2x08: Mil cuerpos
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Pasa un tiempo desde que Olivia y José vuelven a estar juntos. Una noche estrellada, en la casa de José, Olivia se prepara para dar los últimos retoques para irse con el doctor a una cena. Él la sorprende cariñosamente por detrás y se besan. Le pone un collar en el cuello. En ese momento, aparece Juani, llamando a la puerta. Le pide a su tío ayuda, notando la pareja que parece grave el asunto. Ambos se despiden de Olivia.
Por otro lado, Aaron junto a M.L, Andrew, Adam, Albert y Chris acuden deprisa a apagar un incendio en una casa grande, alargada y vieja que llevaba sin estar habitada desde hace más de dos años. Tras apagar el incendio, los de la autoridad entran, tapándose la nariz del nauseabundo olor que sale de dentro. Hallan muchos cadáveres dentro de mujeres jóvenes calcinadas. El sheriff sale de aquella pesadilla de escenario de crimen. Pregunta a Tristin, Marsha, y Stephanie, que están ahí como muchos lugareños, curioseando, por si saben algo de la morada. Las tres niegan saber de quién era.
José y Juani, respirando el mal olor que desprenden aquellos bellos cuerpos femeninos postumos, se fijan que a primera vista, que todas fueron atadas a columnas de madera que hay en el lugar. Las violaron estando amordazadas y murieron lentamente calcinadas. Todas tienen impresa una cara de susto. Hay por lo menos mil cadáveres y algunos de ellos más descompuestos que otros. Todas murieron apuñaladas.
José y su sobrina determinan que las víctimas han sido asesinadas en diferentes épocas. Aaron comienza junto a M.L, Andrew, Chris y Adam a investigar la cronología de las muertes, y a las víctimas. Afuera del lugar del crimen, en ese momento, Chiara y Olivia están volviendo de dar un paseo cuando ven al equipo del sheriff, junto a otros lugareños, que están ayudando, sacar cadáveres de la casa incendiada.
Olivia se echa a temblar y la amiga se da cuenta. Tanto es así, que la lleva al saloom de Kimberly Texas. Estando allí, la dueña y la amiga tranquilizan a Márquez y la última, más calmada, comienza a contar una historia aterradora sobre los orígenes de esa casa:
"Todo comenzó con un llamado Robert, o como le llamó después la prensa, el hombre desfigurado. Aquel hombre, que tendría más o menos los treinta, era rubio y de ojos claros al igual que mirada fría, como el hielo. Delgado y con vestimenta andrajosa y hecha jirones. Aquel tipo era un criado que trabajaba en una hacienda, cercana a un burdel. Le gustaba espiar a las mujeres, sobre todo a las jóvenes. Según las noticias que salieron más adelante, una noche, en el burdel, Robert se propasó con una prostituta. Hubo tres testigos más que declararon en contra suya por el abuso. El hombre, sin pensárselo dos veces, las mató e incendió el local después. Fue entonces cuando se quemó la cara accidentalmente, quedando desfigurado. Mató a los clientes y al resto de chicas de la calle para que no hubiese testigos. Aquella cara es difícil de olvidar, y lo sé porque fui yo quien le curé. Tras el incendio, aquella noche, tarde, Robert acabó en la puerta de la casa que compartía con Ariana y Sara, unas antiguas amigas mías. La primera era una morena de pelo largo mejicana, agraciada de rostro. Delgada. La segunda, era caucásica y aparte de tener el cabello del mismo color que la otra, tenía los ojos claros. También estaban delgadas.
Desaparecieron hará seis años. Olivia y sus amigas se llevaban pocos años y estas dos tendrían no más de dieciocho años.
En fin, una noche, tras estar el hombre quemado bien cuidado por nosotras y reposando, Sara y yo nos fuimos, quedándose Ariana cuidando del hombre. Al volver de paseo, oímos unos gritos y Sara y yo fuimos a ayudarla. Culpamos al hombre por haber forzado a Ariana de la casa. Pasó el tiempo desde que supimos otra vez de ese hombre por la prensa. Y creo que esa casa la utilizaba como una guarida donde guardaba sus cadáveres." Olivia se desahoga, omitiendo cierta verdad. Las otras dos la consola.
Más tarde, Olivia y Chiara, vuelven a la casa de ellas, cansadas y se duermen. A la mañana siguiente, ambas, tras desayunar, van a la consulta del doctor para contarles lo de Robert. José consuela aún más a Olivia.
Más tarde, Aaron habla con su equipo y estos le cuentan la historia de Robert y de cómo llegó a Villa Rocosa City, seis años después del incendio del burdel. Este se compró la casa donde han hallado los mil cadáveres de jóvenes hermosas, asesinadas por un cruel asesino, tras una sesión privada con todas las víctimas. Todas tenían algo en común, menos dos de ellas, eran prostitutas de la calle, que ejercían la profesión en distintos burdeles. El motivo por el cual nadie denunciaba aquellas desapariciones es que todas provenían de, o bien hogares rotos, o bien sus familiares habían muertos. Todas, salvo tres eran de la ciudad. Aquellas dos que no eran mujeres de la calle, eran Sara y Ariana. Fueron de las primeras en morir brutalmente a manos de ese hombre. Piensan que cada crimen lo estudió, dado que entre desaparición y desaparición hubo un intervalo de tiempo, durante seis años. Escogió a las víctimas, y los lugares donde ya no volvería a saber nada de ellas. En ese momento, llega José y les cuenta lo de Olivia. El sheriff deduce que tal vez lo de Sara y Ariana fuera algo personal.
En ese momento, en casa de Olivia y Chiara, ambas dueñas cruzan la puerta de la casa, sorprendiéndonos dentro Robert, el hombre desfigurado. Este golpea a Olivia mientras la otra corre a toda velocidad a la oficina del sheriff. Robert golpea con fuerza a Olivia, haciéndola sangre. Unos minutos después, llega Aaron, junto al equipo y José. El hombre desfigurado dice que confiese a Olivia quien fingió la violación cuando Sara, Amara y ella le cuidaron. La joven rubia confiesa que fue ella la que fingió la supuesta violación, en lugar de Amara. Robert, con su barba de varias semanas, aprieta más el cuchillo contra la garganta de Olivia, pero José le hace un placaje, peleándose con el criminal. Le quita el cuchillo y se lo pone en la garganta. Está a punto de matarle cuando siente el revólver de Aaron en el cuello. Le pide que no lo mate. El doctor suelta el cuchillo y se va, no diciendo nada a Olivia. Chiara la perdona por la mentira.
Más tarde, viendo que Olivia lo había pasado mal, en este caso, José la perdona.