2x08:secuestrado

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Warren es secuestrado por un tipo que asegura que es inocente de un caso en el que investigó hace semanas el sheriff y sus ayudantes. Ahora Edward y Samuel tendrán que ir a contra reloj para buscar alguna prueba que demuestre al verdadero asesino de ese asesinato antes de que el secuestrador haga alguna locura.

Paso un tiempo desde que Warren detuvo a su último asesino en el saloom del ex-juez. Hacía una tarde calurosa, Jack Lemond estaba en su establecimiento, pensando en cómo le iría su hija, Zoe, que ya se había casado hace unas pocas semanas. Se acarició su propio bigote grueso y miró a un lado de la barra. Serio, miró a una pareja de hombres que eran hermanos. Uno era más alto que otro y no paraba de jugar con una moneda que tenía entre las manos. Uno de ellos llamó al barman.

-Por favor, otra cerveza.

-En seguida.

El mejicano rellenó una jarra de cerveza hasta arriba, saliéndose un poco de espuma por los bordes. Se la llevó a los forasteros. El más bajo se lo agradeció y le pagó lo correspondiente. Jack cogió los billetes y se fue hacía la caja. El que le dio el dinero le preguntó.

-¿Está bien?-tocándose la nariz.

-Sí, sí. Es que estoy pensando en mis cosas.-contestó preocupado el camarero.

-¿Es por tu esposa?-preguntó el más alto, fijándose en el anillo que tenía al que preguntaba en uno de sus dedos.

-No, no es eso, es que mi hija se ha casado hace poco y me acuerdo de ella cuando era pequeña.

-Eso es normal, yo también me acuerdo de mi hijo.-contestó el bajo.

-¿Estas casado?, ¿ y tu mujer?

-Separado. Ellos dos tuvieron muchas peleas y decidieron darse un tiempo.-contestó el alto, viendo que su hermano no contestaba.-por eso esta acompañándome en mi gira.

-De esa situación hay unas cuantas en este pueblo. Me llamó Jack-se presentó el barman.

-Soy Brad Stevens, este es mi hermano Doug-dijo el que aún estaba jugando con la moneda.

-¿Gira?, ¿es que eres actor y tienes una compañía?-preguntó Jack.

-Soy un mago que intenta ganarse la vida y desde que a mi hermano le abandonó su mujer, es el que maneja el carruaje-dijo sonriendo.

-A ver, demuéstrame cualquier truco.-retó Jack.

-¿Ves esta moneda?-preguntó Brad enseñándole dicho objeto entre sus dos dedos, poniéndosela en frente al barman.

-Sí, ¿por?

-Porque ya no la ves-respondió, lanzándola al aire, haciendo que desapareciera por arte de magia.

Los restantes se quedaron asombrados. El barman preguntó al mago de los ojos azules marinos ¿él como lo había hecho?, Brad sonrió y comentó.

-Creo que esta...-acercándose al barman y poniéndole la mano detrás de su oreja derecha.-aquí.

El mejicano mayor se rió, acariciándose su bigote grueso.

-¿De verdad eso es un truco?-intervino una voz femenina que entró en el establecimiento.

Los tres vieron a la forastera. Ella era esbelta, llevaba tacones junto a un vestido blanco ceñido, veinte pocos y no paraba de mirar al mago. Sus ojos verdes oscuros no paraban de cerrarlos, dado a que estaba nerviosa. Se acarició sus gruesos labios pintado de rojo. Ella avanzó hacia el otro extremo de la barra y esperó a que Jack le atendiese.

-¿Que quiere joven?-preguntó Lemond.

-Una cerveza por favor-no dejando de mirar al mago.

El observado se acercó a ella, esta apartó la vista por un momento y miró a otro lado. El ilusionista era un hombre maduro, de unos treinta y muchos años, con la cara afeitada, tenía entrada ya en el cabello. No se parecía nada a su hermano Doug, nunca se había enamorado de verdad hasta ese momento. Los ojos verdes oscuros de ella y los marinos de él se miraron fijamente. Empezaron a atraerse. La joven se acarició su pelo ondulado rubio. Luego le echó una sonrisa dulce a Brad.

-Aquí tienes-dijo Jack, dejando la bebida en la barra.

Dejó que la pareja se conociese mejor. Stevens le mostró otro truco mientras le decía.

- Creo que tienes una...-dijo el hombre mientras ponía la mano detrás de la cabellera rubia de la joven.

De ahí, sacó una rosa pequeña y se la entregó a la mujer. Ella se rio y miró fijamente al mago. El hombre le sonrió y pensó en besarla en esos labios gruesos pintados que tenía.

-¿Te ha gustado?

-Mucho, me llamo Barbará Paz-se presentó cerrando sus ojos, dado a que estaba nerviosa.

-Brad Stevens, ese de allí es mi hermano Doug-señalando a su pariente, que estaba hablando con el barman.

La joven se rió.

-¿Y qué haces aquí?- siguió preguntando.

-Hija-se oyó una voz desde fuera.

-Tengo que irme-dijo la joven rubia al hombre maduro.

Barbará fue a entregarle la rosa cuando este le comentó.

-Esta es para ti, te la regalo.

-Seguro que ese truco se lo has hecho a un montón de jovencitas-soltó la mujer riéndose.

-Te equivocas, solo a una.-se acercó a sus labios.

Hubo una tensión que duró unos segundos. Luego la mujer se dio la vuelta y se fue caminando lentamente con sus tacones hacía la salida. Ella se dio la vuelta y miró a Brad.

-¿Te volveré a ver?-preguntó él tocándose su cara.

-En otra ocasión-sonrió ella.

Salió del establecimiento.

***

Samuel recogió sus cartucheras y se las puso, Warren le dijo mientras hacía lo mismo que su amigo.

-Felicidades, ¿qué vas a querer para tu cumple?

-Pues no lo sé, pero quisiera recuperar a mi familia-contestó serio.

-Pues esta noche no hagas planes, que un pastel de chocolate te espera en el saloom de Jack Lemond.

Los dos se rieron y Liverpool fue el primero en salir de la oficina. Warren cogió las llaves de su mesa, cuando se incorporó cambió su expresión. Un cañón de un revólver le estaba apuntando. El ingles se asustó por dentro, pero mantuvo la compostura. Una voz ronca le preguntó.

-¿Se acuerda de mi sheriff?


Diecisiete días antes.


En una de las casas que estaba cerca del saloom de Josh Wincott estaba rodeada por los vecinos de alrededor dado a que había ocurrido un crimen, una joven mejicana había sido hallada sin vida en el salón del establecimiento. Hacía un calor de justicia. Warren tuvo que quitarse el sombrero porque su pelo estaba chorreando. Se quitó el sudor de su frente, pidió permiso para poder pasar al escenario del delito, dado a que la entrada estaba colapsada por los vecinos. El sheriff entró y fue hacía el salón. Allí, estaba José Sánchez subiéndose las gafas de culo de botella mientras examinaba el cuerpo de la dueña de la casa. Ella era morena de cara, con ojos de color avellana, labios regordetes, con una figura esbelta. Sus pupilas estaban hinchadas, el galeno pensó, no viendo nada ningún orificio en su cuerpo, que murió asfixiada hará más o menos una hora y media o por ahí. Le sonaba la cara, creía que era pariente de John Murphy, un ranchero honrado que lleva tiempo viviendo en Villa Rocosa. Warren sintió pena por esa veinteañera que había muerto, preguntó al doctor.

-¿Cómo crees que ha muerto?

-Yo diría que murió asfixiada, dado a que no encontrado ningún orificio en su cuerpo. Creo que la pelea tuvo lugar aquí, dado a que el resto de la casa no hay ningún mueble tirado-subiéndose sus lentes.

-¿Has registrado toda la casa?-se jactó Warren.

-Un poco, dado a que ninguno de tus ayudantes aún no ha llegado.

-Edward está enfermo y Samuel ahora viene.

-!Ah¡

-Pero también pudo haber una discusión que empezase en otro lugar de la casa y acabar muy mal en el salón-pensó Filton.

-Fuera como fuese, él que la mató, tuvo que tener un motivo para hacerlo.

-¿Falta algo de dinero o algún objeto personal?

-No la registrado entera-se rió el galeno.

-Lo haré yo. Pediré a uno de los que hay en la puerta, que te ayuden a llevar el cuerpo de la joven al cementerio.

-Lo haré yo, oye, ¿no te suena esta cara?

-No, ¿por?

-Me parecía que era algún pariente John Murphy.

-Que yo sepa John no tenía hijos.

-No lo sé, me habré equivocado. Bien voy a pedir ayuda-dijo José incorporándose.

-Pero si es pariente de John, algún vecino deberá de saberlo.

-De acuerdo, preguntaré.

-Gracias doc.


Actualidad.


-¿Se acuerda de Hannah Murphy?-preguntó el desconocido, no dejando de apuntar a Warren.

Filton intentó acordarse de ese nombre pero no le vino a la cabeza, dado a que estaba nervioso y quería saber el porqué le estaban apuntando. Dicho forastero era robusto, fornido y llevaba un pañuelo que le tapaba el rostro. Se fijó que tenía rostro moreno, parecía mejicano. Sus ojos de color avellana, enfurecido, no dejaba de mirar a los del sheriff. Quería matarle por el tiempo, el cual había estado encerrado en la prisión de Two Guns, también estaba la razón de que el ingles no le creyese cuando el forastero salió como sospechoso en el caso de Hannah. El rehén pidió que bajase el arma, pero en vez de hacerle caso, el vaquero apretó el martillo del revólver y se puso cada vez más nervioso. En ese momento se le vino a la cabeza el nombre que le dijo el desconocido.

-Ya me acuerdo de quien era esa joven de la que me hablas. Era una joven muy guapa. Fue una pena que muriese...

-Yo no la maté-dijo nervioso.

-¿Cómo te llamabas?

-No bromes tío, ¿no me digas que no te acuerdas de mi nombre?

-Pasa un montón de gente por mi oficina y veo también a muchas más por el pueblo, no recuerdo todas las caras-contestó el sheriff nervioso.

-Erick, llámame Erick.

-Bien, y ahora porque no nos tranquilizamos y me explicas porque me estas apuntando con ese revólver.

El desconocido no soltando el arma, le preguntó nervioso.

-Fui sospechoso del crimen de Hannah Murphy, la joven preciosa que había descrito antes, usted me acusó de ser su asesino. Yo le dije que no fui, pero no me creyó, y me pase un tiempo en prisión. Tenía la esperanza de huir de ese lugar y demostrarle que no soy quien usted creyó que era.

Filton empezó a recordar el caso poco a poco.

-Me acuerdo de usted. Fue sospechoso de la muerte de esa joven.

-No maté a esa mujer.-empezó a decir nervioso el pistolero.

-De acuerdo, de acuerdo. Le creo.

El joven de la autoridad se fijó en que Erik tenía un tic en el ojo. Supuso que no era un asesino, dado a que no le había herido. Solamente le estaba asustando para que le hiciese caso. Quería demostrar su inocencia. Pensó en cómo resolver esta situación si de verdad se confundió de asesino.


En ese momento llegaron a la oficina, sin llegar a entrar, vieron el panorama del secuestro. Los dos gritaron desde fuera varias veces.

-Warren, ¿estás bien?, ¿qué ocurre ahí adentro?

-Estoy bien, solamente es una confusión-intentando tranquilizar la situación. Mirando a Erik, le imploró- Esos son mis ayudantes y quiero que me ayuden a resolver el crimen de Hannah. Permíteme que les cuente lo sucedido.

-Nada de trucos-sentenció el mejicano.

-De acuerdo-dirigiéndose a la ventana.-Samuel, Edward, necesito vuestra ayuda para que investiguéis el asesinato de Hannah Murphy.

-¿Quien está contigo?-preguntó uno de sus amigos, desenfundando su revólver.

-No entréis, hacerme ese favor. Quiero que uno de vosotros vaya a recopilar información nueva sobre la vida de Hannah, para ver si nos saltamos algo la primera vez.

-¿Quien ese tío?-volvió a preguntar Samuel.

-Se llama Erik, el que creíamos que era el asesino de Hannah Murphy.

Los ayudantes recordaron el nombre de la víctima y uno de ellos, que recordaba lo su sucedido, le contó a su compañero de afuera.

-Es el hombre al que Warren acusó por matar a Hannah Murphy, una belleza mejicana que se encontró sin vida en el salón de su casa hace unas semanas. Las pruebas nos llevaron hasta él, dado a que una hora después le encontramos asaltando el banco de Fuente María. No sé si te acuerdas, de que le encontramos con la camisa ensangrentada y pensamos que era de esa tal Murphy, dado a que un vecino le vio...

-Sí, ya me acuerdo. Era el hombre que asaltaba bancos para pagar una deuda. Pero no sé si eso tenía algo que ver con la muerte de esa joven.

-Creo que no.

Intervino el sheriff gritando.

-Ayudarme a resolver este asunto, por favor.

-De acuerdo, pero uno de nosotros se quedara aquí contigo-dijo Samuel.

-De acuerdo, Liverpool ve a preguntar a los vecinos de la joven asesinada.

-Vale. No dejes que se asuste demasiado y cometa una estupidez.

-Descuida-comentó Warren.

-Y que tu otro ayudante no se acerque a la oficina-exigió Erik.

-De acuerdo-respondió Filton.

El sheriff transmitió el mensaje al amigo canoso. Este obedeció.

***

Eran las tres y media de la tarde cuando Josh Wincott vio por una de las ventanas laterales al mago Brad Stevens, este iba con aire ligero, era la cuarta vez que andaba en círculos, pensó en que hacía y si tenía planeado asaltar su saloom, para ello cogió su Winchester y estuvo a punto de apuntarle, pero no lo hizo, dado a que le interrumpió una voz ronca masculina. El hombre con cara de perro miró al cliente y le preguntó.

-¿Que quiere?

El entrajetado y grueso hombre le contestó amablemente.

-¿Tienen dos platos de arroz y uno de carne?

-Sí, ¿donde se los llevo?

-A esa mesa del fondo, donde están esas dos damas-señalando a su familia.

-De acuerdo.

-¿Los aseos?

-Sale del establecimiento, gira a la izquierda y ya lo tiene.

-Vale.

El grueso hombre fue andando a grandes zancadas hacía la calle, cuando se fijó en que había un hombre el cual no paraba de mirar a su familia. El mirón era maduro, tendría más o menos su edad. Aunque el mago era más alto que él. Se fue a donde estaba Brad. El ilusionista dejó de espiar y tragó saliva al ver a dicho hombre grueso, mirándole fijamente con sus ojos de color avellana. El más bajo le preguntó a Brad Stevens.

-¿Hay algún problema?

El mago se acarició los mofletes y contestó.

-Nada, me voy a mi caravana.

El hombre maduro alto caminó hacia el norte, sin volver a mirar al interior del saloom.


El calor era de justicia, dentro del establecimiento de Wincott, el barman trajo la comida a la familia del hombre grueso, poniendo dichos platos encima de la mesa.

-Que les aproveche.-comentó el dueño con cara de perro.

-De nada-dijo Barbará.

El hombre se fue, la joven con el pelo rubio ondulado, le comentó a su madre Laura lo que la había pasado en el saloom de Jack Lemond. Barbará se parecía a su madre, tanto en el aspecto físico como en los gustos en general.

***

Laura era más mayor que su hija, pelo rubio y ojos verdes oscuros. Ella antes de conocer a su esposo Samuel Paz, el sheriff de un pequeño pueblo de Arkansas, tuvo un hombre el cual estaba a punto de casarse con ella, pero esta no quería, dado a que era un borracho y algunas veces la pegaba. Antes de que Sam llegaran a elegirle como sheriff en su pueblo natal, su antecesor no quiso solucionar el problema que tenía Laura. Ella y Sam se conocían desde jóvenes, se enamoraron desde hace tiempo. Por eso cuando su amor llegó a ser el sheriff de ese pueblo, solucionó el problema que tenía Laura. Este detuvo al borracho de Nick, el hombre que pegaba a la mujer, tenía el pelo rizado, ojos azul claro como el frío, barba oscura de más de dos semanas y le llamaban el hombre de la botella. Sam le detuvo en un saloom del pueblo, cuando este estaba alborotando el ambiente. Tras la detención, el joven pidió matrimonio a Laura, esta aceptó y tuvieron una niña llamada Barbará Paz, la única hija del casamiento.


Pasado un tiempo, Samuel y su familia, dado a que no habían podido tener un tiempo para ellos solos por diferentes razones: el cuidado de su rebaño, las diferentes muertes naturales de los abuelos de la joven Bárbara. Eso hizo que la familia Paz no visitasen mucho sitios. Por esa razón salieron de su pueblo y fueron visitando diferentes estados, hasta parar en Villa Rocosa. La joven Bárbara, con su melena rubia, tuvo unos cuantos chicos que la pidieron matrimonio, pero ella no encontraba al verdadero amor, ella pensaba como su madre, que solo se casaría con el hombre al cual ella pasaría toda su vida.

***

Por eso, cuando conoció esta mañana a Brad Stevens, se enamoró de él por su atractivo y porque pensaba que sería el hombre ideal, con el cual pasaría todo el resto de su vida. Fue Laura, sonriendo a su hija, la que empezó a preguntarle.

-¿Qué te pasa, que te veo algo tensa? -mirando a su plato de arroz.

La hija se acarició sus gruesos labios y empezó a comentar.

-He conocido a alguien esta mañana, en uno de los salooms a los que he ido a preguntar por el pueblo.

-Anda, ¿ y eso?, ¿ es mono?

-Es mago-sacando la flor roja que le había regalado-me ha dado esto.

La madre cogió el brote y se extrañó un poco, dado a que pensó que el desconocido que le había regalado esto, iba en serio.

-¿Y qué de que habéis hablado?

-Pues se que se llama Brad Stevens, que ha venido con su hermano y...

-¿Cuántos años tiene?-preguntó Laura preocupada.

-No lo sé, creo que es más joven que tú.

-¿Más joven que yo?

-Sí, no sé, es amable, cariñoso.

-¿Por qué no nos lo presenta?-insistió.

-No sé, es un poco precipitado.-contestó Barbará asustada.

-Bueno, si es un buen hombre, quería conocerle, al igual que tu padre.-dijo con una amplia sonrisa.

-Cuando le vuelva a ver...-se quedó embobada.

La madre de la joven vio como su hija se quedó sin aliento y con los ojos como platos, mirando detrás de ella, hacía el borde de la barra del establecimiento. Se dio la vuelta y se dio cuenta de a quien miraba su hija. Brad Stevens, estaba sentado en una de las sillas, bebiendo una copa de Whisky. Sus ojos azules marinos se cruzaron varias veces con los verdes oscuros de la hija. Laura vio que el tipo era maduro, más o menos de su edad y de que era demasiado mayor para Bárbara. La mujer mayor miró a su hija y le advirtió seria.

-No quiero que vuelvas a ver a ese hombre.

La expresión de la joven cambió.

-Pero ¿por qué?

-Por que es demasiado mayor para ti y no se hablé mas.-viendo por el rabillo del ojo a su marido, volviendo a la mesa.

-Tú siempre me has dejado elegir con que hombre he de estar, y me gusta ese hombre.

-No hay más que hablar, ese hombre podría ser tu padre. Cuando volvamos a Arkansas, voy a hablar con los Rowling para que te cases con su hijo, eso es lo que debimos haber hecho hace tiempo. Por lo menos tiene tu misma edad.

El ambiente tenso se calmó un poco cuando Samuel Paz volvió del servicio y se sentó en la mesa, viendo el plato de carne caliente sobre la mesa. Se dio cuenta de que su esposa y su hija pasaba algo, por eso intervino en el rígido ambiente que había.

-¿Pasa algo?-resoplando su corto pelo.

-No, no pasa nada-contestó enfadada la hija.

Los ojos verdes oscuros de Barbará miraron otra vez a los del mago y le saludó disimuladamente a este. El ilusionista le devolvió el saludo, alzando un poco la copa medio llena. Josh se dio cuenta de a quien estaba mirando el cliente y siguió limpiando el vaso que tenía entre las manos.

***

Doce días antes.


Cinco días después del crimen de Hannah Murphy, Warren y Samuel hayan una pista: parece ser que la joven víctima era de un pueblo de Culiacán, Méjico. Confirmaron John Murphy, fue como un padre que cuidó de ella como si fuera su propia hija.


El motivo fue que John era amigo del verdadero padre de ella, porque era su compañero de armas en el ejercito y cuando este murió durante una emboscada en una misión, John cuidó de Hannah. Murphy vivió en Villa Rocosa, dado a que su familia era de allí. Cuando murió el hombre maduro, le dejó en herencia la casa a Hannah. Ella, al no conseguir ningún trabajo decente, tuvo que hacer la calle para ganarse la vida. Hubo un hombre el cual la rescató de esa vida, casándose con ella y se la llevó de Villa Rocosa.


El sheriff y sus ayudantes descubrieron que la joven mejicana al volver al pueblo, volvió a su antigua función. Pensaron que el asesino la mató porque a lo mejor quería retirarse del negocio, por eso indagaron, para saber quién era su jefe, preguntaron por el pueblo. Ningún ciudadano recordó a nadie intercambiar nada de dinero con la joven, ni hasta Jack. Por esa razón, dedujeron que lo hacía por libre para ganarse la vida. Descartaron el motivo que habían pensado. Averiguaron que la víctima estaba casado con un hombre, el cual vivía en un pueblo cerca de Villa Rocosa. Mandaron un telegrama a dicho pueblo para que la autoridad de allí, le interrogase sobre el asesinato de Hannah Murphy. La respuesta que enviaron días después a Warren, fue que Chuy, el marido de Hannah, no sabía que su mujer había vuelto a esa vida, dado que él la sacó de allí antes de casarse con ella.

Un testigo vio a un tipo salir de la casa de Hannah Murphy durante el asesinato, el vecino se lo describió: era de cara morena, pelo moreno corto, ojos de color avellana, fornido y ancho de espaldas. Samuel lo dibujó en varias hojas y los colgó en diferentes negocios y tiendas. Esperaron un par de días hasta que encontraron por casualidad al sospechoso en el saloom de Rob Jobs, le interrogaron sobre donde había estado hace cinco días, Erik le contestó daba excusas. Warren le cuenta la historia que le contó el vecino de Hannah. El sospechoso niega haber estado en la casa de esa mujer. Dado que no tenía pruebas, le dejan irse.


Actualidad

Eran las cinco menos cuarto de la tarde, la temperatura no bajaba de los cincuenta grados. Tanto el sospechoso como el rehén bebieron unos cuantos vasos de agua. Edward fue el único que digirió dos cervezas en un saloom que había cerca de la oficina del sheriff. Afuera, había un coro de gente viendo lo sucedido, el secuestro del de la autoridad había caído corrido como la pólvora entre los habitantes del pueblo. Erik se había tranquilizado un poco, tanto el rehén como el secuestrador hablaron un poco de sus vidas. Warren creyó a medida que iba conociendo al ladrón endeudado mejicano, la inocencia de este en el crimen de Hannah Murphy.


Mientras tanto Samuel fue a la dirección de la antigua casa de John, donde murió la joven. El grueso ayudante vio a un vecino barriendo, Liverpool tenía sed, cogió su cantimplora de piel y dio un gran sorbo. Fue hacía donde estaba dicha persona para interrogarla. El habitante dejó la escoba a un lado del porche y saludó al ayudante. Este miró al hombre grueso y bajo de estatura y empezó a interrogarle.

-Recuerda el día en el que murió su vecina, Hannah Murphy. Usted fue el que le comentó al sheriff que vio a un hombre mejicano y ancho de espaldas salir de la casa de Hannah durante su asesinato.

-Así es, he oído que le detuvieron.

-¿Fue este tipo?-preguntó el ayudante sacando un antiguo dibujo que este tenía de Erik, el día que le detuvieron.

El vecino lo observó durante unos segundos y le contestó inmediatamente.

-Sí, es, era el hombre al que vi salir de la casa mi vecina, unos minutos antes de encontrarla muerta.-dijo triste.

-¿Y no había nadie más en la casa?, ¿solo vio salir a ese mejicano de la morada?

-Sí, ¿por?-preguntó preocupado.

-¿No ha oído lo que está sucediendo en la oficina en estos momentos?

No respondió.

-Warren ha sido secuestrado por el mismo hombre al que usted vio salir de la casa de Hannah. El secuestrador asegura que no mató a esa joven, por eso le pregunto, ¿está seguro de que no vio a nadie más en la casa de esa mejicana cuando descubrió el cuerpo?

-No, creo que no.

-¿Y el resto de sus vecinos vieron a alguien más?

-No lo sé. Supongo, si es así, no me dijeron.-contestó asustado el vecino.

-Está bien, gracias por la información.-contestó Samuel acariciándose su tripa.

-Oiga, si el hombre al que vi salir de la casa de Hannah, no es el asesino, acusé a un hombre inocente.

-No se preocupe, todos estuvimos tenso en aquellos días y no hicimos las cosas bien.

-Espero que resuelvan esto.

-Descuide-se despidió Liverpool caminando hacía su animal.

El ayudante fue a las demás casas vecinas, haciendo las mismas preguntas que había hecho al hombre que encontró el cuerpo de la víctima. Ninguno vio entrar o salir a nadie el día del crimen a nadie. El único que vio algo fue el primer residente con cual este habló. Liverpool pensó en que Erik era aún sospechoso, dado a que fue al único al que vieron salir minutos después de la casa de la joven mejicana. Pero su jefe estaba convencido de que era inocente de ese asesino, pero ¿cómo demostrarlo? Para ello, se montó en su caballo y cabalgó deprisa hacia la consulta, pensando en que no fuese demasiado tarde para Filton.


A eso de las siete menos cuarto de la tarde, Liverpool se apeó de su animal y entró en el local de Jack Lemond, no viendo al barman, subió como alma que lleva el diablo a la consulta del doctor. Con su mano sudorosa, abrió la puerta. José Sánchez estaba mirando por la ventana para haber si pasaba algo en la oficina, dado a que el saloom hacía esquina con el trabajo de Filton. El ayudante cerró de un portazo. El galeno se asustó y miró en dirección al portón.

-Menudo susto, ¿como el asunto?, ¿se sabe algo?-preguntó, subiéndose las gafas de culo de botella.

-Tranquilo Doc, Edward esta allí. Si sucede algo, me informara inmediatamente.

José se tranquilizó y se sentó en una de las sillas donde se sentaba la clientela. Cruzó las piernas y le preguntó.

-¿Que quieres?

-¿Te acuerdas de Hannah Murphy, la joven que murió hará unas semanas en la casa de John?

El nombre de John se le vino a la cabeza al doctor y se le encendió la bombilla.

-Ya sé quien me dices, ese día yo investigué la casa en busca del arma del crimen. Fue una pena, era mujer muy hermosa. Sé que Warren dijo que todo empezó en el dormitorio y acabó en el salón.

-¿Cual fue la causa de la muerte?

-Asfixia, creo que la ahogaron con una almohada o un cojín.

-¿Encontrasteis el arma en el escenario?

-No que yo recuerde. Todo lo del secuestro, ¿es por ese crimen?

-Erik, al único sospechoso que teníamos en aquel momento, dice que es inocente. Por eso, se ha fugado de la prisión y ha secuestrado a Warren, para demostrar su inocencia.

-¿Y para ello lo ha secuestrado?

-Sí, no sé. Esperemos que no haga ninguna locura y salga todo bien.

-¿Y porque le acusasteis de ese crimen?

-Encontramos una cruz de madera donde venía inscrito su nombre en el escenario del crimen.

-Si yo fuese tú, volvería a registrar todo, incluso si hace falta, desenterrar el cuerpo.

El ayudante hizo caso del doctor y antes de salir por la puerta, el médico formó con su mano una pistola y disparó de mentira a Samuel. El ayudante fingió que le mataban mediante una expresión que ponía su cara. Era su saludo desde hace tiempo.

***

Eran las siete y cuarto de la tarde cuando Barbará, enojada con su madre Laura por quitarle el derecho de ver al hombre del cual se había enamorado, estaba paseando por el pueblo, viendo a la gente hablar sobre la situación que estaba sucediendo en esos momentos. La joven no pensaba en el secuestro de Warren, ella esperaba encontrarse de nuevo con ese mago y hablar con él. A lo lejos vio a Brad andado de espaldas, esta quiso saber adónde se dirigía. Le siguió hasta un callejón donde había un carromato aparcado, el hombre maduro entró dentro. La joven se acarició su pelo y la oreja. Fue directamente hasta el carromato. Estando en frente, vio el pórtico cerrado. Pensó en llamar. Subió los dos escalones, estos rugieron. Se abrió la puerta y una gruesa mano la tiró hacía adentro, cerrando la puerta después. Los ojos azules marinos de él y los verdes oscuros de ella se reencontraron de nuevo. Bárbara cerró sus ojos, dado a que estaba nerviosa. Brad la besó por fin en sus gruesos labios, a ella le gustó, volvieron a besarse. El ilusionista la cogió de la cadera y se la llevó a la cama. Hubo una ardiente pasión.

***

Diez días antes.


Warren investigó junto a Samuel el escenario del crimen de Hannah Murphy en busca de alguna prueba que el asesino dejase. El calor seguía estando en vigor. Los dos bebieron varias veces agua de sus cantimploras. Uno de ellos pisó una balda de madera que en ese momento se levantó un poco. Vieron que estaba estropeada. Se arrodillaron y quitaron el trozo que se estaba levantado, hallaron una cruz de madera. La observaron y hallaron un nombre inscrito, "Erik". Tanto Liverpool como Filton sospecharon del mejicano al que interrogaron en el saloom de Rob Jobs. Se guardaron la prueba y siguieron investigando, encontrando un revolver, el cual no habían hallado la primera vez. El arma era un Colt Dragoon, el cual estaba escondido en uno de los cajones de la habitación de la víctima. Abrieron el tambor, estaba lleno, lo revisaron más, encontrando también el nombre del sospechoso, inscrito en el mango.

-¿Por qué si tenía un revolver, el asesino cambió de arma para matar a la joven?-preguntó Warren tocándose el mentón.

-Tal vez pensó que el Colt haría demasiado ruido.

-Esperemos que nos lo explique el asesino.

-Vamos a por él.

Salieron de la casa y se fueron hacía distintos sitios, preguntando por el sospechoso. Estuvieron una hora y media intentando hallar a Erik, pero el resultado fue en vano. En ese momento, el sheriff y el ayudante oyen unos cuantos tiros en el interior del banco de Fuente María. Desenfundaron sus armas, entraron y vieron a Sean Lambert dando dinero forzosamente a un hombre mejicano.

-Tire el revólver-gritó uno de los de la autoridad.

Erik se dio la vuelta e hizo caso de dicha orden. Warren le puso las esposas y preguntó al ayudante de Javier Cienfuegos.

-¿Estás bien?

-Sí, gracias-respondió el rubio Sean.

-Y tú-mirando al ladrón-estas arrestado por el asesinato de Hannah Murphy.- enseñándole las pruebas que tenían.

Uno de ellos vio sangre en una de las mangas de la camisa que llevaba que Erik. El ojo de este empezó a cerrarse y abrirse de puro nervio. El mejicano se excusó diciendo.

-No la maté, os lo juro.

-¿Y esta sangre?-intervino el ayudante.

-La encontré e intente reanimarla.

-No me convence. Estas arrestado-dijo Filton.

Los dos se lo llevaron detenido hasta el calabozo de la oficina del sheriff. Le sentaron a la fuerza en una de las literas de uno de los calabozos. Warren se arrodilló en frente de él y le miró serio. Este rompió el silencio.

-¿O me cuentas la verdad de lo que sucedió en casa de Hannah Murphy, o te llevare a la horca?

Erik le dio el tic del ojo y miró con miedo a los agentes de la autoridad. Empezó a contar.

-¿Que quieren saber?

-En primer lugar, porque si atracas un banco, ¿no lo haces con tu revólver?-enseñándole el arma al mejicano.

El sospechoso vio la inscripción y se percató de que alguien le había cogido su arma y se la había escondido, poniendo otra de igual modelo encima de una de las mesas de la casa de Hannah.

-No sabía que no era mía-contestó boquiabierto Erik.

-No me digas-se jactó uno.

-Escúchame, tenemos pruebas suficientes para acusarte de asesinato. Ahora, dime ¿de que conocías a Hannah Murphy?-preguntó el sheriff.

-Es verdad que conocía a esa joven mejicana, pero no la maté.

-¿Y entonces que hacían dos cosas tuyas en su casa?-intervino Liverpool.

-¿Nunca han estado con una mujer?-preguntó jacto so el mejicano.

-Yo estoy separado-respondió Samuel.

-La conocí en un saloom, en el de ese hombre llamado Jack Lemond. Me comentó que era de aquí, empezamos a hablar y una cosa llevo a otra y lo hicimos en su casa.

-¿Y ya está?-preguntó Samuel.

-Sí, no sabía que esa mujer había muerto hasta hora.

-¿Hubo algún testigo que le viese después de irse de la casa de Hannah?-preguntó Filton.

-No, me fui a dar un paseo, solo.

-A planificar dicho robo-se fijó Samuel, refiriéndose al atraco que había llevado a cabo Erik en el banco de Fuente María.

-Escúcheme, necesitaba dinero.

-Y seguramente podría haber sido un móvil para matar a Hannah. La asesina y la roba-dijo Warren.

-No fue así como paso, solamente me acosté con ella y me fui-contestó el sospechoso.

-Un vecino le vio salir de la casa cinco minutos antes de que encontrase a Hannah muerta.

-!Yo no fui¡-volviendo a darle el tic del ojo.

Los dos agentes de la autoridad pensaron por un momento que Erik no fue el que asesinó a esa joven y estuvieron a punto de creerle, pero las pruebas no mentían. Warren quiso saber más sobre el pasado de Erik.

-¿Quieres contarme como acabaste siendo forajido?

Erik tenía sudores, le pidió un vaso de agua. Warren fue a por tres y volvió a la celda. El sospechoso se tomó varios sorbos y respondió a los agentes.

-Me endeude en uno de los pueblos de Arkansas. Le debía dinero a varias personas y me dieron un ultimátum.

-¿Que ultimátum?

-O reunía tres mil dólares en un mes o me matarían. Por eso, me convertí en truhán.

-Y de ahí que robase en el banco de Fuente María, ¿no?.

-Sí.


Actualidad.

En el cementerio de Villa Rocosa, el ayudante Liverpool, con su sombrero puesto, fue a hablar con el enterrador.

-Ey, ¿te acuerdas de una joven a la cual enteraste hará unas semanas, una tal Hannah Murphy?

El hombre mayor se tocó su barba blanca de pocas semanas y de repente respondió.

-Sí, ¿por?, creo que está en una de estas filas-señalando a unas cuantas a la vez.

Liverpool fue detrás del enterrador, mirando en cada cruz de madera, revisando todos los nombres inscritos de las primeras filas, dado a que ahí era donde el hombre mayor enterraba los cuerpos más recientes. Tras una media hora, el sepultador se detuvo frente a una de ellas y se dijo a sí mismo.

-Ya estoy demasiado mayor para esto.

Samuel se jactó. El otro continuó diciendo.

-Esta es.

Le dio una pala al joven ayudante del sheriff. Los dos empezaron a echar tierra afuera de la tumba de madera. El grueso hombre se cercioró de que se trataba de la joven Hannah Murphy. Abrieron el sepulcro y Samuel analizó de nuevo el cuerpo mugriento de la chica. descubrió que la causa de la muerte fue ahogamiento según el hinchamiento de sus ojos. Además, se percata de que le falta un trozo de uña, cosa que se les paso la primera vez. No viendo nada más pensó que el asesino forcejeó con la víctima.

Pidió al enterrador que volviera a cerrar dicha tumba, cogió una pala y volvieron a echar tierra por el sepulcro.

***

Eran las ocho y media de la tarde, en el carruaje de Brad Stevens estaba despierto en la cama, junto a él, estaba acurrucado el cuerpo joven de Barbará Paz. Este admiraba su bonita figura desnuda que estaba acariciando. Se acarició su cabello largo moreno y empezó a soplarla su bonito pelo rubio, que lo tenía alborotado. Ella se despertó y le miró. La joven se puso a la altura del cuello de este, se besaron. Le lanzó una dulce sonrisa y le preguntó.

-¿Estás bien?- cerró sus ojos, dado a que estaba nerviosa.

-Ha sido la mejor tarde de mi vida. Te amo.-se sinceró el hombre maduro.

La joven volvió a sonreír y volvió a ponerse a la altura de su cuello, se achucharon de nuevo.

-¿Por qué te enamoraste de mi?, podría ser tu padre.-preguntó el mago estirando sus brazos.

-Me enamoraron tus ojos, y la forma en que hacías esos trucos- se sinceró la joven rubia.

El ilusionista la sonrió y se jactó. Puso una de las manos detrás del cabello ondulado de la joven y le sacó una flor blanca. Ella se rió y cogió dicha planta.

-¿Estas casado?-preguntó Paz.

-Me casé una vez hace años, ella murió hará unos años. En resumen, estoy viudo.-respondió tristemente.

-¿Estabas enamorado de ella?

-Al principio sí, pero no tanto como te amo a ti.

-No quiero que pienses que quiero que te olvides de ella. No fue nada planeado, lo que siento por ti es amor.

-Lo sé-mirándola a los ojos verdes oscuros.-Pero ¿qué dirán tus padres de esta relación?

-Me da igual lo que digan, no hay barreras en estas situaciones.

-Te quiero.

Los gruesos labios de la joven tocaron los de él y empezaron a besarse durante un rato. Él paró de besarla y la dijo.

-No quiero que hagas cosas que no quieras. Te digo esto porque si no quieres hacer el amor, no lo hagas.

Ella le miró seria y le preguntó.

-Te amo y sé que en tu interior tú también sientes algo por mí, algo muy serio, y a la vez bonito.

-Si estuviera un chico de tu edad o un poco más mayor y fuera más guapo que yo, ¿a quién elegirías?

La joven puso su rostro frente al de él, dejando que su cabello rubio ondulado le acariciase su cara afeitada. Esta le respondió.

-Me da igual que alguien de mi edad me propusiera matrimonio o fuera más fornido y guapo que tú. Te elegiría a ti. Te amo y quiero hacerlo contigo, ¿Tú quieres hacerlo conmigo?

El hombre maduro no se lo pensó dos veces, con una de sus manos la tumbo al lado suyo, se jactaron. Brad se puso encima de Bárbara y la sonrió.

-Sí, quiero.

Se besaron ardientemente. Alguien llamó a la puerta, se dejaron de besuquear y el hombre preguntó.

-¿Quién es?-temblándole la voz.

-Soy Doug, tu hermano, ¿puedes abrir por favor?-respondió una voz en el exterior.

-Ya voy.

La joven se tapó entera por si venía alguien más con él. Brad se vistió y se levantó de la cama. La abrió un poco y le preguntó.

-¿Qué ocurre?

-Oye, ¿te has enterado de lo que está sucediendo ahora mismo?, han secuestrado al sheriff de este pueblo-preguntó el hermano.

-No tenía ni idea.

-¿Dónde has estado toda la tarde?, te he estado buscando.

-Aquí...-mirando fijamente al cotilla de su pariente-solo.

-Ya-respondió el otro sin creérselo.

-En fin, te aviso para que te percates de que hay un hombre buscando a su hija. Ha estado preguntando por algunos saloom de donde estaría su pequeña Bárbara.

La joven, desde debajo de las sabanas se enfadó consigo misma, por mentir a su familia. Brad puso una excusa a Doug y le cerró la puerta delante de sus narices. El de afuera se extrañó y ando calle abajo. El ilusionista la miró y suspiró.

-Sabes lo más curioso, que dos desconocidos se hallan enamorado en un pueblo forastero.

-Tengo que irme- dijo seria la joven, cogiendo su ropa del suelo.

-¿Volveré a verte?-preguntó este.

-Si.-respondió ella, mientras se vestía, detrás de un espejo.

Antes de salir del carruaje, le dio un beso en sus labios y se despidió.

***

Eran las nueve y cuarto de la noche cuando Samuel se puso frente a la puerta de la oficina del sheriff y preguntó al secuestrador, que estaba detrás de la mesa del sheriff y estaba deseando de que la autoridad demostrase su inocencia.

-Levántate la camisa, tengo que cerciorarme de algo.

-¿De qué hablas?-preguntó Erik poniéndose nervioso.

-La joven Hannah forcejeó con su asesino y seguramente le arañó, rompiéndose una uña durante la pelea. Quiero comprobar si tienes arañazos en tu cuerpo en las extremidades.

El mejicano miró a Warren y el ingles le convenció para que lo hiciera, dado a que si él quería que le creyesen, tenía que hacerle caso en todo. En el fornido torso de este no había ningún arañazo y ningún moretón. El ayudante le dio permiso para que se volviera a vestir. Los de la autoridad creen que pueden haberse equivocado de sospechoso y el verdadero criminal estaba aún suelto.

-Te creo vale, se que tú no mataste a Hannah, pero quiero que me digas si recuerdas a alguien más en la casa aquel día. Me refiero si viste a alguien merodear por la morada, antes de que sucediese el asesinato.

-Ya les dije que no-gritó Erik.

-Cálmate, vale.

-No, no vi a nadie. Soy inocente de ese crimen.

El sospechoso apretó su revólver contra la cara de Filton y el grueso ayudante quiso sacar su arma, pero el sheriff pidió que no lo hiciera. También imploró al mejicano que se tranquilizase. Tras unos minutos, el joven secuestrador se relajó y pidió a Liverpool un favor.

-Quiero que demostréis mi inocencia y encontréis a ese hijo de perra que le hizo eso a Hannah.

-¿Si demuestro tu inocencia, soltaras a mi amigo?-pidió Samuel preocupado.

Erik reflexionó lo que este le preguntó y le respondió un sí con la cabeza. El ayudante le preguntó a su amigo.

-¿Estás bien?

-Deseando que acabe esto-se jactó el ingles.

-Intenta resistir hasta que vuelva, no quiero que te maten en mi cumpleaños-siguió con la broma Samuel.

El ayudante se va de la oficina, Erik pidió desde dentro.

-Quiero que me traigan al verdadero asesino ante mí.

-No te preocupes, le traeremos aquí-contestó uno de los ayudantes desde fuera, alzando la voz.

El mejicano se rió, dado a que estaba en la oficina del sheriff.

***

Mientras tanto, Samuel Paz estaba buscando por todo Villa Rocosa a su hija Bárbara, preguntando por todos los salooms y tiendas. Laura, la madre de la joven estaba preocupada. Nadie sabía dónde estaba, pensó entonces en preguntar por el hombre al cual vio en el saloom de Josh Wincott y el cual rondaba a su familia. Sam nunca olvidaba una cara, sabía cómo era ese hombre maduro. Empezó preguntando cerca del establecimiento donde había ido a comer, el hombre con cara de perro no le había a ver. Los vecinos no sabían quiénes eran esos hermanos Stevens. Cansado, se fue al saloom de Rob Jobs para beber una cerveza. El camarero de ojos saltones le sirvió, este se la tomó de un sorbo y se le preguntó sobre si había visto su hija, enseñándole una foto familiar. Este contestó limpiando un vaso.

-¿Ha desaparecido?, no tenía ni idea.

-Sí, gracias por la información-dijo el padre de la secuestrada.

Pensó en que era un poco tonto, dado a que este le había preguntado preocupado donde estaba su hija serio. Se fue del establecimiento pagando dicha cerveza. Anduvo durante un buen rato, interrogando de nuevo a los vecinos. Un lugareño respondió haber visto a su hija montándose en un carruaje. Le enseñó donde estaba aparcado. Se lo agradeció, el hombre se fue en una dirección mientras Sam miraba por las ventanas de la carreta, estaba echada las cortinas. Llamó, no abrió nadie. Descubrió que la puerta estaba abierta, no había nadie dentro. Investigó el sitio, averiguando un pasquín arrugado, donde estaba dibujada la cara de Brad Stevens, con una recompensa de mil dólares si le cazaban vivo o muerto. El padre se mosqueó. De repente se escondió, al ver movimiento fuera, era Brad. El mago con aire tranquilizador fue hacia la cama cuando fue empujado por el grueso sheriff de Arkansas. El ilusionista se pegó una torta contra la cabecera de la litera, se dio la vuelta. El hombre se asustó cuando vio el cañón del arma apuntándole en el centro del rostro. El padre de Bárbara le preguntó serio.

-¿Por qué rondabas esta tarde el saloom de Josh Wincott?, ¿a quién mirabas con tanto interés?

El interrogado no respondió, el sheriff amartilló su arma. Brad, asustado, respondió.

-Sí, estaba admirando a una joven.

-¿Es a esta joven?-lanzándole una foto familiar.

Cuando el ilusionista miró dicha imagen y reconoció a la chica, se asustó y este le preguntó al interrogador.

-¿Es tu hija?

-Se llama Bárbara Paz y si, es mi hija. Contéstame a una pregunta, ¿qué quieres de ella?

El interrogado tragó saliva y respondió con miedo.

-A ella, la amó.

-Podría ser tu hija.

-Lo que siento por ella es de verdad. La quiero.

-¿Y mi hija sabe esto?-golpeándole con el pasquín en su cara.

-Esto fue hace tiempo, pero le juro...

-¿Ella lo sabe?, porque mi hija nunca estaría con un bandido.

-No, se lo contaré.

-Mira, me importa un carajo lo que hicieras en el pasado, pero si le rompes el corazón a mi hija, te mataré.

-¿Que quiere que haga para ganarme su confianza?-preguntó Brad con miedo.

-Decirme donde esta mi hija.

-Se fue, no lo sé adónde.

-Pues me vas a acompañar a buscarla y le vas a confesar tu pasado. Nos lo vas decir a todos, incluida mi esposa.

El mago se levantó de la litera cogiendo el pasquín donde venía su cara. Asustado, se fue con el sheriff hacía afuera del carromato. Empezaron a preguntar.


Por otro lado, Bárbara Paz entró en la habitación alquilada del establecimiento de Jack Lemond. Laura, al ver a su hija, la abrazó y la preguntó con una sonrisa forzada.

-¿Dónde estabas?

-Dando un paseo, siento no haberos dicho nada.

La madre la soltó y la joven volvió a preguntar.

-¿Donde está papa?

-Buscándote. Nos has dado un susto de muerte.

-Lo siento.

-Dime una cosa, ¿era verdad que a ese hombre le gustas?-preguntó la mujer mayor más tranquila.

-Le amó.

-¿Qué?, ¿podría ser tu padre?

-No seas exagerada, solo tiene diez años más que yo.

-Pero no quiero que sufras.

-Con él no, con él no.

Laura la acarició el pelo ondulado rubio y le dijo.

-¿Pero podré conocerle?

-Claro que sí.

Las mujeres se fueron del cuarto y salieron del establecimiento despidiéndose del dueño del saloom. El barman se acarició su bigote mejicano y pensó en su hija Zoe.

***

Diez días antes.

En el calabozo, Erik estaba asustado por que le iban a acusar de asesino de Hannah Murphy. El calor hizo que Warren se saliese al umbral de la puerta principal de la oficina. En ese momento, vio a Ty Long yendo hacía él. El alcalde le dijo nervioso.

-Me están presionando por el asesinato de esa joven, dado que era querida por los vecinos y su padre era buena gente. Así que-cruzó los dedos- decirme que tenéis al asesino.

-Él dice-señalando al sospechoso-que no lo hizo.

-Me importa un carajo, Filton tu eres sheriff y sabes cuando la gente miente.

-Y ese hombre no miente.

-Acúsale de una vez.-dijo serio.

-No me amenace.

-Te lo estoy pidiendo como favor, la gente, amiga de esa Hannah Murphy, quiere justicia y están plantados delante de mi puerta-señalando a su oficina.

Warren vio el panorama, unos cuantos vecinos juntos y gritando "queremos justicia". Ty, supo que el mejicano era un ladrón y pidió que le acusase de esos delitos. Filton se lo pensó y vio que si no hacía lo que los vecinos de la víctima querían, no le votarían para volver a ser sheriff. Pensó en su soberbia y entró de nuevo en el calabozo.

-Erik, queda arrestado por el asalto al banco de Fuente María y por el asesinato de Hannah Murphy.

El sospechoso se sorprendió de tal acusación. Samuel le puso las esposas.


Actualidad

Eran las diez menos cuarto de la noche cuando Edward Richard y Samuel Liverpool fueron al escenario del crimen, lo analizaron de nuevo. Hallaron un anillo debajo de una de las baldas de madera, lo cogieron y vieron inscrito un mensaje, se preguntaron ¿de quién sería?, ¿habría alguien más en la casa?


Fueron preguntando por toda Villa Rocosa en relación al anillo. No obtuvieron respuesta. La última parada fue el lugar de Jack Lemond, donde el mejicano con bigote grueso lo reconoció en seguida y se lo dijo.

-Lo he visto antes en las manos de un mejicano.

-¿Y cómo se llama?-preguntó uno de ellos.

-Chuy no se qué más.

-¿Y cómo es?-dijo Edward sacando la libreta.

-No hace falta, está ahí mismo-señaló Jack hacía un hombre que estaba al fondo del establecimiento.

Los ayudantes fueron hacía el desconocido y le preguntaron.

-¿Chuy?

El grueso hombre con traje elegante y más bajo que ellos le respondió desconcertado.

-Sí, ¿ustedes quiénes son?-volviéndose a meter el puro en su boca.

-Ayudantes del sheriff, ¿le suena este anillo?

El sospechoso maduro lo cogió al vuelo y se quitó el cigarrillo con la otra mano. Sopló el humo y les respondió.

-No me suena.

-¿Esta seguro?-preguntó Samuel.

-Sí.

En ese momento se le cayó algo de su chaqueta al suelo. Edward Richard se fijó y se agachó a recoger dicho objeto, era un trozo de uña, Samuel lo vio y pensó que podría ser el asesino de Hannah Murphy. Uno de ellos se fijó en los arañazos que tenía en su rostro y le preguntó.

-¿Que le ha pasado?, ¿se ha peleado con alguien?

-No, he pasado por debajo de un árbol y me he hecho esto-señalándose a la cara.

-¿Y cómo fue a parar este trozo de uña a su prenda?-preguntó, enseñándole la prueba.

-No sé cómo fue a parar esa mierda a mi chaqueta.-dijo Chuy jactándose.

-Pues por esa mierda queda detenido.

El sospechoso se quejó mientras Samuel le ponía las esposas y se lo llevaban del establecimiento. Los amigos de Warren llevaron al sospechoso ante el secuestrador. Erik apuntó al sospechoso y le reconoció enseguida.

-Tú eres el hombre que entró a ver a Hannah Murphy después de que yo saliese.

-¿De qué me habla este tío?-preguntó Chuy jactándose.

-De Hannah Murphy-respondió Edward.

-¿Quién es esa mujer?

-Sera mejor que empieces a recordar, porque si no, se lo explicaré a ellos-dijo el mejicano.

Los agentes de la autoridad querían saber que era lo que sabía el mejicano sobre Chuy. Por eso, le interrogaron.

-¿Que es lo que sabe usted de Chuy?

-Que la maltratabas cuando bebías, que eras un borracho de mierda y lo único que hacías era beber y pegar-dijo este apuntando al sospechoso.

-¿La mataste?-preguntó Warren.

-No la conocía-dijo Chuy excusándose.

-!No más mentiras¡-gritó Erik.

-Mirad en el segundo cajón de mi mesa, ahí está un informe que me enviaron desde Canyon Diablo, un pueblo cercano a este. Dicho papel mencionaba que la autoridad habló con un tal Chuy, y que curioso, el sheriff que le interrogó dijo que era una persona que se parecía a usted.-exageró Filton.

El sospechoso se asustó y cambio de expresión. Todos los de esa habitación notaron dicho cambio y quisieron saber si la mató.

-Sabemos que Hannah era una mujer de la calle antes de conocerle a usted. Según el sheriff de Canyon Diablo usted le pidió casarse con Hannah y llevársela de ese mundo.-continuó el ingles.

-Pero ella volvió aquí, ¿por qué sería?-preguntó Samuel.

-Por que la maltratabas, bebías, te endeudabas. En fin, ¿quién iba a querer estar con un hombre así?-siguió Warren.

Chuy tragó saliva. Edward continuó mirándole.

-Por esa razón, ella se fue de tu lado y volvió a Villa Rocosa, a su antiguo hogar. Seguramente usted la estuvo buscando durante un tiempo.

-Hasta que al final la encontró. Seguramente descubrió que volvió a su antiguo oficio, pero tenía que buscar a un chivo expiatorio. Porque no a un ladrón que tenía una deuda, ¿no Erik?

-Así es-respondió a Warren.

-¿Y quién te va creer?-preguntó Chuy jactándose.

-Yo, yo le creo. Usted fue quien tomó un tragó con el ladrón aquí presente en el saloom de Jack Lemond, usted le comentó lo que le ocurrió con su esposa, de lo fulana que era y de que como lo pagaría.-confesó Filton.

-Él no sabía quién era. Seguramente le siguió y vio como Erik conocía a su esposa en la calle, ya sabe, su antiguo trabajo. Les vio intimar en la antigua casa de ella, el escenario del crimen. Cuando aún estaban en la cama, usted cambió su revólver por el suyo-señalando al secuestrador-Esperó a que se marcharse y así poder dispararle un tiro en la cabeza a su mujer, con el revólver de Erik. Pero, ¿qué paso?, ¿por qué no la disparó?-preguntó Samuel.

-Yo no lo hice-se defendió el acusado.

-Creo que tengo una respuesta para lo que pasó. En un principio iba a dispararle en la cabeza, pero una de las vigas de madera rugió y ella se despertó, le descubrió y empezaron a discutir. La cosa se calentó y usted la ahogó con un cojín o una almohada-dijo Filton-dejaste el revólver de Erik en la habitación de Hannah y te fuiste.

-No tienen pruebas-dijo Chuy.

-En realidad sí, tengo un trozo de uña en tu chaqueta que es de Hannah, lo hemos confirmado.-mintió Samuel.

-Y también el anillo que llevabas-comentó Edward, señalando a la marca de la mano de Chuy-que seguramente se te calló durante el forcejeo, ¿por qué no te lo pruebas?

El mejicano se rió y Samuel le apretó el brazo, obligándole así a ponérselo. Había coincidencia. Chuy cabreado y sin contenerse más, confesó. Tras oír dicha verdad, Erik, nervioso y lleno de odio porque alguien le había incriminado en un asesinato, apuntó con el revólver a Chuy. Los ayudantes hicieron lo mismo, pero a él.

-Baja el arma-pidió el sheriff a Erik-escúchame, le tenemos. Ha confesado el crimen.

-Él mató a Hannah-dijo el mejicano nervioso.

-Lo sé y pagará por ello. Deja que me ocupe de él enviándole a la prisión.

-Esto es el oeste.

-Pero si le matas, ellos te mataran. Chuy acabará en la horca-confesó Filton.

El secuestrador se tranquilizó y bajó su arma. Chuy se rió, los ayudantes le encerraron y el sheriff pidió a sus amigos que le dejase hablar un momento con su secuestrador. Lo hicieron, Erik, más tranquilo, dejó que el ingles hablase y le pidiera perdón por haberle acusado injustamente.

-Siento mucho haberte acusado de ese asesinato, ahora enviare un telegrama a Two Guns para que solo te acusen de los robos. Te caerá un tiempo, pero saldrás en poco.

El mejicano le estrechó la mano y este respondió.

-Además, conozco a alguien de ese pueblo que te tratara bien si se lo pido-refiriéndose a Luke Chester , el sheriff de ese pueblo.

-De acuerdo, aceptó el trato.

-Bien. No voy a acusarte de haberme secuestrado, al fin y al cabo, mi ego me llevó a encerrarte.

Por primera vez el mejicano fornido sonrió y dejó que el de la autoridad le volviese a encerrar en los calabozos.

***

Eran la una menos cuarto cuando Brad Stevens y Samuel Paz aparecieron por el saloom de Jack Lemond y se encontraron con Bárbara y Laura. Los ojos de los enamorados se volvieron a cruzar, el mago se quedó helado al no saber cómo explicarle quien era de verdad a su dulce amor. Los padres de Bárbara vieron a su hija besar a ese hombre maduro. El grueso hombre sheriff de Arkansas intervino.

-Es hora de contar la verdad.

La chica dejó de abrazarle y le preguntó a su padre y a su novio.

-¿Qué?, ¿qué verdad?

Los ojos azules marinos de Brad se quedaron sin pestañear. Empezó a sudarle la mano y la frente. El grueso hombre le entregó un pasquín a su hija. La joven se quedó muda al ver quién era el verdadero hombre con el que estaba. Se acarició su pelo ondulado rubio y le miró enfadada.

-¿Por qué te persiguen vivo o muerto?-preguntó ella.

-Escucha, yo te lo iba a contar, pero no sabía cómo y...

La hija, no pudiendo más, le abofeteó la cara y se fue del establecimiento llorando. Brad se sentó en una de las mesas de madera y empezó a llorar a moco tendido. En su interior sentía una culpa por haberla mentido. Jack le dio unos cuantos pañuelos y le trajo una cerveza. Los padres de esta se fueron del saloom. El ilusionista se bebió la cerveza y la pagó. Cuando fue a salir del bar, se tropezó con el duo de los ayudantes del sheriff. Brad pidió disculpas a Edward y siguió su camino. Al entrar en el saloom, el mejicano de los gruesos bigotes sacó un pastel de chocolate y lo puso en la barra. Un minuto después entró el sheriff y se sentó junto a sus amigos, cantando el feliz cumpleaños a grueso Liverpool.

FIN 

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