7x08:Fugitivo

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Pasa un tiempo desde que resuelven el caso de la muerte de David y consiguen capturar a la banda de soldados ex confederados de Denis. No consiguen atrapar a Robert, el padre de Mike y participa en dos homicidios. Y James, el ex Marshall se marcha de Villa Rocosa, dejando su profesión y decide vivir una vida tranquila. Por otra parte, a Warren, igual que a Chandra Jiménez, la mujer de Leland Morse, el cazarrecompensas, le preocupa que este último no haya dado noticias sobre cómo va la investigación de la caza y captura de José Jiménez en Misisipi. José Jiménez es el padre de Chandra y está perseguido por traidor al unirse a una banda de forajidos hace ya tiempo.

Es una tarde de primavera. En un establecimiento, Shane, un joven al cual Warren y sus ayudantes le echaron una mano hace tiempo cuando se produjo el brote en el saloom de John Kruger, está nervioso y con un revólver en ristre, apuntando a un hombre montado a caballo a lo lejos. Shane a su vez, es apuntado por Warren y Sam con sus respectivas armas de fuego. Los tres hombres de la autoridad (Warren, Edward y Sam), piden al joven Shane que bajase el revólver.

Un día antes.

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Warren, solo, está comiendo en el saloom de Jack Lemond. Este último, con una sonrisa marcada y un acicalado bigote, deja encima de la mesa un plato que ha pedido el sheriff mientras se termina el primer plato. En ese momento, aparece Sam Liverpool y pide lo mismo que está comiendo Warren Filton, sentándose frente a él.

-¿Y Nuria?-pregunta Sam.

Jack Lemond carraspea y niega con la cabeza, mirando a Sam.

-Tranquilo Jack. Aún no lo hemos solucionado.

-Ya, entiendo.

-Crisis de pareja.-comenta Warren desanimado.

-Lo solucionaréis, ya verás.-anima Sam.

Jack trae los platos a Warren y a Sam y comen.

Por otro lado, en ese mismo momento, en el piso de arriba, José Sánchez, en su consulta de médico, está atendiendo a una lugareña llamada Saige. Esta es una mujer madura, agraciada de rostro y con un corte de pelo estilo paje y moreno. Facciones medianas y con un lunar en uno de los lados de la cara. José le está vendando un brazo porque se había quemado a la hora de encender la noche anterior la chimenea. La quemadura no le duele mucho, pero su marido le recomendó ir al doctor.

En ese momento, en la planta de abajo, en el saloom de Jack Lemond, una belleza deslumbra a la poca clientela del local. Aisha es una mulata, hermosa de cara y delgada. Su largo pelo liso, recogido en un moño, hace que se note más su belleza. Lo que más le gusta a los hombres de ella es su sonrisa y sus ojos grandes de color marrones. Ella, deja su equipaje (2 maletas grandes con algún que otro paraguas bien enganchado a las valijas), en el suelo. Se acerca a la barra y pregunta a Jack.

-¿Dónde puedo encontrar al doctor José Sánchez?-pregunta con una dulce voz.

Jack, no dejando de admirar a la joven, responde, frotándose el bigote.

-Arriba. Está en su consulta.-tartamudea el hombre.

Aisha, esperando que le diga más información mira a Kevin y este le sonríe mientras se bebe la fresca cerveza de su jarra.

-¿En qué habitación?-vuelve a preguntar Aisha.

-Verá un letrero donde pone "consulta médica".

-Gracias.

Aisha vuelve a coger su equipaje y el dueño la aconseja.

-No hace falta que lo suba. Ya lo haré yo por usted.

-No. No. Si no me voy a alojar aquí. Me he explicado mal. Soy Aisha, la criada de José. Él me escribió hace algún tiempo, dado que yo soy conocida de la familia desde hace tiempo y ellos me han recomendado que vaya a ayudar a José durante un tiempo. Ya saben, tareas domésticas. Ser su criada. Pero solo por un tiempo.

-Entiendo.

Aisha sube por las escaleras del saloom mientras todos los hombres, incluidos Warren y Sam, la contemplan. Kevin suelta una gracia.

-Joder con los contactos de la familia de José.-dice mientras se mete un palillo entre los dientes.

Los demás clientes vuelven a hacer sus cosas. Aisha ve a José cuando sale Saige de la consulta de él. Las mujeres se cruzan en mitad del pasillo y Saige la mira con recelo, dado que no le gustan personas de otras razas. Se separan. Aisha entra en la consulta y conoce al médico.

-Hola, me llamo Aisha. La mujer que usted tuvo hace un tiempo como criada en...-explica la negra cuando José se ve perdido en el asunto.

-Ya me acuerdo de ti. Trabajaste primero para mi familia, y después conmigo ¿verdad?-recuerda mientras se limpia sus gafas de culo de botella.

Aisha afirma con la cabeza. José la invita a sentarse frente a él. Ella accede con una tímida sonrisa.

-Eso es. Su familia me dijo donde se encontraba y en fin, estoy aquí.-sonríe Aisha, ruborizándose.

-Madre mía, cómo has cambiado.-dice el galeno mientras admira la bella y esbelta figura que tiene.

-Sí. Gracias.

-Pero creía que venías por la tarde, a la hora de comer.

-Ya ve. En fin, ¿Empiezo hoy? ¿Ahora? ¿voy yendo hacia su casa? ¿Cuál es su dirección?-pregunta Aisha algo nerviosa y tímidamente.

-Sí, sí. Puedes empezar ahora si quieres, mi hogar no queda lejos, y como ahora no tengo clientela, ¿si quieres te puedo enseñar donde vivo?

La otra asiente con la cabeza.

-¿Tienes dónde alojarte?

Aisha niega.

-Vale, ¿si quieres, te puedes quedar en el cuarto de invitados que tengo? Tranquila, está un poco alejado de la morada y tendrás total intimidad.

La pareja comienza a atraerse, aunque él es diez años mayor que ella. Mientras, en el piso de abajo, Cassie, una joven mejicana que la autoridad de Villa Rocosa ayudó a que se curase de un brote hace tiempo, en el saloom de John Kruger, llega al establecimiento mareada, chillando y con la ropa desgarrada. Se le ve algunos cortes por el torso y tiene su rostro magullado. Se cae sin sentido al suelo. Warren y Sam se levantan de sus respectivas sillas y piden al pequeño grupo de gente que hay rodeándola.

Los otros se apartan y dejan paso a los hombres de la autoridad. Filton y Liverpool gritan auxilio para que Sánchez baje a toda velocidad de su consulta. Le piden que no se mueva mucho para que no le duela. La consuelan. Salen José y Aisha y el primero baja los escalones a toda velocidad. La clientela de Lemond le abren paso y él la echa un vistazo. Aisha se queda entre el público. Shane, con la ropa veraniega sudada, adherida al cuerpo y está algo sofocado. Bebe un poco de agua y ve a su novia Cassie ser atendida por el doctor. Warren y Sam apartan a Shane del público y le preguntan lo que ha pasado. Shane, al ver a Cassie magullada, confiesa lo que le ha pasado.

-Jugué una partida al póquer hace unas horas con unos tipos que eran expertos. Me endeudé y todavía no he conseguido dinero suficiente para pagarles. Aldoni, que es el que me picó para que jugase, me amenazó que tuviese el dinero hace cuatro horas. Como no cumplí, no sé cómo, pero averiguó donde nos alojábamos Cassie y yo y...y...-comenta, temblandole la voz.

-¿Y qué?-pregunta Warren, imaginándome la respuesta.

-Salí hace una hora a comprar unas cosas al mercado. Al volver, me encontré en la habitación donde nos alojamos Cassie y yo toda revuelta y con una nota ensangrentada. Al ver tanta sangre en el cuarto, me imaginé lo peor. Y creo que...-dice, mirando a su prometida magullada mientras se maldice.-Ojalá no la hubiese dejado sola.-sorbe y continua la historia.-Salí del sitio donde nos alojamos. Busqué a Cassie por todo el pueblo, temiendo lo peor. Me recorrí todos los salooms, con el corazón en un puño hasta que al final la halló aquí.

Shane llora de rabia y Warren deduce lo que pudo pasar mientras le ofrece una servilleta al joven.

-Mientras usted estaba fuera, Aldoni y puede que otro más forcejearan con su prometida, pero Cassie consiguió de alguna manera escapar.

Shane le enseña la nota ensangrentada. "La próxima vez, la mataremos como una zorra, aparte de violarla." Sam lo ve también y comenta, contradiciendo a su jefe.

-O puede que la violación fuera un aviso de lo que ocurrirá después.

-El juego. El poder. La agresión. Sabemos cómo empezó todo, pero podemos evitar que termine aún peor.-suelta Warren, mirando a Shane, esperando poder confiar en él.-Necesito que nos digas cómo eran esos tipos con los cuales jugaste a las cartas, el saloom donde jugaste y donde os alojáis Cassie y tú.

Shane le hace caso y lo primero de todo escribe Aldoni y los tres hombres que le acompañan. El lugar donde se aloja y donde jugó hace cuatro horas. Aldoni es un tipo alto, con facciones medianas y una expresión seria. Se nota que no le gusta que le engañen y le gusta vestir trajes caros claros por lo que comenta Shane la única vez que le vio en la partida de cartas. Tras eso, Warren envía telegramas con la descripción de esos truhanes a Arizona y a estados colindantes para ver si les reconoce y responder a una simple pregunta, que tanto Liverpool, como Filton les rondan en la cabeza: "¿Qué está haciendo aquí estos hombres?". Shane se queda en una habitación que alquila en el saloom de Jack Lemond, cuidando de Cassie. La joven, está dormida y dolorida. Él le acaricia una mano y ruega que se recupere pronto. Shane, deja un momento sola a Cassie, sabiendo que está escoltado por Edward Richards, que se ha quedado para proteger a la pareja. Edward ve al joven Shane descender los escalones hasta el piso de abajo del saloom y desaparece de su vista.

Pasan las horas. Tim, que está en su saloom, haciendo un pequeño descanso, dado que no hay clientela, nota como algo le cae del techo del segundo piso que tiene su saloom. Se da cuenta de que es sangre tras haberlo observado con sus claros ojos azules. Sin más preámbulos, corre al piso de arriba y averigua que hay un tipo sin vida en uno de los cuartos que ha alquilado.

-Joder.

Más tarde, Warren, junto a sus dos ayudantes y Shane entran en el cuarto en penumbra de la víctima. Es un hombre fornido, pero con la cara de un bebe por lo afeitado que está. Vestimenta veraniega y aunque parece tener cara de buena persona, uno de los que está en la habitación ha visto su verdadera personalidad. Tim abre con permiso de Warren la única ventana que hay para que entrase algo de luz y se airease un poco el ambiente. José se lo agradece mientras echa un vistazo rápido al difunto tumbado en el suelo del cuarto.

Warren y Sam, en el umbral de la puerta, interrogan a Shane mientras Edward echa un vistazo a la habitación desordenada.

-¿Quién es?-interroga Filton.

-Se llama Frank, es uno de los hombres de Aldoni.-contesta Shane algo nervioso.

-¿Y estaba en la partida de póquer?-interviene Sam.

Shane afirma con la cabeza.

-¿Dónde estabas cuando le mataron?

-Cuidando a mi prometida.-dice enfadado, mordiéndose lo labios.

-¿Seguro?-pregunta Warren, enarcando las cejas.

-Pregunte a su ayudante.

-Edward, ¿estuvo Shane cuidando de Cassie en todo momento desde que ella vino soliviantada al saloom de Lemond?

-Que yo recuerde sí. Se fue un momento y cuando volvió me dijo que había pagado el resto del día en el saloom donde se alojaron primero la pareja.-recuerda Edward, cogiendo una almohada con un agujero encima.

-Fue para no tener dos estancias. Pagué una y tras eso, regresé a la taberna de Jack. Hablen con el dueño.

-Es lo que vamos a hacer.-contesta Warren.

En ese momento, José ve un único impacto de bala en la frente y deduce.

-Puede que el asesino sorprendiese a Frank, tuviera una pelea con él. Le saca de la cama y le dispara con el revólver en la cabeza.

-Yo no escuche nada. Ni ninguno de mis huéspedes. Hablen con ello.-asegura Tim, apoyado en una pared y con los brazos cruzados. Pensativo.

-Puede que fuera por esto. Un silenciador rápido.-comenta Edward, enseñando a los demás la almohada pequeña de color canela que tiene en una mano.

-El sonido del disparo amortiguó la almohada y eso hizo que nadie escuchase nada.-deduce Warren.

Tim Houston pilla solo a Warren Filton en mitad del pasillo en penumbra de su saloom y le anima.

-No te preocupes, Nuria y tú volveréis a reconciliaros.-dice con una sonrisa el barman.

Le da unas palmadas en un hombro y se va de allí. El sheriff se lo agradece.

En ese mismo instante, en otra parte de Villa Rocosa, en el saloom de John Kruger, el dueño halla otro cuerpo sin vida en una habitación para huéspedes. Más tarde, Warren, junto a sus ayudantes y Shane. Es otro en cuarto en penumbra con la víctima tumbada en el suelo. Es un hombre alto, bien vestido. Barba canosa y de facciones medianas. Con un único tiro en la frente. José, con la ventana abierta y dándole el sol en el rostro, se fija en que el difunto muere de la misma manera que Frank. Warren ve nervioso a Shane y comenta.

-¿No es casualidad que estén asesinando a los hombres de Aldoni?

-No sé de qué me está hablando, sheriff.-dice Shane.

-Lo que digo es que han pasado horas desde que a tu prometida la dieron una paliza de muerte, y fíjate por donde, poco después, los hombres con los cuales tu te endeudaste, van siendo asesinados. Solo falta Aldoni, ¿no? Porque eran tres contra los que jugastes.

-¿Qué quieres decir?-interviene Edward mientras Sam halla, esta vez la almohada con la cual el asesino usó como silenciador.

-Pues que creo que tú.-responde Warren, mirando a Shane.-Te tomaste la amenaza de Aldoni demasiado en serio y has acabado con sus guardaespaldas, ¿no? Los pecadores están siendo asesinados.

-¿Tiene alguna prueba? Si no me gustaría irme.-dice el joven.

-¿Me deja ver su revólver?

-Desde luego.-comenta Shane.

El sheriff ve que el revólver está sin disparar, con el cañón frío. Enseguida mira a John Kruger y teoriza.

-¿A qué ninguno de los huéspedes de tu local escuchó ruido alguno?

-No. ¿Cómo lo sabes?-se sorprende John.

-Porque nuestro asesino es listo. Copió el mismo método que usó en el saloom de Tim.-comenta Warren mirando a Shane mientras le devuelve su revólver.-Puede que cogiera el revólver de las víctimas, las obligase a tumbarse al lado de la cama. Usa las almohadas como silenciador para que no haya ruido alguno. Y luego efectúa el tiro.

-Y hay otro problema.-interviene José, echando un vistazo al revólver del difunto.-Puede que este sea el revólver que mató a...

-Harry.-finaliza Shane.

-A Harry. Puede que a Frank le hayan matado también con su revólver.-sigue teorizando José mientras se sube sus gafas de culo de botella.

-¿Puedo irme?-pregunta serio Shane.

Hay un reto de miradas entre el sheriff y el joven, respondiendo el primero.

-Puedes volver para cuidar de tu prometida. Edward te escoltará.

-Sí, jefe.-responde dicho ayudante.

Cuando Shane y Edward se marchan del escenario del crimen, Sam le pregunta en bajo a Warren.

-Sabes que ha sido él, ¿verdad?

-Puede. Pero no hay pruebas, ni tampoco testigos. Aunque hay un móvil.-responde, mirando al desastroso cuarto, recordándole al primer escenario del crimen.-La venganza. Aunque es listo, no dice nada.

John Kruger pilla solo a Warren Filton en mitad del pasillo en penumbra de su saloom y le anima.

-No te preocupes, Nuria y tú volveréis a reconciliaros.-dice con una sonrisa el barman.

Le da unas palmadas en un hombro y se va de allí. El sheriff le mira extrañado y piensa que está viviendo un dejavu.

Pasan las horas y llega el anochecer. Sam y Edward se van a descansar mientras Warren se queda vigilando la oficina del sheriff, pensando en como pedirle perdón a Nuria mientras acaricia un amuleto que le regaló hace tiempo ella. A la mañana siguiente, que hace un día soleado y tras un provechoso desayuno que se come Warren y Sam en un saloom mientras Edward vigila en la oficina del sheriff, pasean hasta llegar a la estación de ferrocarril y ambos hombres recogen los telegramas de respuesta de quienes son Aldoni y ya, sus dos póstumos guardaespaldas

(Harry y Frank). Al volver a la oficina, leen las respuestas, dándose cuenta de que los tres hombres que han amenazado a Shane son violadores. Estuvieron encerrados los tres en la cárcel de Colorado por diversas denuncias de acoso de mujeres, aparte de otros delitos que incluyen el chantaje, el robo y el asesinato. Parece ser que allí se conocieron los tres y decidieron montar su propia asociación. Se convirtieron en jugadores profesionales de cartas y comenzaron a ganar al juego, amedrentando a los jugadores cuando les debía dinero hasta llegar a Shane.

Sam y Warren vuelven al saloom de Jack Lemond para preguntar por Cassie. Jack se rasca la barbilla y después el bigote acicalado, sin saber cómo decir.

-Ella está bien. Se ha despertado hace poco, pero el chico, su prometido.

-¿Dónde está?-pregunta Warren, sabiendo la respuesta.

-Me ha dicho que volvería en nada de tiempo.

-¿Podemos hablar con Cassie?-interviene Samuel.

-Claro. Está arriba. Según Shane, se ha despertado hace ya media hora.-confirma Jack Lemond.

-Edward, busca a Shane y tráele aquí antes de que cometa otra locura.-ordena con educación Warren.

-De acuerdo, jefe.

Los tres ayudantes se ponen en marcha. Mientras Edward sale por la puerta vaivén del local, Sam y Warren suben al segundo piso y abren la cuarta puerta de la izquierda, donde se encuentra Cassie, tumbada en la cama. Tanto el sheriff como su ayudante pasan a la habitación con permiso de la huésped. La habitación, aunque esté en penumbra, se puede ver . Se acercan a ella. Cassie se incorpora un poco, apoyando la cabeza en una almohada, en el cabecero de la litera. Dolorida por los moretones que aún tiene visibles tanto en el rostro, como en otras partes de su bello y esbelto cuerpo. Por el aspecto de los golpes parece que tardarían en desaparecerles a largo plazo. La joven mejicana pregunta con una débil voz.

-Buenas, ¿Qué desean?

-Cassie, soy el sheriff Warren Filton y este es mi ayudante Sam Liverpool. No sé si te acuerdas de nosotros, hace algún tiempo, te salvamos a ti y a tus amigos de un brote en el saloom de John Kruger.

La joven mejicana hace algo de memoria y enseguida se acuerda.

-Sí, ya me acuerdo.-sonríe, levemente, antes de averiguar que su prometido no ha vuelto al cuarto. Enseguida cae en la cuenta.-¿Están aquí por Shane, no?

Warren afirma con la cabeza.

-¿Pueden abrir la contraventana, por favor?-indica ella.

-Desde luego.-dice Sam, yendo a abrirla.

Cassie comienza a recordar lo que le ocurrió ayer mientras estaba alojada en el otro saloom y cuando Warren le pregunta por su novio Shane, ella les cuenta la verdad a ambos hombres. Tras ser agredida por Aldoni y sus hombres tras haber amenazado a Shane para que les devolviera el dinero que él había ganado limpiamente, les confiesa que Shane le hizo prometer que se vengaría de esos hombres por haberla agredido.

-¿Dónde está Shane? Necesitamos encontrarlo antes de que mate al último de sus agresores.

Cassie tuerce el morro y luego les confiesa donde se aloja Aldoni, dado que se lo había dicho Shane antes de marcharse.

Sam y Warren salen rápidamente del cuarto y del local y se cruzan en mitad de la calle con Edward. El último levanta los hombros y dice.

-Ni idea de donde se aloja ese Aldoni. Y no consigo encontrar a Shane.

-Ya sabemos dónde está.-asegura Warren.

Pasan pocos minutos desde que los tres hombres de la autoridad hallan a Shane apuntando con su revólver a Aldoni, que está montado en su caballo y algo temeroso. Aldoni, con su color de piel café oscura, está asustado por verse amenazado por el joven Shane a lo lejos, ve el final de su vida. Hay una cierta lejana entre pistolero y posible víctima. El sheriff y los ayudantes desenfundan sus respectivos revólveres y apuntan a Shane a la vez.

-Tira el revólver, chico. Es una orden.-ordena Warren.

A Shane no le importa morir, pero dejaría huérfana a su prometida. Tras pensárselo un buen rato y con los ánimos a flor de piel por la tensión que están viviendo, al final baja el revólver. Los otros tres también. En ese momento, Aldoni aprovecha para galopar lo más lejos posible de Villa Rocosa. Los otros cuatro lo ven irse.

-Y como siempre pienso, donde no llega ley, llega el revólver.-dice Sam.

-Le atraparemos, pero sí podemos, por la vía legal.-asegura Warren, viendo a Shane saltándose las lágrimas mientras se endurecía.

-¿Y ahora qué vais a hacer?-pregunta Shane preocupado.

-Bueno, tendría que detenerte por haber matado a dos personas mientras dormía, ¿verdad? Pero esas personas eran escoria. Y aunque matar sea un delito, alguien lo hizo por Cassie.-dice Warren.

-¿Así que no va a detener?-se sorprende Shane.

-¿Vas a confesar?

El joven mira al frente y luego a Warren antes de responder.

-Creo que no.

Pasa un rato hasta que Warren se planta delante de la puerta principal de su vecina, debajo del porche y llama con los nudillos. Ella le abre y él le entrega un amuleto que le dio hace tiempo como promesa de amor. Nuria, con su melena larga morena al viento, le pide que pase. Filton sonríe. Juana, desde el porche de su jefe, que está al lado, se alegra de que el sheriff se reconcilie de nuevo con la vecina.

Horas más tarde, Sam, Warren y Nuria, en el saloom de Jack Lemond conocen a Aisha mientras toman unas cuantas cervezas.

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