6x05:Cervezas

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Pasa un tiempo desde que Warren resuelve el caso del negocio ilegal de mandingos, el crimen de Meta y el de Jeannette.

Primer caso.

Anteriormente

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Es un día de finales de primavera.

Warren investiga en una calle cercana a la principal del pueblo el crimen de Trevor, un vecino joven que no estaba pasando por un buen momento con su mujer, Jennifer. Trevor es un hombre fornido, de grandes facciones, rubio y de ojos claros. El difunto no tiene ningún orificio de bala, ni de puñalada. José, analiza el cuerpo y al final no sabe cómo murió exactamente. Lo único que ve es que podrían haberlo estrangulado por la forma de espanto que tiene en el rostro. Pero solo es una teoría. Aunque el caso parece fácil porque ya han encontrado a la asesina, Jennifer, Warren tiene dudas. Han acusado a la mujer cinco testigos: David Lee, Archie, John Kruger, Jack Lemond, Kevin y un marshall que está de paso llamado Lindsey. Los cinco hallan a la mujer arrodillada junto a su esposo tras haber presenciado lo que parecía una pelea física antes entre la víctima y su mujer. Uno de los testigos fue a avisar tanto al médico como al sheriff mientras los otros retenían al posible culpable. Jennifer es una mujer madura, cabello rubio y delgado. Lleva vestimenta elegante y cara. El marido va vestido con camisa a cuadros, llevando un peto por encima. Huele un poco mal. En ese momento, tras la declaración de los cinco hombres, llevan a la sospechosa a la horca tras admitir que se había peleado con su joven esposo, llegando a las manos, la noche anterior. Filton habla con Marshall. Un tipo de expresión ruda y fornida. Uniformado y con el cabello canoso. Tiene facciones grandes y ojos claros. Lindsey asegura que fue ella la que posiblemente mató asesinó a su marido, aunque no tiene pruebas, ni tampoco conoce a la pareja.

Actualmente. El momento de la ejecución de Jennifer.

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Warren ve en la plaza del pueblo a Jennifer subida a un pequeño taburete, donde arriba, encima de ella, tiene una rama de un viejo árbol que no ha sido regado recientemente. De esa rama pendía una soga que alguien había puesto para colgar a la mujer. Jennifer, muerta de miedo, reza. Filton ve a los cinco hombres presenciar ese ahorcamiento cuando deciden hacer algo. Por eso, se acerca a Archie y le pide que recuerde lo que vio en realidad. Al final, el joven asíatico testifica que solo vieron a la mujer arrodillada junto al cuerpo del difunto, nada más.

No presenciaron ninguna pelea, como testificaron en un primer momento. Warren pide al juez que atrase la ejecución y que le dé un plazo de una hora para averiguar lo que realmente le ha ocurrido a Trevor. El magistrado se lo concede. El sheriff habla con el médico y van a la consulta del galeno. Jennifer se lo agradece, aún temblando la voz. A lo que Filton responde: "es mi trabajo". En ese momento, la gente abuchea a la mujer y el sheriff ordena que la dejen en paz. En ese momento, Lindsey pide unirse a la investigación. Warren lo admite.

Más tarde, tras un breve descanso, Lindsey, Warren y José averiguan que Trevor es alérgico a muchas cosas, entre ellas, a las abejas. Por eso, los tres hombres regresan al cementerio donde se halla el cuerpo actualmente tras un primer vistazo del doctor. Junto al enterrador, desentierran el apestoso cadáver de Trevor y ven, tras una intensa búsqueda por su cuerpo lo que podría ser una picadura, con un aguijón clavado. A lo que Lindsey añade.

- Ahora solo hace falta encontrar a la responsable. 

Los tres ríen.

Cabalgan, volviendo al escenario del crimen. Realizan otra intensa búsqueda, hallando a una abeja muerta en la tierra. Filton deduce:

-Pudo ocurrir lo siguiente. Jack, John,Kevin, Archie, David, y usted, Lindsey, presenciaron una disputa entre Trevor y Jennifer, que llegó a las manos, pero ella no fue la quien la mató.

 José añade. 

-La abeja. 

Filton afirma con la cabeza. Lindsey recuerda haber visto a Trevor hacer aspavientos con las manos, y conjetura. 

-No pegaba a su mujer. Sino intentaba quitarse a la abeja de encima. 

-Jennifer se arrodilló para, seguramente, socorrer a su marido.-conjetura Filton. 

Lindsey pide disculpas al sheriff por haber mentido. El otro las acepta.

Lindsey se marcha del pueblo.

Jennifer, en el saloom de John Kruger, confirma ante el sheriff, que tal vez pudo ocurrirle eso a Trevor. El sheriff sonríe que no la hubiesen ahorcado. "Caso cerrado, ¿no?", pregunta la mujer. "Eso parece" respondió el otro.

Chocan las cervezas.

A lo lejos, en la intemperie, se ve a una abeja volviendo a su colmena.


Segundo caso.


Mientras que Warren investiga el crimen de Trevor, Edward Richards y Samuel Liverpool son avisados en la oficina por un lugareño para que acudan al saloom de Josh Wincott donde se ha encontrado el cuerpo de un extraño en una de las mesas. El propietario, con cara de pocos amigos, acompaña a los hombres de la autoridad hasta la mesa donde está la víctima. Mientras él hacía eso, Mary, su nueva y única ayudante, atiende la barra. La joven es una mujer. Cara agraciada. De facciones medianas y labios pintados. Su pelo es moreno y ondulado.

Sus ojos son marrones y llamativos, al igual que el resto de ella. Edward admira a esa joven por la esbelta figura que tiene, aparte de vestir elegantemente. Él, y todos los demás piensan que esa joven es dulce y amable. Edward y Samuel analizan el escenario del crimen mientras interrogan a todos los que están en el lugar. El difunto es joven, como Mary. Entrajetado y con el pelo rubio acicalado. Sus ojos color verdes oscuros están abiertos como platos. Él está sentado frente a una mesa redonda de madera pequeña. Frente a él hay un plato de carne con patatas y una cerveza que está por la mitad. A Liverpool le da una sed, pero se contiene dado que hace nada había comido y ya no le cabe nada más en su estómago. Todo el mundo, excepto Mary y Josh identifican al muerto como un desconocido más. Un transeúnte apuesto que había parado en Villa Rocosa por casualidad. El dueño y su ayudante le identifican como Chase. Sánchez, ve en la cerveza, en el fondo, unos polvos casi indetectables si no llega a ser porque derrama el líquido en otro recipiente de cristal. Luego, echa un vistazo al rostro de Chase y se percata que sus labios están hinchados. Deduce que ha sido envenenado. Comenta su teoría a los hombres de la autoridad. Edward y Samuel interrogan a Mary y ella, aunque estuvo en la barra todo el tiempo, no sabe quién ha podido envenenar a Chase. Los hombres notan un gesto en la joven que no les gusta y saben que oculta algo. Aunque no tienen nada contra ella. Más tarde, Sam y Edward, tras haber cenado y descansado un poco en sus respectivas casas, vuelven al caso, preguntando por las calles de Villa Rocosa acerca de si Mary tenía algún tipo de relación con Chase. Es en ese momento cuando varios lugareños, incluyendo el propio Wincott, declaran que Mary y el difunto tenían un lío amoroso. Más tarde, en el saloom de Josh, los hombres de la autoridad interrogan por segunda vez a la joven morena, sin llegar a ningún lado. A Sam, de repente se le ocurre una idea cuando uno de los empleados del banco Cienfuentes, declara haber visto a la víctima abrir una cuenta bancaria.

Ya es muy tarde. La noche tranquila estrellada hace que los hombres de la autoridad se vayan a sus respectivas casas a dormir.

A la mañana siguiente, ambos hombres se plantan en el banco del pueblo y preguntan a Sean Lambert. Este está más delgado, pero a la vez de fornido. Con barba de hace pocos días. Y con el cabello moreno acicalado. Tras buscar en los diferentes cajones que hay alrededor de su mesa y preguntar algún que otro compañero, halla los documentos que quieren los hombres de la autoridad. Hace una mueca y les explica, que Mary les había mentido en relación a que no conocía a Chase.

-Llevaban juntos mucho tiempo. Incluso desde su distanciamiento.

-¿Qué distanciamiento?-pregunta Samuel.

A lo que Sean responde.

-Mary vino aquí, a Villa Rocosa hace unos meses. Es ahí cuando me refiero a su distanciamiento. Pero aquí hay algo raro.

-¿El qué?

-Chase vino e hizo movimientos en su cuenta. Creo que se iba a separar de Mary.

-¿Y si eso pasaba?

-El dinero pasaría a ser propiedad de una tal Alicia Brown.

-Y eso, seguramente, no le gustó a Mary.-interviene Edward.

Ambos hombres agradecen al banquero su colaboración y vuelven al saloom de John Wincott. Allí, ven a Mary llorando sola, en la barra. Aparte, está echando por el fregadero el láudano que había empleado en el crimen. Sam y Edward hacen que se acomode en una silla y la preguntan acerca de lo que pasó realmente con Chase, enseñándole algunos documentos bancarios. Y sobre quién es Alicia Brown. Mary se echa las manos a la cara y confesó el crimen.

-Yo no quería hacerlo, pero cuando él me iba a dejar por esa. Por esa. Íbamos a casarnos a finales de año. Lo teníamos todo previsto y de repente, él me deja por esa puta.

-Y todo el dinero iría a parar a ella, ¿no?-conjetura Edward.

-Era nuestro dinero. No estaba dispuesto a compartirlo. Ni a él tampoco.-confiesa ella, apretando las manos en forma de puños.

-Por eso lo mató, ¿verdad? Esperó a que no hubiese nadie en el saloom para echar el veneno en la bebida y discutió con él.-conjetura Sam.

-Y cuando él ingiere la bebida y empieza a marearse hasta caer muerto en la mesa, usted no lo socorrió.-sigue Edward.

-El amor es así a veces.-sentencia ella, con lágrimas en los ojos.

-No lo hizo por amor. Lo hizo por despecho.-termina Samuel con una mueca.

Los dos hombres de la autoridad detienen a la muchacha delante de Josh Wincott. Se la llevan del saloom. Josh se acerca a Sam cuando ve al otro ayudante llevarse a la presa a la oficina del sheriff y asegura, poniéndose a la misma altura que Liverpool.

-Sabes, nunca me cayó bien esa chica. Había algo que no me convencía. Y eso que estuve semanas trabajando codo con codo con ella.


Ya es de noche. Edward está regresando a su casa de una planta cuando se percata de algo extraño en el ambiente. Ve que la puerta de su casa está abierta y entra, desenfundando el revólver. Ve a Juan Villa en el salón y le pregunta qué es lo que quiere. El mejicano, esta vez con vestimenta marrón claro, de presidiario y con un revólver apuntando tanto a Marina Rojas, como al hermano de Edward, Frank, responde que quiere dinero y venganza por haberle metido en la cárcel. Frank es el hermano mayor de los Richards. Fornido como un toro y seguramente si estuviese frente a Juan Villa en un combate mano a mano, le ganaría. Edward piensa que Villa le debió de noquear con la culata del Colt 45.

-Dame una buena razón para no matarte-dijo Edward, cabreado, apuntando al preso.

En ese momento, entra Samuel Liverpool y ordena a Juan que baje el arma. El otro no lo hace y Edward ve un tiro certero en el hombro. Aprieta el gatillo, hiriéndole. Ambos ayudantes llevan detenido a Juan a la oficina. Edward piensa que debería haberlo matado.

Más tarde, Edward se reúne con Marina Rojas y su hermano Frank en un saloom. Feliz de que todo acabase bien.


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