6x06:Negocio familiar
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Pasa el tiempo desde que se resuelven ambos casos.
Primer caso.
Es un día cualquier. Son más de las dos de la tarde cuando unos lugareños, en el saloom de Jack Lemond, descubren mientras ingieren los alimentos, varios trozos humanos en la comida. Se asustan y gritan. Uno de ellos avisa al sheriff. Warren y Samuel, antes de ir a la taberna, van avisar al doctor a su consulta. Un tiempo después, los dos hombres de la autoridad junto al doctor, van al saloom de Jack Lemond y echan un vistazo a los alimentos. Liverpool está un poco más delgado, sin bigote y se ha cortado el pelo. Mientras los hombres de la autoridad interrogan a los testigos, incluido al propietario, para averiguar cómo llegó esos pedazos humanos a la comida, José echa un vistazo más de cerca a los trozos y teoriza que las distintas partes humanas halladas en la comida pueden ser de distintas personas porque haya uñas pintadas y un pezón con cabello alrededor, posiblemente de hombre entre los ingredientes. Warren y Sam, con la poca información obtenida, comienzan a buscar por el pueblo.
Por otra parte, Juana Reyes y su hija Annie, esta última más mayor de estatura y bella de rostro, parecida al de su difunto padre Alvin, están sacando las maletas, en dirección al carruaje cuando se tropiezan con Bárbara Paz. Paz está ahí porque le gusta Villa Rocosa y aparte su marido, Brad Stevens, que está de gira por distintos estados para presentar sus espectáculos de magia, estará en Villa Rocosa en unas semanas y disfrutará de unos largos días de vacaciones con su futura mujer. La función es en unas semanas. Por eso, tanto Juana, como Annie, notan a Bárbara contenta. La joven Paz tiene el cabello rubio suelto y va vestida elegantemente. Las tres mujeres hablan un poco a la intemperie sobre sus vidas. Luego, Juana y Annie cogen de nuevo las asas de las maletas y vuelven a ponerse otra vez de camino hasta el carruaje, que las está esperando para salir del pueblo. Se despiden de Paz y continúan su camino. Chris, un hombre corpulento, fornido y grande como un armario. Está cargando las cosas de los distintos pasajeros arriba del carruaje, atándolas con varias cuerdas para que no se cayesen los objetos. Se choca con Juana y la pide perdón. Está Se presenta ante Juana, Annie y el resto de los pasajeros como su conductor cuando los ve dentro del vehículo. El rostro alargado y tosco de Chris, hace que los turistas desconfíen un poco de él. Además sus ojos verdes claros infunden respeto, a la vez que temeridad. Y por último, su vestimenta sucia y arrugada (una camisa de manga corta con una chaqueta de cuadros abierta), hace que la gente piense de él que es un guarro.
Más tarde, Warren y Samuel, examinando en la consulta del doctor, con ayuda del galeno, los trozos humanos, hallan en uno de ellos, una minúscula pegatina. La despegan de la carne con cuidado y José coge la lupa. En el papel hay una dirección legible. En ese momento, se les ocurre enviar unos cuantos telegramas a los estados colindantes con la descripción de los trozos humanos para ver si hay suerte y alguien identifica algo, aunque es improbable. Después, Warren y Sam le aconsejan a José que entierre esos trozos humanos y ventile bien el cuarto dado al calor que hace dentro. El galeno está de acuerdo con la sugerencia. Warren y Sam se marchan de la consulta. Ambos hombres van a la estación de ferrocarril para enviar los telegramas.
Por otro lado, Chris despista a sus pasajeros, dirigiéndose con el carruaje a unas minas abandonadas. Los turistas comienzan a asustarse, intentando preguntar al cochero que es lo que estaba haciendo. Chris se ríe. Los otros intentan salir, pero la puerta del vehículo está atrancada desde fuera. Se asustan y piden que pare. El conductor no hace ni caso.
Pasan unas horas y el sol está decayendo poco a poco, aunque todavía hay luz. Sam informa a Warren cuando recoge las respuestas de los telegramas que han mandado. Ambos, tras leer que aquella pegatina pertenece a una marca de carruajes que es famosa en varios estados, van preguntando por el pueblo acerca de la pista que tienen hasta que dan con Bárbara en una taberna del pueblo. Ella, aseada hace poco, les comenta que había visto a Juana y a su hija subirse a un carruaje que tenía la misma pegatina y salir del pueblo. Le preguntan que si hace mucho y la joven responde que fue hace 4 horas. Los otros se van con el corazón en un puño porque temen que los que habían troceado a las víctimas, pueden ser los mismos que tienen a Juana y a su hija. Y es que parece ser que la pegatina del carruaje es propiedad de la familia Mariposa. La misma familia que puede que matase a Erik, un periodista desaparecido hace tiempo y del cual puede que pertenezca el pezón encontrado, y sus dos hermanas, también desaparecidas, que habían ido con él a investigar unas extrañas muertes, presuntamente perpetradas por dicha familia.
Por otro lado, Juana, su hija Annie y el resto de pasajeros, encerrados en varias jaulas, dentro de una mina que huele fatal, conocen a una familia de sicópatas. Asustados, ven que el cochero es uno de los secuestradores. El resto de los compinches se presentan ante los rehenes con una risa malévola. Chris es el que está más a la derecha de los criminales. Al lado suyo, está un hombre de estatura baja, mal vestido y con unos dientes sucios. Este se presenta como Ezra. Al lado de este está una mujer joven con la cara desfigurada que se presenta como Rorelee. Al lado de ella se encuentra un tipo flaco, pero algo fornido. Se presenta como Ewen mientras se ríe nerviosamente. Y en medio de aquella fila se encuentra el padre de todos esos bastardos. Un hombre corpulento, de mediana edad y mal vestido. Lleva una chaqueta por encima negra. Tiene el pelo un poco largo y se presenta como Phil. Parece ser el líder y es el que les cuenta el porqué están retenidos a los pasajeros.
Parece ser que había una guerra entre las autoridades de varios estados y ellos, incluyendo a los propios hombres de la ley de Villa Rocosa. Antes de que Warren ocupase el puesto del sheriff, el antiguo José Jiménez les prometió vivir en unas minas abandonadas, que es la que habían estado usando como una de las muchas guaridas. Dicho refugio era donde se mutilaban a sus víctimas tras secuestrarlas. El motivo de raptar a gente y asesinarlas era que los ayudantes de los sheriffs que prometieron refugio a dicha familia asesina, no respetaban el trato, y cada vez que hay algún caso relacionado con ellos, los ayudantes de la ley, lo investigaban, no dejando en paz a la familia. Y de ahí que se trasladen a otro estado donde nadie les conozca. Aparte de ser unos sádicos y unos caníbales. Pero, aparte del disfrute que se pegaban cuando asesinaban a alguien lo hacían por venganza, para que los hombres de la ley que no estaban de acuerdo con dejarlos en paz, se acordaban de ellos. Y Villa Rocosa era una localidad que, desde que José Jiménez se fue, cualquier indicio de secuestro y que tuviera que ver con ellos, Warren y los otros dos, lo investigaban.
Phil acaricia la cara a la joven Annie y se ríe. Juana le amenaza.
-Vuelve a tocarla, y te mato.
Ezra la asusta, golpeando los barrotes con un palo. Los criminales se van y los rehenes siguen asustados.
Pasa la noche y ninguno de los rehenes ha muerto. Asustados, pero alertas, uno de los retenidos descubre un agujero estrecho, pero grande. Lo comentan entre ellos. Por la dirección del sol que se ve a lo lejos de la frondosa mina, debe ser el alba. Al final, llegan a la conclusión de que quien cabría por el agujero sería Annie. Esta está de acuerdo en meterse dentro y hallar una salida en contra de su madre. Madre e hija se abrazan fuertemente y Annie se marcha del lugar con cuidado, sin hacer ruido para no levantar sospechas.
Mientras, en Villa Rocosa, Warren Filton, que tiene unas ojeras por la falta de sueño, cabalga junto a Sam Liverpool hasta la carnicería de la familia Mariposa. Allí son atendidos por Chris y Phil. Los cuatro hombres se conocen bastante bien. Por eso, Warren hace las preguntas directas aunque sabe que no va a obtener ninguna respuesta.
-Ayer por la tarde, Chris, una testigo se identificó subiéndome a un carruaje para llevarte a unas cuantas personas a otro estado, ¿puedes confirmar que han llegado sanos y salvos?
Chris no responde.
-En ese carruaje iban Juana y su hija Annie, como les haya pasado algo.-confiesa, poniéndose nervioso Filton.
Sam le para suavemente, tocándole el hombro. Filton se contiene.
-Vamos, sabéis a lo que nos dedicamos y sabéis que no hemos tenido nada que ver con nada criminal.-interviene Phil, moviendo las manos.
-No somos amigos, ni familiares. Así que para ustedes, nosotros somos sheriff o ayudante, o bien sr. Filton o sr Liverpool.-corrige Warren.
Phil lo capta.
-¿Y qué saben de unas víctimas troceadas? Una de las partes, llevaba una pegatina de su otro negocio de carruajes pegada a él.-pregunta Liverpool, enseñándoles las pruebas.
-¿Quieren registrar mis negocios?, conseguí una orden. Hasta entonces, adiós y buen día.-termina Phil, llevándose a su hijo del almacén.
Los hombres de la autoridad también se van de allí.
Annie, consiguiendo escapar de aquella oscura y sucia mina, llega corriendo, un poco desorientada a Villa Rocosa. Ella se tropieza con Bárbara y la otra ve a Annie muerta de miedo, helada y con los labios sedientos.
-Annie, ¿Qué te ha pasado? Oh, Dios, ven aquí, debes de estar congelada.-pregunta Paz a la vez que abraza a la joven.
Pasa un buen rato hasta que la niña, aún estando en shock, se recupera un poco. Ella ha comido algo y está hidratada. Dificultosamente describe ante Warren y Sam como es aquel lugar, como son los secuestradores y cómo ha escapado de allí. Warren le coge de la mano y se pone a la misma altura que ella, dado que Annie está sentada en un taburete, acompañada de Bárbara. José la he echado un vistazo y le ha limpiado los raspones que tiene.
-Lo has hecho muy bien. Encontraremos a tu madre.
Warren le guiña el ojo y le pide a Bárbara que cuide de Annie. La otra lo hace sin pensárselo dos veces. Afuera de la oficina, Warren pide a Sam que reúna a un gran equipo de hombres, que sepan disparar bien porque van a ir hacia un rescate.
Pasan unas horas. Warren y Sam son acompañados por un pequeño ejército de granjeros, armados hasta los dientes, entran en las minas para rescatar a los rehenes y matar a los secuestradores. Filton, que es el que lidera la expedición, pide que se separen al ver que hay dos caminos en una intersección. Warren va por el camino de la izquierda. Un rato después, ven a uno de los secuestradores durmiendo (Ezra). Le asesinan, tapándole la boca mientras le cortan el cuello. Ewen, por otra parte, ve al grupo liderado por Samuel a lo lejos y dispara. Eso alerta a Rorelee, que está vigilando a los recluidos. Los ciudadanos de Villa Rocosa matan sin compasión a Ewen al ver que había herido y matado a unos cuantos lugareños.
Rorelee ve al grupo de Warren acercarse con lámparas de queroseno y dispara sin compasión. Chris, junto a su padre se llevan a Juana como rehén fuera de las minas. Warren y su equipo tirotean, asesinando a la criminal desfigurada. Rescatan a los rehenes y los sacan de allí.
-¿Y Juana?-pregunta Filton al rato, al no verla entre los rehenes.
Es en ese momento cuando escuchan un grito afuera de las minas. Warren, Samuel y el resto de personas salen de aquella mina. Los hombres de la ley ven a lo lejos a Chris y a Phil llevarse a Juana como rehén. Se montaron en sus caballos y galoparon deprisa hacia Villa Rocosa.
Se detienen en la carnicería Mariposa y desenfundan las armas. Entran en el interior, con el corazón en un puño. Sam mata a Chris cuando este le dispara, errando el tiro. Phil sale de su escondite al rato, aferrando a Juana del pelo como rehén y exige a los hombres de la ley que soltasen las armas.
-¡Bajad las armas, o me la cargo!-grita Phil nervioso.
-Yo creo que no.- dice Warren, sin dejar de apuntar al truhán con el revólver.
-Ah, no.-asegura Phil amartillando el revólver.
-Está bien, lo haremos.-responde Warren, mirando a su amigo Sam para que soltase sus armas de fuego.
El otro lo hace, al igual que Filton. Pero en ese momento, Sam saca otro revólver escondido en los pantalones y mata a Phil de un disparo en la cabeza.
-¿Estás bien?-pregunta Warren a Juana, al verla llorar, en shock.
La abraza y ella pregunta.
-¿Y Annie? ¿Dónde está?
-Está bien, tranquila. A salvo.
Pasa un rato desde que Juana se reúne con su hija en la oficina del sheriff. Ambas están en shock, al igual que el resto de los rehenes. Warren piensa que ha acabado bien la situación. Estando solo con su ayudante Sam en un cuarto pequeño del establecimiento, le pregunta.
-¿Estás bien?
-Sí, al final hemos rescatado a los rehenes. Al final Juana y Annie están a salvo. Pero, ¿Porque murieron las tres primeras víctimas?
-Puede que fuese porque ese tal Erik y sus hermanas fueran curiosos y eso hizo que acabaran muriendo.
-Entiendo.
-Aunque nunca sabremos donde los asesinaron.-se percata Warren.-Jamás hallaron los cuerpos.
-Cierto.
La criada entra en el cuarto. Juana le da un beso en la mejilla a Warren y otro a Sam y les agradece haberles salvado la vida. Sonrientes, se van con la hija de ella a celebrar el rescate.
Segundo caso.
Mientras Warren y Samuel investigan el secuestro de la familia Mariposa, Edward es avisado por un ciudadano porque había habido un crimen. Estando allí, en una caballeriza de un rancho, montado en su caballo. Desmonta y comienza a investigar el escenario del crimen. Lo primero que hace es hablar con el alcalde David Lee y con su amigo Carlos. Este último es grueso. Moreno de rostro al igual que de cabello y de facciones grandes.
Tiene los ojos color marrón y vestimenta elegante. Lo que más le caracteriza de su amabilidad es su sonrisa. Este afirma que sabe quién es la víctima porque la ha visto antes. La joven difunta de las caballerizas se llamaba Ashleigh y era su criada. Esta es una joven morena, un poco agraciada de rostro y con esbelto cuerpo lleno de puñaladas. Dick examina a la víctima y al final determina que el asesino usó un cuchillo posiblemente para matar a la mujer. Edward Richards interroga a todos los criados. Solo uno de ellos sospecha cuando les ve nerviosos. Sus nombres son Francisco y Belén. Ella es caucásica, de estatura baja y agraciada de rostro. Con el cabello largo y rubio. Él es más alto, apuesto, espigado y moreno. Tiene barba desde hace semanas. Edward averigua que es la única pareja que hay entre la servidumbre. Y es una relación secreta.
Edward, quedándose un poco por el escenario del crimen, sin hallar nada, echa una mano al galeno en transportar el cuerpo de la difunta hasta el cementerio.
El caso de la familia Mariposa se está investigando.
Tras eso, va caminando por el pueblo hasta que ve a Bárbara Paz y a Brad Stevens en un saloom. Para su sorpresa, Edward creía que Stevens estaba de gira todavía, pero había venido. Entra en el saloom y saluda a la pareja. Brad, al ser preguntado por su trabajo, le aclara que ha venido antes porque la gira se ha hecho más corta de lo que pensaba, y que había llegado a Villa Rocosa hace poco. Por curiosidad, Richard le pregunta a la pareja sobre Ashleigh y tiene suerte porque la habían visto hace unas horas. La víctima estaba triste cuando la vieron por primera vez los otros dos. Brad y Bárbara la consuelan para que le comente que es lo que la sucede. Ella responde que estaba enamorada de Francisco y que Belén los había descubierto. La mujer rubia, furiosa, la amenaza de que si no le dejaba, iba a sufrir su ira.
Más tarde, tras el almuerzo y haber descansado un poco, Edward regresa al rancho de Carlos. Estando allí, no ve a David Lee y piensa que se ha ido. Dick, con ayuda de Richards cargan el cadáver de Ashleigh y se lo llevan al enterrador en el cementerio. Ve a Carlos fumando en pipa, sentado en una mecedora del porche delantero, Va a hablar con él.
-Buenas tardes.-saludó Edward sentándose con permiso del dueño en la mecedora de enfrente.
-Hola. ¿Has averiguado algo nuevo sobre Ashleigh?
-¿Sabes si Ashleigh tuvo algún affaire con Francisco?
-No, ¿por?
-Porque según unas testificaciones, Belén, la nueva novia de Francisco, la amenazó si se volvía a acercar a ella.
-¿Belén y Francisco están juntos? ¿Ashleigh? ¡Dios!-se sorprende Carlos, acariciándose el mentón.
-¿Podría, con tu permiso, hacer un registro a tu casa? ¿Sobre todo a las habitaciones de Francisco y Belén?-pregunta Edward contemplando el atardecer.
-Sí, por supuesto.
Ambos hombres se levantan de las mecedoras y entran en el interior del rancho de Carlos. Es una casa grande de tres plantas. Decorada, limpia donde se puede convivir. La mujer del dueño ha salido. Carlos da permiso para que registre los cuartos de los sirvientes, que está en el segundo piso. Edward lo hace. Pasan los minutos hasta que Richards halla una camisa ensangrentada en el armario de Francisco. Este se queda estupefacto cuando Edward le acusa, al igual que su patrón. Es en ese momento cuando Richards halla una uña de mujer y detiene las acusaciones que está haciendo Carlos. Mira a Belén, que está en el pasillo, mordiéndose las uñas mientras contempla el interrogatorio.
-No ha sido él. Ha sido ella.-acusa el hombre de la autoridad a Belén.
Ella para de morderse las uñas.
-Fuiste tú, ¿verdad?-insiste, mirándole las uñas a la joven de cabello rubio.
Los ojos claros de la criada miraron al asustadizo y cabreado Francisco.
-¿Te sorprendes? No iba a dejar que esa puta me robase lo que era mío. Tú me conoces. Y sabes lo que pasa cuando se me quita algo que es mío.
-Te peleaste con ella, perdiendo una uña, que se ha caído en el camisón. Tras los arañazos, sacaste el cuchillo y la apuñalaste repetidas veces. Se manchó la camisa de sangre con las puñaladas que le asestaba, y la escondió en el armario de su novio Francisco para que cayesen todas las culpas sobre él-conjetura Edward.
-Es lo que tiene los celos...Que matan.
-¿Se da cuenta de lo que ha hecho?-pregunta el hombre de la ley.
-¿Recuperar lo que es mío?-responde ella mientras enarca las cejas.
-No. Arruinarte la vida, quitando otra.
Francisco está a punto de abalanzarse, lleno de rabia, contra ella cuando es frenado por Carlos y los demás sirvientes. Todos los criados de la casa se quedan sorprendidos de Belén. Saben que es una celosa, pero no que llegase a tales extremos para conservar lo que es suyo.