2x01:Otra vez

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De vuelta al trabajo, Samuel y Edward investigan el crimen de una joven forastera. A primera vista la chica fue asfixiada con una almohada, pero todo se complica cuando Samantha Illinois reconoce a la víctima como su amiga y quiere tomarse la justicia por su mano. Mientras Warren ayuda a Brian Ashmore, el barbero, a investigar un robo en su trabajo donde está implicado su criado negro, que le trata como si fuese de la familia.

Villa Rocosa es un pueblecito que está en el sur de Arizona, cerca de la frontera con Méjico. Proviene de un viejo asentamiento minero, hoy ya olvidado ya que sus habitantes viven de la ganadería y el comercio. El sheriff es elegido por votación popular También existía un cuerpo de alguaciles (marshals) encargado de ejecutar las disposiciones federales. El pueblo había crecido poco de un año a otro. A mediados de 1871 se habían construido unos cuantos ranchos y otros habían sido abandonados. La gente se fue yendo y viniendo de aquel lugar: Unos jugando en los salooms, otros intentando ligarse a una dama. La tasa de criminalidad había disminuido, en cambio la de los robos y peleas, había uno cada dos por tres. El sheriff era el que ponía orden casi siempre en estas situaciones. En otras, era el mismísimo dueño que se defendía con su rifle para ahuyentar a los truhanes.


Warren Filton estaba cabalgando con el sombrero tapándole su rostro. Al lado suyo, casi a la misma altura, estaba su ayudante y fiel amigo, Samuel Liverpool. Juntos iban en dirección a uno de los ranchos que estaba cerca de Villa Rocosa. Ellos iban trotando un poco deprisa porque había ocurrido algo que no ocurría desde hace un tiempo, un asesinato. El cuerpo de una joven había sido hallado sin vida en una caballeriza de un rancho. Al estar en ese lugar, Warren desmontó de su caballo, al igual que su ayudante hizo con el suyo. La propiedad era de un tal Luis Mendoza, intimo amigo de Cliff Webb, ex-juez de Illinois, que había montado un saloom en Villa Rocosa. Cliff, el mejicano que se dejó crecer su pelo rizado después de que su ex-mujer, Jennifer, le intentase culpar de un robo de unas joyas ocurrido en su casa hará un tiempo, junto a su amante Pablo Cienfuegos. Los cuales fueron arrestados por Edward Richard. Desde ese momento, Cliff Webb no quiso casarse con otra mujer, quedándose solo. Su rutina era estar la mayor parte del tiempo en su saloom, sirviendo a la distinta clientela y otra en su casa, cuidando el ganado. A veces iba a visitar a algunos amigos que se había hecho por el pueblo, como en esta ocasión.


Warren estrechó la mano del ex-juez y del dueño. El sheriff preguntó al no ver ningún cuerpo a la vista.

-¿Que ha pasado?, según un criado tuyo-señalando a Luís- han encontrado el cuerpo sin vida de una joven. Pero, ¿dónde está?

-Por aquí, seguirme.-mandó Mendoza al sheriff y a su ayudante.

Los tres siguieron al dueño hasta la caballeriza donde hacía un calor infernal. Los cuatro se quitaron el sombrero. El escenario del crimen no era demasiado grande, aunque era imposible distinguir las muchas pisadas que había. El cadáver de la mujer se encontraba en una de las puertas de la caballeriza, donde sus brazos pasaban por dentro, quedando el resto del cuerpo sentado en el suelo. La joven era morena de piel y de pelo. Con mechas. El delgado cuerpo de la joven estaba a medio vestir, no tenía ropa por la parte de arriba. No tenía heridas defensivas, pero su rostro mostraba que había sido asfixiada, dado que sus ojos marrones estaban hinchados. El sheriff y el ayudante taparon los bonitos senos con un trapo que encontraron en el suelo.

-Qué bonita es-dijo Samuel contemplando la cara de la desconocida.

-Hasta que alguien le arrebató la vida. En fin, así que su criado encontró el cuerpo de la joven, ¿no?-contó Filton.

-Así es. No sé cómo se llama.-respondió Luis mirando a la víctima- Pero hay que ser cruel para matar a la joven.

-Lo sé. Encontraremos al asesino. Aunque hay una cosa evidente-siguió el sheriff tocándose el mentón-mirando a los alrededores, no viendo nada de la víctima- El criminal la trajo aquí. Este no fue el escenario del crimen. Algo malo paso...- tragó saliva- y acabó mucho peor.

-¿Seguro que no es una sirvienta suya?-preguntó Samuel a Morales tocándose su tripa, la había adelgazado un poco.

-No, no me suena de nada.

-Sabemos donde acabó la joven, ahora hay que averiguar cómo llegó aquí.-dijo Filton.- haremos un dibujo de la víctima y lo colgaremos en el pueblo-ordenó a su ayudante- ¿dónde estará Edward?

-Aquí mismo, siento llegar tarde, pero no encontraba el rancho.-irrumpió una voz desde el umbral de la caballeriza.

Al lado de Edward Richard estaba Brian Ashmore, el barbero de Villa Rocosa. Este estaba asustado, aunque no se le notaba demasiado. El ayudante entró en la caballeriza y se puso en frente de Warren.

-José Sánchez está llegando aquí-contó Edward a Filton, refiriéndose al doctor del pueblo.

-De acuerdo, cuando llegué y eché un vistazo a la víctima-dijo el sheriff mientras señalaba a la joven.-quiero que colguéis diversos dibujos de la víctima, para ver si alguien le suena esa cara.

-Vale-contestaron los dos ayudantes.

-Voy a abrir mi negocio-dijo Cliff tocándose su rizado pelo, retirándose de la caballeriza.

Los otros cuatro se despidieron de Webb. El sheriff miró a Brian, que estaba en el umbral de la caballeriza, luego miró a Richard.

-¿Que hace él aquí?-preguntó Filton a Edward, refiriéndose al barbero.

-¡Ah!, necesita tu ayuda-respondió al que había preguntado.

***

Warren nunca se había llevado demasiado bien con Brian desde el día en que él fue nombrado sheriff. Aquel día Brian Ashmore, dado que no le gustaba que un hombre de origen ingles fuera la autoridad en Villa Rocosa. El motivo fue que el barbero perdió a un familiar suyo en la Guerra de la Independencia, a manos de un casaca roja. Por esa razón, no le gustó que un enemigo fuera la ley en su pueblo. El día en que Warren fue elegido sheriff de Villa Rocosa, Brian puso comentarios ofensivos hacía el nuevo hombre de la autoridad. Esos motivos hicieron que ellos no hablasen mucho, aunque Brian le seguía cortando la poca barba que a Warren le salía en la cara. El problema se resolvió ante el pueblo gracias a la disculpa pública que hizo Ashmore en el centro de Villa Rocosa. Aunque no se podían ver demasiado.

***

El sheriff salió fuera de la caballeriza poniéndose el sombrero. Este se puso frente al grueso barbero y le preguntó serio.

-¿Qué demonios pasa?, es la primera vez que veo que vienes a un escenario del crimen.

-Necesito tu ayuda. Mira, si fuese yo, lo hubiese resuelto con mi revólver.-dijo Brian tocándose su barba canosa.

-¿Y qué ha cambiado?

-Veras, mi criado Anthony Trumpets ha sido acusado como ladrón en un robo que él no ha cometido. Tu amigo Jack Lemond, le han desvalijado unos quinientos dólares y su hija Zoe ha acusado a mi criado.-hizo una pausa- Yo le dije que no había sido él, pero no se lo tragaron. Pero solamente me creerán si tú averiguas la verdad sobre el caso.

-Eso debe ser por haber hecho esos comentarios ofensivos contra mí el día que me eligieron sheriff.-dijo Warren pensando en aquel momento.

El barbero apretó sus puños y luego se relajó ante la situación. Pensó en pegarle un puñetazo a Warren, pero luego sería detenido. Los ojos verdes de Warren miraron arriba y luego miró a Brian.

-De acuerdo, lo haré. A cambió de un afeitado, ¿trato hecho?

Brian Ashmore se le hincharon las venas de su cuello durante unos segundos, pero luego mostró esa rabia, mordiéndose los labios. Sabía que el de la autoridad no cedía mucho, y menos ante alguien a quien le había ofendido y luego venía a pedirle ayuda.

-Trato hecho.- respondió el grueso barbero estrechándole la mano.

Ambos cogieron sus caballos y se fueron del rancho de Luis Mendoza.

***

Un tiempo después, en la barbería de Villa Rocosa, Warren desmontó de su caballo y fue caminando junto a Brian, que le costó desmontarse de su animal por su gruesa barriga. Los dos se dirigieron a paso ligero hasta el establecimiento de Ashmore. El dueño dejó pasar al sheriff. Este se quitó el sombrero y lo dejó en el colgador que había al lado suyo. El establecimiento era pequeño, frente a Filton había dos cómodas y dos mesas largas frente a las sillas, encima, estaban herramientas que usaba Brian. Al fondo del local estaba otra mesa alargada con una caja registradora y detrás de la mesa estaba Anthony Trumpets, un negro de un metro setenta, fornido como un toro y cara de poco amigos y con un pañuelo negro que cubre su calvo rota. Casi nunca se lo quita y eso hace que sude más su rostro. El sheriff le conoció una vez cuando fue a afeitarse, este ya llevaba más de un mes trabajando. Warren le estrechó la mano al fornido hombre de color.

-Hola Anthony, ¿qué tal te va la vida?-preguntó Filton.

-Bien, ganándome el pan.-respondió el ayudante del barbero escupiendo a un lado de la sala.

A Warren no le gustó ese gesto.

-¿Sabes porque estoy aquí?-preguntó el sheriff.

-No tengo ni idea, tío. Oye, escúchame, no necesito que nadie me defienda, sé defenderme yo mismo- respondió Trumpets enseñándole sus puños.

-No puedes hacer eso.

-¿Y por qué no tío?, si me quieren matar, me defenderé-reprochó el negro.

-Porque si empiezas a pegarte de leches con todo el mundo que te acusé de ese robo, te tendré que detener.-respondió el sheriff enfadándose.

-Hazle caso Anthony-irrumpió Brian- deja que te ayudé.

-¡¿Por qué?!-gritó Trumpets.

-Por que te quiero como si fueras mi hijo.-respondió Ashmore alzando la voz.

Hubo un pequeño silencio en el local. Warren Filton miró al barbero y luego al negro.

-Y no quiero que te metan a la cárcel, ¿de acuerdo?, yo te conseguí este trabajo y te cuido como si fueras mi hijo. Así que haré lo que haga falta para salvarte la vida.-dijo Brian casi llorando.

Warren no había visto a Brian tan nervioso como en aquel momento, sus sentimientos hacía su único ayudante en la tienda, parecía casi como los que siente un padre por un hijo. Anthony se sintió querido por primera vez, esa emoción no la había sentido desde hace mucho tiempo. Eso hizo que el negro contestase a las pregunta de Filton. El negro volvió a poner las manos encima de la mesa.

-Está bien, ¿qué quiere?-preguntó Anthony relajado.

-Porque no vienes a mi oficina y te interrogó mejor allí.-contó el sheriff abanicándose con la mano.

Tanto el negro como el barbero aceptaron irse del local. El de la autoridad cogió su sombrero mientras el barbero cerraba el negocio con llave. Los tres montaron en sus respectivos caballo y fueron hacía la oficina de Warren.

***

Mientras en el rancho de Luis Mendoza, el dueño y los dos ayudantes de Warren: Samuel y Edward esperaron a que llegase José Sánchez, el doctor de Villa Rocosa, dado que estaba tardando mucho en llegar al escenario del crimen. Los tres estaban esperando en el porche delantero ocultándose del terrible calor. Luis era el único que estaba sentado en una mecedora, los otros estaban apoyados en la pared de la casa. El médico apareció en el horizonte y se fue acercando poco a poco al porche. Este desmontó de su animal y le ató a un palo. Mientras se acercaba a los ayudantes, estaba jadeando. Al estar dentro del porche pidió un vaso de agua. Un poco después, el doctor se recuperó de ese jadeo y los ayudantes le acompañaron al escenario del crimen. Los tres pensaron al mismo tiempo "menudo infierno", mientras caminaban bajo el ardiente rayo de luz. Al entrar en la caballeriza, el doctor examinó a la víctima colocándola en el suelo. Vio que tenía los ojos inflamados, no había heridas defensivas en los brazos. Pensó que la desconocida fue asfixiada, a lo mejor el asesino era un hombre corpulento y más fuerte que ella. La sorprendió y la mató ahogándola.

-Queréis mi teoría-contó el doctor.

Los ayudantes afirmaron moviendo su cabeza.

-El agresor de esta bonita dama-señalando a la joven víctima, mientras se ajustaba sus gafas de culo de botella-era más fuerte que ella, dado que ella no tiene otras heridas en el cuerpo. El asesino la sorprendió y la cogió del cuello hasta matarla, dado el hinchazón de los ojos.-señalando las corneas.

-Puede ser la causa de la muerte, ahora solamente hay que encontrar al responsable y un motivo-dijo Samuel tocándose su tripa.

-Y el escenario del crimen.-terminó Edward tocándose su pelo canoso.

-Cierto.

***

En el pueblo, Warren abrió la sala de interrogatorios de par en par que había en la oficina, para que se ventilase. Anthony se sentó en una de las dos sillas que había en la mesa. En frente de él se sentó el sheriff, el barbero estaba en el umbral de la puerta del cuarto, con los brazos cruzados. Filton sacó su bloc de notas y un lápiz poniéndolo encima de la mesa.

-Entonces según usted-señalando al negro- no cometiste el robo en el bar de Jack Lemond. Bien, ¿dónde estaba a la hora del suceso?-preguntó mientras se tocaba el mentón.

-Estaba en...-irrumpió Brian tocándose su barba canosa.

-Por favor, deja que conteste él-contestó Warren, mirando al barbero durante unos minutos, y luego volviendo a mirar al sospechoso.

-Estaba en la barbería, haciendo cuentas.-respondió Trumpets tocándose su pañuelo negro que cubría su calvo rota.

-¿Hubo algún testigo?

-No, estaba solo.

-Jack es amigo mío, ¿lo sabías?-preguntó Warren señalando con dos dedos al negro.

-¿Y?

-Y si él asegura que tú fuiste el ladrón, he de creerle. Así que quedas detenido.

-¿Sin ninguna prueba?-irrumpió Brian enfadado.

-De momento eres un sospechoso, no el sospechoso del robo. Investigaré el caso a fondo y si hay pruebas que te exculpen-señalando a Anthony Trumpets y al barbero- te liberare.

-Ese tío acusa a mi ayudante y tu le crees-gritó Brian tocándose la barba.

-Soy la autoridad de esta sala, y seguiré la ley. Es decir que tu hombre es sospechoso hasta que se demuestre lo contrario. Seguramente hallaré pruebas que excluyan a tu ayudante-contó Filton.

-¿Porque me detienes tío?-preguntó el negro viendo al sheriff avanzar hacia él.

-Porque según lo que oído yo de ti por el pueblo, tú eras un ladrón que robabas a tus amos y también formabas parte de una banda.-dijo Warren mientras le ponía las esposas.

-Pero ha cambiado, yo le he hecho diferente.-protestó Brian, haciendo que las venas se le hincharan.

-Y además te han acusado de ladrón, y has robado a un amigo mío-continuó el sheriff llevándole a las malas a las celdas.

Estando en una de las celdas, el negro se puso triste. Brian, con su grueso cuerpo fue hacía el umbral de la puerta principal de la oficina, cruzó los brazos y esperó a que Warren se acercase. Estuvo a punto de desenfundar su revólver, pero sabía que Filton era más rápido. Cuando el sheriff estuvo a la misma altura que el barbero.

-No le acusare, de momento. Investigaré el robo hoy, te lo prometo...

-No me lo prometas y saca a mi hombre de esa celda-gritó Brian.

-Lo haré en cuanto tenga pruebas de su inocencia.

-No puedes acusarle solo porque un testigo te haya dicho que ha sido él.-dijo enfadado el barbero.

-Era el dueño del bar, y él ha asegurado de que fue tu criado.

-¿Esto es por los comentarios ofensivos que te hice?-preguntó Brian.

-Seguramente-bromeó el sheriff-tranquilo, no le enviare a la horca.

Se fue de su oficina cogiendo su caballo, mientras Brian se metió en el interior de la oficina para no dejar solo a Anthony Trumpets. Warren pensó en fiarse del barbero por una vez desde esos comentarios ofensivos. El saloom de Jack Lemond no estaba lejos, Warren desmontó de su caballo y lo ató a un poste. Entró en el bar, no había mucha clientela. No había nadie en la barra, este se acercó.

-Hola, ¿hay alguien?-preguntó Warren.

En ese momento se asomó una cabecita redonda, el pelo moreno lo llevaba trenzado, la joven con piel medio oscura saludó al cliente.

-Hola-respondió con su dulce voz.

Warren se quedó dudando por un momento de quien era la joven mejicana, se parecía mucho a Jack Lemond, solo que ella era un poco más alta que él.

-¿No me reconoce?-preguntó la joven.

-Ahora mismo no.-respondió desconcertado el sheriff.

-Zoe Lemond, la hija de Jack.

-Es verdad, cuánto tiempo. ¿Cuando has venido?

-Hace unos días, ¿qué le trae aquí?

-Un robo sucedido en tu local, ¿y tu padre?-preguntó Warren.

-Fuera, luego volverá. Aunque él no presenció el robo. Yo fui el testigo.

-¿Y qué paso?

-Un hombre de color entró por la puerta a primera hora de la mañana, cuando no había nadie. Me apuntó con un revólver. Me ordenó que sacase todo el dinero de la caja, al hacerlo, se lo llevo.

-¿Pudiste verle el rostro?

-Tenía un pañuelo puesto, pero era un negro muy grueso. Tardó unos minutos en meter la recompensa en los bolsillos de su chaqueta. Aunque estaba fornido.

-¿Podrías describírmelo?-preguntó Filton tocándose el mentón.

-De acuerdo.

-¿Y qué paso luego?

-Huyó del bar. Cuando llegó mi padre se lo dije.- dijo ella mientras se mordió las uñas.

-Bien hecho. ¿Una cerveza?

Zoe le sirvió una botella de cerveza. Luego cogió una hoja y un lápiz le dibujó el rostro del ladrón, no se parecía nada a Anthony Trumpets. Tenía la cara más gruesa y un lunar en el ojo derecho que llego a ver la joven mejicana mientras la atracaban.

-¿Conoces al ayudante de Brian Ashmore, el barbero de Villa Rocosa?-preguntó Warren.

-No en persona, aunque tiene cara de pocos amigos.

-¿Podría haber sido ese hombre el que te apuntaba?

-No, era más grueso, y Anthony no tiene un lunar en la cara-contestó Zoe acordándose de las dos veces que vio a Anthony.

-¿Viste si gritaba a alguien cuando tuvo el dinero?

-No.

-De acuerdo.-finalizó este tomándose lo que le quedaba en la cerveza.

-¿Y tu hermana?-preguntó Filton a Zoe.

-Vendrá pronto.-contestó ella con una dulce sonrisa.

Pensó en liberar a Anthony e interrogarle de nuevo, enseñándole el dibujo que describió la hija de Lemond. Pensó por un momento que sería el cómplice de ese ladrón que apuntó a Zoe, pero la descartó enseguida.

***

La víctima encontrada en el rancho de Luis Mendoza fue enterrada en el cementerio de Villa Rocosa. Antes de su enterramiento, Edward y Samuel hicieron varios dibujos de la joven desconocida y los colgaron por todo el pueblo. La temperatura fue descendiendo un poco durante la tarde. A las ocho de la noche, Samantha Illinois con su vestido verde ajustado, estaba paseando cerca de la oficina del sheriff cuando reconoció a la joven dibujada. Se horrorizó de que ella fuese esa víctima de la que hablaban por el pueblo. Fue corriendo hasta la oficina, con el pulso acelerado. Al estar en el umbral, vio a Edward sentado en su escritorio y escribiendo cartas a distintos estados, para haber si la identificaban. El ayudante le ofreció un vaso de agua, mientras se sentaba en una silla.

-¿Que te ocurre?-preguntó Edward, viendo su cara horrorizada.

La joven bebió el vaso y se tranquilizó un poco.

-¿Es Ramona González la del dibujo?-preguntó Samantha acariciándose su pelo moreno.

-¿Quien es Ramona González?

-Mi amiga de toda la vida, no sabía nada de ella desde hacía tiempo-dijo llorando Sam.

-¿Cuándo fue la última vez que la viste?-preguntó él tocándose su pelo canoso.

-Hace tiempo.-dijo ella mientras se acariciaba su pelo moreno.

-¿Y sabe de alguien que la quisiera matar?

-No, aunque era raro que ella no me respondiese a las últimas cartas que yo la enviaba a Indiana, nuestra ciudad de origen. No sé, me pareció raro.

-Así que os escribíais cartas para contaros vuestras vidas, pero en las últimas que usted escribió, ella no respondió, ¿no?.-contó Edward.

-Así es. Lo último que supe de ella es que trabajaba de camarera en un saloom, pero no sabía dónde.

-¿Y cuando fue eso?

-Hará unos meses que supe esa noticia.

Edward anotó todo en una hoja. Vio una expresión de ocultación que duró unos segundos, este se percató e hizo la siguiente pregunta.

-¿Hay algo que no me este contando?

Ella sacó un pañuelo para secarse las lagrimas de su cara. Contestó.

-No, ¿por?-ella se estaba dando palmaditas en las rodillas.

-¿Segura?

Ella vio que el ayudante seguiría insistiendo hasta dar con lo que esconde. Samantha paró de darse palmaditas y contó su terrible pasado.

-De joven, ella, yo y unos cuantos hicimos una cosa horrible. Nos reímos de un muchacho cuando estaba siendo humillado-siguió llorando- Mi novio, bueno, mi ex-novio y sus amigos, que eran también los novios de mis amigas fueron quienes se rieron de él.

-¿Cuantos participasteis?

-Ocho personas, de los cuales sé que cuatro han muerto: Lewis, mi ex-novio, murió víctima de un tiroteo. Marco murió de un infarto. Jaime, ex-novio de Ramona, murió de sifilis y Nathan murió de otro infarto. Lo sé porque lo leí en los periódicos y mis amigas me lo confirmaron.

-¿Estaba casada con algún novio?

-Sí, Luisa Fernández y Denise Juárez. Ellas dos estaban casadas con Nathan y Jaime, y fueron ellas las que me contaron sus muertes.-respondió mordiéndose las uñas.

-¿Y has sabido algo más de ellas?

-No mucho, ¿cree que están muertas?

-No lo sé. Espero que no, ¿tus amigas siguen viviendo en Indiana?

-Sí, las dos.

-¿Cómo se llamaba el chico al que humillasteis?

-Nunca supe su nombre, lo siento.-dijo Samantha acariciándose el pelo.

-Eso podría haber sido un motivo del crimen.

-Ya, pero para eso hay que tener pruebas-irrumpió Samuel carraspeando.

-Seguramente el tipo al que humillasteis-contó Edward señalando a Samantha- tenía tanta rabia dentro, que al final la sacó afuera.

-Ya pero tanto tiempo después, ¿qué edad tendríais?-preguntó Samuel a Samantha.

-Los quince años más o menos.

En ese momento entró Warren y vio a Brian a Anthony juntos, durmiendo cada uno en sitios opuesto de la celda. Ignoró a sus ayudantes y a su vecina. Con una llave abrió la puerta de la celda y gritó al ver que no se movían.

-!Eh¡, estas libre-señalando a Anthony Trumpets.

Cuando el negro fue a salir de la celda, el sheriff le puso el retrato que había hecho Zoe Lemond en frente de los ojos.

-¿Le reconoces?

-No.-afirmó Anthony tranquilamente.

-¿Seguro?

-Sí, seguro.

-¿Puede irse?-irrumpió Brian Ashmore.

-Sí. Ya hablaremos de ese afeitado.

Los ayudantes rieron viendo salir al barbero de Villa Rocosa y a su ayudante de la oficina. Filton se volvió hacia a sus ayudantes. Samantha al no ver que Edward y Samuel no la interrogaban, se fue a su casa. Warren prometió encontrar al asesino de su amiga. Ella sonrió a Warren y se fue de la oficina.


Los ayudantes miraron, cruzando los brazos hacía Warren. Esperando a que dijese algo.

-Tal vez fue ese hombre quien mató a Ramona González.

-¿Como sabes el nombre de la víctima?-preguntó Edward asombrándose.

-Lo he oído mientras venía aquí. Así que no tenéis pruebas...

-Yo no diría eso, he encontrado el escenario del crimen. Estaba alojada en el saloom de Joe, vivía sola desde hace unas noches. Al registrar el cuarto supe que era la víctima por esta foto-explicó Samuel enseñándole una foto, donde salía Ramona y sus amigas en una casa.- Encontré su medio vestido en el cuarto.

-¿Y cuál es tu teoría?-preguntó Warren.

-El asesino la sorprendió cuando ella estaba a punto de darse un baño. La asfixió y se llevó el cuerpo sin que nadie se diese cuenta.

-Una forastera no llama a nadie la atención.

-Excepto para Samantha. Era su amiga.-continuó Liverpool.

-Ya habéis encontrado el donde y el por qué. Ahora solo os queda él quien.-dijo Warren con una expresión que ocultaba algo.

-Si no te conociera bien, diría que no pasa nada. Pero a ti te pasa algo.-dijo Samuel.

-Está bien, no estoy de acuerdo con matar, pero entiendo los posibles motivos del asesino para matar a Ramona. También he oído lo de la cruel broma que le hicieron.-contó Filton.

-¿Y?

-En Filton, cuando estudiaba, un día mis compañeros me metieron durante ocho horas en una taquilla. No se lo conté a nadie.-tragó saliva- Al salir, quise vengarme de ellos. Pero no lo hice. Así que entiendo los motivos de ese hombre, pero no comparto sus acciones.

-¿Y qué hubieras hecho tú?-preguntó Samuel tocándose su tripa.

-Nada, perdonarles.

-¿Y qué tal llevas el robo?-preguntó uno de los ayudantes.

-Tengo un plan para resolverlo.-dijo Warren sonriendo-en cuanto a la foto, cuando terminéis vuestro trabajo, ¿Podríais darme esa foto para entregársela a Samantha como recuerdo?

-Bien.-contestó uno de los ayudantes.

Todos estaban hambrientos, así que se fueron a cenar los dos: Samuel y Warren, al saloom de John Kruger. Mientras Edward comía con Shonda Williams en otro bar. Durante toda la noche no hablaron de los diferentes casos, hablaron de sus vidas. Después se fueron a descansar cada uno a su casa.


A la mañana siguiente, la temperatura bajó unos seis grados, el aire soplaba durante toda la mañana. Warren se levantó de la cama y se vistió en seguida. Al salir, vio a Juana, su criada mirando el dibujo que describió Zoe Lemond.

-¿Le conoces?-preguntó Juana dándose la vuelta mientras se tocaba su moño.

-No, pero lo haré.-contestó Warren sonriendo.

El sheriff le contó lo que iba a hacer mientras se tomaba un trozo de una tarta de manzana que había traído Juana, junto a un café. El plan que tenía en mente era seguir a Anthony Trumpets durante dos horas, dado a su pasado delictivo. A lo mejor, el hombre del dibujo conocía al ayudante de Brian y quería hacerle una visita. Puede que incluso Anthony estuviese implicado en el robo del bar Lemond, pero para ello tendría que tener pruebas. Se terminó el desayuno, cogió su sombrero y le dio la enhorabuena a Juana por lo rica que estaba la tarta. Tras eso, se puso su sombrero que estaba colgado en el perchero y se fue andado hasta su caballo. Trotó hacía su oficina, le gustaba el aire que corría, porque eso hizo que la temperatura se suavizara. Al atar su caballo en un poste, Chick, el alcalde de Villa Rocosa, que estaba más grueso que el año pasado y tenía su barba más canosa. Este tenía una ceja levantada y cara de mal humor. Se acercó a Warren.

-¿Qué demonios ha pasado con el ayudante del barbero?, ¿por qué le has detenido?-preguntó enfadado Chick.

-Estaba detenido, le liberé anoche. Era el único sospechoso del robo de Jack Lemond. Pero tengo una teoría para resolver el caso.

-¿Que teoría?, ¿de qué me hablas?-Chick se frotó sus ojos verdes claros.

-De que seguramente no fue el que apuntase a Zoe Lemond, pero seguramente sabría lo del robo. Ya sé que no tengo pruebas, pero estoy seguro que lo sabía. Según dicen algunos lugareños, Anthony Trumpets, era un ladrón y estaba en una banda. Por eso sospecho de él.

-Eso son teorías. Además Brian le ha cambiado.

-¿Pero y si sabía lo del robo?-preguntó el sheriff tocándose el mentón.

-Demuéstralo-el alcalde se frotó los ojos.

-Eso haré.

-Más te vale.-contestó de mala manera Chick.

El alcalde se fue de la oficina del sheriff enfadado. Warren pensó, viendo andar despacio al alcalde por que tenía su cuerpo más grueso que el año pasado, que tendría que adelgazar un poco. El sheriff entró en su oficina para beber un poco de agua, dejó su cantimplora en su mesa. Salió y se dirigió hacía la barbería andado, dejando a su animal atado. Mientras caminaba, sentía el aire fresco en su cara, le gustó. Al llegar, vio la puerta de la barbería abierta, entró, dejó su sombrero en el colgador. En frente suyo, estaba el hombre con un cuerpo y una cabeza gruesa del dibujo, discutiendo con Anthony Trumpets.

-¿Ocurre algo?-irrumpió Warren.

El desconocido se dio la vuelta con su grueso cuerpo y apuntó con su revólver al sheriff. Este esquivó el tiro y se defendió disparándole en la pierna. Acertó. El grueso hombre de color aulló cayéndose al suelo. Filton se acercó y le quitó rápidamente el arma a su agresor. Anthony se levantó del suelo y vio al sheriff apuntando a su compañero. El ayudante de Brian se quedó sin palabras al ver la situación, Warren le miró y le preguntó.

-¿Que pasa aquí?, ¿le conoces de algo?

-Claro que me conoce, ¿verdad?-irrumpió el negro grueso que estaba siendo apuntado por el sheriff-Tú me robaste a mi novia, ¿verdad? Eres un puto fracaso para tu gente.

-¿De qué hablas?-preguntó Warren.

-¿Sabía que este mierda estaba en una banda de forajidos?-preguntó el sospechoso mirando a Filton.

-Algo he oído.-respondió Warren.

-¿Y sabía que abandonó a su banda quedándose todo el dinero?, rompió el corazón a su amada Kerry Hamilton. Vondie ha puesto precio a tu cabeza. Ya verás cuando le diga a Vondie donde te encuentras.-amenazó el hombre grueso a Anthony.

-¿Y tu quien eres?, ¿uno más de la banda?-preguntó el sheriff.

-No, soy Sean Jackson, un ladrón más de los que hay por el mundo. Le conocí a través de Vondie, su ex-jefe-contó, señalando a Anthony- el cual hacía negocios conmigo. Un día, vi a ese hombre follarse a mi novia.

El ayudante de Brian apartó la vista. El sheriff quiso saber quien robó a Jack Lemond. Este sacó el dibujo de Sean y se lo puso delante al sospechoso. Los ojos grandes y marrones de este se abrieron mucho y se asustó. El sheriff esperó a que este dijese algo. Miró a Anthony y tampoco habló.

-¿Quien de ustedes robó a Jack Lemond?-preguntó Warren.

El negro de grueso cuerpo se rió, el sheriff y el ayudante de Trumpets fueron contagiados después. El de la autoridad, abrió el tambor del revólver y sacó todas las balas, menos una. Sean Jackson dejó de reírse cuando vio que Warren le apuntaba de nuevo.

-¿Qué haces tío?-preguntó el hombre grueso.

-Tienes una oportunidad para decirme la verdad-confesó el sheriff levantando el dedo del martillo.

Este se meó en los pantalones, al ver que la amenaza iba en serio. Sean, serio, empezó a escupirlo todo.

-Fui yo, yo robé a tu amigo porque necesitaba ese dinero para pagar algunas deudas que tenía. Pero antes de que sucediese el robo-señalando a Anthony- se lo conté todo. Ahora tanto él como yo sabemos dónde está el dinero. Es cómplice del robo.

-Eso es mentira, no sé donde esta dicha recompensa-irrumpió Anthony, defendiéndose.-Él estaba aquí porque quería vengarse por haberme acostado con su mujer.

Filton dudó por un momento, no sabía a quién creer. Al final pensó en detener a los dos y aclarar el asunto en su oficina. Les dio otra esposas a Anthony para que se las pusiera. Este lo hizo. El sheriff levantó a Sean Jackson del suelo y sacó a los dos negros de la barbería. Fueron andando hasta la oficina del sheriff. Varios vecinos, incluidos John Kruger y Josh Wiscott, desde su respectivos salooms vieron el panorama.


Al llegar, el de la autoridad dejó encerrados a Anthony y a Sean en distintas celdas.

-No os matéis-soltó el sheriff riéndose.

Los dos presos miraron al de la autoridad y luego entre ellos. Warren se fue andando con aire relajado hacía el saloom de Jack Lemond. Al llegar allí, vio a Zoe atender unas mesas donde había clientes. No era mucha, la verdad, pero estaban contentos de que viniesen gente al bar. Al lado de Jack, estaba un hombre mejicano más esbelto y espigado que el padre de Zoe. El sheriff se sentó en una silla y se presentó ante el desconocido.

-Soy Warren Filton, el sheriff de este pueblo.-estrechó la mano hacía él.

-Me llamo Benjamín Robles- se presentó este tocándose su perilla de tres días.

-Es mi nuevo camarero, lleva poco tiempo aquí.-contestó Jack Lemond.

-¿Puedo llevarme a tu hija un momento para que identifiqué al hombre que os ha robado?-preguntó Filton al padre de esta, tocándose el mentón.

-Claro.-dijo el barman, tocándose su grueso bigote mejicano.

Zoe se acercó a la barra y dejó la bandeja. Ella miró a su padre y al otro hombre, lanzándoles un beso a ambos. Luego, cogió del brazo al sheriff y se fueron de allí. Se mordió las uñas mientras caminaban a la oficina del sheriff. Estando allí, la joven se puso delante de las celdas y miró a los sospechosos. Ella identificó el lunar de Sean Jackson y le señaló con el dedo.

-Fue él. Este me puso el revólver en la cara y se llevó el dinero.

Warren se puso a la altura de la joven y miró a los negros.

-Está bien, ¿donde está su dinero?-preguntó enfadado Warren.

Sean, asustado de lo que había pasado en la tienda, confesó la verdad.

-En mi cuarto, me alojó en el saloom de Josh Wiscott . Debajo de una de las baldosas centrales.

-Gracias-miró a Zoe y le pidió un favor- ¿podrías vigilarme a los reclusos?

-Por supuesto-contestó ella mirándole.

El sheriff se fue andado hacía el bar de la Esperanza con aire ligero. Al llegar al saloom de este, el barman miró con su cara de perro a Warren y le preguntó con aire de poca gana.

-¿Que quieres?

-Este hombre, ¿sabes en que habitación se aloja?-preguntó el de la autoridad, poniendo en frente de los ojos marrones del barman el dibujo de Sean Jackson. El barman buscó las llaves en un mueble que estaba detrás de él. La encontró y se la dio.

-La número cuatro.-contestó el barman, tocándose su corto pelo moreno.

-De acuerdo, ¿sabes si llevaba algo de equipaje?

-No tengo ni idea-respondió Josh, mirándole con cara de asco.

El sheriff subió los peldaños hasta ponerse en frente de la puerta. La abrió con la llave. Registró el cuarto pequeño, había una pequeña maleta encima de una cama vieja. Vio una de las maderas más alta que las demás. La consiguió levantar y vio el botín robado.

***

Edward envió la noche anterior una carta a Indiana, sobre si Luisa Fernández y Denise Juárez estaban aún viviendo allí. Dicha carta tuvo una respuesta de que una de las jóvenes fueron asesinadas y otra había desaparecido hará unos días. La joven asesinada era Denise Juárez. La investigación no les llevó a ningún sospechoso. Así que dejaron el caso, aunque lo que sí pudieron saber es que la joven Denise murió asfixiada en una habitación de un saloom, de la misma manera que murió Ramona González. La teoría de Samuel y Edward fue que al hombre al que humillaron Samantha, Ramona, Denise y Luisa podría ser el sospechoso de ambos crímenes, pero para ello, tendrían que tener pruebas.


Edward y Samuel aprovecharon toda la mañana para averiguar por el pueblo de Villa Rocosa sobre si algún hombre forastero había preguntado sobre Ramona González. En la mayoría de las casas y negocios le respondieron que no. Pero al ir al saloom de Jack Lemond, antes de comer, preguntaron al dueño. Jack Lemond se tocó su bigote grueso mejicano antes de responder.

-Hace días había un forastero preguntando por vuestra víctima, no sé cómo se llama, pero si quieres os lo puedo describir.-poniendo las manos sobre la barra.

Sacaron una hoja y un lápiz y empezaron a dibujar al sospechoso. Un rato después pidieron algo de comer. Jack lo anotó y gritó a su ayudante, que estaba dentro de la cocina.

-Benjamín, dos filetes, uno con patatas y otro con verduras.

El plato de filete con verduras era para Samuel, que estaba a régimen. El ayudante de Lemond se presentó ante Samuel y a Edward, antes de servirle la comida. Tras el papeo, lo pagaron y se fueron con aire tranquilos, preguntando a los lugareños otra vez donde estaba el hombre el cual preguntaba por Ramona hace unos días. Tardaron un rato en averiguar donde vivía. El sospechoso vivía en una de las casas, cerca de la estación de ferrocarril. Era una casa pequeña, vieja por dentro y por fuera, las maderas estaban desgastadas. Samuel junto a Edward subieron las escaleras del porche delantero, los escalones chirriaron un poco. Llamaron a la puerta. Un hombre salió a recibirlos, quedándose dentro de casa. Este tenía una barba de hace varias semanas, morena, al igual que el pelo y el color de sus ojos. Su altura superaba un poco a la de Samuel Liverpool. Los ayudantes no pudieron estar cerca de ese hombre, dado al fuerte olor que echaba su sobaco.

-Buenas tardes caballeros, ¿qué quieren?-preguntó el desconocido.

-¿Quién es usted?, ¿vive aquí?-preguntó uno de los ayudantes mirando a la vieja pared.

-Me llamo Antonio Romero y no voy a quedarme mucho en este pueblucho. De echó me voy esta noche.

-¿A qué tanta prisa?

-He venido a visitar a unos compradores aquí, en Villa Rocosa. Vendo armas a distintas tiendas. También lo hago al ejercito.-dijo Antonio tocándose su barba.

-Es decir, que es un contrabandista.-contestó Samuel.

-Así es.

-¿Y a que tienda se lo ha vendido?

-El itinerario esta dentro, ¿si quieren se lo muestro?

-Ahora, ¿conoce a una joven llamada a Ramona González?

-Estuve buscándola en algunos salooms. Al final la encontré y hablamos de nuestra vieja amistad. De cómo le iba, ya saben, esas cosas.

-¿Y cuando fue eso?

-Hará unos días, antes de que muriese. Lo he oído por el pueblucho.-contestó con aire tranquilizador.

-¿La mató usted?

-No, yo en ese momento estaba en mi casa. Cenando solo.

-Esa es una teoría muy débil.-interrumpió Edward.

-¿Y a Denise Juárez?, ¿la mató usted también?-preguntó Samuel serio.

-No me gusta adonde va esta conversación. Así que si no tienen pruebas, me gustaría que se largaran-finalizó Antonio sonriendo.

-Primero enséñenos ese itinerario-dijo Edward.

Antonio mientras se quitaba su camisa, dejándola en una mecedora, cogió el itinerario y se los enseñó. Los ayudantes confirmaron los nombres de la tienda y se la devolvieron. No tenían pruebas de que este fuese el asesino, aunque no creían en lo que había dicho Antonio, que la estaba buscando para recordar viejos tiempos. Se fueron de allí y preguntaron en todas las tiendas que había en el itinerario, sobre si había venido un hombre vendiendo armas. Todas dijeron que no. Al llegar la noche, las temperaturas bajaron, los ayudantes volvieron a la casa de Antonio Romero. No había nadie, estaba vacía.

***

La mañana de Warren Filton al volver a la oficina para decirle a Zoe Lemond que volviese al trabajo, había sido agitada. Dado que cuando volvió a la oficina, tuvo una bronca con Brian por que este vio a Anthony Trumpets de nuevo detenido. En ese momento Filton liberó al ayudante del barbero y explicó lo sucedido a los presentes: Zoe, Brian, Sean y Anthony.


Sean Jackson robó el dinero del saloom de Jack Lemond y lo escondió en una habitación que tenía alquilada en el bar de la Esperanza. Este admitió a los presentes que no le había contado nada a Anthony de su plan, así que eso hizo que Trumpets quedará en libertad. El sheriff devolvió el botín a Zoe y esta se lo agradeció con un beso en la mejilla.


Al llegar la noche, el aire soplaba con suavidad. Warren se pasó por la barbería, que estaba a punto de ser cerrada y vio como Brian Ashmore le daba un abrazo a su ayudante y decía que le quería como si fuese su hijo, dado que el dueño no tenía hijos y su esposa había fallecido hace tiempo. El sheriff dijo, apoyado en el umbral.

-¿Y ese afeitado?, ¿me lo puedes hacer ahora?

Los dos trabajadores se volvieron y el dueño agradeció que salvase a Anthony de la horca. Le invitaron a entrar y el cliente se sentó en una de las sillas.

FIN




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