2x07:La navaja

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Warren y Samuel investigan la muerte de un desconocido hallado en el saloom de Josh Wincott, el hombre murió de un único apuñalamiento en el entrecejo. A medida que avanza el caso, la autoridad descubrirá que el asesino podría ser amigo de Cliff Webb. Por otro lado, Edward haya como sospechoso a Benjamín Robles en el asesinato de un forastero.


Pasado un tiempo, tras el funeral de Brian Ashmore y Anthony Trumptes, la barbería fue comprada por un hombre al cual prometió al pueblo no modificar nada del local, dado que algunos lugareños querían a Brian como un gran consejero. Era una tarde de invierno, pero el clima tan frío que hacía tiempo antes en Villa Rocosa ya se había pasado. Warren miró a su reloj que tenía en la oficina, eran las cuatro y media de la tarde. Con la puerta principal entreabierta, dándole el reflejo del sol en su rostro. Una mujer joven, de unos veinte años, entró en el cuarto y le contó horrorizada.

-Señor, ha ocurrido algo terrible, un hombre ha sido asesinado en el bar de Josh Wincott-se pasó un paño por la cara para quitarse las gotas de sudor.

-Está bien Dorothy, tranquila, serénate y explícame a quien habéis hallado sin vida.-comentó el sheriff cogiendo un vaso de cristal y llenándolo de agua.

Ella se bebió de varias sentadas el agua mientras se tranquilizaba de lo que había visto en su trabajo. Puso las delgadas manos encima de las mesa antes de describir a la víctima al de la autoridad.

-No era de aquí, seguramente sería un forastero. Aunque se notaba que tenía dinero dado al traje que llevaba.

-¿Color del pelo, complexión?-preguntó Filton acariciándose su mentón.

-Pelo moreno, pero lo que más me atrajo eran sus ojos, eran azules claros-comentó la joven sonriendo.

El sheriff al ver que Dorothy fantaseaba con haberse podido ligar a ese hombre, le paró los pies tosiendo varias veces. La chica mejicana se centró otra vez en la situación. Warren se levantó de la silla y la preguntó.

-El cuerpo aún sigue allí, ¿no?

-Sí, Josh le está esperando.

-Muy bien Dorothy, vamos para allá.-sonrió este a la mujer mientras ella se guardaba el pañuelo en una de las mangas de su vestido.

Los dos salieron afuera de la oficina, cerrándola después. El sheriff no cogió su animal, dado que le apetecía andar, a la joven no le importó, sostenido la cuerda de su animal para que avanzase. El cielo estaba nublado, como si fuera a llover pero algo lo retenía, el aire soplaba del sur. Eso hizo que se le levantase un poco el vestido a la joven y se ruborizada ante el sheriff, este sonrió.

Al llegar al escenario del crimen, vieron un montón de gente a la entrada del saloom de Josh Wincott, queriendo saber lo sucedido.

-Paso, por favor-pidió Filton abriendo un pequeño hueco entre la muchedumbre para poder pasar.

Dorothy y este fueron al interior, ella siguió atendiendo a la clientela, dado que había el doble por lo sucedido. Dificultosamente, el sheriff se abrió paso hasta el piso de arriba al escenario del crimen. En la habitación número cuatro vio a su ayudante Samuel Liverpool y al doctor recogiendo su maleta, tenía mucha prisa dado a la cara que tenía.

-Tengo que irme a otro escenario.-contó el galeno ajustándose sus gafas de culo de botella.

-¿Causa de la muerte?-preguntó el sheriff.

-Murió hará dos horas más o menos, según la temperatura del cadáver. Una única apertura producida por una daga.-contestó José Sánchez, teniendo prisa.

-¿Como sabes que fue una daga?-preguntó el de la autoridad.

-Míralo tú mismo, adiós.

El doctor salió como un rayo del cuarto mientras Warren se fijaba en el cuerpo tendido en la cama, se percató de que no había visto bien el escenario del crimen dado a que estaba centrado en el porqué el doctor tenía tanta prisa. La víctima tenía clavada en el entre cejo una daga. Samuel le comentó.

-¿Quieres mi teoría?

Warren afirmó con la cabeza.

-El forastero estaba tumbado, quizá estaría durmiendo cuando el atacante entró en sigilo y le mató de un solo golpe.

El sheriff vio que las ventanas estaban cerrada y el cuarto estaba ordenado: maletas a un lado del cuarto, un poco de dinero en la mesita de noche. Supuso que no fue un robo y que el criminal no podría haber entrado por la ventana, dado a que estaba cerrada a cal y canto. La víctima tenía puesto un traje caro, manos a los lados, no había arañazos de ningún tipo en ninguno de los brazos, se fijó en que la descripción hecha por Dorothy coincidía con el forastero. Sus ojos azules claros estaban abiertos, dado a que la única puñalada en la frente, hiciera que se despertara. La teoría de Warren fue que murió apuñadado. Así que el de la autoridad llegó a la misma conclusión que su amigo. La cara estaba un poco descompuesta y una única apertura con el arma puesta. Miró a Liverpool y le preguntó.

-¿Por qué no le habéis quitado la daga?-tocándose el mentón.

-Para que vieses cual fue la causa de la muerte-tocándose el preguntado su tripa.

-Algo malo paso y acabo mucho peor.-afirmó Warren.

-Pero yo creo que lo malo, empezó en otro lugar-contestó Samuel riendo, mirando el escenario impoluto.

-Tienes razón-terminó riéndose.- Iré a avisar al enterrador para que cabe otra tumba.

-He registrado el cuerpo de ese hombre-señalando a la víctima- el asesino no se llevó nada de valor.

-Así que no fue por dinero, a lo mejor fue personal.

-¿Has hablado con alguien más, aparte Dorothy?

-Josh me ha dicho que cuando pueda subiría para decirnos quien era dicho forastero.

-¿Le conocía?

Samuel subió los hombros diciendo un no sé. Warren esperó en el umbral de la puerta a que llegase el dueño del saloom. En el borde de las escaleras vio a un joven, al cual le pidió que avisase al enterrador de Villa Rocosa para que cavase otra tumba, dicho chico le pidió al sheriff dos dólares a cambio, Filton le prometió cinco. El joven aceptó. Warren se frotó varias veces las manos para que entrase en calor. Pensó en que era la primera vez que veía un crimen como este, en el cual el asesino dejaba el arma del crimen en el escenario, se preguntó que habría hecho el desconocido para acabar muerto.

***

Entrada la noche, en un callejón cercano al saloom de Josh Wincott, Edward Richard fue abrigado al escenario, pensó por un momento al ver tanta gente salir y entrar del local de Wincott por lo sucedido dentro que el próximo titular que salga en los periódicos, este sería famoso. Al estar en frente del callejón, vio a Benjamín Robles y a su futura mujer Zoe Lemond sentados en el borde de unas escaleras, la gente de alrededor estaban acusando al mejicano por ser sospechoso del desconocido que estaba al lado de la pareja. Benjamín se defendió sin llegar a las manos. Edward aceleró su marcha para detener dichas acusaciones infundadas.

-¿Eh?, ¿Que ocurre aquí?-gritó el ayudante.

Las personas que acusaban a Benjamín le explicaron a este que fue el mejicano quien ha matado a dicho forastero. El hombre canoso miró detrás suyo y vio a la víctima: Era un cuarentón con traje andrajoso y con varios orificios en el torso, también tenía el brazo derecho partido. José Sánchez llegó corriendo al callejón y vio lo sucedido. El doctor intervino al ver que la gente del pueblo abalanzarse sobre el ayudante para pegar al sospechoso. Tanto el Edward como José sacaron sus revólveres y dispararon al cielo varias veces. La gente se asustó y ellos vociferaron.

-Basta ya, esto es un escenario del crimen y lo que ustedes están haciendo es contaminarlo.

Las personas bajaron la voz y se empezaron a retirar del callejón. Algunos protestaron sobre lo que había dicho Edward, este les respondió.

-Si quieren que sepa si Benjamín asesinó a este hombre tendré que tener alguna prueba, ¿no?

-El tenía el revólver-gritó uno.

Zoe le defendió enfadada.

-Él no ha sido, solo estaba intentando ayudarle.

-Con el arma en la mano, ¿no?-criticó otro.

-!Eh¡, basta ya. Averiguare lo que ha sucedido y encontrare al verdadero asesino.-contó Edward alzado la voz.

Unos cuantos le hicieron burla antes de retirarse de dicho callejón. Los demás se quedaron cerca del callejón. José fue hacía el cuerpo sin vida para examinarlo mientras el ayudante canoso interrogaba a Benjamín.

-Escúchame, quiero que me cuentes lo sucedido.-dijo Edward Richard acariciándose su cabello canoso.

La hija de Jack Lemond le puso una mano en el hombro a su futuro marido. El camarero se toco la perilla de tres días, intentando acordándose de lo que vio.

-Estaba cerca de aquí, yendo al saloom de Lemond cuando oí un sonido. Creo que eran disparos. Fui aquí y vi a la víctima tumbada en el suelo, intenté reanimarle y ya no me acuerdo de más.-contó mirando a su novia.

-¿Como que no te acuerdas de más?-preguntó el ayudante.

-Me dieron un golpe en la nuca, al despertarme halle este revólver en mis manos-enseñándole el arma con la que mataron al forastero.

Edward examinó también dicha cicatriz que tenía el mejicano en su nuca. Benjamín le dio el revólver y el ayudante sacó el tambor hacía afuera. Faltaban cuatro balas. Se tocó la nuca y preguntó a la pareja sobre el porqué creía los vecinos que habían sido Benjamín el asesino. Zoe respondió.

-Mi novio defendió al hombre-señalando a la víctima con la cabeza- en una partida que jugó de cartas en el bar de Josh. Los demás participantes se enojaron y dado a que dos de ellos eran borrachos a los cuales echamos hace unos días de nuestro saloom. Esos tipos tienen amigos en todo el pueblo.

-¿Y porque estabas donde Josh?-preguntó el canoso.

-Hice una parada para orinar.-contestó el hombre.- Oí jaleo dentro y vi lo que le estaban haciendo a ese tal Fray no se que mas.

-De acuerdo, no me dijiste que conocías a la víctima.-comentó Edward.

-Y no la conocía, solamente oí su nombre de la boca de esos indeseables.-contestó Robles.

-¿Te peleaste con los borrachos?

-Sí, eran dos contra uno.

-Y tu igualaste el número, ¿no?

El mejicano asintió con la cabeza.

-Pero te prometo que no mate a ese hombre-confesó Benjamín.

Edward suspiró y le comentó.

-Pero parece que alguien te quiso incriminar.

-¿Pero quién?-intervino Zoe mordiéndose sus uñas.

-No lo sé, necesito que me describas a los todos los que jugaron la partida.

El camarero hizo memoria para averiguar cómo eran esas caras. Al acordarse de dichos rostros, se los describió al ayudante del sheriff. Este al describir Benjamín a los borrachos, supo quienes eran y se rió.

-Déjame que me ocupe de esos tipejos-dijo el canoso a la pareja refiriéndose a los borrachos.

-Había otro tío que estaba en la partida, ese hombre no se entrometió en la pelea, pero fue a por él tras el espectáculo que se montó en el bar de Josh.

-¿Oíste algo?

-No, no supe por que discutían.

-¿Y puedes describírmelo?

El mejicano se lo hizo vagamente, lo cual al ayudante no le sirvió de nada. Miró lo fornido que estaba este y pensó por un momento que podría haberle matado a la víctima a golpes, dado a que Benjamín ayudó a abrirle la boca a Skeet Courtney cuando Zoe fue secuestrada. Luego esa idea fue borrada de su mente y le comentó a la pareja.

-Muy bien, ya he terminado. Si tengo alguna pregunta más, os encontraré en el saloom de tu padre, ¿no?-señalando a la joven.

-Sí, estaremos allí.-contestó la chica.

-De acuerdo, cuidaos.

-Entonces, ¿no estoy detenido?-le preguntó el hombre.

-No tengo pruebas contra ti aún, además confió en que eres un buen hombre y no tenías motivos para matar al forastero.

-Gracias-dijo la pareja.

-No os vayáis del pueblo.

-De acuerdo.

Tras irse la joven pareja del escenario del crimen, Edward se acercó al doctor para averiguar cómo murió la víctima. El grueso galeno le comentó ajustándose sus gafas de culo de botella.

-Aparte de los disparos, le rompieron el brazo. Creo que murió hará una hora más o menos.

-¿Le dispararon cuatro veces?

-Así es. El revólver que tienes en tu mano, podría haber matado a ese hombre.

-Ya.

-¿Crees que Benjamín mató al forastero?

-Dijo que se llamaba Fray no se qué más.

-Fray no es un nombre-se extrañó el doctor.

-Lo sé. Tal vez se lo puso por gusto.

Los dos rieron.

-Y creo que tengo a otros tres sospechosos más- continuó Edward- a los hermanos Díaz,- refiriéndose a los borrachos que había descrito Zoe- y a otro tipo que se peleó con la víctima tras la partida y estuvo en ella.

-Esos malditos puercos de los Díaz morirán pronto como no se cuiden con la bebida.

-Y engordar lo mismo.

-Eh, estoy adelgazando, como Samuel. -sonrió este.

-De acuerdo, te ayudo con el cuerpo a llevarlo al animal-viendo el caballo del doctor.

Los dos llevaron a trompicones el cuerpo de Fray hasta la silla de montar del caballo del doctor. Allí, pusieron a la víctima y le comentó el canoso al doctor que por favor llevase al forastero al cementerio. José asintió con la cabeza y se fue para allá. Edward Richard sin desabrigarse, fue hasta el local de Josh Wincott para informarse mejor de quien podría haber matado a Fray. El frio fue aumentando poco a poco. Estando allí pidió una bebida caliente para entrar en calor. Josh se lo dio y le contó que tal le iba la noche, este le comentó que bien bebiendo el café a sorbos pequeños. Cuando se acabó la bebida, el ayudante le hizo unas cuantas preguntas a Josh Wincott mientras iba y venía de la barra, desalojando la clientela.

-¿Que puedes recordar de la discusión que hubo entre los hermanos Díaz y Benjamín Robles por defender a un tal Fray?

El camarero con cara de perro hizo memoria y respondió.

-Que Benjamín cabreó a los hermanos equivocados de Villa Rocosa, dado a que los Díaz son respetados por casi todo el pueblo.

-Pero son insoportables cuando se ponen borrachos.-se quejó Edward.

-Tu bien lo sabes.

-¿Y ese Fray?, ¿qué me puedes contar de él?

-Sé que se llama Fray Luis de León porque se lo oí mencionar varias veces a un tipo que discutió con él tras la partida-comentó Josh mientras se acariciaba su barbilla.

-¿Y con quien discutía ese tal Fray?

-Creo que un tal Jeffrey Scott, lo sé porque Fray no paraba de decir "lo siento Jeffrey, Scott, de verdad, no era mi intención"-imitando a la víctima.

-¿Me lo podrías describir?

-Sí, era un hombre ancho de espaldas, fornido y con barba...

El ayudante anotaba todo lo que le decía el barman mientras pensaba en su interior que podría haber tres sospechosos más en el caso: los hermanos Díaz y ese tal Jeffrey Scott, aunque no descartaba al futuro marido de Zoe, porque Benjamín, aparte de estar fornido como el resto, estaba en el escenario del crimen con una Colt 45 en sus manos y cerca del cadáver. El sheriff interrumpió el interrogatorio preguntando a Edward.

-¿Qué demonios ha pasado, que he oído disparos cerca de aquí?

Edward miró a su amigo. El camarero miró con cara rara a Warren y se fue a servir cervezas a los clientes.

-Se nos echaron encima a José y a mí cuando intentábamos no contaminar un callejón cerca de aquí, dado a que era el escenario del crimen.

-Pero, ¿por qué?

-Benjamín se peleó con los hermanos Díaz aquí-señalando al local- por defender a Fray, mi víctima y varios minutos después le descubrieron en el mismo lugar donde murió el forastero con el arma del crimen.

-Y pensaron en que eran el asesino.

-Aún lo siguen pensando.

-Bien hecho, sigue investigando el caso y haz lo posible por descartar al futuro marido de Zoe.-pidió Filton yéndose de la barra.

El barman volvió a la mesa y el ayudante le dijo.

-Vas a ser el camarero más famoso esta noche.

Los dos rieron. Josh miró a la clientela que quedaba cuchicheando.

-Creo que tendré que echar a los cotillas esta noche, dado que no me gusta ser el centro de atención.-comentó Wincott.

El ayudante pagó el café y le hizo otra pregunta.

-¿Sabes donde vive ese tal Jeffrey?, ¿Y Fray Luis de León?

-No lo sé. Solo estuvieron en mi local durante unas horas.

-Gracias.

Bien abrigado, salió del saloom en dirección al local de John Kruger, en busca de los hermanos Díaz, dado que las últimas veces ellos estuvieron jaleo allí. Eran las once y media cuando el canoso ayudante cruzó las puertas vaivén. No había mucha clientela, dado que la mayoría de la gente estaba donde Josh. El barman hizo una seña con sus ojos azules a Edward, dado que uno de los lugareños estaba siendo amenazado por Gregorio Díaz. Este tenía uno de sus brazos ya listo para pegar un puñetazo al que amenazaba. Edward sacó su revólver y disparó a la jarra de cerveza, esta estalló al instante. Brendan se dio la vuelta, mirando fijamente al ayudante.

-¿Que está pasando aquí?-preguntó el hombre canoso.

El hermano del amenazador, que estaba sentado, fue a sacar su arma cuando John le apuntó con su Winchester.

-Sera mejor que no lo hagas-amenazó el barman.

Brendan recapacitó y guardó su Colt. Gregorio soltó a su víctima y se frotó sus ojos verdes claros. Ambos hermanos tenía pelo en por lados y sin cabello por arriba. Brendan se frotó su barba de hace unas semanas. El que estaba de pie gritó.

-¿Qué demonios pasa Edward?

-Pagar las bebidas y salir fuera del establecimiento.-pidió Edward sin dejar de apuntar a los hermanos.

Uno de ellos lo hizo mientras el más borracho salía zigzagueando hacía la entrada. El de la perilla fue el primero en salir, seguido de su pariente.

-Tirar los revólveres, anda.-pidió Edward tocándose su cabello.

Los gruesos hermanos lo hicieron y Edward les señaló para que levantasen las manos.

-Caballeros, estarán una noche en el calabozo por haber montado follón en el bar, pero antes me van a responder a unas preguntas, ¿de acuerdo?

Gregorio fue con una de sus manos a la funda de su revólver pero el ayudante vio su acción y le señaló con la barbilla, moviendo la cabeza de un lado a otro para decir que no. Díaz no siguió adelante con la acción y uno de ellos le preguntó.

-¿Que es lo que quiere?

-¿Sabéis lo que le ha sucedido a Benjamín Robles?

-A ese idiota que defendió a un tramposo en nuestra partida de cartas-respondió Brendan borracho.

-¿Conocíais a ese tal Fray Luis de León?

-Era un truhan que quiso estafarnos.-contestó el otro hermano.

-¿Y donde estabais a la hora que se cometió el asesinato?

-¿Asesinato?-preguntó extrañado Gregorio, levantando una de las cejas.

-¿No sabíais que había muerto?

Los hermanos negaron con la cabeza. Edward dedujo que un asesino no se extraña de haber matado a su víctima, así que los descartó, dado que las expresiones de ambos hermanos no parecían fingidas, aunque había motivos para que mataran a ese forastero porque les había robado una cierta cantidad de dinero. Pensó en examinar otra vez a la víctima para ver si le faltaba algo.


Uno de los sospechosos respondió.

-Pregunta a tu amigo John Kruger, estuvimos bebiendo cervezas toda la tarde.

-Lo haré. ¿Conocíais al otro tipo de la partida?, ¿a un tal Jeffrey Scott?

-Era un hombre de pocas palabras, aunque si le interesaba lo que hacía ese tal Luis de León.

-¿A qué te refieres?

-Durante la partida, Jeffrey estaba diciendo entre frases cortas cosas que le cabreaban de ese forastero, diciendo frases como esta:" te vas a enterar de lo que es bueno".

-En otras palabras, que le estaba amenazando-dedujo Edward.

-Así es-contestó uno de los Díaz.

-Ahora hay que averiguar el porqué.

-Eso sí que no lo sabemos, nos podemos ir ya Richard.-se quejó Brendan.

-Por supuesto. Venga, caminar delante de mí. Vamos a dar un paseo a los calabozos.

-No puedes hablar en serio tío.

-Claro que sí. Mañana, cuando se os pase la borrachera os liberare. Pero no quiero oír más denuncias por parte de los barman diciendo que vosotros la estáis liando, porque sino en vez de una noche serán siete y puede aumentar a más. No sé si me explico-soltó el hombre canoso recogiendo los revólveres de los Díaz del suelo.


Los hermanos le hicieron caso y fueron caminando hacía la oficina del sheriff. Dentro, estaba Samuel leyendo informes de otro caso. Liverpool levantó la vista y vio a los hermanos borrachos siendo encerrados por su amigo en el calabozo. Liverpool soltó una gracia.

-Ya la han liado otra vez.

-Yo no he hecho nada-se quejó Gregorio levantando la ceja.

El hombre canoso se fue del sitio despidiéndose de su compañero. No tenía ganas de hablar mucho dado a lo cansado que estaba. Fue directamente a su casa. Al llegar, eran la una menos cuarto, se sentó en la mesa de la cocina y comió las sobras que había en un cuenco de madera. Se dio un baño, quitándose el sudor del día, leyó una carta que estaba clavada en la puerta del dormitorio donde Shonda Williams le decía que se había acostado, dado a que se encontraba un poco enferma. El joven entró y vio a su novia dormida en la cama. Se acercó a ella y le dio un beso en la mejilla. Se tumbó al lado de la mujer, durmiéndose enseguida.


A la mañana siguiente, este se despertó temprano y dejó que Shonda siguiese durmiendo. Se preparó el desayuno y se lo tomó de una sentada. En ese momento, oyó una voz ronca en la puerta de la cocina. Edward levantó la vista y vio a su hermosa novia tocándose su garganta.

-¿Estas mejor?-preguntó Richard acariciándose su canoso pelo.

-Sí, pero creo que hoy no voy a ir a trabajar, no puedo hablar demasiado-dijo esta, forzando la voz.

-Ve al médico para ver que te recomienda.

-Luego iré.

-¿Quieres que se lo diga a Guillermo?-preguntó Edward, refiriéndose al jefe de su novia.

-No, ya lo hago yo. Abrígate mucho.

-Tengo prisa, luego me cuentas que te ha dicho.

La joven se acercó a su novio y le puso sus brazos alrededor del cuello. Se besaron durante un corto tiempo. Luego Edward salió por la puerta principal lanzándole un beso de despedida a Shonda. El ayudante del sheriff fue primero a la oficina del sheriff a liberar a los hermanos Díaz y luego fue preguntando a sus lugareños por Jeffrey Scott, el tercer hombre que estaba en la partida de cartas. A eso de las doce y media del mediodía halló donde vivía dicho sospechoso, gracias a un vecino que le había visto dirigirse a su casa. Subió los peldaños de la morada y tocó varias veces la puerta. Del interior salió un hombre más alto que él, barba con entrada canosa. Los ojos verdes claros se cruzaron con los del ayudante del sheriff. El sospechoso estaba fornido, apuesto y parecía seguro de sí mismo. El hombre tenía unos cuarenta años, vestido con ropa andrajosa. El dueño extendió su gran mano con sus dedos gruesos para saludarle, el ayudante le saludó y se presentó.

-Me llamo Edward Richard, soy ayudante del sheriff. Estoy investigando la muerte de un tal Fray Luis de León y me han informado que usted conocía a la víctima, ¿Es cierto eso?

-Así es, era mi sirviente. Me lo encontré en este pueblo.

-¿Como se llama?

-Jeffrey Scott.

-¿Y qué hacía en Villa Rocosa?, ¿su mujer no le echa de menos?-preguntó el ayudante fijándose en el anillo de compromiso.

El preguntado se miró su mano y luego al ayudante.

-Estamos pasando un mal momento y nos hemos distanciado.

-Lo lamentó, y se encontró por casualidad a Fray Luis de León en este pueblo, ¿verdad?

-No es lo que cree, fue una casualidad que nos encontrásemos en este pueblo.-poniendo una risa al final.

-¿Donde vive?

-En Tolchico, ¿por qué?-haciendo la misma sonrisa al final de la frase.

-No le importara que confirme cuando salió de su pueblo, ¿verdad?

-Hace una semana más o menos. Oiga, ¿que está pensando que hice?

-Matar a su sirviente.

-¿Y por qué?

-Eso es lo que tengo que averiguar, ¿donde estuvo anoche entre las ocho y media y nueve de la noche?

-Dando un paseo.-soltó con una sonrisa.

-¿Solo?

-Sí.

-Eso es una coartada muy débil, ¿cuando llegó a Villa Rocosa?-se extrañó Edward.

-Oiga, tengo que hacer cosas, así que si me disculpa-comentó Jeffrey cerrando la puerta.

El ayudante no teniendo ninguna prueba contra él, le comentó antes de que este cerrase la puerta.

-No salga del pueblo, ¿de acuerdo?

Scott dijo un "si" y se metió adentro.

***

Warren Filton y Samuel Liverpool averiguaron la noche anterior como se llamaba la víctima que encontró la camarera de Josh Wincott, Dorothy, en el establecimiento, gracias a que el barman tenía buena memoria. El forastero se llamaba Tim Stiller y era un proxeneta. Analizaron el escenario del crimen y hallaron una pulsera debajo de la cama, viendo las iniciales K.H. Samuel le enseñó la prueba a todos los empleados y al jefe para ver si la identificaban. La que encontró el cuerpo aseguró que era de Kate. Tras esa identificación, Josh se percató de que Kate llevaba un par de horas sin aparecer por el establecimiento. Se lo dice a los de la autoridad. Pero, ¿donde habría llevado el cuerpo de la joven?. La víctima es descrita por los empleados y colgaron esos dibujos por el pueblo, para haber si alguien la encontraba. Volvieron al escenario del crimen, acompañados de Josh, dado que este iba a dar de comer a su caballo. Allí, el dueño se fijó en que le faltaba una cuerda, se lo dijo a Warren. Estos dedujeron que a lo mejor el asesino lo cogió para atar a su segunda víctima Kate, poniéndose en el peor caso. Registraron con ayuda de los lugareños todo el pueblo y los alrededores. Un grupo halló un cuerpo desfigurado de una joven a las afueras de Villa Rocosa, avisaron al sheriff.


La joven tenía una mandíbula grande, rubia, de unos treinta, espaldas anchas y con un vestido blanco ceñido. La causa de la muerte fue una única herida en el entrecejo, la daga estaba clavada al igual que en el crimen de Tim Stiller, los agentes de la autoridad se hicieron la pregunta de ¿quién podría haberla matado? y si tenía alguna relación con la primera víctima. José Sánchez analizó el cuerpo para determinar a qué hora murió. Dedujo, diciéndoselo a los de la autoridad que la víctima murió seguramente unos minutos después que Tim. Se llevaron el cuerpo de la joven al cementerio.


A la mañana siguiente Warren llevó a Dorothy y a Josh a que identificase a la víctima al cementerio. Ella aseguró de que era Kate dado a una cicatriz de nacimiento que tenía en la frente. Pensaron en quien sería de los el objetivo del asesino: la joven o el proxeneta?, sabía que Kate llevaba tiempo en Villa Rocosa. Así que enviaron diferentes telegramas a varios estados con el dibujo de la víctima masculina. Salió de la oficina, Warren se encontró con Cliff Webb que estaba hablando con un amigo suyo, se lo presentó.

-Te presentó a mi amigo Manny Deeks-contó Cliff acariciándose su pelo rizado.

El invitado estrechó la mano al sheriff, este hizo lo mismo. Manny era de constitución media, con una cara estrecha y de nariz grande. El sheriff le estudió durante unos segundos antes de conversar con él. Sospechó de la herida que tenía en una de sus manos, al igual de lo tenso que estaba en ese momento. Creyó que le estaba poniendo nervioso.

-Así que es amigo de Cliff, ¿no?

-Así es-contestó el interrogado.

-¿Y hace cuanto esta aquí?

-Desde esta tarde-contestó Cliff Webb.

-¿Has oído lo sucedido en el saloom de Josh Wincott?

-Sí, ha sido horrible. También he oído que han encontrado el cuerpo de Kate Hudson.-decía el ex-juez mejicano.

-Sí lo sé.

-¿Y ya tenéis un sospechoso?

-Casi-contestó, mirando a Manny sospechosamente.

-¿Qué ocurre?-preguntó el barman del cabello rizado.

-Que he de encontrar al criminal que ha asesinado a esa buena mujer-refiriéndose a Kate Hudson.

-Estoy seguro de que le encontraras-dando una palmada al hombro del sheriff.

-Y yo-no apartando la vista del amigo de Webb-¿Le gusta Villa Rocosa?

-Sí, mucho, además hay muchos forasteros.

-Por eso le llaman el pueblo de los forasteros, ¿y cuanto tiempo se va a quedar aquí?

-Pues poco tiempo, tengo que regresar a Salt Lake City porque tengo trabajo.-exageró Deeks.

-Comprendo. En fin, tengo que seguir investigando. Nos vemos Cliff, hasta luego Manny, encantado de conocerle.

Tanto el mejicano como su amigo estrecharon la manos, despidiéndose del sheriff. El frío había disminuido de un día a otro, por esa razón salió sin abrigarse demasiado. Fue directamente a la estación de ferrocarril y preguntó a Fred Russell por si había respuesta de quién era ese Tim Stiller. El viejo le dio unos cuantos telegramas provenientes de diferentes estados. Todos los estados habían oído hablar de la víctima y de sus negocios, pero solo uno, el de Memphis, le relacionó con un asesinato.


Parece ser que Tim mató a una mujer joven en la casa de ella, dado que quería dejar el negocio porque se había enamorado de uno de sus clientes. El proxeneta mató a Rosana, la víctima, en una discusión acalorada. Un testigo identificó a Tim salir del escenario del crimen, antes de que descubriese el cuerpo sin vida de la joven. La autoridad llegó a la conclusión de que la víctima trabajaba para el asesino, según unas declaraciones.


Mientras tanto, en la oficina, Edward Richard ve las dagas ensangrentadas en la mesa de Samuel Liverpool y se extraña.

-¿De qué son esas navajas?-preguntó el canoso ayudante.

-Fueron halladas en los crímenes de Tim Stiller y Kate Hudson, parece ser que ese desgraciado no dio tregua a que se defendiese.

-Creo que las he visto antes-acercándose más y cogiendo uno de los objetos afilados.

-¿Donde?

-En la tienda de armas de Eduardo Blanco, lo sé porque el asesino cuando intentó borrar el nombre de la tienda inscrito en el mango del cuchillo, pero dejó dos letras- contó Edward señalando al objeto.

-"Ed", pero puede ser otro Eduardo.

-¿Cuantas tiendas conoces en Villa Rocosa donde vendan este tipo de navajas?-preguntó Edward a Samuel.

Liverpool le dio la razón a Richard, dado a que las tiendas de armas que había en el pueblo, solamente vendían revólveres y rifles. En pocas ocasiones vio dagas en esos locales, pero no tan grandes como las que les había clavado el asesino a las víctimas. Aunque nunca se percató de ese detalle en la tienda de Eduardo Blanco.

-Tienes razón, iré ahora mismo cuando venga Warren de donde quiera que este.

-Bueno, tengo que continuar investigando la muerte de Fray Luis de León.-dijo el hombre canoso.

-De acuerdo.

El amigo salió de la oficina y Samuel siguió leyendo el periódico, esperando a que el sheriff volviese. Tras una hora y media de estar solo, dejó lo que estaba leyendo, cogiendo su revólver y su sombrero para salir a la calle. La luz del sol le cegó durante unos segundos. Fue preguntando por todos los establecimientos en busca de Filton. Un rato después le encontró en un saloom, tomándose una cerveza con Cilff Webb, pero esta vez sin el invitado. Liverpool saludo a la pareja y pidió otra bebida.

-¿Que tienes?-preguntó Warren.

-Puede que el asesino comprara las armas del crimen en Villa Rocosa.

Samuel le enseñó la prueba a Filton. Warren vio que el nombre de la tienda estaba borrado para que no identificase el sitio donde la había comprado. Cliff le entró la curiosidad y quiso apuntarse al seguimiento de esa prueba. Los tres pagaron sus cervezas y se fueron a paso ligero hasta la tienda de armas de Eduardo Blanco. Era un comerciante que había puesto su negocio hace poco tiempo. Cuando entraron en el establecimiento, respiraron un olor de cerrado, dado a que el vendedor nunca abría las ventanas porque estaba a gusto con el ambiente clausurado. Uno de ellos puso una cara de asco. El dueño oyó la campanilla que había tras la puerta principal y salió detrás del mostrador.

-!Ah¡, hola chicos, no os había oído.

-Buenas Eduardo, debes de ventilar un poco esto-se quejó Filton, acariciándose el mentón.

-Ya sabéis que no me gusta enfriarme-se excusó el joven armero.

Los tres fueron a la mesa donde este cobraba las cosas. La madera estaba desquebrajada y carcomida. El sheriff comenzó el interrogatorio.

-¿Ha venido alguien en los últimos días para comprar estas navajas?-enseñándole el modelo que este llevaba encima.

El chico vio sangre en el filo del arma y se asustó. Este le consultó.

-¿Eso es sangre?-tapándose sus labios.

-¿Qué ocurre?

-Hubo un tipo al cual le vendí ese modelo. Me compró como unas diez a dos con cincuenta cada una.

-¿Y cuando fue eso?-intervino Samuel.

-Hace tres o cuatro días-contestó Blanco.

-¿Fue este hombre?-preguntó Cliff sacando una foto que llevaba en uno de los bolsillos del pantalón.

Eduardo lo reconoció enseguida dado a que le dejó una buena propina. Identificó a Manny Deeks como posible sospechoso del caso. Tanto Warren como Samuel estuvieron pensando en cuál sería el móvil con Tim Stiller para matarle. Filton le preguntó a Webb.

-¿Tú sabías algo de que tu amigo conociese a Tim Stiller?

-¿Por qué preguntas eso?, no creerás que...-dijo preocupado el barman.

-Lo que sí es si verdad es que puede ser sospechoso de un crimen.

-Pero ¿por qué?, ¿cuál es el móvil?-intervino Samuel.

-Eso es lo que hay que averiguar. ¿Me das tu permiso para indagar sobre la vida personal de Manny?-preguntó Filton mirando al mejicano.

El preguntado afirmó con la cabeza.

-¿Donde vivía antes de estar en Salt Lake City?

-En Nueva Orleans-contestó el mejicano acariciándose su cabello rizado.

-Muy bien, mientras tanto tú-señalando a Cliff- averíguame si puedes, donde estuvo tu amigo la noche de los asesinatos.

-¿Por qué crees que se lo va contar?-intervino Liverpool.

-No lo creo, pero él es el único de los tres en el que el asesino tiene más confianza. A lo mejor, suelta algo estando un poco borracho- se jactó el sheriff al final.

-Lo intentare.

-Adiós Eduardo, y no digas nada de esto a nadie-se despidió Warren caminando con sus acompañantes hasta la puerta.


El barman mejicano se separó del dúo de agentes, en busca de su amigo mientras los otros se dirigían a la estación para escribir un telegrama a Nueva Orleans. Samuel le preguntó a su compañero.

-¿Y para qué crees que necesita las otras ocho navaja?-dado a que ya había usado dos.

-No lo sé, pero esperemos detenerle antes de que las use de nuevo-respondió intranquilo este.


Tenía que averiguar cuál era la conexión con Tim

***

Edward Richard fue al cementerio de Villa Rocosa y junto al enterrador exhumaron la tumba de Fray Luis de León y corroboró que aparte de las heridas de bala en el torso y el brazo roto, que tenía un anillo de compromiso entre sus prendas. Este pensó en si fue él el que robó el anillo a Jeffrey Scott, o sería suyo, dado a que no había nada inscrito en él. Pero si el motivo fue el anillo ¿por qué el asesino le disparó tantas veces y le rompió el brazo?

Por otra parte envió un telegrama al pueblo de Tolchico para averiguar más sobre el matrimonio de Jeffrey. La respuesta llegó al día siguiente cuando Fred Russell con sus gafas de culo de botella avisa al ayudante para que se dirigiera a la estación de ferrocarril, donde Fred trabajaba. Este le dio una carta de donde provenía el sospechoso. En ella decía que la autoridad interrogó a unos amigos del matrimonio Scott y uno de ellos supo que Fray Luis de León filtre aba con Manuela, la mujer de Jeffrey, dado a que fue testigo de una escena intima entre ellos. Dicho declarante informó al sheriff de Tolchico que su amigo Jeffrey era muy celoso.


Eso le dio motivos a Richard para sospechar de Scott, por eso fue otra vez hacía su casa. El día estaba soleado y era muy molesto para la vista. A eso de las cuatro de la tarde vio a Jeffrey salir de su rancho alquilado para dirigirse al centro del pueblo. El hombre canoso se puso delante del fornido, cortándole el paso. El otro tipo se contuvo a pegarle, dado a que había testigos en la calle.

-¿Va alguna parte Jeffrey?-preguntó el ayudante acariciándose su cabello.

-Y a usted que le importa-terminó este con una risa.

-Escúcheme, he recibido noticias de Tolchico y la verdad es que son muy interesantes.

-Felicidades-se jactó el otro.

-En esa carta dice que Fray Luis de León tuvo un romance secreto con su mujer, Manuela.

El sospechoso cambió de expresión, acariciándose su barba canosa. El otro continuó.

-Y a mi me da el presentimiento de que usted vino a Villa Rocosa para matar al amante de su mujer.

-Le repito que estuve dando un paseo...

-¿Solo?, si, ya lo sé.

El sospechoso soltó una risa y miró a su alrededor.

-Si lo hubiese querido matar, no hubiera sido en un callejón y con un testigo mejicano.

Edward se extrañó de esa frase y le dijo.

-Yo nunca dije que muriese en un callejón y mucho menos que el testigo fuese un mejicano.

-Rumores que se oyen por aquí-sonrió el barbudo.

-Luis era su sirviente y tuvo la oportunidad de mantener una relación más intima con su esposa Manuela. Usted lo supo y le siguió hasta aquí.-conjeturó el ayudante.

-No tiene nada contra mí, así que, apártese-terminó este golpeando su codo contra el de él y caminando hacia el centro.

-No salga del pueblo-amenazó el canoso.

El sospechoso se jactó de lo que había dicho su interrogador y siguió adelante. Edward sabía que era el asesino, pero para ello tenía que conseguir pruebas.

***

Cliff fue con la tarde tan calurosa que hacía la oficina del sheriff, este estaba hidratado. Este tomó varias cervezas, mantuvo una conversación con su amigo Manny Deeks, para saber donde estuvo en el momento en el que asesinaron a Tim Stiller y a Kate Hudson. Estando en el umbral de la puerta, esperó a que el sheriff mirara en su dirección. Warren lo hizo al instante y le preguntó, relajándose un momento de estar tanto tiempo leyendo el periódico.

-¿Que tienes?

-Nada, no me ha dicho nada interesante. No sé qué relación habría entre él y Stiller, pero fuera lo que fuese, no me lo ha dicho.

Filton suspiró y dijo.

-Hay que obtener más pruebas.

Warren no creyéndoselo, investiga más sobre su vida enviado otro telegrama a Nueva Orleans y alrededores. Para ello salió de la oficina junto a Cliff y se separaron, yendo el sheriff a la estación de ferrocarril para enviar dichas noticias. El sol le estuvo dando en la cara durante todo el trayecto, aunque el joven se cubrió su rostro con el sombrero. Al llegar saludó a Fred Russell y le empezó a dictar lo que tenía en mente. El hombre mayor escribió más lento, dado a que le fallaba un poco la vista.

***

Edward estaba dirigiéndose a la oficina cuando Zoe Lemond le avisó desde lejos, dando grandes zancadas con sus pies pequeños para alcanzarle. El joven canoso esperó afuera del lugar de trabajo. La mujer mejicana resopló varias veces antes de contarle lo que pasaba.

-¿Quieres entrar y beber un poco de agua?-preguntó Richard viéndola jadear.

La hija de Jack hizo un gesto con la cara de negación y le empezó a comentar.

-Benjamín ha recordado algo sobre lo que ocurrió la otra noche.

El ayudante fue a paso ligero, siguiendo a Zoe por debajo de las terrazas. Este había estado en el bar de Josh Wincott, preguntándole acerca de donde había estado la noche en el que habían asesinado a Fray Luis de León y si vio algo. El barman no vio a nadie sospechoso siguiendo a la víctima, ni siquiera a Jeffrey Scott. El amigo de Filton, seguía pensando en el forastero llamado Jeffrey Scott, era el único que tenía motivos para asesinarle, dado a que Fray y este se conocían y la víctima era su sirviente, manteniendo una relación clandestina con Manuela López, la mujer de Scott.


Los dos entraron por la puerta vaivén del establecimiento de Lemond. El padre mejicano se tocó su grueso bigote y saludó al ayudante del sheriff. El ayudante y futuro marido de Zoe estaba sentado en una de las sillas de la barra. Edward Richard pidió una cerveza y se sentó frente al mejicano.

-¿Que has recordado?-preguntó el joven canoso acariciándose su cabello.

-Tras la pelea que hubo en el bar por haber defendido a ese Luis de León, antes de oír dichos disparos. Vi como un hombre seguía a ese forastero.

-¿Y?

-Pues que yo seguí a perseguidor.

-¿No dijiste que oíste los disparos y fuiste al callejón?-preguntó el ayudante dubitativo.

Zoe, que estaba detrás de la barra, se mordió las uñas y vio como se tensaba un poco el interrogatorio.

-Sí, pero no me acordé de esto.-respondió sinceramente el interrogado.

-¿Que paso de verdad?

-Tras la pelea en el bar de Josh, seguí al perseguidor de ese Luis hasta el callejón, dicho hombre amenazó al otro diciéndole "que dejara de escribir cartas a su mujer o se arrepentiría". Se enzarzaron una pelea y el más alto le rompió el brazo al otro, sacando su Colt. De repente, yo quise intervenir, pero el miedo me paralizó y vi morir a ese desconocido de cuatro disparos.

-¿Y qué pasó después?

-El asesino se fue y yo me acerqué al muerto. Oí un ruido detrás mío y antes de que el truhan me pegara ese culatazo, me fije en cómo era.

Benjamín le describió al sospechoso, era igual que Jeffrey Scott. El ayudante le preguntó si oyó mencionar en boca de los hombres el nombre de Manuela. El interrogado asintió. El ayudante ya tenía motivos para detenerle y sacarle la verdad, aunque fuera a la fuerza. El ayudante se despidió de los presentes y fue derecho a la casa del sospechoso a grandes zancadas.


Al estar frente a la casa de este, tan cochambrosa como siempre. Cuando el dueño salió y le sonrió a este, Edward le comentó serio.

-O me dices la verdad, o te la sacare a hostias.

Jeffrey Scott volvió a sonreírle y no dijo nada durante un rato. El canoso, harto de esperar, miró a los alrededores para ver si había algún testigo. No había nadie. Este sacó su revólver y le clavó el cañón en el torso del gracioso. El sospechoso cambió de expresión.

-Cierra la puerta y ven conmigo al saloom de Lemond.

El interrogado hizo caso al de la autoridad, dirigiéndose al establecimiento. Estando allí, vio un poco más de clientela que lo normal. El sospechoso intentó soltarse de su agresor, pero no podía, dado que este no paraba de clavarle el cañón de su revólver, intentando que no se zarandeara.

-¿Benjamín, es este al hombre al que viste en el callejón?

El barman, que estaba en la barra, afirmó con la cabeza.

-¿Y porque iba a matar ese hombre del callejón?-intervino el retenido, sonriendo al de la autoridad.

-Por celos, su sirviente confraternizó con la mujer que no debió, es decir Manuela López, su mujer.-confirmó el ayudante.

El joven canoso sacó de su bolsillo una carta donde se explicaba lo que le dijo unos amigos del matrimonio Scott a la autoridad de Tolchico y uno de ellos supo que Fray Luis de León filtre aba con Manuela, la mujer de Jeffrey, dado a que fue testigo de una escena intima entre ellos. Dicho declarante informó al sheriff de Tolchico que su amigo Jeffrey era muy celoso.


Edward se lo dio a Jack Lemond para que la leyese y conjeturó.

-Seguramente uno de tus amigos u otro sirviente-mirando de nuevo a su sospechoso-le informó de donde iba a ir Luis de León. Usted le siguió hasta Villa Rocosa y jugó esa partida de cartas en el saloom de Josh Wincott, dos testigos más corroboraran lo de la partida de cartas-refiriéndose a los hermanos Díaz.

-Pero ¿porque le persiguió hasta el callejón?-intervino Jack.

-Por esto-respondió Edward a los presentes, enseñándoles el anillo que este encontró entre las pertenecías de la víctima.

Jeffrey cambió de expresión, aunque por fuera parecía estar seguro de sí mismo. El joven canoso continuó.

-Al principio pensé que este anillo era suyo Scott-señalando al que tenía en su mano-luego me fije en que usted seguía teniendo el suyo-mirando al dedo anular del sospechoso, donde estaba dicho objeto-Creo que ya se cual fue el motivo del crimen.

-¿Y cuál fue?-intervino la hija de Jack.

-Creo que durante la partida, usted estuvo muy callado, ¿no señor Scott?-prosiguió Edward.

Los ojos verdes del sospechoso se cruzó con los del ayudante y se jactó.

-Observando a su ex-sirviente, mirando este anillo.-señalando este a la prueba que tenía la víctima-al terminar, varios testigos le vieron discutir en el umbral de la puerta vaivén con Scott, diciéndole cosas como esta: "te vas a enterar de lo que es bueno". Le amenazó y le siguió hasta el callejón. Tuvieron una pelea por que usted pensaba que Luis se fuera a casar con su mujer.

-Ella está casada conmigo-cortó el sospechoso.

-Seguramente huirían a otra parte que no fuese a Arizona, una aventura incontrolable-exageró Edward.

-O sea que le mató porque pensó que Luis iba a fugarse con la mujer de Scott y pedirle matrimonio en otra parte.-intervino el mejicano joven.

-Así es Benjamín.

-Y luego le implicaste- comentó Zoe mirando a Jeffrey y luego a su marido.

-Tú fuiste quien defendió a ese indeseable en la partida y luego querías salvarle en el callejón-comentó el fornido sospechoso.

-Queda arrestado-zanjó Richard.

***

Al poco tiempo Fred Russell fue caminando despacio hasta la oficina del sheriff, protegiéndose del calor que hacía. Estando dentro del establecimiento, le entregó la respuesta de Nueva Orleans. Dicho telegrama explicaba que la familia de Manny Deeks fueron asesinados brutalmente por unos forajidos. Al poco tiempo, dichos forajidos fueron encontrados sin vida, todos asesinados de la misma manera que murió Tim y Kate. Averiguó que tras la caza de esos bandidos, se produjo 26 muertes más de forajidos. Filton pagó al hombre mayor y salió, con el telegrama en mano, hacía el saloom de Cliff Webb. Estando en el local, le enseñó al barman mejicano dicha noticia. El camarero se acarició su pelo rizado y luego miró a un lado, Warren también giró la cabeza al mismo sitio. Vieron a Manny Deeks en una mesa de madera redonda, sentado en una silla, borracho.

-Pero para que le detengas, tienes que tener alguna prueba-comentó el mejicano.

-Estaba pensando, que como se aloja en tu saloom, podrías darme tu permiso para registrar el cuarto de tu amigo.

-Vale, pero solo el cuarto. Para las maletas necesitas una orden judicial.

-De acuerdo, acompáñame un momento.

Los dos hombres subieron al piso de arriba y el barman abrió la puerta de la habitación. Warren entró dentro y examinó el entorno: equipaje encima de una cama vieja, cuarto recogido y ventilado hace poco. Vio en la mesita de noche una navaja, lo cogió y se fijó que era de la tienda de Eduardo Blanco, dado a que el nombre inscrito en el mango del arma estaba borrado y solo se veía "Ed". Cliff pensó en lo peor y el sheriff salió del cuarto a toda prisa, con la prueba en la mano. Preocupados, bajaron al piso de abajo, hacía donde estaba sentado el amigo del barman. Se sentaron en frente de él y Warren rompió el silencio.

-¿Cuando has comprado esta navaja Manny?-preguntó enseñándole la prueba.

El borracho lo intentó coger y le contestó dificultosamente.

-Hace...unos días, ¿qué ocurre?

-Que casualmente, este cuchillo coincide con dos armas que encontré en dos crímenes, dígame, ¿de qué conoce a Tim Stiller?-enseñándole el pasquín que le enviaron desde Memphis.

-No me suena-contestó el interrogado.

-En serio, porque creo que te vieron subir al piso de arriba, en el saloom de Josh Wincott, justo donde le encontraron sin vida-mintió para ver su reacción.

El sospechoso rió durante un buen rato. Cliff y el de la autoridad pensaron de que se reía: ¿De la pregunta que le había hecho Filton o de haberse cargado a esas personas?, el sheriff cambió de tema.

-Háblanos de tú familia, ¿como la perdiste?

El hombre cambió de expresión. Filton siguió.

-Según las autoridades de Nueva Orleans que llevaron el caso, encontraron una navaja clavada en la pared de tu casa, cerca del cuerpo de su esposa... y el de sus hijos. El motivo fue el dinero que tenían, y del cual, los truhanes se hicieron con él.

Los ojos marrones se encontraron con los del sheriff, echándole una mirada de ira por haberle recordado su pasado. El ingles siguió hablando.

-Tiempo después hallaron al hijo del alcalde de Nueva Orleans junto a cuatro tipos más brutalmente asesinados en un rancho abandonado, lejos de la ciudad. Según la autoridad, todos tenían el cuello rajado y especialmente uno de ellos, Sam Milton Jr, dicho progenitor de su alcalde, tenía una navaja clavada en el entre cejo-hizo una pausa-tiempo después se empezaron a encontrar en diferentes estados, cuerpos de pistoleros, que en principio no había nada de raro en ellos. Todos tenían familias, vidas normales ¿Y sabe lo único que tenían en común esos crímenes?

El borracho no respondió.

-Que todos tenían una navaja clavada en el entre cejo de sus víctimas-bebió un poco de la cerveza del sospechoso-Sam Milton Jr y sus cuatro amigos fueron los primeros, luego usted se cargó a veintidós pistoleros más. Por eso yo me preguntó, ¿cómo sabía a qué pistoleros cargarse?

-Eras un juez como yo, ¿cómo pudiste hacer algo así?-preguntó Webb acariciándose su pelo rizado.

-Sabes que es ver al asesino de tu familia día tras día paseando en la misma acera que tú, riéndose de las cosas malas que había hecho, mofándose de la familias pobres y ver que tu palabra no vale nada, aún siendo juez, sin tener ninguna prueba contra los truhanes que mataron a tu familia.-respondió al fin Deeks.

-¿No vio a los asesinos de su familia?-preguntó Warren.

-Sí, se lo dije a la autoridad de Nueva Orleans, les asegure que yo vi al hijo de Sam Milton y a sus cuatro amigos patalear a mis hijos, a mi esposa y a mí, robando mi dinero. ¿Sabe lo que hicieron? , le interrogaron y dado a que dichos truhanes eran muy respetados en la ciudad por el padre del cabecilla, que era alcalde, no volvieron a molestarle.

-¿Y porque no conseguiste alguna prueba contra Sam?

-Porque no había nada en contra de él, solo mi versión de los hechos.

-¿Y porque no le creyeron?

El amigo de Cliff se rió y contestó.

-Porque hubo una disputa, donde hubo muchos testigos. Finalmente el sheriff y yo llegamos a las manos.

-¿Y eso porque?

-Porque ese canalla miraba a mi mujer e intentaba arrebatármela.

-De ahí a que él se enfadase. Pero fue la mujer que le gustaba a la que asesinaron.

-Usted no conocía a ese mamón, cuando una mujer no le hacía caso y pasaba de él, él pasaba de ella.

-¿Aunque la asesinasen?-preguntó extrañado el sheriff.

-Era vil y cruel, menos mal que se fue del pueblo al poco tiempo.

-¿Y porque no pidió ayuda al ayudante del sheriff?

-Porque era su hermano y él también era cruel.

-Así que cansado de la injusticia, asesinó a Sam y a sus amigos, por lo que le hicieron.

El sospechoso no respondió. El sheriff le enseñó el telegrama de Nueva Orleans. El amigo harto de callarse soltó.

-Fui yo, asesiné a toda esa gente por las injusticias que hubo.

-Explícanoslo-dijeron los dos.

-Esos veintidós hombres nunca pagaron por sus crímenes. Y eso que investigué yo el caso.

-¿Por qué?-preguntaron otra vez.

-Por falta de pruebas, porque eran hijos de gente muy poderosa que podrían evitar que fuesen a la horca.

-Y usted los mató, asesinó a los sospechosos que se libraban de los casos que usted investigó, ¿no?-preguntó Warren.

-Sospechosos no, asesinos.-contestó Manny.

-¿Y cuando se cruzó con Tim Stiller?

-En un pueblo cerca de Memphis, un día después de que asesinaran a esa joven. Vi en los periódicos que ese truhan estaba huyendo de la justicia. Le seguí hasta aquí y le sonsaqué la verdad.

-¿Cómo?-preguntó Cliff.

-Zarzaparrilla, perdió la apuesta y me contó, borracho, la verdad sobre sus negocios y de lo ocurrido en Memphis. De lo puta que era a la mujer a la que asesinó.

-Y usted le mató, del mismo modo que a los demás forajidos. Pero ¿por qué asesinó a Kate Hudson?-preguntó Warren.

El sospechoso se le escapó unas lágrimas y confesó.

-No la conocía, fue un testigo a la cual tuve que eliminar. Me siento fatal-dijo Manny triste.

El borracho vomitó a un lado. Los otros dos se taparon la nariz y el barman fue a por una escoba envuelto con un paño mojado. El sheriff sentenció serio, sacando las esposas de su bolsillo.

-Estas detenido.

Manny Deeks miró triste a su amigo y luego se levantó de su silla para obedecer a Warren. El de la autoridad se lo llevó del establecimiento.

***

El sol ya se estaba metiendo cuando Benjamín Robles y su futura mujer Zoe Lemond salían por el saloom de Jack con sus maletas. Edward silbó a la pareja y les dijo.

-Ya he llevado al asesino ante los Marshall para que se los llevasen a la prisión-les sonrió-ya eres libre.

-Gracias-se estrecharon la mano.

-¿Y cuándo va a ser la boda?-preguntó acariciándose su pelo canoso.

-Dentro de tres meses, en Culiacán-contestó la joven mordiéndose las uñas y sonriéndole.

El ayudante le guiñó el ojo. Los dos cogieron sus maletas al ver un carruaje acercarse al establecimiento, el mejicano de grueso bigote salió afuera del saloom a despedirse de Zoe y de su marido. El conductor del carro empezó a tirar hacia adelante. Estando en el horizonte, Edward Richard le tocó el hombro a su amigo y le comentó.

-Te van a hacer abuelo.

Los dos rieron y a Jack se le cayó una lágrima pensando en Zoe cuando era pequeña. Suspiró y se metió adentro. El ayudante se fue hacía su casa.

***

Eran las diez y media de la noche cuando el ingles se acercó al viejo rancho del ex-juez Cliff Webb. El mejicano de los pelos rizados estaba poniendo su equipaje detrás de la silla de montar. El sheriff vio la casa de este cerrada a cal y canto. Pensó en como si este se fuera a marchar. Estando frente a él, le preguntó.

-Ya te marchas, ¿sin despedidas?-acariciándose el mentón.

El preguntado se acarició su pelo rizado y se rió de lo que había dicho Filton. Contestó.

-Ya no me queda nada en este pueblo, mi esposa me quería traicionar, yéndose con otro tipo e intentaron arruinarme. He puesto a la venta el saloom. En fin, me vuelvo a Mejíco con mi familia. A ejercer otra vez, no se a ver si puedo abrir mi propio bufete.

-Me alegro, y siento lo que te hizo Jennifer con ese Pablo Cienfuegos- acordándose de dicho caso que le contó su ayudante Edward.

-Gracias.

-Y lo de tu amigo. Este ya está de camino a la prisión de New Orleans para ser juzgado.

Se estrecharon las manos. Cliff se montó en su caballo y cabalgó hacía el norte. Warren paseó feliz hacia su casa con la noche en calma que hacía .

FIN


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