6x10:Viejos amigos
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Pasa el tiempo desde que resolvieron el caso del motín en la prisión de Two Guns.
Primer caso.
Luke Chester en un día cualquiera de otoño cabalga por el desierto desorientado y mareado. Llega el amanecer. Aparece en el centro de Villa Rocosa, cayendo del animal sin conocimiento. Está herido gravemente. El hombre está tumbado frente al local donde tiene la consulta José Sánchez. Kevin y John Kruger le encuentran al rato y le auxilian hasta el saloom de los Holmes (Hugh y Jessica).
-¡Doctor, traemos a un hombre herido! .-dice Kruger mientras abre la puerta de la consulta.
Lo dejan encima de una mesa.
-¿Quién es?-pregunta Sánchez, preocupado.
-No lo sabemos, pero sea quien sea, está muy malherido.-responde uno de los otros dos.
-Vamos, fuera. Voy a tener que extirpar una bala.-ordena el doctor.
El galeno comienza la operación tras irse John Kruger y Kevin Notherland del cuarto. Al final, aunque le resultase difícil, consigue sacarle la bala y curarle, deteniendo la hemorragia con gasas.
Pasan los días. Luke, ya curado, agradece sus servicios al doctor por haberle curado. Sánchez sonríe y responde.
-De nada.
Tras eso, Luke va al saloom de John Kruger, y viendo allí a sus salvadores, se lo agradece también. En ese momento, en el piso de arriba del local escucha la voz de Chester y se mete en su habitación. En el piso de abajo, Chester preocupado, comenta la situación del porque le habían herido a Kevin y a John. En ese momento entra por las puertas Sam, uniéndose a la conversación.
-Veréis chicos, estoy muy preocupado porque han secuestrado a mi mujer Natalia. Descubrí quién envió la nota amenazadora a mi casa el día del motín. Bien, pues hace unos días, volvieron a enviarme notas amenazadoras, raptando a mi criada. Tengo miedo a que le pase algo porque está en cinta.
-¿Por qué la secuestraron?-pregunta Sam tras echar un vistazo a los anónimos que les enseña Chester.
-Me acusaron de un crimen que no cometí. Hace tiempo, Kevin J., un amigo mío de los Marshall, andaba investigando los negocios ilegales de reses que tenía Stacey Keppler. Lo asesinaron cuando se acercó demasiado. Incluso, creo que Kevin robó en el negocio por un dinero que anda buscando Stacey. Keppler cree que yo sé algo de ese tema y por eso asesinó a Kevin y raptaron a Natalia. Aparte de incriminarme en el asesinato de mi colega.
-¿Quién te disparó? ¿Y por qué huiste de Two Guns?-pregunta Sam.
-Me disparó uno de los tipos de Keppler cuando intenté recuperar a Natalia la primera vez. Eran dos contra uno, que gracia. Uno de ellos me disparó. Yo entonces cogí el caballo y galopé hasta aquí para esconderme.
-Pueden haberte seguido tal vez, ¿Dónde está el dinero?
-Lo tengo aún, pero si se los doy, la matarán. Lo sé.
-Escucha, sé que te inculparon en el asesinato de tu amigo y después te metieron presión para que les des el dinero, secuestrando a Natalia, pero ser que ser fuerte y describirnos a los secuestradores.
-Está bien.-dice Chester, sacando una antigua foto donde sale él con el difunto Kevin J.
Kevin J. es un tipo alto y bastante fornida. De rasgos prominentes y ojos claros. Tiene el pelo moreno. Se lo enseña a los otros tipos de la autoridad para que supieran como es la víctima. En ese momento describe a los raptores de Natalia.
-Mark es un hombre joven, moreno y fornido. Ojos marrones y rostro afeitado. Rudolph también es alto, bien vestido y con barba de hace varias semanas. Rostro alargado y pelo de corte militar.
-¿Has dicho Rudolph?-pregunta Kruger.
-Sí, ¿por?
-Acabo de registrar a alguien poco antes de que vinieses, a un hombre con las mismas características.
-¿Y en qué habitación se aloja?-pregunta preocupado Luke.
-En la número cuatro.-responde, viendo el libro de registro.
En ese momento, Chester echa un vistazo en las escaleras y le ve. Sale corriendo tras él. Samuel se queda en el piso de abajo, escuchando los pasos del fugitivo. Con ayuda de Kevin, atrapan a Rudolph.
-Quieto, no te muevas. -ordena Luke levantando a Rudolph del suelo.
Se lo llevan esposado a la oficina.
Más tarde, tras haber comido, Luke vuelve a interrogar a Rudolph con el permiso de Sam. El sospechoso se burla de él cuando le pregunta donde retenían a Natalia. Chester saca su revólver y le amenaza. Liverpool se lo intenta impedir, pero el otro amartilla el arma. Rudolph, algo asustado, aunque no lo es en absoluto, confiesa que Mark retiene a Natalia cerca del saloom de los Holmes. Luke va allí mientras Sam vigila al preso. Estando cerca del saloom de los Holmes, Chester avista en un granero, un poco alejado del pueblo, a Mark.
El hombre de la autoridad va a dicho granero y lo rodea, hallando a Mark con el revólver en ristre. Este ordena a Natalia, que está al lado suyo, atada y amordazada.
-¡Cállate de una vez!
En ese momento, Luke sale al descubierto y Mark coge como escudo humano a Natalia.
-Suéltala.-ordena Chester.
El criminal va a disparar cuando el sheriff de Two Guns le mata de un tiro en la frente. Corre a abrazar a su mujer cuando la otra asustada, se lanza a sus brazos.
*
Tiempo después de que a Natalia se le pasase el shock. Luke vuelve a la prisión de Two Guns a interrogar a Keppler. El alcaide detenido, un poco más grueso, pero conservando su acicalamiento, oye las preguntas de Chester. Tras eso, Keppler le amenaza.
-Puede que me hayas cogido a mí y a mis chicos en este negocio porque te subestimamos a la hora de secuestrar a tu zorra mejicana. Pero ten cuidado, porque si sigues investigando este asunto, mis socios irán a por ti, igual que nosotros dejamos seco de tiros a tu amigo Kevin J. y te inculpamos del crimen. Y ellos, no son tan magnánimos como yo.-sonríe diabólicamente.
Chester se va del cuarto, pidiendo antes a un carcelero que se llevase al preso de vuelta a su celda.
Segundo caso.
Mientras que Luke Chester está siendo operado por el doctor para extraerle la bala, Edward Richards está tumbado al lado de Marina Rojas en la cama de él. El cuarto está en penumbra. En ese momento, llaman a la puerta.
-¿Quién será?-pregunta Marina, refunfuñando.
-No tengo ni idea.-responde él mientras le acaricia el rostro.
Se besan. Llaman insistentemente a la puerta. Edward se sienta en la cama. Se viste y la joven pide con una voz dulce.
-No vayas.
-Tengo que ir, cariño.-responde él con aire sonriente.
La otra le imita. El ayudante del sheriff coge su placa con la poca luz que hay y abre las contraventanas. Entreabre las ventanas para que se refresque el cuarto. Rojas comienza a vestirse. Edward se estira y bosteza mientras va hacia la puerta principal. La abre. Un ciudadano joven le pide.
-Parece que el alcalde ha sufrido otro robo.
-¿Ah, sí? ¿Y qué le han robado esta vez?
-Un caballo. Varios testigos han visto de cerca lo que ha pasado.
-De acuerdo. ¿Y dónde están?-pregunta Edward mientras bosteza. Se tapa la boca con una mano.
-Están todos en la plaza central del pueblo.
-De acuerdo, joven. Informa de que en un minuto estaré allí.
-Sí señor.
El joven lugareño se va mientras Edward cierra la puerta. El ayudante ve a Marina en camisón y sonríe.
-¿Te tienes que ir, no?-pregunta ella forzando la sonrisa.
-Sí, pequeña.
Se besan y él le pregunta, estando de espaldas a la puerta principal.
-Me iré a Colorado, seguramente.
-¿A probar suerte con las carteras llenas?-pregunta él irónicamente.
La otra tuerce el morro mientras le enseña el dedo de enmedio.
-¿No desayunas?-pregunta Rojas.
-No. Ya comeré algo por el camino. Las sartenes están ahí.-dice, mientras señala a un armario, al fondo en la cocina.
-Cariño, me conozco está cocina muy bien.-añade ella mientras va a hacer el dicho cuarto.
Edward le sonríe mientras la contempla su esbelto cuerpo. Se va de casa.
*
Edward, tras meterse un buen desayuno y hablar con los testigos (Dick, Nuria, Brad y Bárbara) sobre cómo es la sospechosa físicamente. Luego cabalga al rancho de David Lee. El alcalde le recibe con los brazos abiertos. El ayudante le da la mano y David le corresponde a dicho saludo.
-¿Cómo estás, amigo?
-Bien, aunque creía que ibas a estar en la plaza central antes.-dice Edward seriamente.
-Y estaba, pero mis criados me necesitaban. Problemas domésticos.
-Entiendo.-responde mientras ve a unos sirvientes ir con el pienso a las vaquerizas.
-¿Y qué has averiguado?
-Tu caballo fue visto por última vez hace una media hora cruzar hacia el sur del pueblo. O bien la sospechosa ha huido con tu caballo a alguna parte y ya esté lejos del pueblo. O bien sigue aquí. Pero yo no contaría con la segunda. Bien, han descrito a la ladrona. ¿Te suena?
El dibujo se parece un poco a la mujer de verdad.Cabello largo y ondulado moreno. Caucásica. De unos treinta años. Ojos claros y tiene facciones medianas. El alcalde se sorprende, pero lo niega de inmediato. Edward se percata de esa mentira.
-No. No la reconozco.
-¿Seguro?
El otro le mira con desconfianza y le asegura.
-Sí.
Edward no se lo cree. Pregunta.
-¿Y dónde ha sido el robo?
-En las caballerizas. Ven, sígueme. A propósito, mi hija Kristina te está muy agradecida de que recuperaras su yegua.
El ayudante sonríe.
-¿Y qué ha sido esta vez?-pregunta Edward.
-Un caballo importado directamente de Sevilla. Regalo de un amigo español. Y unas joyas de mi mujer.
-Ya, ¿Y cuánto vale?
-Unos seiscientos mil el animal y unos cientos las gemas.
-Ya.
-Toma, aquí tienes una foto que me hicieron hace semanas junto al animal.-añade, sacando una imagen de un bolsillo de su chaqueta.-Además, en la pata derecha delantera le grabé mis iniciales: D.L.
El ayudante la coge y se la guarda en un bolsillo. Estando en el establo, el ayudante echa un vistazo al escenario del hurto, sin hallar nada en particular. Vuelve a su caballo y se sube en él.
-Ya te informaré cuando tenga noticias.-dice Edward.
-Hecho. Y gracias, amigo.
-Es mi trabajo.
Cabalga otra vez al pueblo. Sediento porque hace calor, desmonta el animal frente al saloom de Jack Lemond y entra en él. El dueño mejicano se acaricia el bigote moreno y pregunta a Richards cuando le ve entrar.
-¿Comes lo de siempre?
-Así es.
Poco después, Lemond sonriente, va hacia Richards y añade, dejándole encima de la mesa un filete con patatas cocidas. Le sirve también un vaso grande de cerveza.
-Y un poco de cerveza para acompañar.
-Gracias. Me muero de hambre.
El camarero se va. Edward come tranquilo. Escucha voces de clientes que están a sus espaldas. Tras almorzar, Edward va a la barra y paga la consumición. Saca el dibujo de la sospechosa para ver si a Lemond le suena.
-¿La has visto?
-Justamente está detrás de tí. Son los de la mesa de al fondo. Ella ha venido con lo que parece ser su hija y su marido.
-Gracias. Y a propósito. Muy buena esa cerveza.
-Jajaja.
La risa también contagia al ayudante del sheriff antes de mostrarse serio ante la familia, donde está la posible culpable. Aquella joven de ojos verdes oscuros y cabello ondulado hace que Edward se quede un rato contemplándola. El marido de la sospechosa está al lado de su hija. Un hombre mayor. Es apuesto y con barba blanca acicalada. De cabello rubio oscuro y una mirada seca. La única hija es una chica de no más de veinte años. Agraciada de rostro, al igual que su madre. Pelo rubio claro y parece tener educación por cómo obedecía a sus padres cuando come.
-¿Sí? ¿Desea algo?-pregunta el esposo a Edward.
-Me llamo Edward Richards, ayudante del sheriff. Y vengo hacerle algunas preguntas. Ustedes son nuevos, ¿no? ¿Cómo se llaman?
-Me llamo Navarro y esta es mi hija Aime y mi mujer Hannah. Nosotros dos, mi hija y yo no venimos mucho por el pueblo porque conocemos a más gente en uno qué hay cerca de aquí. Pero mi esposa Hannah sí que lo conoce más porque consiguió hace unos meses un trabajo como criada en casa del alcalde, ¿cómo se llama?
-¿David Lee por casualidad?
-Sí. Eso es. Y sinceramente, hemos venido a comer a este saloom porque nos lo han recomendado y para ver a mi esposa, dado que no la vemos mucho.-sigue Navarro.
-Entiendo. Dígame Hannah, ¿hace mucho que conoce a David Lee?
La preguntada se pone nerviosa. Edward, al igual que los demás, lo ven.
-¿Pasa algo, cielo?-pregunta receloso Navarro.
-No, cariño. No es nada.-responde ella tocándose el cabello moreno ondulado.
-Bueno, en ese caso, ¿no le importará que eche un vistazo a los caballos a los cuales han venido, verdad?-pregunta Edward, sabiendo que le pondría nerviosa.
Al ver al ayudante del sheriff caminar hacia las puertas, Navarro responde.
-Mi hija y yo hemos venido en un corcel negro que...
Edward comienza a ver los animales atados que hay frente al establecimiento de Lemond. Navarro y su familia van con él. En ese momento, al lado del animal que describe el esposo de Hannah, hallando al caballo de raza española. Saca la foto que le dio David y ve a primera vista que se parece al del alcalde. Comprueba también lo de las letras grabadas en una de las patas. Es él. Echa un vistazo con el permiso del marido al potro, hallando unas gemas metidas en un bolsillo de la montura. Mira a Hannah y comenta con ironía.
-¿Quiere explicármelo?
Navarro mira sorprendido, al igual que su hija, a la madre.
*
Más tarde, en un cuarto de la oficina del sheriff, estando la familia de Hannah en la habitación adyacente, se encuentra la supuesta ladrona sentada. Bebe varios vasos de agua. En frente tiene a Edward. Richards le muestra las pruebas que tiene contra ella y prueba otra vez.
-¿Algo que decir?
Hannah nerviosa, confiesa.
-Sí, es verdad que yo le robé a ese alcalde su caballo y sus joyas.
-¿Por qué?
Hannah tiene miedo de responder a dicha pregunta dado que la puerta de la habitación está abierta.
-¿Por qué?-insiste Edward.
-Porque fuimos amantes. Mi matrimonio no estaba bien como parece y yo busqué consuelo en David.
-Entiendo, ¿Y qué pasó?
-Me dejó porque me dijo que aún seguía queriendo a su esposa. Solo fui un pasatiempo de dos fines de semana. El fin de semana que me echó de su hacienda.
En ese momento, se escuchan pasos en el cuarto contiguo adonde están Edward y Hannah. Ambos van a ver y ven a Navarro y Aime salir de la oficina con andares tristes.
-¡Por favor, esperad!-pide la mujer.
Navarro se da vuelta y suelta.
-Quince años casados y me haces esto. Me engañas con otro hombre, te despiden de tu trabajo y robas a tu amante por despecho. Nos engañaste. Me mentiste, aunque me intuía algo. Creía que nos íbamos a dar un tiempo, pero tú ya has decidido por los dos cuando te acostaste con ese hombre.
Navarro y Aime se van. Hannah llora desconsoladamente.
*
Más tarde, Edward Richards lleva el caballo de David Lee al rancho del alcalde. Ya está oscureciendo cuando llega al lugar. Estando allí es invitado por el dueño para que beba un poco y darle las gracias de nuevo. El ayudante lo hace, llevando consigo las joyas. Estando en el acogedor salón de la vivienda, Edward devuelve las gemas a su dueño. David se está echando whisky en un vaso de cristal. Pregunta al otro.
-¿Quieres?
-No, gracias.
-Ya te debo dos. Dime, ¿Qué puedo hacer por ti?
-Contarme la verdad ¿Conocías a Hannah, no?
Lee se bebe de un sorbo el whisky y echa otro tronco a la chimenea que está encendida para generar más calor.
-Sí. Era una de mis criadas. Cocinaba bien, la verdad.
-No me refiero a eso.-dice Edward.
-Sé a lo que te refieres. Hannah y yo estuvimos saliendo varias veces a escondidas. Ella estaba desconsolada, y yo en fin, no soy de piedra. Nos gustamos.
-Y tuvisteis un affaire corto, ¿no es así?
-Sí.-contesta chasqueando la lengua.-Y la verdad es que ahora que lo pienso, no estuvo bien en cómo me comporté.
-No. Nada bien.
-Ya. Para ella fue personal parece ser.
-Así es. De ahí a que te robase.
-Ya.
Los dos hombres se quedan en silencio, mirando a la chimenea encendida.