7x01:En busca de Leland
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Pasa un largo tiempo desde que Neil Lambert y Josh Wincott se fueron cada uno por distintos caminos de Villa Rocosa.
Primer caso.
Es una tarde cualquiera. Un joven indio corre por el tejado de un rancho cuando cae inesperadamente al suelo, haciendo que la gente que estuviese en la planta de abajo y en el patio delantero se asustase. Pasa un rato desde que un pequeño grupo de moscas revolotean en la cara de la víctima. Este es un joven fornido, nativo.
De facciones medianas y cabellera, no demasiado larga. Tiene el color oscuro. Lleva un chaleco puesto sin nada debajo, enseñando sus pectorales. Atractivo para las mujeres.
Mientras, en la oficina del sheriff, Edward Richards, sentado en su silla, cansado de leer informes de antiguos casos, hace un pequeño descanso, levantando la vista del papel. En ese momento, aparece un granjero y le informa de que ha aparecido un cuerpo de un criado sin vida en el abrevadero del rancho de Daniel Mora.
Mora es un pilar desde hace unos meses en Villa Rocosa porque ha donado mucho dinero al pueblo en algunas construcciones. Él fue quien compró el establecimiento destruido del antiguo saloom de Josh Wincott tras su derrumbamiento, para sus negocios. Aparte tiene otros negocios con el alcalde de Villa Rocosa, David Lee.
Edward Richards ha perdido un poco de peso y se siente ya viejo para este trabajo, aunque está ya en la mitad de la treintena. Piensa en casarse con la ladrona Marina Rojas algún día e irse del pueblo. Pero la verdad es que tiene miedo de como se lo tome Warren Filton, su jefe y el sheriff de la localidad. Por eso, decide descartar eso y seguir con su trabajo: intentar mantener la ley en el pueblo.
El ayudante del sheriff sale por la puerta del lugar todo sudoroso y se monta en su caballo.
-Hazme un favor, chico.-pide Edward al granjero que le comunica la noticia.-Ve a buscar al doctor East y dile que estoy en la hacienda de Mora.
El otro asiente y se separan.
Dick East es uno de los médicos que hay en Villa Rocosa. Su consulta está situada encima del saloom de la pareja Holmes (Jessica y Hugh). Este ha adelgazado bastante de los paseos que hace todos los días. Se ha afeitado su bigote blanco. Y el cabello canoso, del mismo color que el mostacho lo lleva un poco más corto y acicalado.
Más tarde, Edward Richard y Dick East van al escenario del crimen y hallan al difunto en uno de los abrevaderos del rancho de Mora. El doctor echa un vistazo al joven nativo mientras Edward interroga a los demás miembros del rancho( Brianna, Todd, Yeni, David Lee, David y Giselle). Brianna es una joven india de facciones bellas. Morena de pelo y delgada. Es la novia de la víctima y no se fía de su patrón Daniel Mora porque cree que él le mató, o le mandaron asesinar, al descubrir algo, pero no tiene pruebas de ello. Por otro lado, sabe que su pareja, como es un hombre apuesto, tuvo varias relaciones con criadas de la misma casa donde trabajan.
Mientras, David Lee, aunque su cargo como alcalde de Villa Rocosa le vaya bien, ha engordado un poco y se ha dejado un poco de bigote.
Edward tiene la sospecha de que solo a cuatro tras interrogarlos. Tiene en su lista a Giselle, Yeni, Todd y Daniel). Ambas mujeres bellas de rostro y atractivas para el género masculino. La primera es caucásica y algo gruesa, pero arreglada y coqueta. Cabello largo y moreno.
Yeni es más seria y casi nunca sonríe, salvo que alguien le caiga bien. Pelo pelirrojo y casi siempre va con joyas, regaladas por sus jefes por hacer un buen servicio en el rancho. Los dos hombres son rudos. Todd es un hombre corpulento y grande como un armario. Pelo moreno y facciones medianas. Se le nota que es fiel a su jefe, Daniel Mora. Este último es un hombre barbudo, moreno y de pelo rizado. Algo grueso y tiene una mirada fría como el hielo, aunque lo oculta bastante bien. Todas las charlas transcurren debajo del gran porche de la pareja Mora mientras se refrescan un poco con el agua que beben. En el patio, en la zona del abrevadero, Dick analiza el cuerpo sin vida del difunto, ya identificado por los otros criados como Charles, y ve que en su espalda hay un tiro. Tras eso, observa el tejado desde donde cayó y deduce que murió a consecuencia de ese tiro. Pero, ¿Quién le disparó? ¿Y por qué? Vuelve con Edward y el resto de los presentes. Comenta sus conclusiones a los demás. Tras ver que las caras de los miembros del rancho esconden algo dado que ninguno responde con exactitud a las nuevas preguntas del ayudante, Edward insiste.
-¿Podría ver su despacho, señor Mora?-dice, con una falsa sonrisa al final de la pregunta.
Daniel, molesto, deja que suba al despacho, que está en el segundo piso del rancho. Tanto el galeno, como el ayudante del sheriff, sospechan de los cuatro dado que al principio tratan a Charles como un magnífico empleado y compañero y luego le responden unas cosas muy distintas, como que era un mujeriego y un fisgón. "Alguien le mató por una buena razón" piensa Edward mientras sube los peldaños a la segunda planta. Edward echa un vistazo al cuarto, que está muy ordenado sin ver nada interesante salvo un cuaderno grande abierto. Está encima de un gran escritorio. Se nota que Mora vive bien. Richards se fija en que es un cuaderno donde se llevan las cuentas de la casa.
-¿Las cuentas de los gastos de la casa, no?-indaga Edward.
-Sí.-responde Mora con una sonrisa falsa.
Edward sigue echando un vistazo al cuaderno cuando nota que el patrón se pone nervioso.
-¿Le ocurre algo?-pregunta el hombre de la placa.
-Estas cuentas que ve ahí son privadas, así que si no le importa dejar de fisgonear ahí.-responde el otro frotándose la barba.
-Desde luego.-dice, dejando el cuaderno abierto en otra página.
Ambos hombres se van de la habitación y el ayudante piensa que Mora oculta algo al verle tragar saliva. Tiene cara de preocupación. Después de separarse del dueño del rancho, en el gran salón de la vivienda, Edward interroga a Yeni a solas. La joven pelirroja le responde con sinceridad acerca de la relación que tenía con Charles y como este le engañaba, sabiéndolo ella, con Giselle. Esta última que anda cerca, verifica lo que comenta Yeni. Tanto Yeni como Giselle muestran sorpresa cuando Edward les comenta la posible teoría de que a Charles le podrían haber asesinado. En ese momento, el ayudante del sheriff las descarta como sospechosas.
Pasa media hora desde que Edward vuelve a investigar otra vez el despacho de Mora, echando un vistazo más concienzudamente al entorno hallando un agujero de bala en una pared, cerca de una ventana por donde salió Charles.
También ve más páginas del libro de cuentas y todo le parece sospechoso. Teoriza, sin demasiadas pruebas, que Charles descubrió algo en el libro de cuentas, o buscaba algún tipo de prueba, cuando Mora, o bien su lacayo Todd le disparó por la espalda y luego le persiguió por el tejado hasta que Charles cayó al abrevadero muerto. No halla rastros de sangre en el cuarto. Nada. Supone que él no se tocó la herida. Y según los testigos, nadie oyó ningún tiro. Examina los alrededores y no ve nada. Piensa que el cojín o lo que usasen ya lo habrían quemado.
En ese momento, Todd se acerca al despacho y le enseña a Edward la culata de su revólver para que dejase de husmear.
-¿Algún problema, chico?-pregunta enfadado Todd.
-Ninguno.
-¿No tiene permiso para estar en este cuarto, verdad?
-No.
El ayudante, muerto de miedo, dado que no tiene ángulo para sacar el revólver y herir al tipo, acata la orden. En ese momento, entra David Lee y pregunta sorprendido.
-¿Hay algún problema?
Edward se marcha junto a David Lee y le explica su teoría. Tras eso, David Lee se queda sin palabras, dado que David Mora es un socio más que se ha echado. El patrón se une a los otros dos y David Lee, amablemente le pregunta, teniendo una idea.
-¿Te importaría responder a una serie de preguntas a mi amigo Edward en la oficina?
Mora, fingiendo, acepta.
Más tarde, cae la noche. En la oficina del sheriff, Edward, explica su teoría, sin pruebas y sin estar delante el sospechoso, a Warren y a David Lee del porque asesinaron a Charles. Warren Filton por otra parte, investiga la desaparción repentina de
Leland Morse. Edward está convencido de que Mora fue el que envió a su mano derecha a matar a Charles por descubrir algo en el cuaderno de nóminas. Edward pide a Warren interrogar a Daniel. El sheriff lo acepta, pero le advierte de que él tiene derechos de no darle ese libro de cuentas a las autoridades. Edward se arriesga igualmente. Le hace una serie de preguntas a las que Mora no responde en la sala de interrogatorios. Y por último, se niega a darles su libro de cuentas a los hombres de la ley. Y el agujero de bala explica cuando Richards insiste que fue un tiro que se le escapó. Daniel, retando al ayudante del sheriff, le pide que hable con los testigos por si no cree que fue un tiro errado. Richards comprueba Edward el revólver del patrón, viendo que le falta una bala y ve que puede ser suya o de su matón. Sin más, David se marcha junto a Daniel tras no tener nada contra este último.
Edward habla con Warren estando ya solos.
-No es justo que un asesino se escape.-se queja Edward.
-A veces hacemos todo lo posible para encerrar a los culpables, pero cuando hay poco de donde sacar, es que ya no hay más. Si te hubieras enfrentado a Mora por lo legal, hubieses perdido, creeme. Las pruebas que usaron, o que crees que usaron, ya no están.-tose.-A veces. Muchas de las que nos imaginamos, desgraciadamente, perdemos. Y al culpable solamente se le puede detener de una manera. La pólvora. Mora tiene un ejército de abogados que nos hubiesen destruido legalmente.
-Ya.
-Conténtate con haber hecho todo lo posible.
Edward Richards se marchó cabreado de la oficina del sheriff, quedando solo Warren Filton en el lugar. Va al umbral de la puerta y le dice a su ayudante, que le está dando la espalda.
-Intenta tranquilizarte, ¿de acuerdo?
El otro, agita la mano hacia arriba, como para excusarse de que lo ha entendido, pero en realidad no es así.
Segundo caso.
Warren Filton y Nuria Fernández están en un dormitorio, con las contraventanas echadas y donde casi no hay luz. La pareja está en una litera, de rodillas. Desnudos. Están dándose besos apasionadamente. La temperatura sube y ambos están a gusto. Jadeos. Risas y caricias.
En ese momento, alguien llama a la puerta principal de la casa. Warren se queja y ambos dejan de hacerse caricias.
-Cuando estábamos a punto de alcanzar el clímax.- se ríe ella.
Se besan de nuevo antes de que el sheriff se vistiese del todo. Él admira la figura de esa bella india a la cual ha conseguido conquistar el corazón. Nuria se peina delante de un espejo su pelo largo y de color negro antes de hacerse una coleta. Filton sale por la puerta de la habitación en penumbra y abre un poco las ventanas del resto de cuartos de la casa de él. La joven y preciosa india cierra la puerta de la habitación donde está para terminar de vestirse.
Warren recibe a la visita en el pequeño, pero mejor decorado, salón de su casa. Es Chandra Jiménez, la hija de José Jiménez, un ex sheriff de Villa Rocosa del cual no tienen noticias desde hace ya tiempo. Ambos se ríen y el hombre le ofrece un tentempié. La otra acepta. En ese momento, aparece Nuria y se sienta en un reposabrazos del sillón donde está sentado su pareja y sonríe amablemente a la visita. Warren las presenta.
-Chandra, te quiero presentar a Nuria. Mi vecina.
-Encantada. He estado fuera un tiempo del pueblo.-responde Chandra, un poco preocupada.
-Ya. ¿Y qué puedo hacer por ti?-continúa el sheriff, viéndola algo distraída.
-Es Leland. Hace tiempo que no recibo correspondencia suya.-suelta al fin.
-Puede que esté ocupado.
-No. Eso no puede ser. Siempre me escribe los fines de semana, o procura hacerlo. Contándome cosas de cómo le va por los lejanos y áridos terrenos, persiguiendo a tipos malos. Y ya llevo tres meses sin saber de él. No sé, es raro.
-Puede que se haya echado a otra.-comenta sin querer Nuria cogiendo una pasta.
Chandra se mosquea un poco y la otra pide perdón. Al rato, Chandra responde.
-Puede. Pero no sé. Y si es así. Porque no me escribe y zanja conmigo nuestra relación. O mejor, viene en persona a decírmelo.-responde Chandra furiosa.
Warren ríe y le comenta.
-Mira, conozco a Leland Morse desde hace tiempo y te ama. Lo sé yo. Mis ayudantes y creo que medio pueblo.
-¿Y entonces? ¿Y si le han raptado?
-¡Eh!, no pienses eso. Enviaré un telegrama en el último sitio en cual haya estado.
-Missouri. Lo último que supe de él es que estaba en Missouri.-responde la interrogada, mirándole a los ojos.
-¿Y qué hace allí?
Chandra no responde al principio. Warren repite la pregunta.
-Le dije que no lo hiciera. Que no lo persiguiera, pero él es tozudo y lo hizo.
-¿A quién no querías que persiguiera?
Nuria, perdida en el asunto, espera también una respuesta. Se come otra pasta de azúcar.
-A José Jiménez. Mi padre. Lo último que supe de él es que estaba en Missouri por una foto de un periódico. Leland lo vio hace ya meses y me prometió que iba a capturarle y cobrar la recompensa.-responde, cayéndole alguna que otra lágrima. Se sorbe la nariz.
-Entonces, estaba buscando al hombre que causó que te hirieron gravemente, ¿no Warren?-pregunta Nuria desconcertada.
-Así es. Por culpa de ese hombre, a mí me hirieron de gravedad y él escapó en mitad de aquel tiroteo como un cobarde. Hace catorce años ya de aquello. Sam y yo creímos y seguimos creyendo a día de hoy, que él hizo un trato con los mismos truhanes que nos dispararon por dinero. Y porque estaba metido en aquel negocio ilegal.
La mente de Filton viaja por un momento al pasado y recuerda aquel terrible suceso. Pero se ve interrumpida cuando Nuria le acaricia la mano y le dice.
-Kevin está en la puerta.
-Voy.
Amablemente, dándole un pañuelo a Chandra, acompaña a la joven a la puerta y le promete que enviará un telegrama al estado de Missouri para ver si Leland está bien. Piensa en que sí, pero tiene una mala sensación, al igual que la hija de Jiménez. Chandra y Kevin se cruzan en el umbral de la puerta y no se dicen nada. La joven se despide de la pareja y continúa caminando. Kevin, el joven herrero rubio del pueblo, ya un poco ya talludo, con canas en el cabello, sigue con la mirada a la hija de Jiménez, admirando su esbelta y bonita figura.
-¿Esa es la hija de José Jiménez?
-Sí.-responden los otros dos a la vez, sabiendo que Kevin es un mujeriego.
Nuria mira al cielo y piensa en como los hombres se quedan maravillados por la figura de una mujer.
-Wow.
-¿Qué quieres?-pregunta Warren.
-Te necesitan. Ha habido un crimen cerca de la hacienda de Daniel Rico.-responde el herrero.
-Muy bien. Hazme un favor, avisa a Dick y dile que me espere allí.
-Creo que está con Edward en ese otro caso en cual investigáis.
-Es cierto, pide ayuda y ve a buscarle. O está en el rancho de Mora, con Edward. O aquí en el pueblo. Dile que estaré en el rancho de Rico dentro de.-calcula mentalmente.-Cuarenta, cincuenta minutos.
-Hecho, sheriff.
-Y deja de mirar de esa forma a las mujeres de esa forma. Las asustas.-ríe Warren.
A Kevin se le contagió la sonrisa. Se va.
En ese momento, en otro lugar, los rayos del sol iluminan un cadáver varón joven. De aspecto atlético y atractivo para las mujeres. Tiene las facciones grandes y el color de sus ojos es oscuro. Pelo castaño un poco largo y vestimenta veraniega con una cazadora por encima de una camisa de cuadros.
John Kruger, que ha engordado un poco y tiene un poco de barba negra, el mismo color de su cabello, está junto a Jack Lemond, más mayor y donde ya se le ve las entradas en el bigote hermoso y grande que tiene. Está un poco más chepado de lo habitual. Ambos están siendo interrogados por Samuel Liverpool.
El ayudante de Filton ha adelgazado bastante. Tiene bigote desde hace semanas y ya se le nota la edad que tiene, casi los treinta y cinco. Todos están en el mismo lugar donde se halla el difunto, en plena calle, junto a otras personas que parece que conocen a la víctima y pueden aclarar lo que pasó. Ellos son Yusuf, Joe y Noelle. El primero es un negro espigado y con barba negra, del mismo color que su cabello ondulado. Joe es el más joven de los tres. Apuesto, con el cabello rubio algo desastroso y tiene los ojos claros. Noelle es una mujer pelirroja, agraciada de cara y menuda. Es la esposa de Danny Rico. Lleva puesto una vestimenta elegante, al igual que Yusuf. Los tres están frente al cuerpo, siendo interrogados por los hombres de la autoridad. El calor que hace y la poca humedad en el ambiente hace que los buitres den vueltas en círculo alrededor del difunto dado que comienza a entrar en descomposición. Dado que
José Sánchez no está, Warren y Samuel esperan a que Dick East venga al escenario del crimen, que se halla a muchas yardas de su consulta. Al rato aparece este y desmonta de su montura, dejando al animal que beba un poco en el abrevadero.
-Perdón por llegar tarde, es que después de volver del rancho de Mora, he tenido que volver a mi consulta y atender a un paciente.-explica Dick, entrando por la puerta principal del rancho de Danny Rico y su mujer Noelle.
-No se preocupe, doc. Tenga, un poco de agua mientras analizas al muerto.-aconseja Warren entregando al galeno un vaso de agua.
Todos los presentes están bajo el techo de aquel hogar, paseando dentro del recinto, nerviosos, y con las ventanas abiertas de los dos pisos de la mansión por el mal olor que desprende el difunto. Mientras que Dick hace su trabajo, Warren y Samuel averiguan que la víctima se llama John y era un joven amable y buen empleado. Todos aseguran tener coartadas para la hora del crimen, aunque los tipos de la placa creen que fue alguien de dentro. Dick, ya más tranquilo y habiendo bebido unos cuantos vasos de agua, analiza un poco el cuerpo del difunto, no viendo ninguna herida en el torso. Huele a láudano por el vaso de agua que hay al lado de la víctima y piensa que aquel hombre tomó su última bebida.
-¿El recipiente de cristal que hay al lado de la víctima es suyo?-pregunta el galeno.
-Los testigos aseguran haberle visto beber antes de caer desplomado en el suelo.-dice Warren.
-Pues puede, aunque solo es una teoría, que vuestra víctima haya sido envenenado por qué no he encontrado ninguna otra herida.-conjetura Dick levantándose del suelo.
Warren y Samuel se lo agradecen a Dick la teoría que les da. Miran a Noelle y a su marido, Danny. Este último es un hombre mayor, pelirrojo y tiene barba desde hace varias semanas. Adora a su mujer, aunque su fría mirada oculta algo. Todos saben lo celoso que es y eso hace sospechar a los de la autoridad un poco de él. Lleva un peto delante de una camisa de cuadros. Los interrogan, yéndose después a descansar al cuarto de al lado un rato. Samuel y Warren hablan sobre que la pareja podría haber tenido intenciones de matar a John por alguna razón, la más evidente, aunque no se ve a primera vista eran los celos. John Kruger y Jack Lemond piden permiso a los hombres de la autoridad para atender sus respectivos negocios, dado que llevaban cierto tiempo sin atender. Los deja marchar, yéndose con ellos.
Llega la noche, estando de guardia Warren Filton en la oficina. Es ahí cuando presencia como su otro ayudante, Edward Richards, cabreado por no tener suficientes pruebas contra Daniel Mora, se enzarza en un interrogatorio, saliendo libre Mora por ser el posible autor del crimen de Charles. Tras salir Richards de la oficina, Warren le aconseja que se olvide del caso y siga adelante. Ya tarde y no habiendo nadie en las celdas, Warren cierra la oficina y decide cabalgar al rancho de Rico para vigilarlo desde una cierta distancia para ver si hay alguien que salga a horas intempestivas. Nada.
A la mañana siguiente, Warren vuelve a su casa para asearse y ponerse limpio. Desayuna con su criada Juana Reyes, la cual le pregunta cómo va el caso y su relación con Nuria Fernández. A lo que responde Filton que el caso del joven asesinado en el rancho de Daniel Rico va en proceso, al igual que su relación con su vecina. Se ríen. Nuria aparece con unas pastas y los otros dos las ingieren con mucho gusto. Warren, la invita a sentarse y le confirma a la criada que son pareja. Juana, un poco más avejentada, pero más bella, con aquel pelo rizado largo, que lleva al viento, se alegra.
Un tiempo después, Warren y Samuel, vuelven a interrogar, pero esta vez a solas a Noelle sobre el asesinato de John. Les confiesa que aquel criado estaba enamorado de ella, al igual que ella de él y le prometió que iba a enfrentarse al esposo de Noelle, aunque fuera a muerte, para estar con ella. Además, todos saben que Daniel Rico es un maltratador y un celoso. Los hombres de la autoridad ven cómo se desmorona ella al creer que su marido es el asesino. La consuelan, viendo algún que otro moretón en el rostro de la bella mujer. Le enseñan el vaso de cristal grande con el que envenenaron a John y ella señala que es suyo. En ese momento, ambos hombres de la autoridad ven a Danny Rico parado en la mitad del hall.
-Eh, espere.-sugiere uno de los dos hombres de la ley.
Danny corre escaleras arriba y los otros dos le siguen hasta su despacho. Allí, tanto Warren como Sam inician un interrogatorio rudo, haciendo confesar al final al esposo, enseñándole la prueba del crimen, el recipiente de cristal con el cual envenenó a John, queriendo cargar con las culpas a su mujer, que es él el que lo hizo por celos.
*
Mientras, en el estado de Missouri, con un sol molesto, Leland Morse, montado en su caballo y con un catalejo, observa desde lejos el rancho donde se esconde José Jiménez. Leland ya se le nota que va siendo mayor para el trabajo de cazarrecompensas y piensa que José será su última captura.