6x11:Luna de miel
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Pasa el tiempo desde que resolvieron los casos.
Primer caso.
Es un día cualquiera de primavera mientras Samuel Liverpool va cabalgando al rancho donde se ha producido un crimen, propiedad de una pareja poco conocida en el pueblo, pero a los cuales Liverpool ya ha visto más de una vez por la villa. Se llaman Eliza y Chaney. Eliza es joven y poco agraciada de rostro. Tiene el cabello rubio que le cae un poco por la cara, tapándole la frente. Además de tener facciones pequeñas, tiene una risa que hace que la gente sea amable con ella. Chaney es un tipo joven. Apuesto y bien arreglado. Con el pelo cortado y acicalado.
Se le nota que es el que lleva los pantalones en el hogar.
Al desmontar de su animal, Samuel examina un poco el escenario del crimen, donde se percata que William, la víctima, no tiene ninguna marca a primera vista visible que le diga como murió el difunto. William es un hombre negro y maduro. Mayor que sus amos. Bastante grueso. Bien vestido y el pelo corto. Liverpool no lo conocía, pero decían de él que era buena persona. El difunto está al lado de una roca de tamaño mediano, con algo de sangre. José está echando un primer vistazo al cuerpo del hombre de tez oscura. Ambos hombres se percatan de la sangre. El galeno mira a Sam y le comenta.
-No he encontrado donde se pudo dar el golpe fatal, aún. Seguiré examinándolo.-dice, poniéndose bien las gafas de botella.
-Gracias doc.
Samuel sigue examinando el porche donde murió y no hay nada. Comienza a interrogar a la pareja del rancho, a los criados hasta llegar a un tal Erik, otro sirviente, que comenta al igual que sus compañeros que se escuchó una bronca entre sus jefes antes de que William cayera desplomado en el suelo. Uña riña de pareja. Erik es un mejicano de mediana edad y parece agradable. También le dice que había rumores de un romance secreto entre William y Eliza. El tipo de la autoridad lo tiene en cuenta. Ese rumor ve que es cierto al interrogar a otros trabajadores del rancho.
Liverpool, mirando a sus notas que ha tomado de las declaraciones, piensa que es muy raro este caso. Nadie muere desplomado en el suelo así sin más, a no ser que le de un infarto. Se encamina hacia la casa donde están Eliza y Chaney. Ellos están en el salón, que parece limpio, de la morada.
-Los criados me han comentado que ustedes dos discutieron momentos antes de que William muriese, ¿es correcto?-pregunta Liverpool.
-Sí, en mi despacho, ¿por?-responde hostilmente Chaney.
-¿Puedo echarle un vistazo?
-¿Por qué?-sigue el dueño hostilmente.
-Porque ha ocurrido un crimen aquí y tendré que investigar todas las habitaciones de la casa para ver lo que pudo matar a William, dado que su muerte es misteriosa porque cayó al suelo así, de repente. Y si los dueños me dejan echar un vistazo a las habitaciones, sería de agradecer.
-¿Cree que fue un crimen?
-No lo sé. Por eso, ¿puedo mirar en los cuartos del piso de arriba?
Chaney se quita de en medio y corrobora que minutos antes de que él y Eliza tuvieran dicha bronca que escucharon todos los criados, supervisó una partida de cartas en el salón de la vivienda. Echa un vistazo al despacho de Chaney y ve que la ventana está abierta. Desde ahí se asoma y calcula mentalmente la distancia que hay desde el cuerpo hasta donde está y piensa que esa teoría que tiene en mente ahora mismo es absurda. Se percata de que falta una figura de colección tallada en madera de uno de los muebles del cuarto.
-¿Una partida ha dicho?-pregunta Sam.
-Así es. Al Texas Holdem. Los jugadores son lugareños del pueblo, a los cuales creo que conoce.-responde el dueño, soltándose un poco.
-¿Y siguen aquí?
-Desde luego. Les pedí que no abandonasen la estancia.
-Muy bien. Vamos a verlos.
Mientras bajan al piso de abajo, Sam le pregunta a Chaney.
-¿Y sobre qué discutían su mujer y usted?
-¿Acaso importa?-comenta jocosamente el otro.
-Sí para mí.
El dueño se para en seco en el último escalón y se da la vuelta. Mira desafiante al tipo de la autoridad.
-Como ya le habrán comentado mis criados, hubo un rumor que decía que entre mi mujer y William hubo algo. Un romance secreto.
-Algo he escuchado.-responde mirando a las declaraciones.-¿No le habrá matado por eso?
-¡Claro que no!
Los dos hombres en el piso principal, se encaminan al salón. Al abrir la puerta, Sam se lleva una sorpresa de descubrir quienes son los jugadores de cartas. Interroga a Jack Lemond, a John Kruger, a Archie, a Kevin Notherland y a Nuria Fernández por separado.
A la joven Nuria, vecina del sheriff Warren Filton, le pregunta cómo está su compañero. La india le dice que su amigo está mejor de los cortes, las quemaduras y los moretones que le hicieron durante el motín que se produjo en la prisión de Two Guns hace tiempo. Samuel sabe que entre Nuria y Warren hay algo, aunque aún no se ha dado a conocer.
-Gracias Nuria.
-De nada. Le haré saber que has preguntado.-contesta ella con una sonrisa.
Tras los interrogatorios que hace Sam a todos los huéspedes de la casa, se confirma que había un affaire entre William y Eliza. En ese momento, José silva desde el jardín. Como todas las ventanas de la casa están abiertas, todos le escuchan. Sam mira hacia el doctor mientras bebe un vaso de agua.
-¡Tengo algo!
Sam junto a Chaney y Eliza se acercan al galeno. Ven una estatuilla de madera.
-Lo encontré debajo de Williams. Creo que esto fue lo que le golpeó.-conjetura el médico.
-¿Quién lanzó esto?-pregunta Sam a la pareja.
Eliza lo reconoce y piensa en cuando pudo lanzar ese objeto.
-Creo que lo hice yo tras la discusión que tuvimos Chaney y yo.-responde ella, mirando a su marido.- Pero no recuerdo haberle golpeado.
-¿Lo lanzó, estando apoyado en el marco de la ventana?
-No. Lo lancé dentro. Miré a la ventana y arrojé la estatuilla segundos antes de que...-se queda sin palabras Eliza. Horrorizada, se tapa la boca con ambas manos.
-Así es. Usted lanzó la estatuilla y dio a William en la cabeza. Este tropezó, dándose contra aquella roca y murió. Su cuerpo encubrió el objeto con el cual fue golpeado accidentalmente, dado a lo grueso que estaba.-conjetura él.
-No sabía que... Ni siquiera sabía que estaba por el patio.-comenta ella, echando alguna lágrima.
-A veces los accidentes ocurren.-interviene José, ajustándose las gafas.
Samuel la consola un poco mientras Chaney añade con picardía.
-No te preocupes, querida. Él ya está en otra parte. Si el marido no mata al amante, el destino lo hace.
Eliza, enfadada, carga de rabia contra su marido cuando Liverpool y Sánchez se lo impiden. Chaney se retira.
Segundo caso.
Mientras Samuel investiga el incidente de Williams, esa misma tarde, en casa de Edward Richards se halla él en la cama con Marina Rojas al lado. El cuarto está en penumbra. Están haciendo el amor cuando de repente llaman a la puerta principal. La pareja se queja de que eso les estuviera volviendo a pasar.
-Otra vez no. Maldita sea.-dice el hombre mosqueado.
La joven ladrona se quita de encima de él, dejándole vestirse.
-Abra que poner un cartel de no molestar durante unas determinadas horas.-añade Marina.
-No estaría mal.-dice Edward.
Se dan un beso. Edward se viste. Abre las contra ventanas, escuchando portazos afuera.
-¡Ya va!-grita él.
Abre el resto de la casa, siendo lo último la puerta de la calle. Es el doctor Dick East. El galeno va bien vestido y apuesto.
-Siento molestarte, pero me han avisado porque ha habido un crimen en plena celebración de una boda.
-No te preocupes, para eso están los agentes de la ley.
Edward va a meterse en el interior cuando ve a Dick mirarle fijamente.
-Me visto y salgo.
-Ah, perdona. Estaré en mi consulta.
-De acuerdo, ahora me paso.
Dick se va de la calle. Edward se despide otra vez de Marina con un beso.
-Me encanta que estés aquí.-añade, oliéndole su cabello moreno largo.
Ella lleva un perfume que huele bien. Se besan.
Pasa un rato hasta que el galeno y el ayudante del sheriff cabalgan hasta un rancho, lugar de un crimen.
Estando allí, Edward desmonta y comienza a interrogar a los invitados que han sido invitados a la ceremonia bajo una gran carpa de tela. Algunos de los invitados son Brad Stevens y Bárbara Paz, Bonita, Liz, Eric, David y Wallace. El calor no es tan agobiante porque corre un poco de aire fresco. Bonita es la ama de llaves del rancho. Ella es de aspecto físico gruesa y algo agraciada de rostro. Pelirroja y de facciones medianas. Lleva una vestimenta oscura. Liz es una joven delgada y muy agraciada de cara. Morena, de cabello largo y vestimenta elegante. Su marido Wallace es un tipo apuesto y con el cabello canoso.
David es un hombre de pelo rizado y rostro amigable. Algo grueso. Eric es un joven de melena larga y mirada fría. Delgado y algo fornido. Sus ojos azul claro dan miedo. Tia, su esposa, es una mujer delgada, esbelta y morena de pelo y de rostro. Parece india, pero no lo es. Todos bien arreglados, pero lo que le llama la atención de las prendas de los invitados es la sangre que hay. Concretamente en la ropa que llevan Eric y Tia. También sus manos están manchadas de sangre. Edward los interroga y aseguran que ellos fueron los primeros en atender a las víctimas, amigos suyos. Todos los demás invitados corroboran la historia de Eric y Tia. Incluso la mayoría de los invitados no sabían que los novios estaban muertos hasta que nos los descubrieron. Tras los interrogatorios, Edward va al altar viendo a Dick al lado de la pareja prometida. El galeno está echando un vistazo a las víctimas. Leisha, la novia es una mujer de cabello corto rubio ondulado. Agraciada de rostro y tiene facciones medianas. Esbelta. Y con unos ojos marrones que hacen que los hombres se fijen en ella. Jon, su marido. Es un tipo de facciones medianas, con el cabello moreno algo largo y facciones grandes y rostro algo alargado. Delgado y elegante. Los dos tienen el pelo estilo de peluquería. Uno al lado del otro y cogidos de las manos. Edward deduce que fueron sorprendidos y que los atacantes tuvieron que ser dos. Ve a Dick y le pregunta.
-¿Alguna novedad?
-Murieron apuñalados los dos. Tal vez por diferentes cuchillos, según las marcas.-responde East.
-Lo que me imaginaba. Pero, ¿Cómo es que no los oyó? Porque tal vez tuvieron que gritar.
-Puede que les tapase la boca para impedirles respirar.
-¿Les intentaron reanimar?
-Es difícil saberlo. A primera vista, no se aprecia nada.
-Gracias, doctor.
East le hace un gesto con una mano para despedirse. Al rato, Edward vuelve a sospechar mentalmente de Tia y de Eric por que tienen sus vestidos manchados de sangre, aunque ellos aseguran que los descubrieron sin vida e intentaron reanimarlos. No se lo cree. Pero, ¿por qué los mataron? ¿Cuál sería el móvil? Se cruza con Brad y Bárbara cuando se dirige a su caballo y les interroga de nuevo. La pareja asegura que tanto Tia como Eric pueden ser sospechosos del crimen porque ambos habían discutido con las víctimas antes de la ceremonia. Además, notaron una cierta tensión entre ellos y los difuntos novios. Edward da las gracias y se monta en su caballo. Cabalga, volviendo otra vez a Villa Rocosa.
El calor ya ha bajado mucho. Sam Liverpool ha resuelto el caso del accidente en el rancho de Eliza y Chaney.
Antes de volver a su casa a cenar con Marina Rojas, Edward envía unos telegramas a los estados colindantes para ver si les suenan el nombre de Tia, Eric, Jon o Leisha. O tal vez los cuatro y ver qué relación hay entre los cuatro. Vuelve a su hogar y come una rica comida que le ha preparado Marina. Ambos se les notan felices. Tras comer, ambos hacen el amor.
A la mañana, Edward se levanta de la cama, sin despertar a Marina. Le da un beso en la mejilla y va a desayunar. Tras el corto almuerzo y haber hecho sus necesidades, va a la estación de ferrocarril y pregunta al viejo Freddie Rusell, que ya está muy mayor.
-¿Algún mensaje, Fred?
-Aquí tienes. Estos telegramas han llegado a primera hora.-el hombre de piel albina y gafas de culo de botella le da unos papeles metidos en un dossier.
-Gracias.-sonríe Edward, pagando lo que cuesta.
Pasa un buen rato hasta que Eric y Tia son llevados detenidos a la oficina del sheriff por Edward Richards. Los tres están en un cuarto pequeño. Hay una mesa de madera y tres sillas. Edward se sienta frente a los sospechosos, dejando los documentos encima del tablero, golpeándolo. Se toca la barba canosa y piensa antes de interrogar a la pareja, que llevan atuendos distintos. Los tres están sudando un poco por el calor que hace fuera.
-Saben, no me imaginaba esto. Son listo la verdad. He enviado algunos telegramas a estados colindantes. Y estos a su vez a otros cuando en sus archivos recuerdan haber visto vuestras caras dibujadas en pasquines. Dios, hasta los batidores les sonaba vuestros rostros. Tres fugas durante varios traslados a cárceles en distintos estados. Más de diez asesinatos y en la mayoría de ellos conocíais a las víctimas, que eran parejas que se iban a casar. Pero yo me pregunto, ¿Que tenían esas siete parejas de recién casados, incluyendo a Jon y a Leisha, a los cuales apuñalan brutalmente tras la ceremonia.-se toma unos minutos mientras bebe un poco de agua. Los sospechosos le copian.-La herencia. Todas las víctimas tenían una herencia que iban a confiar en sus "mejores amigos"-dice mientras les mira fijamente.-Ustedes. Ustedes mataron a todas esas parejas porque se echaron para atrás en el último momento, ¿no es así?
Eric y Tia, ambos con la mirada fría. No dicen nada.
-Qué pena que no tenga pruebas concluyentes, salvo una serie de testimonios de diferentes invitados de las diferentes bodas, escenarios de crímenes para las autoridades, que les vieron discutir con las distintas parejas tras las ceremonias, y que los que llevaban estaban manchados de sangre, me hace conjeturar que ustedes son los asesinos. Es una lástima no haber hallado las armas de los crímenes en la habitación donde dormían de la morada de Jon. Pero no se preocupen. He avisado al resto de las personas que investigaron sus crímenes para que sigan buscando. Y de momento, sus cuentas bancarias están congeladas por órdenes mías y de los distintos sheriffs hasta que hallemos algo con lo que inculparles.-sonríe, esperando a que los otros confesase.
Pero en lugar de eso, la pareja no dijo nada. Eric pregunta.
-¿Podemos irnos?
-Claro.
Tanto Eric como Tia se levantan y se marchan de la estancia. Pero cuando la pareja está cruzando el umbral de salida del establecimiento, Edward les pregunta.
-¿No sienten nada?
Eric le mira. El de la autoridad continúa.
-Por esas personas a las cuales ustedes han asesinado.
-Chico, se confunde. Y que sepa que les vamos a demandar por haber congelado nuestras cuentas.-Hay un silencio.-A no ser que retiren dicha orden de prohibir que saquemos dinero. Nuestro dinero.
La pareja se da la vuelta y salen de la oficina. Edward piensa que ha hecho todo lo posible, pero le da rabia que salgan libres. Conjetura de que la pareja puede que abran otra cuenta bancaria. Le da rabia mientras cruza los brazos.