8x05:Perros de caza
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Pasa tiempo desde que resuelven ambos casos. Megalyn Cabrera se está recuperando del secuestro que sufrió hace un tiempo, gracias entre otras cosas, al apoyo de su jefe, David Lee, y el alcalde de Villa Rocosa, y de la hermana de ella, Jessica.
Primer caso.
Es una tarde cualquiera donde se ve el cielo encapotado, pero del cual no cae una sola gota. En la casa del alcalde David Lee, las hermanas Cabrera están limpiando la morada. Una en el piso de arriba, otra en la de abajo. De repente, Jessica, que está tendiendo la ropa en el patio, para colgarla en una cuerda acto seguido, ve a lo lejos una casa de la cual comienza a echar arder en el interior. Ella, asombrada y asustada, llama a su hermana Megalyn. Tira la prenda al suelo. La otra joven la escucha y Jessica, nerviosa, explica la situación. En ese momento, las dos huelen a humo a lo lejos y gritan el nombre de su jefe por toda la morada. David Lee no responde. Deciden salir a las caballerizas e ir ellas mismas a Villa Rocosa. No tardan ni cinco minutos, cuando las criadas informan a Edward Richards, que está solo en la oficina del sheriff, en ese momento, acerca del suceso. Ellas se presentan ante él como las hermanas Cabrera y criadas del alcalde. El tipo, junto a las jóvenes salen del lugar, cerrándolo tras de sí. Se suben a sus respectivos animales y trotan como alma que lleva el diablo hacia el rancho incendiado. El lugar de los hechos es un rancho de dos pisos y una buhardilla, donde en el interior, el fuego es el rey, que está devorando cada cosa que se encuentra a su alrededor. Tiene un pequeño rancho alrededor rodeado de una gran valla vieja y carcomida. Los tres se bajan de sus respectivos animales y ven a David Lee tosiendo mientras coge otro cubo de madera lleno de agua de una fila de barreños que hay en el suelo, cerca de la morada, para llevárselo al interior. Su ropa está arrugada y huele a humo. Edward decirle ayudar, cogiendo otro barreño y metiéndose dentro del lugar. Tardan más de media hora en controlar el incendio, apagando el fuego en el piso de arriba y en la buhardilla-que son las zonas afectadas.- Tras asegurarse de que no hay heridos a la vista, el ayudante decide regresar con las criadas y David, que se ha unido hace nada. En el grupo, hay un hombre de estatura baja, el cual no le suena mucho a Edward. David presenta al desconocido al equipo como Martin. Tanto el alcalde, como Martin dan las gracias a los demás por la ayuda. Y David perdona a las hermanas Cabrera por haberse dejando su morada abierta, y las tareas sin hacer. Jessica se muerde las uñas. Martin es un enano, con los ojos azul claro y facciones grandes. Calvo. Mira con picardía a las hermanas Cabrera, pero más a Jessica. Le encantan las mujeres que se muerden las uñas. Se acerca, con disimulo para darle una palmadita en el culo, admirando sus pechos, cuando ella misma y su hermana se quejan y se enfadan con él. Megalyn gruñe mientras le mueve un dedo en signo de negación a este para que no se acercase a ellas. Martin se aleja, volviéndose a colocar en su posición inicial, al lado de David. Pide perdón. Los otros hombres lo aceptan. Edward interroga a David y a Martin para saber que ha pasado y si hay alguien que haya resultado herido. Ellos le aseguran que entraron porque creyeron que Jota, el dueño del rancho, y jefe de Martin, no había salido. El hombre calvo pide al ayudante que vaya con él a buscarlo. A lo que el otro le responde.
-De acuerdo, pero compórtese, ¿entendido?
Martin obedece, tocándose la perilla castaña. Antes de separarse el grupo, el tipo calvo le guiña un ojo a Jessica mientras la lanza besitos. La criada negra lo aborrece. Martin comienza a andar delante de Edward de nuevo hacia la casa. Edward piensa que Martin es un maleducado, aparte de algo granuja con las mujeres. El hogar carbonizado sigue oliendo a quemado todavía. Las cosas que había ya están bajo una capa de cenizas, igual que el resto de las habitaciones. Martin vocifera el nombre de Jota por toda la estancia. Ninguna respuesta. Suben unas escaleras al piso de arriba mientras el hombre calvo le dice a Edward que el incendio se produjo en el piso de arriba. En ese momento, Martin se sorprende entrando en el cuarto donde estuvo con Jota la última vez.
-Joder.-se asusta, echándose para atrás Martin.
Ambos ven un cuerpo carbonizado en el suelo de madera. Martin añade.
-Veo que no lo consiguió.
-¿Conseguir qué?-pregunta Edward.
En ese momento, aparece Dick East, que vocifera el nombre de Edward por todas partes. El ayudante del sheriff indica al doctor donde se encuentra. Cuando llega el viejo galeno arriba, se sorprende también al encontrarse a Jota en el suelo, sin vida. Aunque el fuego ha consumido la mayor parte del cuerpo, se puede distinguir como era la víctima. Es un tipo alto, con el pelo rubio rizado, de ojos azul claro y facciones medianas. Caucásico. Parece majo por la expresión que se le queda tras haber muerto. Dick asegura que le conocía y que estaba enfermo. Era un borracho y un ludópata. Edward ya conocía esas historias. El ayudante del sheriff mira a Martin con sospechas y le exige una explicación. Sabe que Jota solo tenía a Martin como criado, dado que nunca se casó y sus seres queridos habían muerto. El tipo calvo comenta que Jota quería enseñarle un testamento que había hecho. Martin y él comenzaron a discutir por la cantidad de dinero que ponía en el documento, cuando Jota golpeó contra el suelo la lámpara de queroseno, quemándose enseguida.
-En fin, a veces una disputa puede matarte.-dice Martin con un tono de gracia.
-Enséñame las manos, por favor.-pide amablemente Edward.
El otro las extiende arriba y luego las pone bocabajo. Edward no sabe si realmente ocurrió de esa manera, dado que no hay más testigos, ni pruebas contra él. Quiere comprobar que no hay ningún fragmento de la lámpara en las prendas de Martin, y efectivamente, no hay nada. El hombre calvo dice de mala gana.
-¿Puedo irme ya a ver qué me dicen de esta casa consumida por el fuego?-mira arriba.-Gracias, cabrón.
Edward, junto a Dick se marchan de la morada incendiada tras a ver echado un vistazo el doctor al cuerpo del difunto y verificar que hay pequeños fragmentos de la lámpara de queroseno, pegados a la víctima chamuscada. Puede ser cierta la historia de Martin.
Más tarde, tras haber entregado al enterrador el cuerpo sin vida de Jota, vuelven a Villa Rocosa. Juntos van al saloom de John Kruger y ambos ven a Jack Lemond hablar con el dueño. La estancia está abarrotada de lugareños y extraños. Se sientan en una mesa libre y el ayudante pide unas cervezas, invitando él. En otra mesa, está Megalyn, Jessica y David Lee tomándose también algo. La primera se acaricia el pelo mientras se sonroja cuando su jefe le dirige la palabra. Cree que se está enamorando de David Lee.
Segundo caso.
Mientras Edward investiga el incendio del rancho de Jota, a Warren Filton le avisan para que vaya a otra vivienda grande, alejada algo del pueblo. Dicha vivienda pertenece a un hombre llamado Juan. Antes de galopar para allá, el sheriff avisa a José Sánchez en su consulta. El doctor y él van trotando con sus respectivos caballos hasta la morada de Juan. Este hombre es un terrateniente rico y aparte, amaestra perros de caza. El sheriff va junto al galeno, un criado de Juan y el dueño hasta el escenario del crimen, unas caballerizas que hay cerca de la gran casa de tres plantas. Juan es un hombre alto, bien vestido, calvo y con un bigote moreno pequeño acicalado.
Sus ojos color avellana transmiten una mirada fría y temeridad. Delgado y algo fornido. Aunque parece buena persona, es algo excéntrico y egocéntrico. Matt es un tipo calvo, con un mostacho grande y pelirrojo. También lleva prendas caras por la forma en la que viste y espigado. Juan declara que el criado que los acompaña le encontró hace una hora, más o menos. Y que era uno de sus mejores amigos. El cadáver comienza a descomponerse poco a poco. Warren ve algo raro en el dueño, y es que no muestra pena alguna por más que fingiera dichas lágrimas, pero no tiene prueba alguna de que esté mintiendo. Sánchez analiza al difunto, echándole un vistazo rápido. El médico se pone bien sus gafas de culo de botella y comienza a analizarlo. Al final, ambos ven que a Matt le dispararon por detrás con un calibre grande, un revólver o un rifle. Hallan también muchas mordeduras de perros. Filton y Sánchez ven que la víctima está junto a un montón de huellas de animal. Se percatan de que pisadas de humano y de animal están mezcladas en el barro de la caballeriza y todo el trayecto que la víctima corrió. Filton, saliendo de la caballeriza, ve a pocos metros unas jaulas apiladas cuadradas, donde en el interior de cada una de ellas, se hallan perros agresivos, entrenados para cazar. José sale y acompaña al sheriff hasta las celdas de madera vieja y podrida de los animales. Los chuchos ladran, enseñando sus dientes.
-¿En qué piensas?
-En que a Matt le dieron caza hasta que murió. Algo malo pasó... y acabó mucho peor.-dice Warren.
En ese momento, Juan se acerca a los hombres y Warren decide interrogarlo de nuevo, al ver sangre en las bocas de los perros.
-¿Y esa sangre?-pregunta el sheriff a Juan.
El otro enmudece.
-Creo que alguien hizo participar a su amigo Matt en un juego de caza muy peligroso en su rancho, usando a sus perros. Y estos le asesinaron, después de que alguien efectuase un tiro por la espalda a su amigo. Y dado que no tiene vecinos, ¿qué sabe usted de eso?-pone una sonrisa falsa.
Juan se defiende ante las sospechas que el sheriff tiene. Dice donde estaba en el momento que mataron a Matt. Warren le dice que lo corroboran y pide hablar con el resto de los empleados del dueño. Juan acepta de mala manera, aunque educadamente. Los testigos se llaman Cassandra, Will e Irwin. La mujer es una belleza de rostro. Con el cabello largo hasta los hombros. Rubia, con los ojos claros. Esbelta y al igual que Juan y Matt, bien vestida. Will es un hombre maduro, algo grueso y con poco vello, ojos claros. E Irwin es un hombre alto de estatura y espigado. Padece de algún trastorno por la forma en la que habla. Cassandra es la amante de Will. Todos se odian entre ellos por la forma en la que responden a Warren las preguntas que él les hace sobre Matt, el sí tuvieron coartada para la hora del crimen. Todos afirmaron tener una coartada durante el asesinato. Aparte, Warren descubrió por boca de Cassandra y de Will que Matt y la mujer de Juan, Carla, que no estaba allí en aquel momento, tuvieron un romance. Filton sospecha de que a lo mejor Juan lo supo y mató a Matt, pero tiene que tener alguna prueba. Pregunta al dueño dónde está su mujer y este le contesta que fuera. Luego volverá. Filton acepta volver después. Investiga el terreno y las caballerizas, que huelen fatal, pero es un olor del que ya están acostumbrados, que ni se dan cuentan. El sheriff no halló ningún casquillo tirado en el suelo, así que, o bien lo recogió el asesino tras el crimen, o le mató con un rifle. Sin más, ayuda al galeno a trasladar al difunto al cementerio. Tras eso, ambos se van a comer a locales distintos de Villa Rocosa. Pasa la tarde. Son las siete y media de la tarde cuando Warren recibe una visita inesperada en la oficina. Él está solo. El juez Carmen y Larry, pidiendo a Warren que tenga cuidado en acusar a Juan del crimen de Matt, dado que el propio dueño son amigos de ambos y les ha mencionado que Filton le acusaba de haber hecho algo. El sheriff se lo aclara, defendiéndose de que él tiene una teoría, nada más, sin pruebas todavía. Cree que el romance entre Matt y Carla pudo haber sido el detonante de ese asesinato. Larry y Carmen le aseguran que es imposible y que no le acuse sin tener algo contra él, dado que es un hombre con poder. Cansado, Warren, sustituido por uno de sus ayudantes, se va a casa a dormir con su mujer. A la mañana siguiente alguien llama insistentemente a su puerta. Hace una mañana con una lluvia suave en la cual Filton no le importa que haga. Piensa, "otro día más con la misma tarea." Sin más, se levanta de la cama y se percata de que su mujer y vecina no está. Supone que estará haciendo cosas en su casa, dado que escucha sonidos por una ventana, pertenecientes a la morada de al lado.
Abre la puerta y ve que son Kevin Notherland y Timoty Houston. Los resguarece de la lluvia, invitándolos a su casa. Les invita a su cocina y les ofrece unas pastas. Ellos aceptan y le cuentan al sheriff lo que un barman ha descubierto en una de las habitaciones de su saloom. El dueño, amablemente, les ha pedido a Kevin y a Timoty que fueran a avisar a Warren. Parece ser que se trata del cadáver de Irwin, por la forma que el dueño lo ha descrito. El sheriff cierra su casa tras de sí, con sus invitados fuera y va con los otros dos a la consulta de Dick. East le dice que está encantado de ayudarle en este crimen. Kevin y Timoty vuelven a sus respectivos trabajos tras haber guiado a los otros dos al segundo escenario del crimen. Warren, tras haber hablado con el dueño y los pocos clientes que vieron a Irwin la noche anterior, sube al cuarto donde está alojado. En él, halla una pista interesante: hay una escrita donde pone "Sé lo de Matt. Quiero 1000 dólares, o iré al sheriff". Filton piensa en que había alguien del grupo que sabía lo del crimen. Además, no se creyó que nadie escuchase un tiro desde el interior de la morada, dado que murió en las caballerizas del mismo rancho. Los testigos mintieron y alguien chantajeó al asesino, pero, ¿por qué no comentaron nada de esto? ¿Por miedo?, piensa Warren mientras espera a que Dick termine el vistazo al difunto.
El doctor le comenta que murió de un disparo por la espalda. A lo que Filton añade.
-El criminal tiró a matar como un cobarde a su chantajista.
-¿Qué?
Warren le explica su teoría sobre este caso y también corrobora la historia de las personas que escucharon el tiro hará una hora, aunque no vieron salir a nadie después del saloom. Piensa que a lo mejor salió por detrás. Tras eso, se lo agradece a Dick. Ambos dejan la ventana de la habitación abierta para que se airee la estancia. Tras eso, sacan el cadáver de Irwin, que pesa mucho, y se lo llevan al cementerio. Le da las gracias a Dick East y el sheriff se monta en su caballo, cabalgando a la mansión de Juan. Piensa en si alguna vez interrogará a Carla, la mujer del sospechoso. Estando allí, Filton conoce a Carla, que está sentada en una mecedora, en el pulcro porche delantero. Carla es una mujer madura, rubia, con el pelo hasta los hombros y bien vestida. Sus facciones son grandes. Ella está hablando con Cassandra y ambas son interrumpidas educadamente por Warren. Carla le ofrece asiento al sheriff y este, amablemente, las interroga, queriendo saber el porque les mintió acerca de que no escucharon el tiro que mató a Matt. Las otras callaron. Warren, queriendo saber la verdad, las presiona suavemente hasta que Carla admite lo del romance con Matt y que Cassandra testifica que fue Juan quien amenazó a los demás para que no dijesen nada sobre el crimen de Matt. Irwin, al no hacerlo y querer chantajearlo, lo pagó caro, deduce Filton. Tras eso, y con los testimonios escritos, va a la segunda planta, donde se encuentra el asesino. Juan, sorprendido, deja pasar a Warren al cuarto. Le invita a sentarse frente a él. El cuarto donde está es amplio, limpio y ordenado, incluso la mesa grande de madera donde Juan trabaja. Hay cinco montones de papeles ordenados. Warren le enseña las declaraciones de Cassandra y de Carla, y el chantaje escrito cuando el otro comienza a advertirle que deje de husmear en el caso. Juan, se pone nervioso, limpiándose su calva y su pequeño y acicalado bigote con un pañuelo al ver las pruebas.
-Lo hizo usted, ¿verdad? Asesinó a Matt por el romance que tuvo con su mujer y a Irwin porque le chantajeó. Sino confiesa, uno de los testigos que le vio cometer ambos crímenes, lo hará.-amenaza Warren.
Juan suelta una falsa sonrisa.
-Quiero un abogado.
-Adelante, escríbale. Pero que sepa, que al final la verdad saldrá a la luz, aunque yo pierda. Pero no creo que su mujer, ni sus amigos quieran saber más de usted cuando se sepa que es usted un asesino.
-¿Y eso por qué?
-Porque su mujer tiene influencias. Y puede dejarle arruinarle la vida cuando quiera. Y llevarse a sus perros.-añade Filton, mintiendo.
Los ojos de Juan se petrifican.