6x01:Jack

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Primer caso


Pasa el tiempo en Villa Rocosa desde que Dolph Reperton murió. En el pueblo se monta cada vez más salooms.

La casa de la difunta Jessica Flanders aún está vacía, esperando nuevos inquilinos.

Hace mucho calor. José Sánchez, un poco más grueso, está atendiendo en su impoluta consulta médica a una mujer que se llama Marina. Esta está tosiendo mucho. La mujer es joven, morena, cabello largo y unos ojos que llaman la atención. Viste con un camisón veraniego blanco. Ella dice llamarse Marina Rojas. El galeno, sonriente le receta una medicina y ella se marcha. Por el pasillo de la segunda planta de un saloom, que es donde se encuentra la consulta de José, va caminando Edward Richards, un poco más fornido y se ha dejado bigote. Este recuerda su romance con Shonda Williams, que acabó muy malamente. Pero todo eso se le pasa cuando se cruza con Marina por el pasillo. Edward y Marina se miran durante unos segundos y se gustan. Él sonríe. Ella también. Edward entra en la consulta y habla con José un rato de la vida. Richards le menciona a la joven que ha visto por el pasillo y el otro se echa a reír. En ese momento, un huésped grita en una de las habitaciones colindantes y ambos hombres van a ver lo que sucede. En el escenario del crimen, hallan a un hombre tumbado en una desastrosa cama de un cuarto sin ventilar. La víctima es un varón caucásico, de vestimenta veraniega y con el pelo un poco largo despeinado. Tiene las facciones medianas y ojos claros. Sánchez echa un vistazo rápido al difunto mientras Edward averigua, gracias a interrogar a los huéspedes y a John como se llama la joven víctima y quien fue la última persona que lo visitó. El muerto se llama Chris y la última visita que tuvo fue Marina Rojas. Cuando Edward le enseña quien fue la última persona que visitó a Chris, José se sorprende. Sánchez halla mocos en uno de los brazos y piensa que podría haberle asesinado por unos pinchazos que haya en dicho brazo. José es llamado por otro ciudadano por orden de Filton para que fuese a otro sitio. El galeno, cansado y sudoroso, obedece.

Edward va a buscarla. Al bajar, el dueño del local dice que vio también a otro hombre que habló con Jack minutos antes de que el segundo se subiese a su habitación. Dicho desconocido, que también está registrado en el saloom se llama Jack. Edward se lo agradece y sale del saloom en busca de esas dos personas.

Más tarde, tras descansar un poco, comiendo algo por el camino, halla a Marina Rojas en otro saloom. Ella está estornudando cuando Edward la sorprende. Marina pide disculpas y se fija en el acicalado bigote de él, que le llama la atención. Él la interroga acerca de la muerte de Chris y de si conocía a un tal Jack. Le enseña un boceto. Jack es un joven apuesto, con el pelo rubio y acicalado. De facciones grandes y ojos claros. Rojas asegura que no le conoce y que no asesinó a Chris. Le comenta que ella y la víctima eran amantes y estuvo momentos antes de que ella fuese a la consulta del doctor en su cuarto, haciendo el amor. Y se fue del cuarto porque empezó a encontrarse mal. Edward la cree y le advierte que no abandone el pueblo. Ella contesta que no lo hará, sonriéndole. Él pide permiso para registrar las pertenencias que lleva encima. Ella le deja. Edward no haya ninguna aguja. Se va del saloom volviendo a sonreír.

Más tarde, Edward Richard, tras haber bebido bien de agua y haberse refrescado un poco el rostro, interroga a los vecinos por si alguien había visto a Jack por el pueblo. Varios vecinos aseguran haberle visto saliendo hace nada de un saloom. El hombre de la autoridad le alcanza y habla con él bajo un techo de un local. Jack le comenta que conocía a Chris porque ambos robaron mucho oro a un terrateniente peligroso en Illinois, pero le asegura que el botín se lo repartieron después. Edward le pregunta dónde está su parte. Jack pide a cambio dos cosas (que le protejan de Juan Villa, ese terrateniente, y confesar quién podría haber matado a Chris). El ladrón confiesa que puede haberle matado su otra amante que tenía aparte de Marina Rojas, es una tal Elise. Confiesa que vive cerca de donde están. Jack le dice a Edward cuando le pregunta el porqué no podría haber sido la asesina. Es porque ellos fueron novios en el pasado, antes de que Rojas le dejase por Chris y no es una asesina. En cambio, Elise es celosa y avariciosa.

Jack acompaña a Edward hasta la pequeña vivienda de una sola planta donde vive Elise. Ella es una negra de cabello rubio largo. Agraciada de rostro y algo maquillada. Lleva una vestimenta veraniega. Sus ojos color marrón llaman la atención de ambos hombres. Jack presenta a Edward a Elise. El ayudante de la autoridad comienza un duro interrogatorio cuando ve encima de una mesa de madera una aguja hipodérmica.

Elise confiesa que mata a Chris por celos y porque le intenta chantajear con el oro que él y Jack habían robado a Juan Villa. Edward le pregunta dónde está el botín y la otra se lo enseña. Está escondido bajo su cama. La litera está dentro de una habitación en penumbra.


Segundo caso


Mientras Edward investiga el crimen de Chris, en la calurosa tarde de ese día, José Sánchez es llamado tras analizar el cuerpo sin vida de Chris en uno de los saloom, a un rancho a las afueras de Villa Rocosa.

Tras beber varios vasos de agua y enjuagarse el rostro un par de veces va a dicha propiedad. Allí ve al sheriff Warren Filton, un poco más delgado y algo apenado, aunque ya ha pasado suficiente tiempo desde la muerte de su novia Jessica Flanders, de pie, delante del cuerpo sin vida que acababan de encontrar unos vecinos. Filton echa de menos a Jessica. Al llegar Sánchez al lugar de los acontecimientos, ve al sheriff con un vaso de agua, ya es el tercero, bebiendoselo. Warren le comenta que la víctima que tiene delante se llama Roger según los vecinos, la esposa del difunto y los criados. La víctima es un hombre negro alto, fornido y calvo. Tiene facciones grandes. El doctor echa un primer vistazo al cuerpo y ve que posiblemente murió por un tiro de un calibre pequeño, como una Derringer. Según la descomposición, falleció hace una hora, más o menos.

Warren se lo agradece. En ese momento, interroga a uno de los criados de Roger, con el cual no había hablado, un tal Bob. Un hombre alto, caucásico, de ojos claros y calvos. Parece buena persona. Warren le interroga y este asegura que estaba con los demás criados cuando asesinaron a su jefe. Igual que el resto de los criados, Bob, solo escucha el tiro. Más tarde, Filton corrobora lo que dice Bob con el resto de los demás sirvientes y ve que es cierto. El calor le está matando, pero aún así, habla con Kara, la mujer de Roger, que está echada en la cama, en su cuarto. El hombre de la autoridad pide permiso para entrar a la habitación y hablar con la mujer tras haber llamado. Kara es una mujer de estatura baja, con el pelo moreno rizado y a la vez arreglado. Su rostro caucásico es bello y lo que más llama la atención es su sonrisa. Fue por eso por lo que Bob se enamoró de Kara. A Filton le agrada lo arreglada que va la dueña de la mansión. La interroga sobre el asesinato de Roger y el dónde estaba cuando sucedió. Él nota algo extraño por lo nerviosa que está, aunque no tiene pruebas contra ella. Da las gracias y baja a la planta principal. Se dirige hacia donde ha muerto Roger, viendo a José montado en su caballo. "Yo ya he acabado, ¿Tú?", pregunta José, enarcando las cejas. "Yo también, amigo." Ambos hombres, montados en sus respectivos animales, vuelven a Villa Rocosa para avisar al enterrador y también para beber algo fresco.

Ya de noche, y habiéndose duchado y cenado Warren, vuelve a la oficina. Se abanica varias veces con una mano, aunque ya no hacía tanto como esta tarde. Está redactando un informe cuando ve entrar a Tamara, una criada de Roger y Kara a la cual ya había interrogado antes. Sabe que fue testigo del crimen de su amo y que vio de lejos al asesino, pero no sabría identificarlo. Filton no se lo tragó, pero no consiguió nada tras haberla presionado un poco. Tamara es una mujer espigada, bien vestida, morena y con unos ojos claros. Agraciada de rostro y en ese momento está asustada. Warren le ofrece un poco de agua para que se calme y sentarse. Ella lo hace. Tamara confiesa que sí que vio a quien mató a Roger, y el motivo por el cual lo pudo hacer la asesina. La criada cuenta que ella estaba enamorada de Roger y que la mujer de él, Kara lo supo de alguna manera. Intuye que está celosa, discute con su marido y al final le mata con un tiro. Warren en ese momento, pide a Tamara que se calme y que la acompañara al rancho. La testigo se lo agradece.

Más tarde, el sheriff, en el rancho de la víctima, cansado, acompaña a Tamara a su habitación y luego va a la de Kara. Allí ve a la dueña del rancho limpiando una Derringer. Filton entra con una confesión escrita por Tamara y se la enseña a Kara. La dueña maldice a su criada, el romance secreto con Roger y al difunto. Admite que lo hizo por celos y que lo de la coartada no era verdad. Filton la detiene.


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