefes y quiero conocerlos, ¿vosotros no?-empezó Warren.

-Sí, pero habrá que tener alguna pruebas de que ellos tuvieron algo que ver con esos crímenes. Tenemos que demostrar que ellos fueron los responsables de esos asesinatos.-continuó Chester.

-¿Y cómo lo haremos?-preguntó Samuel.

A Warren se le encendió la bombilla en la cabeza.

-¿Y si les acorralamos?, para eso tenemos que poner a Willy como cebo y poner sus caras en todo el pueblo. Mi idea es que cuando sus caras estén por todas partes de Two Gun, querrán matar personalmente a Perkins. Aparte, podríamos decir cosas malas sobre ellos.

-¿Y a Willy no se lo decimos?, ¿y si envían a otro mercenario?-preguntó Samuel.

-No, no se lo diremos. Y pueden enviar a otro, pero si te humillan, ¿no querías vengarte personalmente?

-Puede que funcione. Pero haber si lo he entendido, ¿quieres poner comentarios malos sobre los hermanos Baermann, como si los hubiera dicho Willy y publicar sus dibujos sin que el cebo lo sepa?

-Eso es Chester, eso es.-dijo Warren.

-Por mí de acuerdo-dijo Samuel.

El joven Luke pensó por un momento en la idea de Filton y podría funcionar. Pero era arriesgado, los jefes de Willy podrían adelantarse al plan y matarle, enviando a otro mercenario. Había una mínima posibilidad de que eso funcionase, pero había que arriesgarse. El sheriff de Two Gun fue a decírselo al prisionero, a la misma altura estaba Warren.

-Hay trato. Si nos entregas a tus jefes, obtienes la libertad.-confesó Chester haciendo un chasquido.

-Lo quiero por escrito antes de describiros a mis jefes-soltó Willy dejando la cuchilla encima de una mesa.

-Vale.

En ese momento los cuatro hombres dejaron a Willy Perkins descansar durante un rato, el prisionero tras afeitarse, se tumbó en la cama y durmió un rato, dado que este dormía las siesta todos los días. Luke pensó en hacer una carta que dijese las condiciones que le habían prometido al preso y que este lo firmase después. Stacey Keppler les hizo un guiño al trió, despidiéndose de ellos. Al salir de prisión, tanto el sheriff de Two Gun como los invitados vieron a Danny Myers acercándose, montado a caballo. Los otros tres también se subieron a sus sillas de montar y llegaron a la misma altura que el ayudante de Chester. Danny les entregó un casquillo de un rifle que había encontrado en la tercera planta del viejo almacén semi destruido que estaba frente a la prisión de Santa Clarita.

-Lo he encontrado en la tercera planta del almacén semi destruido. Creo que dispararon desde allí al preso.-Danny Myers señaló a dicho establecimiento.

-Y que casi mata a Willy. Ahora, hay que averiguar quién es el tirador.-terminó Warren.


El calor era de justicia, la temperatura seguía subiendo. Los cuatro fueron al pueblo de Two Gun, mientras trotaban hacía allí, no dejaron de beber agua de sus cantimploras. A veces se echaban agua por la cara para refrescarse. Warren pensó en atrapar a esos criminales costara lo que costara, y dejar a Willy en libertad.

***

En Villa Rocosa, Edward tenía que beber mucha agua mientras se dirigía al rancho de Ronnie Prime. Este estaba a pocas yardas del pueblo, era un rancho del cual la mayoría del pueblo sabía de su existencia, dado que en él había sucedido una desaparición de una mujer, la esposa de Ronnie, Wendy Prime. Warren investigó dicho caso y no encontró a la desaparecida, de eso ya hace unos años. Al principio Filton sospechó del marido de la víctima como sospechoso del caso, aunque no hubo pruebas de ello. Al final dejó el caso, dado a que no había nada con lo que seguir, hasta ahora, pensó Edward Richard. Si la pistola de avancarga sustraída de la mercancía de Gael Santos, es el arma usada en el crimen de Wendy Prime, puede que fuese un comienzo. Aunque no tenía certeza de eso, aún.


Al llegar al rancho inmenso de Ronnie Prime, este le pareció bonito el paisaje. Pensó en que el resto del pueblo quería saber que le ocurrió a la esposa de Ronnie, dado a que era una mujer encantadora, amable y una buena trabajadora. Ella era una camarera del saloom de John Kruger, llevaba en el pueblo casi dos años. Pero en esos dos años consiguió relacionarse con casi todos los del pueblo, antes de que ocurriese dicha desaparición. Por eso, la gente querrá saber lo ocurrido con esa mujer. El marido sin embargo no se relacionaba casi con nadie y los lugareños pensó en que tendría algo que ver con su desaparición, por eso no tiene demasiadas visitas en el rancho. Edward fue una en mucho tiempo. El dueño al ver al ayudante, se alegró por dentro. Bajó de los peldaños de su casa de madera con aire relajado y preguntó.

-Hola Edward, ¿qué tal le va la vida?-soltó la pala.

-Pues bien, aunque no he venido para hablar de tu vida.-contestó este en secó, desmontándose a caballo.

-Vale, vale. ¿Vienes a por algo en particular?-preguntó de nuevo Ronnie riéndose.

-Pues venía a preguntarte sobre la desaparición de dicha arma de avancarga que tu vendiste a un contrabandista llamado Gael Santos, ¿te suena el nombre?

-No, ¿por qué?-contestó Ronnie serio.

-Porque él dice que tu le vendiste esa arma, y esta tenía sangre en su culata.-exageró este, tocándose su cabello canoso.

-No sé nada de eso.

-¿Sabías que todo el pueblo te considera sospechoso de la desaparición de su mujer?

No respondió.

El ayudante cambió de tema.

-Dígame ¿cómo desapareció su mujer?

-¿Otra vez?

-Sí, otra vez.

-De acuerdo, yo estaba viniendo con mi caballo hasta aquí y cuando entré en la casa, grité unas cuantas veces "Wendy", nada. La busqué fuera, en las caballerizas, pregunté a los vecinos y no me dieron respuesta. Así que avisé a su jefe, al sheriff- tragó saliva- desde entonces, todo el mundo me ha considerado sospechoso.

-Y si no eras sospechoso, ¿por qué no le dijiste a Warren dónde estabas cuando desapareció tu mujer?

-Estuve solo. No tuve coartada. Y no tengo dicha arma.

-¿Así que me estás diciendo que no conoces de nada a Gael Santos y no fuiste tú quien sustrajo dicha arma, una única arma que tiene algo que ver con un crimen?, ¿por qué no te llevaste todas las demás?

-No, no le conozco, y yo no poseo dicha pistola de avancarga. Así que, si no tiene nada más, le agradecería que se fuese.

-¿No está preocupado?, ¿no quiere saber dónde está su mujer?

-Hace dos años que tire la toalla.-contestó airoso Ronnie.

Algo hubo en esa respuesta dada por Ronnie, que hizo a Edward pensar en si realmente el marido tenía algo que ver con la desaparición de su mujer. Pero no tenía pruebas contra él, pero pensó en que algún día se resolvería ese asunto.


Edward Richard se retiró hacía su caballo, cuando de lejos vio un bulto en las tierras de Ronnie Prime. El bulto era muy grande, podía ser de un cuerpo enterrado, aunque no tenía ninguna prueba de ello.

-¿Y ese bulto Ronnie?, el que tienes en la tierra-preguntó Richard, señalando a dicho bulto.

-Son plantaciones, zanahorias para ser exactos.-contestó este rápidamente.

Edward no se tragó dicha respuesta y pensó que Ronnie Prime escondía algo muy gordo, y no se lo contó a Warren, cuando este lo investigó. Fue cabalgando hasta el pueblo, tardó una media hora, más o menos. Durante ese viaje, bebió mucha agua, al igual que se la echaba por el rostro. Seguía haciendo un calor infernal. Al llegar al pueblo, Edward empezó a preguntar sobre la mujer de Ronnie, Wendy, en los bares. En muchos de ellos le contaron de como consideraban al marido sospechoso de su desaparición, pero ningún dato nuevo del caso. Hasta que en uno de los saloom del pueblo, el camarero, recordó a un caballero llamado Larry Kovack, irse con esa mujer morena de pelo y de piel. No se acordó en el momento de su desaparición, porque creía que no se trataba de esa mujer. Además Wendy no frecuentaba mucho el bar donde a Edward le dieron esa información.

-¿Y es un cliente habitual ese Larry Kovack, Joe?-preguntó Edward al barman.

El hombre de pelo rubio corto se dio la vuelta y le contestó.

-No, hace ya casi dos años que no lo veo.

Edward se tocó su canoso cabello y pensó en que era el mismo tiempo que llevaba desaparecida Wendy Prime, puede que él fuese su amante. Así que el ayudante le preguntó de nuevo.

-¿Sabía Ronnie que Wendy se había ido con otro hombre acompañado aquel día?

-¿Aquel día?, fue más de un día. Creo que casi dos semanas.

-¿Y nadie del bar sabía quién era esa mujer?

-Sí, pero aquí-señalando Joe a su taberna- nadie dice nada.

-¿Y Kovack, donde vive?

-No lo sé. Nunca habló con nadie más de este bar, excepto la señora Prime.

-¿Y no sabía que estaba casada?

-Sí lo sabía, los tuvo bien puestos para adentrase en un matrimonio.

El ayudante se jactó y siguió preguntando.

-¿Alguna vez ese Larry vino con alguien?

-No. Pero hubo una vez que el señor Prime estuvo aquí, haciendo preguntas sobre donde estaba su mujer. Nadie del bar contestó porque, admitámoslo, daba miedo.

Edward se jactó otra vez y pensó que a lo mejor supo el romance secreto que mantenía Wendy y los mató a los dos, enterrándolos después en su rancho, de ahí el bulto. Aunque no había pruebas de ello, primero tendría que encontrar dicha arma de avancarga. Y ya sabía cómo hacer que hablase. Pensó en primer lugar en preguntar sobre ese Larry Kovack por el pueblo, dado que sería un forastero, porque a él no le sonaba el nombre.

***

Mientras tanto en Two Gun, la temperatura había descendido un poco y corría un poco el aire fresco. Eso fue un alivio para los habitantes del pueblo. Warren Filton y Luke Chester fueron trotando junto a Samuel Liverpool, preguntando por el pueblo a ver si conocía al tirador que intentó matar a Willy Perkins, aunque había muy pocas probabilidades. Mientras, Danny Myers colgaba dibujos de los hermanos Baermann, descritos por el recluso. A parte en los dibujos ponía "se buscan vivos o muertos por tres mil dólares".


Preguntaron en muchos saloom durante casi toda la mañana antes de irse a comer. Luego a eso de las cinco y media empezaron a preguntar otra vez. Muchas de las respuestas fueron que no le sonaba nadie de los dibujos, al igual que tampoco había nadie forastero que preguntase sobre la por donde caía la prisión de Santa Clarita o sobre Willy Perkins. Hasta que una taberna, un camarero, íntimo amigo de Luke, dice a ver oído ese nombre en boca de un hombre, este era feo de cara, corpulento y rápido con el revólver, dado que hizo un pequeño espectáculo para impresionar a dos damas que estaban en la barra. El barman no sabía donde se alojaba el forastero, pero se lo describió a los sheriff y al ayudante. Después de eso, fueron preguntando por todo el pueblo para ver si conocían al tipo descrito que preguntaba por Willy. A eso de las diez de la noche, cuando estaban cenando en una taberna, el dueño les dijo que ese hombre le había alquilado una habitación y todavía no la había abandonado. Se llamaba Chuck Loomis. Al terminar de cenar, los sheriff y el ayudante desenfundaron sus revólveres. El barman le dio una llave de habitación a Luke. Al abrir dicha puerta, vieron a un hombre sentado en una silla de madera en dirección a la ventana.

-Soy el sheriff Luke Chester, dese la vuelta por favor.-dijo desde el pasillo.

Al no haber respuesta, entraron de golpe los tres, el hedor del cuarto lo notaron nada más entrar. Olía a cerrado, dado que la ventana no estaba abierta. Luke chasqueó varias veces los dedos y silbó. Miró a Warren y a Samuel y repitió la frase anterior. No hubo respuesta, dieron la vuelta a la silla y vieron al hombre del dibujo con un tiro en su feo rostro.

-Es seguramente el forastero que preguntó sobre Willy Perkins.-dedujo Warren mirando a los ojos verdes oscuros sin vida de la víctima.

-¿No será hermano por casualidad de Alfred Loomis?-preguntó Samuel mirando al equipaje de la víctima, que estaba tendida encima de la cama.

Entre el equipaje, se encontraba una fotografía, en ella aparecía Chuck Loomis junto a Alfred. Samuel la cogió y se la entregó a Warren, este decidió usarla más adelante.

-No lo sé, seguramente.

-¿Que creéis que ha pasado?-interrumpió Chester.

-Seguramente la víctima, al enterrarse del asesinato de su hermano, Alfred, el hombre que mató Willy Perkins en las vías del tren en Villa Rocosa, quiso vengarse. Por eso, supuestamente, pidió el trabajo de asesinar a Perkins en prisión.-tragó saliva.

-Y seguramente al no cumplir el trabajo, los Baermann le mataron-finalizó Liverpool.

-Buena teoría-concluyó Chester silbando.

El cuerpo estaba sentado en una mecedora, con un orificio de bala de gran tamaño en el entrecejo de Chuck Loomis, posiblemente sería de un Colt 45 o Smith & Wesson, al no haber casquillo en el escenario, pensaron que fue un revólver. Los criminales le torturaron, al ver las manos de este con moretones, al igual que su cara. Tras pegarle le dispararon. El rostro de la víctima tenía un aspecto horrible, con barba de tres días, ensangrentada, al igual que el resto de la cara. Echaron un vistazo al escenario y vieron un cojín de pluma con un agujero de bala. Dedujeron que lo usaron como silenciador.


Volvieron otra vez al piso de abajo, viendo al barman sirviendo a los clientes. Luke junto a Warren y a Samuel se acercaron a él. Warren rompió el silencio.

-¿Alguna vez viste a Chuck Loomis con los hermanos Baermann?-preguntó Filton, enseñando el dibujo de los hermanos que tenía Chester en mano al barman

-¿Dónde está ese tipo?-preguntó el barman tocándose su pelo corto.

-Arriba, muerto, con un orificio en el entrecejo.- contestó Chester.

-Vaya, adiós a mis trece dólares que me debía de ayer.-dijo el camarero-es que no me pagó la estancia.

-¿Los viste o no?-preguntó Filton.

El interrogado miró de cerca los dibujos de los hermanos, este los identificó.

-Sí, me suenan, ellos estuvieron aquí un par de veces en el saloom-señalando a su local- hablando con ese Chuck.

-¿Los viste subir arriba con la víctima?-preguntó Samuel, tocándose la tripa.

-No, lo siento-contestó el barman mirando al ayudante.

Los sheriff y el ayudante pensaron que los jefes de Boston fueron los asesinos de Chuck Loomis, aunque no había ninguna prueba. En ese momento un cliente se giró hacía el grupo y preguntó.

-¿Buscáis a los tipos de los dibujos?-preguntó el hombre con un palillo entre los dientes, moviéndolo de un lado a otro de la boca.

-Sí, ¿por?-preguntó Filton.

-Porque están en el saloom de enfrente.-señaló por la ventana.

-Gracias.

Los cuatro miraron por la ventana y vieron a un hombre con barba rubia de tres semanas, de complexión media y andando con la cabeza agachada, entrando en dicho saloom junto a otro que se le veía el lateral de la cara. Este último andaba a grandes zancadas y era corpulento, fornido y con un cabello rubio, sin barba. Los sheriff y el ayudante pagaron la cena y salieron del saloom. Caminaron a paso ligero hasta el bar de enfrente. Al entrar, el dueño saludó a Luke Chester, este se lo devolvió. Rodearon la mesa donde estaban sentados los hermanos Baermann. El de la barba rubia, que era el más alto de los hermanos, miró a los desconocidos. El otro fue el que rompió el silencio.

-Buenas noches caballeros, ¿desean algo?-se tocó su labio superior con el pulgar.

-Soy el sheriff Luke Chester y ellos son mis invitados-se presentó y luego señaló a los otros dos- Warren Filton y Samuel Liverpool.

Los mencionados saludaron. Filton sacó la fotografía donde estaba Chuck y Alfred Loomis y se la enseñó.

-Soy Richard Baermann, este es mi hermano William-contestó el corpulento, después señaló al de la barba rubia, que estaba al lado suyo.

-¿Les suenan de algo?-preguntó el sheriff con la fotografía en mano.

-¿Debía de sonarnos?-preguntó el que no tenía barba.

-Se llaman Alfred y Chuck Loomis. Uno de ellos, Alfred trabajaba para ustedes, en realidad él iba a expandir su negocio de alcohol por el sur, ¿verdad?-dijo Filton señalándoles.

-Ya me suena, iba con un tipo ingles, los dos iban a expandir nuestro negocio.-siguió el de la barba rubia haciendo un chasquido con un dedo.

-Willy Perkins ¿quizá?-preguntó Samuel.

-Ese, pero hace tiempo que no sabemos nada de ellos. Creo que los muy truhanes, aprovecharon para quedarse con lo que sacásemos en el sur-dijo uno de ellos.

-Willy mató a Alfred hará un tiempo en las vías de Villa Rocosa, es mi pueblo. Chuck acaba de morir hará poco y Willy Perkins está en la prisión de este pueblo. A este último le intentaron matar tres veces. Una, hace unas horas.

-Creemos que los tres trabajaban para ustedes. Willy nos ha chivado de que ustedes han intentado matarle.-siguió Liverpool.

-¿Tienen alguna prueba de ello?-preguntó William frotándose su nariz.

-Aún no, pero las tendremos.- amenazó Warren.

-¿Usted tiene hermanos Warren?, ¿qué haría para proteger su negocio de los truhanes?-preguntó Richard tocándose su labio superior con el pulgar.

-Soy hijo único y si esos truhanes, como usted dice, si me intentaran robar, intentaría recuperar mi dinero sin que hubiese muertos de por medio.-contestó Filton.

Los dos hermanos rieron durante un corto periodo y uno añadió.

-Esto es el sur amigo, y estamos en el salvaje oeste.

-Pero como en toda ciudad hay una ley que hay que obedecer.

-Y aún más cuando robas-afirmó Richard.

-Tienes que tener cuidado de robar al que te da de comer, porque si se enfada, puede que te eche de su casa.-siguió William frotándose sus ojos.

-O matarlo, que es lo mismo para ustedes.-replicó Samuel.

El de la barba rubia estuvo a punto de levantarse de su asiento y pelearse con el ayudante, pero su hermano le detuvo. Richard preguntó al trió, al ver a una camarera joven acercarse a ellos con la comida en mano.

-¿Quieren algo más?, porque vamos a cenar.

-No, pero seguiremos hablando en otro momento.-dijo Luke silbando y haciendo chasquidos.

Warren le dejó escrita una nota pequeña a los Baermann en una servilleta. En dicha nota estaba escrito: "alguien os ha traicionado vendiendo vuestra mercancía a la competencia. Ya saben quién es." Richard arrugó la servilleta y la tiró a una papelera. William le miró y luego miró al grupo. Los dos pensaron en hacer una visita especial a Willy Perkins.


Estando de vuelta en el saloom del Ahorcado, Warren y Samuel fueron a sus habitaciones individuales. Se dieron un baño y luego se pusieron ropa cómoda para dormir. Cada uno en su habitación, pensaron en cómo conseguir alguna prueba en contra de los Baermann, el sheriff pensó en la nota que les dio. Eso haría que se cabrearan y que ellos personalmente fueran a por Willy Perkins.


***

A la mañana siguiente en Villa Rocosa, bajaron las temperaturas. Eso hizo que Edward Richard se levantase temprano, dando un beso en el rostro de Shonda Williams, la joven con la que convivía. Dejó que durmiese. Desayunó rápidamente y se montó en su caballo en dirección al rancho de Ronnie Prime. Tiempo después, cerca del rancho de este, el caballo de Edward se alteró al pisar la un trozo de madera que sobresalía de la arena. El dueño le tranquilizó y desmontó del animal. Cogió lo que estaba en el suelo. Era una pistola de avancarga de madera. La examinó bien de cerca, encontrando sangre en la culata. Cerca del arma había una mano delgada morena de mujer desenterrada. El ayudante escavó más, encontrando el resto del cuerpo. El cadáver estaba descompuesto, parecía de una mujer joven, pero ¿quién sería?, ¿sería Wendy Prime?. Ronnie se acercó con un rifle en mano, apuntando a Edward.

-No me mates. Soy yo, Edward.-dijo subiendo los brazos y poniéndose frente al dueño.

-¿Que estás haciendo en mi rancho?-preguntó el dueño enfadado.

-No estoy en tu rancho-contestó el ayudante señalando a la línea que había a pocos metros de la entrada.

El dueño vio el colgante que tenía la víctima en el cuello, lo reconoció y gritó llorando.

-Wendy, es mi Wendy.-gritó Prime sin dejar de apuntar a Edward.

-Suelta el rifle, por favor.-pidió el apuntado asustado.

El dueño estuvo dudando durante unos segundos antes de soltar el arma. Ronnie miró fijamente a Edward enfadado y le hizo prometer.

-¿Prométeme que atraparas al criminal?

-lo haré, pero antes tengo que preguntarte algo, ¿conoces a alguien que se llame Larry Kovack?

-¿A quién?-preguntó Ronnie arrugando su cara.

-No me mientas, ¿quieres?-contestó Edward tocándose su pelo canoso.

No hubo respuesta.

-Según Joe, el de la taberna Hyde, estuviste preguntando sobre un tal Larry Kovack, el supuesto amante de tu mujer. Creo que sospechaste que Wendy tenía un romance, y al ver que ella se retrasaba en venir algunas noches, fuiste al pueblo para ver donde estaba.-dedujo Richard.

El interrogado se puso en tensión y se tocó su pelo moreno corto.

-Y creo que tú encontraste al asesino de tu mujer-siguió el ayudante del sheriff señalando al bulto que había en el rancho.

-No tienes pruebas.

-¿Estás seguro?- preguntó Edward enseñándole la pistola de avancarga, más concretamente la culata ensangrentada.

No respondió.

-Seguramente este es el arma con la que mataste a ese tal Larry Kovack. El motivo, lo desconozco. Pero lo que sí que intuyo es que cuando viste a Gael Santos detenido en Villa Rocosa, robaste este arma y la enterraste junto al cuerpo enterrado de Wendy Prime, pero ¿por qué dijiste que tu esposa había desaparecido cuando en realidad estaba aquí?-preguntó Edward, señalando el cuerpo de Prime.

-No tienes nada.

-Seguramente si, intuyo que tu mataste a Larry Kovack y lo enterraste-señalando otra vez al bulto del rancho.

Ronnie no dijo nada. Edward le ordenó que levantase las manos para que le pusiese las esposas. Este lo hizo triste al saber que Edward Richard había intuido la verdad de la desaparecido de Wendy Prime. Antes de que se subiese al caballo del ayudante, Ronnie confesó.

-No hace falta que sigas excavando, fui yo. Quería a mi esposa, era mi Wendy. Y lo que hice ese día, fue justicia.-tragó saliva- Al entrar por la puerta de mi casa vi a mi esposa tumbada en la cocina y a Larry Kovack. Creo que discutieron acaloradamente y él la empujó, dandose un golpe en la nuca. Ese hijo de perra me miró asustado y fue corriendo hasta la puerta principal. En ese momento cogí la pistola de avancarga y le di unos cuantos golpes en la cabeza. Los enterré y le vendí la pistola a ese Gael Santos.

-Y cuando le volviste a ver, le robaste el arma, ¿no?-afirmó Edward tocándose el pelo canoso.

-Así es, ¿qué hubieras hecho tú si entras por la puerta de tu casa y te encuentras al hombre que en ese momento ha matado a tu esposa?

-Matarle, seguramente-dijo con sinceridad Edward.- Pero ¿porque lo hiciste pasar por desaparición?

-No lo sé. Me lie y fue lo primero que se me paso por la cabeza.


Edward comprendió la acción de Ronnie, menos lo de la desaparición. Le dio pena, pero había ocultado durante años la verdad y tenía que hacerse justicia. Seguramente Warren le comprendería y no le mandaría a la horca, pensó el ayudante.

***

En Santa Clarita llegó una carta a Willy Perkins, era de su hermano, que quería saber cómo estaba su hermano. Pero uno de los alguaciles que vigilaba a Perkins, y el que le entregó la carta, estaba comprado por los Baermann. Dicho alguacil informó después a los hermanos, diciéndoles que el hermano de Perkins iba a venir a visitarle. Mientras Warren estaba descendiendo de su caballo y entraba por la puerta principal de la prisión. Estando en la entrada de la oficina principal, vio a dos caballos atados a un poste de madera. Filton no los reconoció, pensó que los dueños serían forasteros. Al entrar dentro vio a Mike, el ayudante del alcaide tras su mesa de escritorio, haciendo informes.

-¿De quienes son los caballos que hay ahí afuera?-preguntó Filton señalando hacia afuera.

-Creo que son de el hermano de Willy y de su primo.-contestó Mike mirándole fijamente.

-Ah, ¿Has visto a Samuel y a Luke?-preguntó Warren tocándose el mentón.

-Estan hablando con Perkins, ¿creo?

-De acuerdo.

El sheriff subió las escaleras con andares tranquilos hacía la celda de Willy. El calor que hacía en el pasillo era infernal, este se tuvo que abanicar todo el rato con el sombrero. No estaba ni su amigo, ni Luke Chester. Al estar en frente de Perkins le preguntó.

-¿Tienes un hermano Willy?

-Así es, ¿por?

-Porque creo que ha venido a visitarte y ya esta aquí.

El recluso dudo durante unos segundos y pensó que no podía llegar tan rápido, dado que la carta la había escrito hará una noche en Pensilvania, y salía hoy de allí. Por lo menos iba a tardar unas horas en venir aquí.

-No puede ser, esta carta la he recibido hoy, diciéndome que hoy saldría de Pensilvania. No puede estar ya aquí., dado que no hay estación de ferrocarril aquí.

-Tienes razón.

Calcularon que sería las once de la mañana allí en Pensilvania, dado que aquí eran las ocho. Si el hermano de este hubiera cogido el tren de primera hora, estaría todavía en él, dado que el trayecto era largo y tendría que hacer muchas paradas. No llegaría a esta prisión alrededor de las diez de la mañana, hora local de Arizona.


En ese momento miraron a la derecha donde había un hombre abrigado de arriba a abajo y con la cabeza agachada. No se le veía los ojos, dado que el rostro estaba tapado por el sombrero. El desconocido caminaba hacia Warren.

-¿Quién es usted?-preguntó Filton.

El sheriff oteó por encima del extraño y vio a Samuel detrás del desconocido. El extraño se sintió acorralado que se quitó el sombrero, dejándose ver la cara. William Baermann sacó su revólver de la cartuchera haciendo un chasquido con uno de los dedos de la otra mano. Disparó a Warren, este lo esquivó sacando su arma. Realizó varios tiros en el corazón de su tirador. William no esquivó dichas balas y cayó al suelo. Mientras, cerca de allí, Luke Chester oyó los tiros y miró por la ventana que había al lado suyo. La abrió y vio un hombre montado a caballo y corriendo hacia la salida. Era el otro hermano Baermann, Richard. El sheriff de Two Gun disparó dos veces, dándole varias veces en la espalda. El huido cayó del caballo, muerto.


Warren corrió hacía ese sonido y vio a Luke Chester guardándose el arma en la cartuchera.

-Buen disparo-premió Filton.

-Está muerto, no te preocupes-respondió Chester haciendo chasquido con sus dedos y silbando.

El sheriff de Two Gun junto a Warren y a Samuel, liberaron a Willy Perkins de la prisión. Le dejaron irse con su caballo hacía el sur de la cárcel. Willy pensó en que Warren había cumplido la promesa de dejarle en libertad si le entregaban a sus jefes, los Baemann. El ex- recluso se fue feliz de la prisión.

***

Varios días después Warren y Samuel estaban trotando hacía Villa Rocosa, el sheriff escribió a Edward un día antes de partir de Two Gun, para avisarle de que ya llegaban al pueblo. Edward Richard recibió la carta y se puso tan contento por una parte al leer dicha carta, porque en ella decía que habían acabado con los jefes de Willy Perkins. Por otra estaba mustió, dado que su puesto como sheriff terminaba y volvería a ser ayudante. El calor era infernal, el ayudante tenía que ir por debajo de las terrazas para llegar hasta el saloom de Jack Lemond. Al entrar en el establecimiento, vio a José hablar con el barman. Este se acercó y les enseñó la carta sentándose al lado del doctor. Vio que la herida que tenía en la nariz se había cicatrizado. Al terminar ellos de leer dicha carta, se sintieron bien de que viniesen.

-¿Y sabéis lo malo?-preguntó Edward tocándose su pelo canoso.

Los dos miraron al ayudante.

-Que tengo que dejar mi puesto de sheriff y volver a ser ayudante.

El galeno se ajustó las gafas de culo de botella y se rio. Jack le dio una cerveza a cada uno y alzó su botella en el aire. Los otros dos hicieron lo mismo y brindaron porque el caso de Willy Perkins había sido cerrado y de que sus amigos volvieran a Villa Rocosa, el pueblo de los forasteros.


FIN


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